Zapatero
se compromete ante el eurogrupo a acelerar los recortes
Anuncian
un mayor ajuste del déficit
Por
Rosa María Sánchez, en Madrid
y Eliseo Oliveras, en Bruselas
El Periódico, 10/05/10
La presión de los mercados y
la vigilancia de la Unión Europea (UE) han obligado, finalmente, al
presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a poner el turbo en
sus planes de reducción del déficit público. La vicepresidenta económica,
Elena Salgado, anunció ayer que el Gobierno acometerá un ajuste adicional
del déficit de 0,5 puntos del PIB en el 2010 y de 1 punto en el 2011.
Los detalles del nuevo ajuste
presupuestario los explicará el miércoles el presidente en el Congreso de
los Diputados. El propio Zapatero dijo en Bruselas que su comparecencia
parlamentaria será «el momento para hacer las consideraciones oportunas»
sobre la estrategia del Ejecutivo para controlar el desequilibrio entre
ingresos y gasto público. También informará sobre la situación creada por
los ataques de los especuladores en los mercados financieros.
Mayor
ritmo de recortes
Hacer un recorte adicional de
0,5 puntos del PIB en el presupuesto del 2010 implica un nuevo ajuste de 5.000
millones, que se sumarían a los 5.000 ya aprobados en febrero en el llamado
Plan de Acción Inmediata, hasta llegar a 10.000 millones.
La mayor parte del sacrificio
del plan de febrero recayó sobre el ministerio de Fomento (el 35% del total)
y, en general, sobre las partidas de inversión (el 65% del ajuste).
Para el 2011, según lo
anunciado ayer por Salgado, se proyecta un recorte adicional de 10.000
millones. En este caso se sumaría al ajuste de 37.000 millones ya previsto
para el Estado en el Programa de Estabilidad. En total, el tijeretazo sumará
47.000 millones en el 2011.
De este modo, el déficit del
conjunto de las administraciones públicas debería finalizar en el 2010 en el
9,3% del PIB ( en lugar de en el 9,8% previsto) y el año que viene debería
situarse entre el 6% y el 6,5% del PIB (en lugar de en el 7,5%).
Cambio de
criterio
El objetivo sigue siendo el
mismo que antes –situar el déficit público en el 3% del PIB en el
2013–pero ahora se pretende concentrar algo más de esfuerzo en los primeros
años, en contra del criterio defendido hasta ahora por Zapatero. Tras su
reunión con el líder del PP, el miércoles pasado, Rodríguez Zapatero rehusó
la petición de Mariano Rajoy de elevar a 10.000 millones el ajuste previsto
para el 2010 y de cargar más las tintas en el 2011 porque ello supondría
frenar la recuperación económica, explicó.
El cambio de criterio, ahora,
tiene que ver con el compromiso asumido el viernes por los jefes de Estado y
de Gobierno del Eurogrupo de acelerar el ritmo de consolidación fiscal en un
intento de calmar a los mercados y de evitar el contagio de la crisis griega
al resto de los países. Portugal, España e Irlanda están entre los países
más acosados por el riesgo de contagio debido a sus elevados déficits públicos.
Un
mayor compromiso de los estados con la reducción del déficit es la
contrapartida que han dispuesto los ministros de Finanzas frente a la aprobación
de un mecanismo estable de ayuda para los países con dificultades de
financiación en los mercados. Según Salgado, España «no se plantea»
recurrir al citado mecanismo de estabilización europeo.
Zapatero
no logra calmar temores a un efecto contagio
Por
Adrián Sack
Desde
España
La
Nación, 06/05/10
Madrid.–
España no consigue quitarse de encima las miradas que condenan al país a
transformarse en la próxima víctima del gran drama iniciado en Grecia.
A
pesar del notable esfuerzo realizado por el presidente José Luis Rodríguez
Zapatero para mostrar un arco político unido y un gobierno decidido a tomar
las medidas pertinentes para frenar un posible empeoramiento de la crisis por
contagio, la bolsa de Madrid sufrió ayer una nueva caída de 2,27%, que hace
crecer la incertidumbre sobre el futuro inmediato del sistema financiero español.
