Rusia

Los barones regionales del partido Rusia Unida
y sus acaudaladas mujeres

Por Pablo González
Desde Rusia

Gara, 24/10/10

El refrán «Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer» es más cierto que nunca en el caso de los gobernadores rusos, todos del partido gobernante Rusia Unida, encabezado por el presidente Dimitri Medvedev y el premier Vladimir Putin. La mayoría de los dirigentes regionales del inmenso país tienen la fortuna de estar casados con mujeres realmente «exitosas» en los negocios.

Moscú.- En 2008 se aprobó en Rusia una nueva ley para luchar contra la corrupción. Entre otras medidas, esta ley exige la publicación anual de los ingresos de los gobernadores y sus esposas, aunque el resto de la familia queda exento. Desde entonces se ha hecho patente la inmensa diferencia de ingresos entre algunos de los dirigentes regionales y sus medias naranjas, diferencias que pueden llegar a ser abismales.

El caso más llamativo es el del gobernador de la región de Primorsk, en el extremo oriente ruso, con unos dos millones de habitantes y cuya capital es Vladivostok. Serguei Darkin, gobernador de la región, durante el año 2009 ganó 225 veces menos que su esposa, Larisa Belobrova, actriz ocasional y ama de casa, que registró unos ingresos de 540,5 millones de rublos (casi 13 millones de euros).

En cualquier país con una democracia consolidada esto sería motivo de escándalo por el conflicto de intereses que conlleva, al menos que se trate del Estado español y sus numerosos casos de corrupción o de la Rusia actual, en la que la mayoría de la sociedad no se inmuta ante casos semejantes, a pesar de que el sueldo medio es de aproximadamente 500 euros.

¿Cómo se llega a gobernador ruso?

Desde 1996 y hasta el año 2004 los gobernadores rusos eran elegidos mediante sufragio universal por un periodo de cuatro años. Esta libertad de elección supuso la llegada de los poderosos hombres de negocios surgidos de las privatizaciones post–soviéticas, comúnmente conocidos como oligarcas.

Los oligarcas vieron en la política la manera más sencilla de aumentar sus ingresos sin preocuparse de que las autoridades interfirieran en sus negocios pidiéndoles, por ejemplo, que pagasen sus impuestos. El nuevo inquilino del Kremlin a partir del año 2000, Vladimir Putin, no vio con buenos ojos el poder creciente de los oligarcas dentro del estado y se puso manos a la obra para cambiar la situación.

En 2003 fue arrestado por impago de impuestos Mijail Jodorkovski, propietario de una de las mayores petroleras del país en aquel momento y uno de los oligarcas que más activamente participaba en la política, principalmente con el apoyo económico a los partidos políticos de la oposición. El caso Jodorkovski fue una señal para que los hombres de negocios dejaran la política o al menos moderaran sus ambiciones. Un ejemplo claro fue Román Abramovich, quien a pesar de seguir en la política rusa vendió la mayoría de sus acciones en empresas energéticas rusas.

Un año más tarde se eliminó la elección directa de los gobernadores y presidentes de los diferentes entes que componen la Federación Rusa. Desde 2004, los ciudadanos votan para elegir a sus representantes en el parlamento regional, el cual tras su formación y teniendo en cuenta los deseos del partido más votado presenta al presidente del país una lista con al menos tres candidatos. El presidente elige de dicha lista al que sea más de su agrado, o pide al parlamento que le presente una nueva lista en el caso de que ninguno sea de su gusto. El sufragio universal da a los ciudadanos rusos el poder de sugerir al presidente de la nación a la persona que gobernará su región.

La mayoría de los parlamentos regionales rusos están actualmente dominados por el partido del presidente Medvedev y el primer ministro Putin, lo que garantiza una buena sintonía de los gobernadores con el poder central en Moscú, ya que los candidatos son siempre del agrado del Kremlin.

«Pobres» en el poder

Algunos gobernadores de Rusia Unida, a pesar de ser la elite dirigente del país y de tener unas excelentes relaciones con el Kremlin, tienen pocas propiedades y sus ingresos no son demasiado altos.

El ejemplo más claro es el del presidente de la República Chechena dentro de la Federación Rusa, Ramzan Kadirov, quien declaró en 2009 poseer en uso compartido con otros familiares sólo un apartamento de 36 metros cuadrados, una cantidad a todas luces insuficiente para vivir dignamente junto a sus seis hijos. La situación la soluciona su esposa y madre de sus hijos, Medni Kadirova, aportando al bienestar familiar una vivienda de 209 metros cuadrados.

