El refrán «Detrás de cada
gran hombre hay una gran mujer» es más cierto que nunca en el caso de los
gobernadores rusos, todos del partido gobernante Rusia Unida, encabezado por
el presidente Dimitri Medvedev y el premier Vladimir Putin. La mayoría de los
dirigentes regionales del inmenso país tienen la fortuna de estar casados con
mujeres realmente «exitosas» en los negocios.
Moscú.- En 2008 se aprobó en
Rusia una nueva ley para luchar contra la corrupción. Entre otras medidas,
esta ley exige la publicación anual de los ingresos de los gobernadores y sus
esposas, aunque el resto de la familia queda exento. Desde entonces se ha
hecho patente la inmensa diferencia de ingresos entre algunos de los
dirigentes regionales y sus medias naranjas, diferencias que pueden llegar a
ser abismales.
El caso más llamativo es el del
gobernador de la región de Primorsk, en el extremo oriente ruso, con unos dos
millones de habitantes y cuya capital es Vladivostok. Serguei Darkin,
gobernador de la región, durante el año 2009 ganó 225 veces menos que su
esposa, Larisa Belobrova, actriz ocasional y ama de casa, que registró unos
ingresos de 540,5 millones de rublos (casi 13 millones de euros).
En cualquier país con una
democracia consolidada esto sería motivo de escándalo por el conflicto de
intereses que conlleva, al menos que se trate del Estado español y sus
numerosos casos de corrupción o de la Rusia actual, en la que la mayoría de
la sociedad no se inmuta ante casos semejantes, a pesar de que el sueldo medio
es de aproximadamente 500 euros.
¿Cómo se llega a gobernador
ruso?
Desde 1996 y hasta el año 2004
los gobernadores rusos eran elegidos mediante sufragio universal por un
periodo de cuatro años. Esta libertad de elección supuso la llegada de los
poderosos hombres de negocios surgidos de las privatizaciones post–soviéticas,
comúnmente conocidos como oligarcas.
Los oligarcas vieron en la política
la manera más sencilla de aumentar sus ingresos sin preocuparse de que las
autoridades interfirieran en sus negocios pidiéndoles, por ejemplo, que
pagasen sus impuestos. El nuevo inquilino del Kremlin a partir del año 2000,
Vladimir Putin, no vio con buenos ojos el poder creciente de los oligarcas
dentro del estado y se puso manos a la obra para cambiar la situación.
En 2003 fue arrestado por impago
de impuestos Mijail Jodorkovski, propietario de una de las mayores petroleras
del país en aquel momento y uno de los oligarcas que más activamente
participaba en la política, principalmente con el apoyo económico a los
partidos políticos de la oposición. El caso Jodorkovski fue una señal para
que los hombres de negocios dejaran la política o al menos moderaran sus
ambiciones. Un ejemplo claro fue Román Abramovich, quien a pesar de seguir en
la política rusa vendió la mayoría de sus acciones en empresas energéticas
rusas.
Un año más tarde se eliminó
la elección directa de los gobernadores y presidentes de los diferentes entes
que componen la Federación Rusa. Desde 2004, los ciudadanos votan para elegir
a sus representantes en el parlamento regional, el cual tras su formación y
teniendo en cuenta los deseos del partido más votado presenta al presidente
del país una lista con al menos tres candidatos. El presidente elige de dicha
lista al que sea más de su agrado, o pide al parlamento que le presente una
nueva lista en el caso de que ninguno sea de su gusto. El sufragio universal
da a los ciudadanos rusos el poder de sugerir al presidente de la nación a la
persona que gobernará su región.
La mayoría de los parlamentos
regionales rusos están actualmente dominados por el partido del presidente
Medvedev y el primer ministro Putin, lo que garantiza una buena sintonía de
los gobernadores con el poder central en Moscú, ya que los candidatos son
siempre del agrado del Kremlin.
