Mientras el Presidente
Zapatero se felicitaba por haber sacado la reforma del
trabajo adelante, muchos parados, jóvenes y trabajadores,
pensaban en sus casas: “nos vendió”.
De nuevo se impuso en las
negociaciones el poder de los empresarios, lo consiguieron,
lloraron al gobierno que necesitaban una reforma laboral, su
ansiada facilidad para despedir a los trabajadores, como si
de maquinas obsoletas se tratara. Todo esto a lo que llaman
empresarios y ciertos economistas “flexibilización del
trabajo”.
Pero antes de nada
pongamos sobre la mesa, los puntos más importantes, de este
decretazo, apoyado exclusivamente por CIU y PNV, en busca de
intereses electorales.
• El
primer punto, uno de los más incoherentes, es la subvención
del despido; me explico,
si un empleado con un contrato indefinido es
despedido de forma improcedente, la empresa solo deberá de
pagar la indemnización equivalente a 25 días y los
restantes 8 días los pagará el Estado por medio de el
Fondo de Garantía Salarial (FOGASA). Esto implica no solo
el apoyo del Estado al despido del trabajador, además
provocará un aumento de los despidos improcedentes, puesto
que a la hora de cuadrar cuentas, los empresarios preferirán
despedir a buscar alternativas (muy común en el
empresariado español, el cual nunca ha pensado la formación
como futuro
aliciente de la productividad).
• El
segundo punto, en combinación con el primero,
por el cual el empresario solo deberá acreditar pérdidas
como justificación de los despidos objetivos. Según dice
el texto, cuando “de los resultados de las empresas se
desprenda una situación negativa” se podrá justificar el
despido objetivo. Si
bien es cierto que se mantiene la tutela judicial efectiva,
aunque los jueces se basan en la ley, una ley que ahora
aboga por el despido y que utiliza al trabajador como mula
de carga, que con su trabajo paga por los fallos del mercado
y de los empresarios, los cuales todavía no han asumido
culpa, sin embargo siguen recibiendo subvenciones y apoyo
por parte del gobierno.
• El
tercero, la reforma no tendrá carácter retroactivo.
Significa que aquellos trabajadores los cuales tenían un
contrato indefinido antes de la reforma no se verán
afectados por la reforma. Esta media puede parecer en un
principio positiva, pero tras la manta dorada, hay una
mancha. La mancha que llevará a los futuros trabajadores
(parados y estudiantes), a pagar por el atropello de esta
reforma contra los derechos del trabajador. Está claro, el
gobierno ha pensado que con este carácter retroactivo tendrían
a las masas con trabajo lejos de la confrontación y de las
futuras huelgas, por tanto solo debería reprimir a los
futuros trabajadores.
Por
ello todos debemos estar unidos, no diferenciar entre unos y
otros según como nos afectará la reforma, porque perder
la batalla de la reforma del trabajo, será hipotecar
el futuro de la clase trabajadora.
• Por
último la cuestión de los contratos temporales y las
famosas ETTs (Empresas de Trabajo Temporal). Han utilizado
un arma de doble filo, mientras por un lado “endurecían”
la contratación de trabajo temporal, aumentando de 8 a 12 días
la indemnización por la finalización del
trabajo, que aumentará progresivamente cada año.
Con esto los trabajadores deberían estar anestesiados, eso
han pensado en el Gobierno, así han levantado la veda de la
destrucción del trabajo público, pues se ha concedido a
las ETTS la posibilidad de operar dentro de este sector, es
decir, ha vendido el trabajo más seguro sobre el que ya había
empezado a caer con toda fuerza las medidas de austeridad
impuestas por la Unión Europea.
No debemos dejar al
gobierno que venda el futuro de la clase trabajadora a sus vínculos
empresariales.
Con esta reforma
subvenciona y abarata el despido, incita al crecimiento de
uno de los grandes males de nuestro mercado laboral, la
temporalidad. Pero esto no es lo único, todos estos meses
los han pasado diciendo que esta reforma la estaban
negociando con sindicatos y empresas por medio del
“dialogo social”, otro engaño más, el gobierno ha
pactado con las empresas y mientras ha mantenido al margen a
los sindicatos repartiéndoles migajas insignificantes de la
reforma laboral.
Y no contento el
Gobierno con provocar el desgaste de la clase trabajadora,
ha utilizado el verano, como salvoconducto para introducir y
aprobar esta reforma.
Por ello en la huelga
general de septiembre, los trabajadores y futuros
trabajadores debemos ser
un bloque, debemos dirigirnos a la consecución de las
mejoras que desde hace décadas faltan por conseguir en España.
Mejoras como la
eliminación del concepto español de flexibilización el
trabajo, e inclusión del concepto escandinavo.
Por otro lado se debe
de conseguir un aumento en la inclusión de los trabajadores
en las decisiones de la empresa, a través de los
sindicatos, ¿Por qué ha de pagar el trabajador por algo en
lo que no ha
intervenido?
Dirigirnos hacia un
aumento progresivo de las cotizaciones a la Seguridad Social
por parte de las empresas, a su vez controlar que estas no
sean cargadas en el contrato del trabajador.
El gobierno en contra
de lo que digan los centristas europeos, deberá aumentar el
gasto social y el trabajo estatal, pues al margen del
mercado es este el único mercado laboral que se puede
controlar. Y gracias a esta crisis se ha demostrado que se
debe de controlar la economía, pues los ciclos de la economía
tendrán reflejo más inmediato en el mercado laboral.
Deben los trabajadores
luchar por una idea única
y no permitir que los distintos gobiernos los vendan
como si de mercancía se tratase (¡Marx tendría entonces
razón!), según la situación en la que se encuentre el país.
Sin un progreso social,
no habrá progreso ninguno en la economía nacional.