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Barrios ya construidos sin
habitantes |
Dublin.– A medida que las economías
más grandes de Europa empiezan a ajustarse el cinturón,
están siguiendo el camino abierto por Irlanda. Pero esa
nación, antes próspera, sigue en plena lucha, sin que se
vea ninguna señal de una pronta recuperación.
Hace casi dos años, un colapso económico
obligó a Irlanda a reducir el gasto público y aumentar los
impuestos, el tipo de medidas de austeridad que los mercados
financieros desean imponer ahora en la mayoría de las
naciones industrializadas.
"Cuando nuestra situación estalló,
la idea que predominó fue la de asegurar la confianza de
los inversores internacionales, para que pudiéramos seguir
teniendo acceso al crédito", dijo Alan Barrett, del
Instituto de Investigación Económica y Social de Irlanda.
Sin embargo, en vez de ser recompensada por sus acciones,
Irlanda está siendo sancionada. Su crisis ha sido más
profunda porque el gobierno no gastó más para preservar el
empleo. Al carecer de planes de estímulo, el año pasado la
economía cayó 7,1%, y sólo ayer salió de la recesión
tras crecer 2,7% en el primer trimestre de 2010. Sin
embargo, en este país de 4,5 millones de habitantes, la
tasa de desempleo subió en junio hasta el 13,4%, la cifra más
alta en tres años.
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Construcciones abandonadas
frente
a muelles sin barcos |
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"El hecho es que no hay una manera
sencilla de reducir el déficit", dijo el primer
ministro, Brian Cowen. "Los que afirman que hay un
camino fácil o una opción blanda? no están hablando del
mundo real."
Pese a su tenaz esfuerzo, Irlanda fue
relegada a la misma categoría ignominiosa que Portugal,
Italia, Grecia y España. Ahora paga un 3%más que Alemania
en sus bonos de referencia, en parte porque los inversores
temen que el ajuste, al demorar el crecimiento, impida a
Dublín pagar sus deudas. Otros países, entre ellos Gran
Bretaña y Alemania, siguen el ejemplo de Irlanda.
Argumentan que la única manera de recuperar el crecimiento
es convencer a los inversores y a su propio pueblo de que
disminuirán los préstamos solicitados por el gobierno.
"Europa está en un aprieto",
dijo Kenneth Rogoff, ex economista del FMI. "Si se
quiere evitar el default, el camino de Irlanda es el único
posible. Pero su experiencia revela los profundos desafíos
de esa estrategia."
Aquí los políticos aumentaron los
impuestos y redujeron un 20% los salarios de enfermeras,
profesores y otros trabajadores públicos. El presupuesto
pasó de tener superávit en 2006 y 2007 a un portentoso déficit
del 14,3% del PBI el año pasado? peor aún que en Grecia. Y
sigue deteriorándose. Sin efectivo después de que el boom
inmobiliario al estilo norteamericano se desinfló, Irlanda
tuvo que pedir millonarios préstamos. Lo que era una deuda
bajísima podría llegar este año al 77% de su PBI.
"Todo el mundo se siente muy mal
por lo que ocurrió, porque las cosas iban tan
bien...", dijo Patrick Honohan, presidente del Banco
Central de Irlanda. "Pero no tenemos ahora la
flexibilidad suficiente para incurrir en un gasto destinado
a estímulo."
Honohan señaló que el crecimiento
podría alcanzar un 3% en 2012, pero esa predicción sería
optimista: Irlanda, por integrar la eurozona, está tratando
de reducir su déficit al 3% para 2014, un compromiso que
podría debilitar su recuperación.
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Edificio cerrado: la pared
dice: “bienvenido al infierno” |
Estos problemas causan escozor a los
irlandeses, debido a la ventaja que el país logró respecto
de la mayoría de los miembros de la eurozona. Su mercado
laboral es de los más abiertos y dinámicos de Europa. Tras
su última recesión importante, en los 80, atrajo a
multinacionales dedicadas al avance tecnológico, como Intel
y Microsoft, lo que la convirtió en una de las economías más
dependientes de las exportaciones.