Los
intentos del mandatario de protegerse de un "efecto dominó" se
hicieron evidentes ayer por la mañana, cuando se reunió con el líder del
Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, luego de haber evitado esa
"cumbre" durante más de un año y medio. Con el encuentro, que tuvo
la inusual duración de dos horas y cuarto, Zapatero pretendió mostrar una
foto cordial junto al principal referente de la oposición y lograr una serie
de principios de acuerdo sobre reformas fundamentales para evitar un
debilitamiento mayor de la economía, castigada por una tasa de desempleo del
20,05%.
Sin
embargo, su segundo objetivo alcanzó un éxito significativamente inferior al
obtenido en la búsqueda de la instantánea dedicada a los mercados. Más allá
de que ambos líderes calificaron de "positivo" el encuentro, sólo
lograron ponerse de acuerdo en impulsar la reestructuración de las cajas de
ahorro, que representan más de la mitad de un sistema financiero español
cada vez más necesitado de mejorar su solvencia y eficiencia.
Aún
visiblemente afectado por los insistentes rumores sobre la presunta existencia
de un paquete de asistencia financiera de la Unión Europea (UE) para España
de 280.000 millones de euros, Rodríguez Zapatero volvió a desmentir con
firmeza esta "especulación" al finalizar su reunión con Rajoy.
"Nos
debemos poner del lado de los datos y no de las especulaciones", afirmó,
para luego recordar que las previsiones de Europa para su país contemplan una
caída del PBI español menor que la anunciada inicialmente para 2010. Y
destacó, también, la "ejemplar fortaleza" del sistema financiero
local, al señalar que España "es uno de los pocos países en los que el
sector público no ha tenido que inyectar capital" en las entidades
financieras.
Pero
la falta de noticias trascendentes sobre avances en la esperada reforma
laboral y de indicios sobre cómo se afrontarán las promesas de recorte en el
déficit público atentó, por segundo día consecutivo, contra la frágil
paciencia de la bolsa madrileña. A poco de conocerse el vacío contenido detrás
del sonriente apretón de manos entre Zapatero y Rajoy, el Ibex 35 se volvió
a subir al tobogán y, en las primeras horas de la tarde, parecía encaminado
a repetir la intensa caída de la negra jornada anterior.
Desmentida
de la UE
No
obstante, el descenso resultó amortiguado, una vez más, por razones ajenas a
la política española. Desde Bruselas, el comisionado de Asuntos Económicos
de la UE, Olli Rehn, negó la existencia del supuesto paquete de ayuda
financiera concebido para España y desacreditó así los rumores que habían
causado el martes el descenso del 5,41% del índice de la bolsa de Madrid.
A
pesar de que la afirmación de Rehn fue escuchada por los operadores bursátiles
madrileños, la tendencia a la baja volvió a ser significativa, y con un
2,27% se transformó en la caída más pronunciada del continente luego del
nuevo tropezón del 3,9% de la turbulenta bolsa de Atenas.
Además
de la indefinición presidencial que siguió a la cumbre en la Moncloa, otro
de los factores que influyeron en el desplome fue la sugerencia de la
calificadora de riesgo Fitch de que el gobierno se ha colocado objetivos para
su economía que podrían ser demasiado ambiciosos.
El temor a un contagio de la
crisis griega golpeó a las bolsas y al euro
Zapatero desmintió haber pedido
una ayuda financiera
Derrumbe en los mercados por
España
Por Luisa Corradini
La Nación, 05/05/10
Corresponsal en Europa
París.– La crisis griega
parecía haber terminado el domingo 2, pero los temores al contagio
desencadenaron una nueva ola de pánico y de especulación en Europa, que
provocaron el derrumbe de las bolsas en gran parte del mundo, hundieron al
euro frente al dólar y obligaron al presidente José Luis Rodríguez Zapatero
a reafirmar la solidez de la economía española.
"Toda nueva especulación
sobre la zona euro carece de fundamento, es irresponsable", declaró el
jefe del gobierno español. Zapatero, que ejerce la presidencia rotativa de la
Unión Europea (UE), pidió un poco de "perspectiva" respecto de su
país: "No hay razones para inquietarse pues los resultados económicos
[de España] apuntan hacia el crecimiento", afirmó. "Y tengo igual
confianza en Portugal", insistió.
Después de Grecia, salvada
in extremis de la bancarrota por sus socios de la zona euro mediante un
programa de ayuda de 146.000 millones de dólares, España se convirtió ahora
en el blanco principal de los especuladores.
El miedo a un contagio a
otros países europeos, multiplicado por el repliegue de los inversores,
estimuló la acción de los especuladores.
