Rusia

Dos explosiones dejaron 12 muertos en Daguestán – Un líder checheno reivindicó
la ofensiva del lunes contra el subte de Moscú

Otro doble atentado golpea a Rusia

Agence France–Presse, 01/04/10

Makhachkala, Rusia.– Conmocionada aún por el doble atentado suicida del lunes en el subterráneo de Moscú, Rusia fue blanco ayer de un nuevo ataque que dejó por lo menos 12 muertos, nueve de ellos policías, en Daguestán, una inestable república del Cáucaso, cuna de numerosos insurgentes islamistas.

Precisamente el líder guerrillero checheno Doku Umarov, que pretende instaurar un emirato en el Cáucaso Norte, reivindicó ayer el doble atentado de Moscú y dijo que fue en "venganza" por las operaciones de las fuerzas federales rusas en la región. Además, prometió extender su ola de ataques a todo el país.

Después del atentado en Daguestán, el presidente Dimitri Medvedev advirtió que las autoridades están decididas a impedir que "los terroristas siembren el pánico" en Rusia, un país que todavía no se ha levantado del doble atentado del lunes contra la red de subterráneos moscovita, que dejó 39 muertos.

El mandatario dijo además que se presume que los responsables de los atentados de ayer son los mismos que los que atacaron en Moscú.

Cuando la capital se disponía a enterrar a las primeras víctimas del ataque del lunes, dos explosiones frente a la comisaría de Kizlyar, en Daguestán, dejaron 12 muertos y 23 heridos, según los primeros balances oficiales. Nueve de los muertos "eran empleados de los servicios de policía", precisó la fiscalía local.

La primera explosión tuvo lugar a las 8.40 y fue provocada por una bomba lapa en un vehículo que se encontraba en el patio de las dependencias policiales.

Unos 20 minutos después, un kamikaze disfrazado de policía se hizo estallar en el mismo lugar, cuando los investigadores habían llegado para examinar las circunstancias de la primera explosión. Este segundo atentado mató a varios agentes, "entre ellos el jefe de la policía de Kizlyar", Vitali Vedernikov, informó la fiscalía.

Los atentados y enfrentamientos son muy frecuentes en Daguestán, donde viven unos 2,5 millones de personas de múltiples grupos étnicos, mayoritariamente musulmanes.

Al igual que otras repúblicas del Cáucaso ruso –como Chechenia e Ingusetia–, Daguestán es escenario desde hace varios meses de sangrientos choques entre rebeldes islamistas y las fuerzas federales rusas. Pero estos nuevos ataques se producen en un clima de gran nerviosismo a raíz del doble atentado en la red de subterráneos de Moscú.

El jefe del grupo rebelde islamista Emirato del Cáucaso, Doku Umarov, alias Abu Usman, se adjudicó ayer los atentados suicidas de Moscú, anunció la página web independentista chechena Kavkazcenter .

Umarov afirmó haber dado personalmente la orden para los dos atentados en Moscú, perpetrados con 40 minutos de intervalo por dos mujeres kamikazes en sendas estaciones céntricas.

Se trata de "una acción legítima de venganza por la continuación de los asesinatos de civiles en el Cáucaso", indicó el jefe del grupo rebelde islamista, que amenazó a Rusia con nuevos atentados.

"Los ataques en el territorio ruso van a seguir", dijo. Serán "nuevos actos de venganza por lo que hacen las tropas y los servicios especiales rusos en el Cáucaso", advirtió.

Autodenominado "Emir del Cáucaso", Umarov lucha, según sus propias declaraciones, por la creación de un Estado islámico independiente en el Cáucaso Norte (ver recuadro).

Los atentados de Moscú, los primeros de envergadura desde hace varios años en la capital rusa, conmocionaron a la opinión pública.

Las medidas de seguridad fueron reforzadas en todo el país, incluido el cosmódromo ruso de Baikonur, en Kazakhstán, donde está previsto que un cohete Soyuz despegue mañana.

"El objetivo de los terroristas es desestabilizar al país, destruir la sociedad civil, sembrar el pánico en la población", dijo Medvedev. "No lo permitiremos", agregó. Según el mandatario, los atentados de Moscú y Daguestán son "eslabones de una misma cadena".

Los atentados en la ciudad de Kizlyar, en Daguestán, vecina a Chechenia, son la última manifestación de un pico de violencia en el Cáucaso que aún desafía al Kremlin una década después de haber doblegado a los separatistas chechenos. Además, alimentaron el temor a una ofensiva más amplia o de una guerra santa de los extremistas islámicos de la región y pusieron de manifiesto el fracaso de la política de seguridad del Kremlin para contener la violencia en su flanco sur.

Putin, que dirigió una guerra contra los separatistas de Chechenia en 1999 que selló su ascenso al poder, advirtió anteayer que los culpables de los ataques deben ser sacados "del fondo de las cloacas".


Un enemigo de Moscú resurge con nueva cara

Agence France–Presse, 01/04/10

Nazran, República de Ingusetia, Rusia.– Al reivindicar el atentado perpetrado en el subte de Moscú esta semana, el Emirato del Cáucaso, un movimiento islamista surgido en los últimos años, luego de la rebelión chechena, se convirtió en una amenaza directa para el Kremlin.

Este movimiento radical, presente en Chechenia y en las repúblicas vecinas –incluida Daguestán, donde fue perpetrado el doble atentado de ayer–, cuenta con "un emir", Doku Umarov, jefe de la guerrilla chechena desde 2006. Fue el propio Umarov quien se adjudicó, en un video difundido ayer, la autoría del sangriento ataque en la capital rusa.

Umarov, combatiente en la primera guerra de Chechenia (1994–1996), al final de la cual fue condecorado y ascendido, fue compañero de todos los dirigentes independentistas, pero desde entonces rompió por completo con la facción separatista.

"El emirato es el resultado de la evolución del separatismo en el Cáucaso del Norte", explica Akhmed Iarlykapov, especialista del Instituto de Etnología y Antropología de Moscú. "El movimiento separatista checheno, consciente de su debilidad, se ha reformado sobre una base religiosa. Se trata de una clara transformación de un grupo étnico separatista en un grupo religioso", agrega.

Las dificultades económicas endémicas que afectan a las repúblicas del Cáucaso ruso son un terreno fértil para la rebelión: los jóvenes en particular, víctimas del desempleo y de la corrupción, son sensibles a los mensajes de los islamistas.

"Es difícil decir por qué la islamización ha tomado tanta amplitud, pero para los rebeldes era una manera de extender su combate [...]. La idea de una Chechenia independiente no era suficiente para eso. Necesitaban una ideología que uniese, y eso sólo podía ser el islam", estimó Timur Akiiev, representante de la ONG Memorial de Nazran, en Ingusetia, república vecina de Chechenia.