Huelga masiva contra el ajuste de
Berlusconi
Crece el malestar social
Agence
France-Presse (AFP), 25/06/10
Roma.- Italia vivió hoy una jornada de
huelga con un seguimiento desigual según los datos
facilitados por el gobierno y el sindicato mayoritario de la
Confederación General de Trabajadores Italianos (CGIL), que
asegura que más de un millón de personas salieron a las
calles para protestar por el plan de ajuste económico
aprobado por el gobierno de Silvio Berlusconi.
El paro de 24 horas en la administración
pública y de cuatro en la empresa privada fue convocado únicamente
por el sindicato mayoritario CGIL, que aseguró que la
adhesión a la huelga fue "masiva".
Unas estimaciones muy superiores a las
facilitadas por el Ministerio de la Administración Pública,
que a partir de una muestra del 30 por ciento de sus
trabajadores fijó en sólo un 2,27 por ciento el
seguimiento a la protesta por el plan anticrisis, que prevé
un ahorro de más de 24.000 millones de euros en los próximos
dos años.
La CGIL considera que el plan de ajuste
presupuestario aprobado por Berlusconi, que se encuentra en
la fase de debate en el Parlamento, es injusto e incorpora
medidas poco equitativas. Las disposiciones previstas por el
Ejecutivo contemplan, entre otros aspectos, la contracción
del gasto público, la congelación de los salarios de los
funcionarios y retrasos en el acceso a las jubilaciones, así
como recortes en los presupuestos de las entidades
regionales y provinciales.
Con este plan de austeridad, Italia
pretende llevar la relación entre déficit y PIB del actual
5% al 2,7% en 2012. En esta línea, la vicesecretaria
general de la CGIL, Susanna Camusso, insistió hoy en que
las medidas propuestas no pueden recaer tan sólo sobre los
trabajadores y entidades locales, pese a admitir que es
necesario emprender acciones en el plano económico.
"Hay que pedir a aquellos que
tienen más que contribuyan en función de sus propios
recursos", aseguró Camusso en Bolonia, en el norte de
Italia, ante los más de 100.000 manifestantes que, según
datos sindicales, recorrieron hoy sus calles en señal de
protesta.
Ciudades plegadas
La de Bolonia, ciudad con una marcada
tradición de izquierdas, fue la manifestación más
multitudinaria de la jornada, seguida por las de Milán
(norte) y Nápoles (sur), donde se calcula que participaron
unas 80.000 y 70.000 personas, respectivamente, de acuerdo
con las estimaciones sindicales.
En la protesta de Milán tomó parte,
en contra de lo esperado en un principio, el secretario
general del opositor Partido Demócrata (PD), Pier Luigi
Bersani, quien pidió que el Ejecutivo corrija el plan de
ajuste en aquellos aspectos que "golpean más
duramente" a las rentas más bajas.
Por otro lado, el líder de Italia de
los Valores (IDV), el ex fiscal Antonio Di Pietro, denunció
desde Nápoles que el plan de ajuste es un modo de cargar
"sobre la parte más débil la culpa de la política
que no ha sabido hacer cuadrar las cuentas".
También acudieron a la manifestación
de Nápoles los trabajadores de la fábrica de Fiat en
Pomigliano d´Arco, que vive una situación delicada y donde
el pasado miércoles se aprobaron en referéndum, con un 63
por ciento de los votos, recortes en las condiciones
laborales de los operarios a cambio de inversiones que
garanticen el futuro de la planta.
En Roma, unas 25.000 personas
recorrieron los dos kilómetros que separan la plaza de la
Boca de la Verdad y la céntrica plaza Farnese, exhibiendo
pancartas con lemas contra Berlusconi y contra el alcalde de
la ciudad, Gianni Alemanno.
Más de un millón de personas se
manifestaron para rechazar las medidas
de austeridad
Italia protestó en las calles contra
los recortes de Berlusconi
Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
La Nación, 26/06/10
Roma.- Con una huelga general y marchas
en varias ciudades de Italia, miles de trabajadores salieron
ayer a protestar contra los recortes decididos por el
gobierno de Silvio Berlusconi.
Convocado por la Confederación General
Italiana del Trabajo (CGIL), el principal sindicato del país,
el paro fue de ocho horas para el sector público y de
cuatro horas para el sector privado, y afectó
principalmente al transporte.
Más de un millón de personas salió a
la calle para decirle "no" a un ajuste
"injusto, inicuo y depresivo", que golpea
especialmente a los más débiles, según la CGIL.
Si bien el sindicato habló de un
"éxito extraordinario" y de "adhesión
masiva" a la movilización de protesta, el gobierno de
Berlusconi calificó de "baja" la participación.
El ministro de la Función Pública, Renato Brunetta, indicó
que la adhesión al paro en la administración pública había
sido de alrededor del 4 por ciento.
"En relación con la baja adhesión,
espero que ésta sea la última huelga de una época marcada
por un fuerte condicionamiento ideológico", dijo el
ministro del Trabajo, Maurizio Sacconi. El funcionario había
ironizado sobre la huelga contra los recortes con una frase
implacable: "Es como protestar contra la lluvia, porque
el ajuste es inevitable".
Para la izquierda, por el contrario,
"la extraordinaria adhesión a la huelga confirmó que
hay un real y profundo malestar en todo el país",
subrayó Rosy Bindi, del Partido Demócrata.
El ajuste
En sintonía con muchos otros países
europeos, el gobierno de Berlusconi aprobó el 25 de mayo último
una "maniobra" correctiva del presupuesto que
apunta a reducir el déficit del Estado en 24.000 millones
de euros en el bienio 2011-2012.
