Italia

La abstención y la indefinición política dañan al centro–izquierda

La extrema derecha gana terreno en Italia

Por Miguel Mora
Corresponsal en Italia
El País, 30/03/10

Resultados en las elecciones regionales

Partito Democratico, 5.843.420 votos (26,10%)

Italia dei Valori, 1.626.416 votos (7,27%)

Sinistra ecologia e libertà, 678.309 votos (3,03%)

Federazione della Sinistra, 612.321 votos (2,74%)

Lista Bonino–Pannella, 124.831 votos (0,56%)

Alleanza per l'Italia, 130.925 votos (0,58%)

Liste governatori centrosinistra, 860.622 votos (3,84%)

Popolo della libertà, 5.994.741 votos (26,78%)

Lega Nord, 2.749.176 votos (12,28&)

La destra, 158.579 votos (0,71%)

Liste governatori centrodestra, 1.749.174 votos (7,81%)

La Liga Norte, el único partido que gana votos, es el claro triunfador.– La abstención y la indefinición política dañan al centro–izquierda, que pese a todo mantiene siete regiones y casi empata en sufragios con Berlusconi

Roma.– Los resultados definitivos de las elecciones regionales italianas confirman el tsunami histórico de la Liga del Norte. El partido más antiguo del país, aliado xenófobo del Gobierno de Silvio Berlusconi, casi triplica sus votos respecto a hace cinco años, y obtiene un 12,7% a escala nacional. Gracias al mensaje visceral y organizado a la vez de Umberto Bossi, y al desastre del centro izquierda en Lacio, Calabria y Campania, Berlusconi no paga el peaje de mitad de mandato y arrebata cuatro grandes regiones al centro izquierda, aunque el Pueblo de la Libertad del primer ministro logra el 26,7% de los votos frente al 26% del Partido Demócrata.

Ese empate virtual castiga sin embargo más al PD, que venía de una situación soñada y se despierta en la cruda realidad: antes del fin de semana gobernaba once regiones y 34 millones de personas; hoy gobierna siete regiones con 16,8 millones de personas, mientras la derecha pasa de administrar dos regiones a conducir seis: de 14,7 millones de personas a 32,6 millones.

Paradójicamente, el plebiscito que planteó Berlusconi no acaba en un arrollador triunfo personal del primer ministro. Pese al triunfalismo de los medios conservadores y el derrotismo de los progresistas, Il Cavaliere salva la cara pero anda muy lejos de movilizar a las masas. El PDL logra 5,9 millones de votos frente a los 5,8 millones del PD. La abstención golpea a los dos grandes partidos nacionales, y es la Liga el motor real de la derecha. La formación xenófoba crece tanto que presentándose solo en el centro–norte consigue cerca del 40% de los votos de su aliado, 2,7 millones.

Respecto a elecciones anteriores, Berlusconi pierde fuelle de forma evidente: su 26,7% supone casi cinco puntos menos respecto al 32,3% de las europeas de 2009, y casi siete menos respecto a las generales de 2008. Incluso si se compara con el desastre de hace cinco años en las regionales, sale mal parado: entonces obtuvo el 31,4%. Pese a todo, el primer ministro ha interpretado hoy el resultado como "un premio al Gobierno". Mientras lo decía, el ministro Renato Brunetta iba perdiendo por diez puntos el recuento de los votos del ayuntamiento de Venecia.

Avance de la Liga Norte

La cita se recordará sobre todo por el avance de la Liga, único partido que mejora sus números en todas partes: rompe su techo histórico con el 12,7% de los votos a escala nacional, alcanza picos del 40% en muchas ciudades del Véneto y Lombardía, y se anota una victoria inédita en Piamonte con un candidato joven y mediocre como Roberto Cota. El líder del centro izquierda, Pierluigi Bersani, ha resumido hoy ese éxito de una forma peculiar: "Al Norte y sobre todo en Piamonte nos ha arruinado la lista de Beppe Grillo. Allí el desahogo lo expresan así: quieren votar contra Berlusconi y votan a Bossi".

De hecho, los verdes padanos duplican su porcentaje en el Piamonte con un 16%; vuelan en Lombardía del 15% al 27%; en Liguria obtienen el 10% y en regiones rojas como Emilia Romaña triplican sus votos hasta el 14%; en Las Marcas y Toscana superan el 6%, y bajan hasta Umbría donde superan a los democristianos de la UDC. Bossi ya ha empezado a pasar la factura, y hoy ha reclamado la alcaldía de Milán. El PDL ha descartado entregársela.

¿Un giro a la extrema derecha, pues, del electorado italiano? A primera vista parece indiscutible. El norte del país, la parte productiva, reclama sobre todo un nuevo reparto federal del dinero público. Pero una lectura atenta de los datos plantea algunas cauciones. El gran mensaje político de las elecciones es el hartazgo del electorado, la antipolítica: la abstención crece ocho puntos respecto a hace cinco años: ha votado el 63,6% del censo, la cifra más baja desde que nació la República italiana en 1948. 14 millones de personas se quedaron en casa mientras 26,3 millones fueron a votar. Uno de cada tres prefirió no hacerlo.

Por otro lado, el centro izquierda se hace con más regiones que la derecha, siete contra seis. La victoria puramente numérica no es un gran consuelo. Comparado con la última cita, que acabó once a dos, es más bien un desastre. Pero era imposible un resultado semejante. Aquellas elecciones fueron una debacle descomunal para Berlusconi, un resultado a la búlgara que rara vez se produce en las democracias occidentales. Il Cavaliere estaba en el ocaso de su segundo mandato, y Romano Prodi acababa de dar forma a la Unione, la gran alianza de izquierda que se hizo añicos dos años después.