Eso sí, la familia del presidente de la problemática república del Cáucaso no posee ningún vehículo propio, por lo que es de suponer que algunos de los coches en los que se ha podido ver al mandatario son prestamos de conocidos, entre ellos varios BMW, Mercedes, Lexus, Porsche o Lamborghini.

Cuando un periodista del canal de televisión ruso Ren TV le preguntó al presidente del Tribunal de Cuentas ruso, Serguei Stepashin, si le preocupaba la situación económica de Kadirov, éste le contestó que «Ramzan Kadirov tiene en propiedad toda la república, así que no se preocupen por él».

Otros dirigentes regionales tienen ingresos importantes, pero poco en comparación con sus esposas. No todas las mujeres pueden aspirar a tener unos ingresos comparables a los de Larisa Belobrova (540,5 millones de rublos), pero superar las ganancias del marido parece que está al alcance de más esposas. Zoya Akimovna, mujer de Vladimir Chub, gobernador de la región de Rostov en el sur del país, ganó 174 millones de rublos (4,19 millones de euros), mientras que él ingreso 55 veces menos, 3,18 millones de rublos (cerca de 77 mil euros). Hay al menos otras cinco esposas que ganan más que sus maridos gobernadores (o presidentes).

Moscú y San Petersburgo, las dos ciudades con mayor número de habitantes (más de 16 millones oficiales entre las dos), gozan del estatus de ciudades de importancia federal y por ello sus alcaldes tienen un rango comparable al de los gobernadores. Como los gobernadores, estos alcaldes son designados directamente por el presidente del país a propuesta del partido más votado en las elecciones municipales de ambas ciudades.

Las ciudades no se libran

En Moscú hasta septiembre de este año gobernaba Yurii Luzhkov. El ya ex alcalde moscovita llevaba en su cargo desde una fecha tan lejana como 1992. Su destitución se ha producido por motivos políticos. Luzhkov criticó al presidente Medvedev y eso condujo a una rápida destitución.

El ex edil está casado, como muchos gobernadores, con una mujer con unas capacidades extraordinarias para los negocios. Durante 2009 Luzhkov ganó 8 millones de rublos (unos 189.000 euros). En el mismo periodo Elena Baturina, su esposa, ingresó 30,9 mil millones de rublos (730 millones de euros), siendo una de las mujeres más ricas del planeta.

Baturina es dueña de Inteco, una importante empresa de construcción especialmente activa en Moscú, aunque también ha realizado proyectos en otros lugares de Europa. En la capital rusa no hay ningún gran proyecto de construcción aprobado por la administración de Luzhkov donde no este presente la constructora de su esposa. A ella también pertenecen varias de las principales fábricas de cemento de los alrededores de Moscú.

Han sido muchas las voces que han criticado y denunciado la excesiva facilidad con la que Inteco ganaba los diferentes concursos para la construcción que convocaba el Ayuntamiento de la capital, pero la labor del alcalde nunca ha estado en entredicho. Es más que probable que en los próximos meses se abran numerosos casos en contra de Luzhkov–Baturina y que Inteco desaparezca del panorama de la construcción moscovita, pero eso no es más que una consecuencia de perder el poder y no la razón por la que esto ha ocurrido. Mientras había sintonía con el Kremlin no importaba ningún negocio, por muy sospecho que fuera.

En San Petersburgo, la capital en tiempos de los Zares, gobierna una mujer, Valentina Matvienko. A semejanza de algunas de las esposas de los gobernadores ella también gana sustancialmente más que su esposo. En 2009 ingresó 2,4 millones de rublos (cerca de 57.000 euros) por los 140,5 mil rublos (poco más de 3.000 euros). Unas ganancias escasas en comparación con otros políticos rusos, gracias a las cuales se podría poner la gobernadora como ejemplo de buen hacer y honradez, pero no es oro todo lo que reluce.

El matrimonio tiene un hijo, el cual es un exitoso hombre de negocios que controla 28 compañías con un valor superior a los 700 millones de euros. Serguei Matvienko posee empresas dedicadas a la banca, construcción, comercio, transporte, seguridad, inversión, etc. Ninguna ley le obliga a hacer públicos sus ingresos, así que solo se puede especular al respecto. La mayoría de las empresas del hijo de la gobernadora desarrollan sus actividades económicas bajo el ala de la madre, lo que les garantiza el éxito.

Leyes ignoradas

En todos los casos citados se podrían abrir investigaciones sobre el conflicto de intereses, pero ningún organismo oficial ruso hace la más mínima intención de querer tomar cartas en el asunto.

Mientras el político del partido en el poder cumple su función nadie le toca, pero en caso de perder el apoyo del Kremlin empiezan los problemas y se le comienzan a pedir cuentas pasadas.