Hungría, que ostentará por
seis meses la presidencia de la UE (Unión Europea) a partir del primero de
enero, sufre intensamente las consecuencias de una crisis financiera que no
acaba. A pesar de no estar tan alejada de los objetivos de Maastricht en
materia de déficit (3,8 en 2008), Hungría se ha convertido en el primer país
de la Unión Europea en obtener el apoyo financiero de la troika FMI, UE y
Banco Mundial.
En octubre de 2008, se adopta
para Hungría un plan de 20.000 millones de euros: 12.300
millones son prestados por el FMI; 6.500 por la Unión Europea, y 1.000
por el Banco Mundial. El valor de la deuda aumenta mecánicamente. Además de
la pérdida irrecuperable de eficiencia por el
pago de los intereses que engorda el déficit, las condiciones son severas para la población: aumento del IVA en 5 puntos,
hoy día al 25%; edad legal de jubilación elevada a los 65 años; congelación
de los salarios de los funcionarios por dos años; supresión de la paga extra
a los jubilados; disminución de la ayuda pública a la agricultura y los
transportes públicos…
La extrema
derecha entra en el Parlamento
Hungría, previamente
gobernada por los social-demócratas, había conseguido salvaguardar un
sistema social relativamente proteccionista, pero la aplicación de tales
medidas de austeridad inducidas por el FMI, desagradó a la ciudadanía y
benefició a la derecha conservadora, que ha ganado las elecciones
legislativas de abril de 2010. Y eso a pesar de que la victoria del nuevo
primer ministro conservador, Viktor Orban, ha sido rápidamente saludada por
la agencia de calificación de riesgo Fitch Ratings que estima que su partido,
el FIDESZ, habiendo obtenido la mayoría necesaria para modificar la
Constitución, “representa una oportunidad para introducir reformas
estructurales” [1]
Los social-demócratas han
conocido así una derrota histórica y han abierto el camino a la extrema
derecha (JOBBIK) que ha entrado en el Parlamento por primera vez con un
porcentaje de 16,6%.
Apenas llegar a la jefatura
del estado, el gobierno lanza declaraciones alarmistas sobre la situación
financiera del país acusando de subestimación de la deuda por el ejecutivo
anterior, que llevaría el déficit real al 7,5 del PIB, bastante más que el
3,8 calculado por el FMI. ¿Golpe
de efecto o falsificación de las cuentas? Al día siguiente, 5 de junio de
2010, una ola de pánico provoca la bajada de las bolsas de Londres, París,
Budapest… y el euro se deprecia por el temor de dificultades semejantes a
las de Grecia. El gobierno bajo presión intenta entonces sobreponerse y
multiplica los comunicados para calmar, bien que mal, a los desatados
especuladores.
¿Tasar el
capital o el trabajo?
Para reducir el déficit al
3,8 del PIB en 2010 como le reclama el FMI y la UE, el gobierno prepara la
instauración de una tasa temporal sobre el conjunto del sector financiero,
que permitiría recaudar un 0,45 del activo neto de los bancos (calculado no
sobre los beneficios, sino sobre el montante global de los negocios) de tasar
un 5,25% los ingresos de las compañías de seguros y un 5,6% para las otras
entidades financieras (bolsa, agentes financieros, gerentes de fondos de
inversión…). Hungría eleva así la apuesta de Obama que ha abordado una
tasa de sólo 0,15% a los bancos. Pero esta medida que debería aportar
alrededor de 650 millones de euros de recaudación anual durante dos años (en
2010 y 2011), es decir, alrededor de 0,8% del PIB según el gobierno, no ha
gustado a los bancos, que están presionando y amenazando con retirar sus
inversiones en Hungría. En cuanto al FMI, ha paralizado toda negociación y
amenaza con cerrar el grifo de crédito acordado en 2008. Aún así, el plan
que debía inicialmente expirar en marzo fue prolongado hasta octubre del
mismo año.
Queda evidenciado así que el
proyecto de de tasa sobre el sector financiero, verdadera manzana de la
discordia entre el FMI y Hungría, bloquea
la continuación del préstamo. El FMI estima que el país debe tomar
medidas de adecuación con el dogma neoliberal en curso: entiéndase por éste
el tasar a los pobres antes de tasar a los bancos: ciertamente, los pobres
tienen poco dinero pero hay muchos pobres… ¿No habrían ustedes advertido
el cinismo de tal propuesta?
Además, el proyecto de poner
techo a las remuneraciones en la función pública, incluyendo el salario del
gobernador del Banco Central, está totalmente en las antípodas de las
recomendaciones del FMI, que prefiere una nivelación por lo bajo, reduciendo
o congelando los salarios como en Grecia o Rumanía por ejemplo. Alerta de no
hacerse ilusiones por todo esto, viniendo de un partido en el poder que ya había
favorecido la penetración del neoliberalismo en los años 90…
“Está
bien la tasa bancaria, bien la austeridad”
Christoph Rosenberg, que
dirigía la delegación del FMI en Hungría, ha indicado que la organización
internacional deseaba obtener más precisiones sobre el presupuesto del año
próximo; “Cuando volvamos la próxima vez, a menos que lo hagamos la semana
próxima, el gobierno habrá lógicamente
avanzado sobre el presupuesto del 2011 y éste será muy importante”,
ha dicho [2] Una vez más el FMI se apresta a revisar la propuesta del
gobierno e intervenir directamente en la elaboración del presupuesto húngaro
en detrimento de toda soberanía. Mientras espera, el FMI estima que el país
tendrá que tomar “medidas suplementarias” de austeridad para alcanzar los
objetivos de déficit que él mismo ha fijado.