Su heredero, el Partido Demócrata, resiste a duras penas el tirón visceral y populista, demuestra que es todavía un experimento amorfo. Ha tenido tres líderes en un año, y se expresa con una indefinición patética. Pese a todo, debe dar gracias a la santa paciencia de los italianos, que se resisten a mandar a casa a una clase dirigente anquilosada, incapaz de renovarse. La gran esperanza de la izquierda surge, de hecho, fuera del PD: es Nichi Vendola, el gobernador de Apulia, que repite victoria y se convierte en el único líder de izquierda real capaz de movilizar a los jóvenes y de ofrecer un relato distinto.


La derecha recupero cuatro regiones en las elecciones de ayer

Berlusconi salvó la ropa

Página 12, 30/03/10

Si bien el gran triunfador fue el abstencionismo, por el desencanto con toda la clase política, la derecha logró evitar lo que pintaba como una derrota histórica y ayer se impuso en seis de las trece regiones en disputa.

Roma.– Tras dos días de elecciones regionales en Italia, el centroderecha, liderado por el premier Silvio Berlusconi, logró alzarse con la victoria en seis de las trece regiones, arrebatándole a la izquierda la dirigencia de cuatro de ellas: Calabria, Campania y las determinantes Lazio y Piamonte. Con casi el ciento por ciento de los votos escrutados en la mayoría de las divisiones regionales, el centroderecha cierra estas elecciones con un claro aumento en su liderazgo, teniendo en cuenta que tan sólo dos regiones estaban en su poder tras las elecciones del 2005. Aunque el centroizquierda, liderado por el Partido Democrático (PD), de Pierluigi Bersani, quedó al mando de siete de las regiones, el resultado demostró la incapacidad de su partido para aprovechar el declive en la popularidad del premier.

El centroderecha de Il Cavaliere logró remontar lo que parecía irremontable. Lo que en un principio parecía a todas luces una clara victoria por parte de las formaciones del centroizquierda –proclamada incluso por el vicesecretario del PD, Enrico Letta, instantes después de cerrar los colegios y cuando aún sólo se tenían proyecciones de votos– terminó por convertirse en un importante giro para la coalición dirigida por Il Cavaliere.

La clave estuvo en las regiones de Piamonte y Lazio, donde la lucha fue muy ajustada en todo momento y donde sólo a última hora se supo que el centroderecha italiano logró invertir la tendencia de voto castigo que muchos vaticinaban. En el Piamonte, la actual gobernadora, Mercedes Bresso, terminó cediendo el poder ante el aspirante de la xenófoba y aliada de Berlusconi Liga Norte, donde el dirigente Roberto Cota fue el artífice de un vuelco histórico en el signo político de la región, logrando la victoria con un ajustado 47,6 por ciento de los votos.

En la región de Lazio, que contó con un índice de abstención cercano al 12 por ciento, las candidatas del centroizquierda Emma Bonino y del centroderecha Renata Polverini mantuvieron muy cortas las distancias durante toda la jornada. Sin embargo, en el último recuento Polverini logró la victoria con un 50,2 por ciento, sobre el 48,80 logrado por su contrincante.

“Es inútil jugar con los números: hay que decir, con honestidad intelectual, que este partido lo ganó la derecha”, reconoció el líder de la opositora Italia de los Valores, Antonio Di Pietro, en declaraciones a la RAI de italia. Por su parte, el dirigente del PD, Bersani, informó que comentará el resultado en las próximas 24 horas.

A falta de la confirmación oficial definitiva con el total de los votos escrutados, el mapa de las trece regiones que concurrieron a los comicios queda así: el centroizquierda ganó en Liguria, Emilia–Romaña, Umbría, Basilicata, Toscana, Las Marcas y Apulia, mientras que el centroderecha venció en Lombardía y Véneto –las dos únicas que tenía bajo su poder tras las elecciones regionales de 2005– más las sureñas Campania y Calabria, la norteña Piamonte y la capitalina Lacio.

En el Véneto, el ministro de Agricultura, Luca Zaia, de la Liga Norte (LN), se hizo con la victoria con un 60,1 por ciento de los votos, al tiempo que Roberto Formigoni, del Pueblo de la Libertad (PDL), de Berlusconi, conservó la próspera región de Lombardía con un 56,1 por ciento de los sufragios, después de que su lista fuera readmitida días antes de la elección.

Con el líder de la LN, Umberto Bossi, proclamando la desaparición de la izquierda en el norte del país y el principio del federalismo en las regiones que controlen, la verdadera protagonista de los pasados comicios fue la abstención. Llegando a un porcentaje de participación de casi 8 puntos menos que en las últimas elecciones regionales de 2005, tan sólo un 63,6 por ciento del padrón se presentó a votar. Este es el nivel de participación más bajo en los últimos 15 años, según informó el ministro del Interior, Roberto Maroni, tras el cierre de las urnas.

En una pequeña localidad de Calabria, ubicada al sur del país, sólo un 2,8 por ciento del padrón votó, en protesta por “el abandono de las instituciones y los políticos”. Incluso Internet actuó como lugar de desahogo. “Dejar de votar es la única manera civilizada para protestar contra este sistema político y social. Vivimos en un país de oligarcas y saqueadores de lo público y lo privado”, escribió un lector en la página web del diario italiano Corriere della Sera, sumándose a la cantidad de mensajes publicados en el sitio que reflejaron la amargura y rabia de los ciudadanos contra la clase política del país.