Los rumores descontrolados,
favorecidos por la extrema fragilidad de las finanzas públicas de España,
precipitaron la caída de la Bolsa de Madrid, que ayer perdió 5,4%. Detrás
se sumergieron el resto de las plazas bursátiles: Atenas cayó 6,8%; Lisboa y
Milán, 4,4%; París, 3,6%; Fráncfort, 2,6%; Londres, 2,6%, y Nueva York,
2,02%
Del otro lado del Atlántico,
en Wall Street, el Dow Jones cayó 2,02% y el Nasdaq, 2,98 %. La tendencia a
la baja también se evidenció en los mercados latinoamericanos: la Bolsa de
Lima cayó 3,33%; la mexicana, 2,17%; la de San Pablo, 3,37%, y la de Buenos
Aires, 3,67% (ver Economía, Pág 4).
Sin embargo, para muchos
especialistas, comparar a Grecia con España o Portugal no refleja la
realidad. "España tiene un ratio deuda/PBI de más o menos la mitad del
de Grecia. Se trata de una situación completamente diferente. España vivió
cuatro o cinco años de excedente presupuestario antes de la crisis", señaló
el mexicano Angel Gurría, secretario general de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La deuda de España representó
53,2% de su PBI el año pasado; la de Portugal, 76,8%, mientras que la de
Grecia era de 115,1% en 2009.
España, cuarta economía de
la eurozona, adoptó en enero un plan de austeridad de 65.000 millones de dólares
en tres años para frenar los déficits públicos, que alcanzaron 11,2% del
PBI en 2009. El objetivo es reducirlo a 3% en 2013.
Pero son numerosos los
inversores y analistas que dudan del realismo de esos argumentos y de la
voluntad del gobierno socialista a la hora de imponer medidas impopulares.
El movimiento de pánico habría
comenzado ayer con el rumor de que dos agencias de clasificación de riesgos,
Moody’s y Fitch, se preparaban para bajar la calificación de la deuda a
largo plazo de España.
La nota actualmente se sitúa
–para ellas– en AAA, la más alta posible. Hace una semana, la tercera
agencia, Standard & Poor’s, bajó esa calificación a AA+, lo que
desencadenó la primera ola de pánico en torno a la península ibérica.
Un segundo rumor, aún más
inquietante, afirmaba que Madrid se preparaba para solicitar una ayuda
financiera de 365.000 millones de dólares al FMI.
La versión fue desautorizada
por el primer ministro español: "Es una locura afirmar semejante cosa.
Esos rumores son absolutamente intolerables", declaró Zapatero. El FMI
también desmintió los rumores.
El euro, castigado
Pero los propósitos
tranquilizadores no consiguieron evitar la estampida de las tasas de interés
de las obligaciones soberanas a 10 años de los países del sur europeo: en
Grecia, a 9,156%; en España, a 4,097%, y sobre todo en Portugal, a 5,417%.
Por su parte, el euro alcanzó su cotización más baja en un año y cerró a
1,3022 frente al dólar. El euro sigue siendo castigado por los temores de que
Grecia no consiga poner orden en sus finanzas públicas y que la crisis se
extienda a otros países de la eurozona. Atenas aceptó el domingo un plan de
ajuste sin precedente cuyo objetivo es reducir su déficit presupuestario del
13,6% actual del PBI a menos de 3% en 2014. Esas medidas obligarán a los
griegos a economizar unos 39.000 millones de dólares anuales entre 2010 y
2012. A cambio, Atenas obtuvo préstamos del FMI y de la zona euro por 146.000
millones de dólares en tres años.
Pero "con una tasa fija
de interés, una economía en recesión e importantes movimientos de protesta,
nada garantiza que el gobierno griego pueda lograr la reducción del gasto público
necesaria, que es una condición de los préstamos" ofrecidos por el FMI
y la eurozona, juzgó Jane Foley, economista de Forex.com
Otra razón de la debilidad
actual de la moneda única fue la decisión del Banco Central Europeo,
anteayer, de flexibilizar sus reglas de crédito para las obligaciones
griegas. Esa medida excepcional y probablemente justificada está en total
contradicción con los principios de la institución y podría afectar su
credibilidad.
La tensión volvió a
aumentar cuando el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz estimó que
"tal vez estemos ante el fin del euro".
"Si
Europa no resuelve sus problemas institucionales fundamentales –profetizó–,
a la moneda única le queda quizás un futuro muy breve."
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