Ahora, el gobierno deposita sus
esperanzas de mejorar la economía en un renacimiento de las
exportaciones. La rebaja de los salarios y de los costos
energéticos, y un euro más débil, han mejorado su
competitividad. Sin embargo, convertir las estadísticas en
empleos será una tarea titánica. Y después de un boom de
una década, que alentó a muchos a regresar desde la diáspora,
el país enfrenta ahora otra amenaza: miles de jóvenes
calificados se están marchando y hay temor a una fuga de
cerebros (ver aparte).
David Stronge regresó a Dublín en
2006, luego de trabajar en Inglaterra. "Quería vivir
esto, y lo hice durante casi un año. Pero entonces todo
empezó a hundirse", contó.
Las señales de decadencia se advierten
en las calles de Dublín. Los carteles de "Se
alquila" oscurecen los frentes vacíos de lo que antes
eran vibrantes negocios. A 15 minutos del centro, las moles
de edificios vacíos son descarnados símbolos del motivo
por el que Irlanda debe prepararse para seguir luchando.
En el empobrecido barrio de Ballymun,
los desarrolladores inmobiliarios empezaron a demoler villas
miseria para hacer viviendas. Pero a mitad del proyecto el
financiamiento se cortó, y dejó esqueletos de hormigón
cubiertos de grafitis. "Bienvenidos al infierno",
se leía en uno.
Un amargo sentimiento de pesar se
filtra en las charlas de cualquier bar, donde el tema
habitual son los políticos y banqueros corruptos. Se espera
que muchos votantes expresen su enojo en las elecciones de
2012.
Miles abandonan el herido "Tigre
celta"
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Elm
Park, parque industrial vacío |
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Cuando Adam Finan, un graduado del
Galway Mayo Institute of Technology, de 23 años, se cansó
de buscar su primer empleo en abril, armó las valijas y
compró un pasaje de ida a Perth, Australia.
El de Adam no fue un caso aislado. Según
las estimaciones del Instituto de Investigación Económica
y Social de Dublín, unas 100.000 personas abandonarán
Irlanda entre este año y el próximo. Muchos con destino a
Australia, Canadá, el Reino Unido y Estados Unidos.
Con una población de cuatro millones
de personas, la cifra es alta, pero está lejos de alcanzar
las 750.000 que emigraron durante las décadas del 40 y del
50. Entre los computados figurarían, además, algunos de
los 80.000 inmigrantes que llegaron durante la prosperidad
de la última década y ahora planean regresar a su país o
emigrar a otra nación europea.
El revés de fortuna no puede ser más
espectacular. Hasta hace dos años, Irlanda era el
"Tigre celta", que había logrado sacarse de
encima los harapos de mendigo para vestir el frac de milagro
económico de la Unión Europea. Su modelo de crecimiento
sobre la base del área de servicios era el modelo de
referencia para todo país en busca de un rápido
desarrollo. Pero la crisis financiera global dejó al
desnudo su gran debilidad: la descontrolada especulación en
los sectores inmobiliario y bancario. Irlanda pasó a ser
entonces el país de los negocios que cierran, de las obras
de construcción a medio acabar.
Para los mayores de 40 años, todo es
un volver a vivir. Hasta mediados de los años 90, la
principal exportación de Irlanda era su propia gente. La década
del 80 fue particularmente dura, y muchos jóvenes
abandonaron el país. "La gran diferencia es que
entonces eso era lo normal y ahora no lo es. Los jóvenes de
hoy fueron criados bajo la idea de que la emigración era
algo del pasado. La crisis les cayó como un balde de agua
fría. Hasta hace poco, para ellos, ser exitoso consistía
en gastar dinero. Ahora el éxito pasa por sobrevivir",
dijo Neil Byrne, dueño, junto con su hermano, de un bar
sobre el Atlántico.