Atenas.–
El 5 de Mayo de 2010 fue un día histórico para el pueblo
griego. Durante el paro general que convocaron los
sindicatos del sector público y privado, miles de griegos
se manifestaron contra las medidas neoliberales que está
dispuesto a implementar el Gobierno griego con el apoyo del
Fondo Monetario Internacional y la Unión Europa.
La
manifestación en el centro de Atenas fue una de las más
grandes que ha vivido el país en los últimos treinta años.
Durante esta gigantesca manifestación, cerca la dos de la
tarde hora local, un pequeño grupo de manifestantes lanzó
cócteles molotov contra varias sucursales bancarias en el
centro del Atenas. Tres empleados de una de las agencias de
Marfin Bank quedaron atrapados en la sucursal y murieron de
asfixia.
Fue
un lamentable y trágico accidente durante un día en el que
e l pueblo griego estaba reaccionando contra las medidas más
neoliberales que un estado Europeo haya tomado en tan corto
espacio de tiempo, medidas de shock parecidas a las que se
implementaron en América Latina en los 80 y 90.
Estas
medidas tienen como objetivo destruir la pequeña propiedad
de los millones de griegos a favor de los grandes capitales
nacionales e internacionales. Los salarios de un gran
porcentaje de empleados públicos se van a reducir hasta un
treinta por ciento, al igual que los de todos los
pensionistas del sector público y privado.
Pero
lo más grave de estas medidas es que tienen como objetivo
cambiar las relaciones laborales, debilitando los
sindicatos, sustituyendo los contratos colectivos por
contratos entre individuos y empresas, aumentando el
porcentaje de los despedidos mensuales en el sector privado,
promoviendo el empleo precario y el empleo temporal y
"reestructurando" el sistema de pensiones.
Son
medidas que van a cambiar absolutamente las relaciones de
poder a favor de los grandes capitales, para una economía más
"competitiva", en palabras de los neoliberales y
tremendamente injusta, en palabras de aquellos que se oponen
a estas políticas.
En
esta huelga general participaban, por decisión de la
asociación del periodistas y editores (ESIEA), todos los
medios de comunicación griegos. En consecuencia, cuando
sucedió esta tragedia, no había canales periodísticos
oficiales para informar de
lo que estaba sucediendo en la manifestación. Los
rumores se difundieron a través de blogs o "radio
bemba" en todo el país, sin que nadie supiera con
certeza lo que verdaderamente estaba pasando. La confusión
fue tal que muchos de los manifestantes creyeron que nunca
sucedió el accidente y que en realidad se trataba de una
provocación de los cuerpos policiales.
Finalmente,
a las 4 de la tarde hora local, la asociación de
periodistas y editores decidió detener su huelga y los
medios de comunicación pudieron transmitir informaciones
sobre lo que estaba pasando. Aún así, distintas fuentes
oficiales del Estado estaban transmitiendo versiones
contradictorias sobre el accidente. Se vivieron horas de
gran tensión hasta que se anunció oficialmente la muerte
de los tres jóvenes empleados del banco.
Los
mayoría de los grandes medios de comunicación1 está en
absoluta sintonía con el Gobierno sobre la necesidad de las
medidas neoliberales. Los propietarios de estos medios
tienen una relación directa con el Estado griego, de alguna
forma están cogobernando el país. Cuando las primeras
informaciones salieron al aire, la mayoría de los medios de
comunicación enfocaron sus análisis contra los
"malos" y "traidores" izquierdistas y
comunistas que están conduciendo el país hacia el caos.
Los
comentarios sobre la marcha y la izquierda, tenían una
amplia gama de argumentos sin sustento, algunos irónicos,
sobre los valores de la izquierda, y otros agresivos co ntra
los manifestantes. De esta manera, la resistencia del pueblo
griego contra las políticas neoliberales pasó a un segundo
plano mediático y se enfocaron en buscar culpables que,
como siempre, "son o los anarquistas o los
comunistas".
El
partido comunista de Grecia, a través de su secretaría
general, denunció en el Parlamento que era probable que los
disturbios fueran provocados por grupos neofascistas, que en
varias ocasiones se ha comprobado que tienen nexos con los
cuerpos policiales, con el objetivo de provocar una
intervención policial y desmantelar la inmensa manifestación.
