La
ciudad francesa de Grenoble se convirtió en la madrugada de ayer en el
escenario de una batalla campal entre policías y manifestantes, que atacaron
un tranvía, incendiaron unos 60 automóviles e intercambiaron disparos con
los efectivos, en protesta por la muerte de un joven delincuente, en un
tiroteo con las fuerzas de seguridad.
La violencia comenzó
alrededor de la medianoche del viernes y se prolongó durante la madrugada en
el suburbio pobre de Villeneuve, donde vivía Karim Boudouda, de 27 años, que
murió tras haber asaltado el casino de Uriage–les–Bains junto a un cómplice.
Boudouda, que había sido
condenado tres veces por robo a mano armada, huía junto a su cómplice con un
botín de entre 20.000 y 40.000 euros hasta que murió en un enfrentamiento
con la policía. El otro ladrón logró escapar.
El fiscal de Grenoble, Jean
Philippe, dijo que la policía había actuado en "legítima
defensa", versión que contradicen los jóvenes del barrio de Villeneuve.
Según el sitio digital del
diario Le Monde , la situación degeneró después de una ceremonia religiosa
en honor al joven muerto, realizada por un imán, junto a unos 50 jóvenes
reunidos en un parque.
La policía dijo que había
intervenido después que varios jóvenes detuvieron un tranvía, para luego
prender fuego a las vías y lanzarle piedras.
Unos 60 vehículos fueron
incendiados, pero no se reportaron víctimas. La policía dijo que disparó
una vez y que los manifestantes devolvieron el ataque.
Dos jóvenes de 17 y 18 años
han sido arrestados e interrogados en relación con los hechos de violencia.
Otros tres, todos de 20 años, están acusados de intento de robo en tiendas,
según fuentes judiciales.
Los disturbios de Grenoble
recordaron el descontento social que explotó en toda Francia a finales de
2005, después que dos adolescentes de un suburbio parisiense murieran
mientras huían de la policía.
La ola de protestas duró
tres semanas y se extendió a casi todas las grandes ciudades francesas.
Tanto los incidentes de 2005
como los de la madrugada del viernes tuvieron lugar en las periferias pobres
de las ciudades de Francia.
Estas zonas, construidas a
finales de las décadas de 1950 y 1960 para albergar a la creciente población
de obreros e inmigrantes, se convirtieron en los últimos años en guetos
donde el desempleo es alto, hay malos servicios públicos y hierve el
resentimiento.
Temor
La policía y el gobierno
francés temen que los suburbios pobres exploten de nuevo, ya que las causas
subyacentes –alto desempleo, tráfico de drogas, pocas oportunidades y una
sensación de exclusión de la sociedad– apenas han cambiado.
Los sindicatos policiales han
expresado su preocupación por el aumento de los delitos violentos alentados
por la recesión y el resurgimiento del tráfico de drogas en algunas zonas.
En los disturbios de 2005,
unos 300 edificios y 10.000 vehículos fueron quemados, mientras que 130 policías
y manifestantes resultaron heridos. Desde entonces, el descontento surge a
menudo, cuando los residentes tienen altercados con la policía.
El ministro francés del
Interior, Brice Hortefeux, dijo que su gobierno "restablecerá el orden público
y la autoridad" en Grenoble. Hortefeux ordenó el despliegue de nuevas
fuerzas de seguridad en las zonas sensibles "todo el tiempo que sea
necesario hasta que vuelva la calma".
"Hay una realidad simple
y clara en este país: los delincuentes no tienen futuro porque la fuerza pública
siempre termina ganando", agregó el ministro francés del Interior.