Gran
Bretaña anuncia el mayor ajuste económico
de su historia
Por
Maria Laura Avignolo
Corresponsal en Europa
I–Eco, 23/06/10
Aumenta los impuestos, en
especial el IVA. Y congela los salarios de los empleados públicos. Pero también
desmonta el Estado benefactor reduciendo las ayudas en vivienda, desempleo y
discapacidad. Habrá un gravamen a la banca.
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“No
podemos pagar, no queremos pagar”: marcha de protesta a las puertas
del parlamento en Londres. |
La coalición conservadora
liberal demócrata británica presentó un presupuesto de emergencia con los
mayores recortes desde la Segunda Guerra Mundial, en su intento por bajar un déficit
público gigantesco sin afectar el crecimiento.
Una ecuación muy difícil,
que la oposición acusa de "meramente ideológica "y que va a costar
miles de puestos de trabajo", además de "poner en peligro la frágil
recuperación económica", en un país que sale recién de la recesión.
El responsable de las
finanzas, George Osborne, dio examen en la Cámara de los Comunes repleta, en
un ejercicio delicado y cuando tiene cuestionada su experiencia económica
para decidir estos dramáticos recortes. Sus anuncios no necesariamente serán
populares. Aunque Osborne cree que su presupuesto "es duro pero
justo".
Subirá el IVA del 17,5 al 20
por ciento, lo que excluye a la vestimenta para los chicos y los alimentos de
primera necesidad. Incrementará el impuesto al patrimonio del 17,5 al 20 por
ciento y congelará los salarios del sector público durante dos años. Un
aumento del 18 al 28 por ciento de los impuestos al rendimiento de capital se
puso en acción inmediata.
Osborne calificó como
"inevitable" a su duro anuncio, que incluye alza de impuestos y
horrendos ahorros en el Estado de bienestar, como el dinero destinado para
alojar a familias de escasos recursos o créditos infantiles que hasta ahora
recibían todas las familias con hijos. Los recortes en el sector público
alcanzan 25%. El ajuste retirará de la economía unos 50.000 millones de
euros para tratar de reducir un déficit que alcanza este año los 180.000
millones de euros, equivalentes a 11,5% del PBI.
La novedad del presupuesto
fue una tasa a pagar por los bancos, que desataron la crisis y forzaron a los
contribuyentes a correr a su ayuda a través del estado británico. Esta tasa
sobre los activos de las instituciones bancarias y financieras, busca recaudar
2.200 millones de euros anuales. Probablemente ésta haya sido una de las
medidas que más entusiasmó a la clase media, que será muy castigada por
este presupuesto.
Gran Bretaña bregará
internacionalmente para que este impuesto sea aplicado al menos por todos los
miembros del G–20.
El famoso estado de bienestar
británico, que surgió para compensar los sufrimientos de la posguerra, fue
hecho trizas por Osborne. Redujo las ayudas en la vivienda, el desempleo y la
discapacidad. Los que reciban ayudas del Estado deben probar su discapacidad
según una revisación médica.
El aumento del IVA va a
afectar a los menos privilegiados en la escala social británica, pero tendrá
un enorme impacto porque proyectan recaudar con su aumento 15.500 millones de
euros.
Con el primer ministro David
Cameron y el vicepremier liberal demócrata Nick Clegg en la primera fila del
parlamento, Osborne anunció que su objetivo es achicar el déficit de 180.000
millones de euros a cero en 2015. La misión parece imposible. La intención
es reducir las expensas en 25% en el NHS (el servicio de salud) y en la ayuda
al desarrollo.
La reducción afectará el
funcionamiento de los hospitales, en un país donde se espera al menos 18 días
para ver un médico especialista y meses para una operación importante. Para
compensar las malas noticias, no aumentarán los impuestos al alcohol, tabaco
y gasolina.
Los laboristas atacaron el
presupuesto. Harriet Harman, la líder laborista interina, dijo que el
programa afectará a los menos privilegiados y pone en peligro la recuperación
económica.
"Este presupuesto está
motivado por ideología y no por la economía" denunció. Para la
dirigente opositora, este plan afectará el crecimiento económico y dejará a
"miles de personas" sin trabajo. En su discurso en la cámara,
cuestionó que el aumento del IVA fuera inevitable e insistió en que así se
aumenta la injusticia.
Desmintió también que la
actual situación en Gran Bretaña pudiera ser comparada con la de Grecia.
Después apuntó a los
liberales demócratas y los acusó de romper sus promesas electorales.
"Estos son los mismos viejos Tories pegándole fuerte a los que menos
tienen y rompiendo sus promesas", dijo Harman.
"Cada uno va a pagar
algo", pero la gente en el fondo de la escala de salarios va a pagar
proporcionalmente menos que la que está arriba. Éste es un presupuesto
progresista", se defendió Osborne.
No es eso lo que cree la
oposición laborista. Los detalles de cómo se distribuirán esos recortes se
conocerán el próximo 22 de octubre cuando lo vuelva a anunciar en el
Parlamento.