Esta
posibilidad no fue valorada por los comentaristas de los
grandes medios de comunicación, o mejor dicho
tele–jueces, que continuaron acusando a la izquierda como
única culpable de todo lo que estaba pasando, incluso como
responsable de estos tres muertos.
Pero,
¿qué es lo que realmente pasó en la sucursal bancaria?
Había
una huelga general, tanto para el secto r público como
privado, en el caso de que los empleados de la sucursal
incendiada Marfin
Egnatia no
quisieran ejercer su derecho a la huelga, por no perder el
empleo –parece que el derecho de huelga de los empleados
estaba limitado por las amenazas de los gerentes de los
bancos, como denunciaron algunos empleados en radios
locales– o, simplemente, por no estar de acuerdo con esta
huelga, la agencia tendría que haber estado cerrada durante
la manifestación por razones de seguridad.
Es
habitual que durante las grandes manifestaciones en el
centro de Atenas se lancen cócteles molotov a sucursales
bancarias, tiendas y pequeños comercios y la práctica común
es cerrarlo todo. Siendo una de las manifestaciones más
grandes de la historia griega, con más razón, debieron
haber cerrado todas las sucursales bancarias, tiendas y
comercios de la zona.
Pero
lo más grave es que, según informaciones transmitidas por
radios locales, empleados de dicho banco denunciaron qu e
los gerentes del banco no sólo no permitieron que salieran
de la sucursal antes de la marcha sino que, incluso, ¡cerraron
las puertas con llave para que nadie pudiera ni salir ni
entrar!
Este
banco, Marfin Egnatia, está dirigido por uno de los
capitalistas más grandes de Grecia: Andreas Vgenopoulos,
además de aspirante político. Los medios de comunicación
últimamente lo presentan como un hombre honesto, exitoso y
una especie de "Salvador de la Patria". Esto
obedece a que algunos propietarios de medios de comunicación,
y otros centros de poder, creen que el gobierno actual quizás
no es tan fuerte como para implementar las medidas económicas
programadas y están buscando alternativas, en caso de que
la situación política no se desarrolle "como
esperan".
Marfin
Egnatia emitió un comunicado sobre el lamentable incidente
y no asumió ninguna responsabilidad en el suceso. En
cambio, acusó al Estado, al sistema político e insinúa
que los auto res intelectuales del "crimen" no son
los que lanzaron los cócteles molotov sino
"otros", que no se pueden capturar o ser
identificados por la policía. Esta insinuación, junto al
clima que están presentando los medios de comunicación,
hacen pensar que dicho comunicado está acusando de nuevo
directamente a la izquierda.
Bajo
las enormes presiones de los medios de comunicación, el
Gobierno griego está ordenando a los cuerpos policiales
capturar a todos los sospechosos izquierdistas o anarquistas
que estén en los alrededores del centro de Atenas, como una
especie de cacería de brujas. Sin ninguna acusación, se
están deteniendo cientos de personas bajo la "captura
preventiva", algo que existe sólo en países
dictatoriales y no tiene ninguna justificación jurídica o
política en Grecia.
Mientras
tanto, el Primer Ministro, Yorgos Papandreu,
anuncia que las medidas neoliberales van a someterse
a votación en el Parlamento con carácter de urgencia en
los próx imos dos días. Sería suficiente con que votaran
a favor sólo los diputados de su partido, el partido
Movimiento Socialista Panhelénico, PASOK. Estas medidas
presumiblemente serán aprobadas por mayoría aplastante en
el Parlamento, sin tener en cuenta el inmenso rechazo que
han generado en toda la población del país, además de los
tres muertos de hoy.
Éste es un Gobierno claramente ajeno a la voluntad
de la mayoría que lo eligió, un Gobierno que ha perdido la
legitimidad, un Gobierno que ya no atiende a los intereses
de sus votantes, un Gobierno ilegítimo al servicio de unas
poderosas minorías y peligroso para la democracia que
muchos ya comparan con la junta militar de los sesenta y
setenta. En las manos del pueblo está reaccionar y resistir
frente a esta dramática situación donde no sólo se juega
el futuro de Grecia sino, quizás, el futuro del
capitalismo.