“La clase trabajadora ha
puesto en un brete a sus propios dirigentes sindicales con la respuesta ante
la huelga general. Porque, ¿cuál será la respuesta ahora de los dirigentes
sindicales ante la declaración del presidente Zapatero de que no va a retirar
la Reforma Laboral pero ha invitado a los sindicatos al diálogo? ¿Entrar en
la dinámica de los últimos años del pacto social o continuar en la lucha
como ayer exigieron en la calle miles de trabajadores? Lo cierto es que estos
sindicatos están acostumbrados a la mesa de negociación y no a la lucha en
la calle y ahora están en la tesitura del camino a seguir.”
Madrid ya era un hervidero
desde primeras horas de la mañana donde las cocheras de la Empresa Municipal
de Transporte fueron bloqueadas por los trabajadores.
Casi millón y medio de
trabajadores se manifestaron en el día de ayer por las calles de las
principales ciudades del país respondiendo a las convocatorias de los
sindicatos de huelga general. Madrid contabilizó 500.000 manifestantes, según
datos de los propios sindicatos CCOO y UGT en una manifestación que recorrió
las calles céntricas desde la plaza de Neptuno hasta la Puerta del Sol.
Una manifestación
alternativa hizo el recorrido desde Atocha hasta la Plaza Jacinto Benavente,
convocada por la plataforma ¡Hay que pararles los pies! en donde se agrupan
organizaciones sindicales como CSM, CoBas, SF, CGT además de una amalgama de
movimientos políticos, sociales y vecinales. Según la organización, más de
10.000 manifestantes [Entre 12.000 y 15.000 personas, según distintas
estimaciones sindicales recogidas por La Haine] optaron por esta manifestación.
La marcha convocada por CCOO
y UGT sorprendió a los propios convocantes por el gran número de asistentes.
Sin duda alguna, la clase trabajadora ha dado respuesta a las reformas del
ejecutivo socialista de Zapatero, a las bravuconadas de la patronal encabezada
por Díaz Ferrán y al desprecio de la totalidad de los medios de comunicación
que han tratado en todo momento de minimizar la respuesta de la clase
trabajadora española.
Madrid ya era un hervidero
desde primeras horas de la mañana donde las cocheras de la Empresa Municipal
de Transporte fueron bloqueadas por los trabajadores. Hay quien opina que sólo
ha sido la violencia de los piquetes la que ha conseguido que la huelga haya
triunfado en algunos sectores (patronal dixit); pero ningún medio de
comunicación explica la violencia patronal ejercida a través de la amenaza
del despido para aquellos huelguistas con contratos precarios; ni de la de la
violencia policial que se ha saldado con 30 heridos y 60 detenidos; ni incluso
de la ejercida por la seguridad privada de muchas empresas que tenía orden de
colaborar con la policía para mantener precisamente eso, el orden.
La huelga comenzó a las 12
en punto de la madrugada en todo el país y los primeros incidentes se
produjeron en los mercados de abasto y en los polígonos industriales cuando
aparecieron los piquetes sindicales en los accesos a los lugares de trabajo.
El gobierno nacional había pactado con las centrales servicios mínimos en
los medios de transporte y la administración pública, pero en las regiones
gobernadas por el Partido Popular no se pudieron concretar acuerdos, por lo
que la tensión fue mayor desde el comienzo, tanto en Galicia, como en
Valencia, Madrid y Castilla-León.
En la capital española el
intento de los sindicatos de impedir que se pusieran en movimiento los
colectivos de transporte de pasajeros terminó con más de 100 vehículos dañados
y momentos de extrema tensión con la policía. Desde el mediodía se pudo
observar en algunas ciudades choques entre manifestantes y policías, algo muy
poco habitual en España. El más intenso de los enfrentamientos tuvo lugar en
Barcelona, donde la turística zona de las Ramblas quedó convertida en campo
de batalla durante más de siete horas, con el saldo de una veintena de
manifestantes detenidos, heridos leves, mobiliario urbano incendiado para
fabricar barricadas y coches policiales incendiados.
Los choques con la policía
se repitieron en diversos lugares del país, aunque con menor intensidad y
visibilidad que en la ciudad Condal. La planta de Nissan en Ávila vio con
estupor la extremada violencia policial, incidentes en Vigo y Gijón, porras
policiales en el Ayuntamiento de Córdoba, casquillos de balas policiales en
Getafe, la Gran Vía madrileña cortada al tráfico… y el discurso oficial
hablando de jornada normal y sin incidentes.
Papel especial han ejercido
los medios de comunicación que, una vez mas, han puesto su voz al servicio
del amo que les da de comer. Noticias y comentarios se hacían eco
continuamente del fracaso de la huelga y de la extrema violencia de los
piquetes. Periodistas esquiroles que, tendenciosamente, preguntaban sobre la
ilegalidad de las acciones piqueteras. Tertulianos especialistas en todo que
no dejaban de repetir el discurso de la patronal. Aunque, eso sí, no pudieron
impedir que Telemadrid, Onda Madrid y la televisión autonómica de Andalucía
se “fueron a negro” durante toda la jornada o que TVE tuviera que admitir
en su noticiero del mediodía el éxito de las movilizaciones en todo el
estado.
Muchas manifestaciones de
trabajadores dieron por concluida la jornada: Córdoba, Pamplona, Vigo, Gijón…
convocaron a mediodía mientras que las grandes ciudades como Madrid y
Barcelona lo hicieron por la tarde. Y, sin entrar en la guerra de cifras que
tanto gusta a analistas y voceros, nadie puede dudar de que las
manifestaciones fueron el verdadero pulsómetro del nivel de protesta de la
clase trabajadora española.
Una clase que, realmente, ha
puesto en un brete a sus propios dirigentes sindicales con la respuesta ante
la huelga general. Porque, ¿cuál será la respuesta ahora de los dirigentes
sindicales ante la declaración del presidente Zapatero de que no va a retirar
la Reforma Laboral pero ha invitado a los sindicatos al diálogo? ¿Entrar en
la dinámica de los últimos años del pacto social o continuar en la lucha
como ayer exigieron en la calle miles de trabajadores? Lo cierto es que estos
sindicatos están acostumbrados a la mesa de negociación y no a la lucha en
la calle y ahora están en la tesitura del camino a seguir.