El
más brutal presupuesto nacional del que se tenga memoria
Gran Bretaña
aplica un histórico ajuste
Por
Graciela Iglesias
Corresponsal en Gran Bretaña
La Nación, 23/06/
Londres.– El más joven de
los ministros de Economía británicos, George Osborne, 39 años, presentó
ayer el más brutal presupuesto nacional del que se tenga memoria. Todo con un
solo objetivo: eliminar el déficit estructural en cinco años con la intención
de exorcizar así el fantasma de una crisis "a la griega".
Los británicos sabían que
había llegado la hora de ajustarse el cinturón, pero la dieta de recortes de
gastos y suba de impuestos anunciada por Osborne ante la Cámara de los
Comunes los dejó boquiabiertos. Una medicina difícil de tragar para tratar
de reducir el déficit de 228.330 millones de dólares, uno de los más
elevados de la eurozona.
Con la excepción del área
de salud y de ayuda internacional, todos los ministerios tendrán que recortar
sus presupuestos en un 25% durante los próximos cuatro años. Los salarios de
los empleados públicos que ganan más de 25.000 dólares anuales fueron
congelados.
A partir de enero, el
impuesto al valor agregado (IVA) subirá del 17,5% al 20% para todos los
productos, salvo alimentos y ropa de niños. Los subsidios a la infancia
fueron congelados por tres años. Los desempleados verán sus subsidios
reducidos en un 10% si no encuentran trabajo en 12 meses y en otro 10% si
viven en un domicilio con más habitaciones que las necesarias para el tamaño
de su familia. Las personas que reciben subsidios por minusvalía deberán
someterse a nuevos exámenes médicos para confirmar su situación de
discapacidad. Madres y padres solteros o viudos deberán salir a trabajar tan
pronto sus hijos alcancen la edad escolar.
El proceso para incrementar
la edad de jubilación mínima a los 66 años (actualmente es de 60 años para
las mujeres y 65 años para los hombres) será acelerado con vistas a
aplicarlo en menos de una década. El impuesto sobre las rentas de capital
pasará del 18 al 28% para los que tengan ingresos superiores a los 40.000 dólares.
Todos los grandes bancos, sean británicos o extranjeros, tendrán que pagar
un impuesto ?aún no determinado? con vistas a recaudar 3500 millones de dólares
por año. Osborne también congeló el financiamiento de la familia real.
Argumento
Todas estas medidas de
austeridad, en línea con similares adoptadas en Francia y Alemania, se
aplicarán no importa cuál sea la política que se adopte durante la próxima
cumbre del G–20. Es decir, aun cuando aquéllos, como el presidente
norteamericano, Barack Obama, ganen el argumento a favor de evitar quitar los
estímulos a la economía demasiado pronto por temor a generar una nueva
recesión.
Hay que reconocer, sin
embargo, que si Osborne asestó "latigazos", también ofreció
algunas "zanahorias". El suyo, dijo, es "un presupuesto duro,
pero justo". Aquellos que ganen menos de 11.000 dólares anuales no pagarán
más impuestos a los ingresos. Esto, se estima, beneficiará a unos 880.000
trabajadores de bajos ingresos.
Los impuestos regionales y
municipales ?que aquí promedian los 2500 dólares anuales por hogar? serán
congelados. Con la intención de alentar el desarrollo del sector privado, el
impuesto a las corporaciones será reducido gradualmente del 27% actual hasta
alcanzar el 24% en tres años. Las empresas pequeñas verán reducida su carga
impositiva en un 20%.
Visto de forma global, un 77%
del plan económico del gobierno de coalición consiste en un ajuste público
y un 23%, en alzas fiscales. El sacrificio ?que Osborne aseguró que es
"inevitable" para garantizar la credibilidad del país en los
mercados internacionales? reducirá el déficit estructural del 10,1% actual a
un 1,1% en cinco años.
A raíz de los recortes, las
previsiones de crecimiento económico debieron ser revisadas, situándose este
año en un 1,2% frente al 2,3% pronosticado originalmente, aunque se espera
que suba paulatinamente hasta llegar al 2,7% en 2015. Esta caída promete
tener su costo político. El gobierno laborista ya había anunciado recortes
superiores a los de la era de Margaret Thatcher, pero se aprestaba a
aplicarlos en forma progresiva para no frenar el crecimiento, siguiendo así
la línea de Obama.
El problema para el gobierno
de coalición es que ésa era la línea defendida por los liberales demócratas
durante la campaña electoral. Los medios no se cansaban ayer de mostrar las
imágenes del líder liberal demócrata –y actual viceprimer ministro–
Nick Clegg posando frente a un póster partidario en el que denunciaba el
"bombazo del aumento del IVA" que los conservadores iban a lanzar si
llegaban al poder.
Los principales sindicatos,
por su parte, acusaron al gobierno de "declararle la guerra" al
sector público.
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