El ajuste -que comenzará a ser
discutido en el Parlamento el 6 de julio próximo- prevé el
congelamiento de los salarios de los más de 3 millones de
empleados públicos que hay en Italia a partir de este mismo
año y hasta 2013; el aumento de 60 a 65 años de la edad de
jubilación de las mujeres y recortes del 10% en los gastos
de los ministerios y de las regiones, entre otras medidas.
"Todo sobre nuestras
espaldas" fue el lema de la protesta de los
trabajadores que, de Norte a Sur, desfilaron con las
tradicionales banderas rojas de la CGIL en diversas ciudades
del país.
Más de 40.000 personas marcharon en
esta capital; mientras que en Milán lo hicieron unas
70.000; en Nápoles, 70.000, y unas 25.000, en Palermo,
Sicilia. La manifestación más imponente tuvo lugar en la
"roja" Bologna, donde Susanna Camusso,
vicesecretaria general de la CGIL, reclamó una política
económica distinta, que ayude a los trabajadores, a los
jubilados y a los jóvenes, en un discurso ante 100.000
personas.
Si bien el sindicato admite que son
"necesarios" los recortes del gasto público,
exige que sean más equitativos y que el gobierno les suba
los impuestos "a los que más tienen". Además,
pide "una reforma fundada sobre una nueva política
industrial, con inversiones públicas para ayudar a las jóvenes
generaciones a entrar en los sectores estratégicos de la
educación y de la investigación, justo lo contrario que
propone el gobierno".
Junto con los trabajadores también
desfilaron dirigentes de la oposición de centroizquierda.
Pier Luigi Bersani, líder del Partido Democrático, que
sorpresivamente apareció en la marcha en Milán, instó a
realizar cambios en el plan de ajuste.
Por su parte, el ex fiscal anticorrupción,
Antonio Di Pietro, líder de Italia de los Valores, desfiló
en Nápoles con una remera que decía "Pomigliano no se
dobla", en referencia a la fábrica de Fiat bajo
amenaza de cierre si los empleados no aceptan un nuevo
convenio, considerado inaceptable por la Fiom, la división
metalúrgica de la CGIL.
Italia va a la
huelga general contra el
plan
de ajuste de Berlusconi
Por Irene Savio
Corresponsal en Roma
El Periódico, 26/06/10
La desigual ola de protestas que
recorre Europa a medida que los gobiernos van desgranando
sus planes de ajuste contra la crisis económica pasó ayer
por Italia. Más de un millón de trabajadores, según las
cifras de los sindicatos –muchos menos según el
Gobierno–, salieron a la calle para protestar contra el
recorte presupuestario aprobado por el Ejecutivo de Silvio
Berlusconi, en una jornada de huelga general que interrumpió
la actividad de las oficinas públicas y causó
perturbaciones en el transporte en varias ciudades
italianas, entre ellas Roma, Nápoles, Milán y Bolonia.
También hubo cancelaciones en algunos aeropuertos, como el
de Fiumicino, en Roma.
La huelga, que duró cuatro horas en el
sector privado y ocho en el sector público, fue convocada
por la CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo),
el mayor sindicato del país, que calificó la participación
de «masiva» y que considera el plan de ajuste del Gobierno
conservador «inicuo y equivocado», ya que «carga sobre
los hombros de los mismos de siempre el peso del ahorro».
Para la CGIL, los recortes aprobados «sustraerán
recursos a la parte más débil del país y gravarán sobre
todo a los funcionarios y los trabajadores», mientras que
no se han puesto en marcha políticas económicas para que
las consecuencias de la crisis internacional pesen también
sobre «los que más tienen».
Escepticismo
El Gobierno respondió con ironía por
boca del ministro del Trabajo, Maurizio Sacconi, quien afirmó
que la adhesión a la movilización había sido «débil» y
que quejarse es «como protestar contra la lluvia. El ajuste
es inevitable». El Ministerio de Administraciones Públicas,
por su parte, cifró los funcionarios huelguistas en solo un
2,27%.
Según los datos ofrecidos por los
convocantes, la mayor manifestación fue la de Bolonia, que
congregó a casi 100.000 personas, mientras que en Nápoles
se manifestaron unas 70.000, en una protesta que se sumó a
la de los trabajadores de la factoría de Fiat en Pomigliano
D'Arco, donde la compañía anunció recientemente medidas
que restringen justamente el derecho a la huelga. En los
Abruzos, la región afectada en el 2009 por el terremoto y
donde los trabajos de reconstrucción prosiguen a ritmo
lento, salieron a la calle unas 20.000 personas.
La oposición, a la carga
Los principales líderes del
centroizquierda se sumaron a la demostración de
descontento. Pierluigi Bersani, líder del Partido Demócrata
(PD), participó en la movilización en Milán, y pidió al
Gobierno que corrija el plan de ajuste en aquellos aspectos
que «golpean más duramente» a las rentas más bajas. El
jefe de Italia de los Valores (IDV), el exmagistrado Antonio
di Pietro, tomó parte en la protesta de Nápoles.
De poco o nada sirvió que el centro de
estudios de la patronal de empresarios, Confindustria,
anunciara el jueves que según sus datos Italia ha salido de
la recesión y que el PIB va a crecer un 1,2% en el 2010 y
un 1,6% en el 2011. El malestar social es latente, pues los
recortes ahora y la crisis antes han afectado los bolsillos
de las familias. El paro alcanza al 9,1%, de la población,
la cifra más alta desde el 2005, y entre los jóvenes se
dispara hasta el 28,8%.
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