Por su parte, el ministro de Economía Gyorgy Matolcsy declara en una
entrevista:”Hemos dicho que no podemos implementar nuevas medidas de rigor
[…] Hace cinco años que aplicamos medidas de austeridad, por eso estamos
como estamos.”
“Vamos a implementar la
tasa bancaria, sabemos que es una pesada carga suplementaria, pero también
sabemos que podemos alcanzar un déficit del 3,8%”, “Está bien la tasa
bancaria, bien la austeridad”, añadió [3]. A fin de protegerse de una
extrema derecha en plena ascensión en las próximas elecciones municipales de
principio de octubre, la derecha conservadora en el poder quiere evitar
medidas demasiado impopulares y rechaza toda continuación de negociación con
el FMI.
¿Ruptura
consumada entre Hungría y el FMI?
El 17 de julio el FMI
suspende la negociación y consecuentemente el desembolso de más cantidades
sobre el préstamo acordado. En un primer momento, la sanción de los mercados
no se hizo esperar y la moneda nacional, el florín, retrocedía entorno al
2,4% a la apertura, mientras que la Bolsa perdía más de un 4%. El primer
ministro, Viktor Orban, toma la iniciativa y consigue calmar las
especulaciones agradeciendo al FMI su “ayuda de tres años”, indicando que
“el acuerdo sobre el préstamo expiraba en octubre, y que por tanto no había
nada que suspender” “Los bancos están en el origen de la crisis mundial,
es normal que contribuyan al restablecimiento de la situación”, señaló
[4].
La nueva ley sobre la tasa
financiera que prevé además una reducción del impuesto sobre las pequeñas
y medianas empresas (PME) del 16 al 10%, ha sido aprobada a mano alzada
(301 votos a favor y sólo 12 en contra) el 22 de julio por el
Parlamento dominado por el FIDESZ del señor Orban. Sin sorpresa, desde el día
siguiente, las agencias de calificación financiera Moody´s y Standard &
Poor´s ponen bajo la vigilancia la calificación de la deuda soberana húngara
con un posible descenso en la escala. El papel de estas agencias, jueces y
parte de un sistema especulativo mortífero, se precisa en poco tiempo: mejora
la nota con el ascenso al poder de un gobierno conservador creyéndolo en la vía
de la austeridad capitalista, y cuando se da cuenta de que las medidas toman
un camino divergente del dogma neoliberal, se apresura a bajarla.
El periódico
“Le Monde” defiende a los acreedores
Contrariamente a lo dicho por
el diario “Le Monde” [5] en su edición del 20 de julio, hay que apoyar la
insumisión exhibida por el gobierno húngaro hacia el FMI y defender la idea
de que haga lo mismo con su otro acreedor, la Unión Europea. Distanciarse de
sus acreedores no constituye en absoluto un insulto hacia el pueblo húngaro,
que deberá finalmente reembolsar una deuda cuyas condiciones
impuestas por el FMI y la UE, son ya una pesada carga para la población.
Evidentemente, hay que ir más
allá de una simple ruptura diplomática proponiendo por ejemplo un frente de
países unidos contra el pago de la deuda, pues como tan bien dijo
Sankara, antiguo presidente de Burkina Faso, algunos meses antes de ser
asesinado: “La deuda no puede ser pagada porque en primer lugar si no pagamos, nuestros fiadores no morirán.
Estemos seguros. Por el contrario si pagamos, seremos nosotros los que
moriremos. Estemos seguros igualmente. (…) Si sólo Burkina Faso se niega a
pagar la deuda, yo no estaré aquí en la próxima Conferencia. Por el
contrario, con el apoyo de todos, que necesito,
(aplausos) con el apoyo de todos, podremos evitar el pago. Y evitando
pagar podremos consagrar nuestros magros recursos a nuestro desarrollo.” [6]
Sólo una movilización popular reclamando la verdad del destino de las sumas
prestadas, al tiempo que la satisfacción de las reivindicaciones en términos
de salario, empleo o protección social, permitirá hacer pagar el coste de la
crisis a los verdaderos responsables de la misma.
Es por ello que es primordial
para los pueblos de Europa y el resto del mundo, el auditar las deudas
manchadas de ilegalidades para repudiar el pago. Es un primer paso hacia la
soberanía que permitiría enviar los enormes fondos dedicados a la devolución
de la deuda a las verdaderas
necesidades de las poblaciones en materia de sanidad, educación o pensiones
de jubilación, de salvaguardar
sus servicios públicos más que ofrecerlos a las empresas privadas.
Notas:
|1|
Hungríe : Fitch celebra le resultado electoral, Le Figaro, 26 avril 2010 :
http://www.lefigaro.fr/flash-eco/20…
|2|http://tempsreel.nouvelobs.com/actu…
|3|http://fr.reuters.com/article/frEur…
|4|http://www.lesechos.fr/info/inter/a…
|5|
« M. Orban exhibe abiertamente una insultante desenvoltura hacia sus
acreedores», Le Monde, 19 juillet 2010.
http://www.lemonde.fr/idees/article…
|6|
Discurso de Thomas Sankara en Addis-Abeba, le 29 Juillet 1987, unos meses
antes de su muerte.