«Pobres» en el poder
Algunos gobernadores de Rusia
Unida, a pesar de ser la elite dirigente del país y de tener unas excelentes
relaciones con el Kremlin, tienen pocas propiedades y sus ingresos no son
demasiado altos.
El ejemplo más claro es el del
presidente de la República Chechena dentro de la Federación Rusa, Ramzan
Kadirov, quien declaró en 2009 poseer en uso compartido con otros familiares
sólo un apartamento de 36 metros cuadrados, una cantidad a todas luces
insuficiente para vivir dignamente junto a sus seis hijos. La situación la
soluciona su esposa y madre de sus hijos, Medni Kadirova, aportando al
bienestar familiar una vivienda de 209 metros cuadrados.
Eso sí, la familia del
presidente de la problemática república del Cáucaso no posee ningún vehículo
propio, por lo que es de suponer que algunos de los coches en los que se ha
podido ver al mandatario son prestamos de conocidos, entre ellos varios BMW,
Mercedes, Lexus, Porsche o Lamborghini.
Cuando un periodista del canal
de televisión ruso Ren TV le preguntó al presidente del Tribunal de Cuentas
ruso, Serguei Stepashin, si le preocupaba la situación económica de Kadirov,
éste le contestó que «Ramzan Kadirov tiene en propiedad toda la república,
así que no se preocupen por él».
Otros dirigentes regionales
tienen ingresos importantes, pero poco en comparación con sus esposas. No
todas las mujeres pueden aspirar a tener unos ingresos comparables a los de
Larisa Belobrova (540,5 millones de rublos), pero superar las ganancias del
marido parece que está al alcance de más esposas. Zoya Akimovna, mujer de
Vladimir Chub, gobernador de la región de Rostov en el sur del país, ganó
174 millones de rublos (4,19 millones de euros), mientras que él ingreso 55
veces menos, 3,18 millones de rublos (cerca de 77 mil euros). Hay al menos
otras cinco esposas que ganan más que sus maridos gobernadores (o
presidentes).
Moscú y San Petersburgo, las
dos ciudades con mayor número de habitantes (más de 16 millones oficiales
entre las dos), gozan del estatus de ciudades de importancia federal y por
ello sus alcaldes tienen un rango comparable al de los gobernadores. Como los
gobernadores, estos alcaldes son designados directamente por el presidente del
país a propuesta del partido más votado en las elecciones municipales de
ambas ciudades.
Las ciudades no se libran
En Moscú hasta septiembre de
este año gobernaba Yurii Luzhkov. El ya ex alcalde moscovita llevaba en su
cargo desde una fecha tan lejana como 1992. Su destitución se ha producido
por motivos políticos. Luzhkov criticó al presidente Medvedev y eso condujo
a una rápida destitución.
El ex edil está casado, como
muchos gobernadores, con una mujer con unas capacidades extraordinarias para
los negocios. Durante 2009 Luzhkov ganó 8 millones de rublos (unos 189.000
euros). En el mismo periodo Elena Baturina, su esposa, ingresó 30,9 mil
millones de rublos (730 millones de euros), siendo una de las mujeres más
ricas del planeta.
Baturina es dueña de Inteco,
una importante empresa de construcción especialmente activa en Moscú, aunque
también ha realizado proyectos en otros lugares de Europa. En la capital rusa
no hay ningún gran proyecto de construcción aprobado por la administración
de Luzhkov donde no este presente la constructora de su esposa. A ella también
pertenecen varias de las principales fábricas de cemento de los alrededores
de Moscú.
Han sido muchas las voces que
han criticado y denunciado la excesiva facilidad con la que Inteco ganaba los
diferentes concursos para la construcción que convocaba el Ayuntamiento de la
capital, pero la labor del alcalde nunca ha estado en entredicho. Es más que
probable que en los próximos meses se abran numerosos casos en contra de
Luzhkov–Baturina y que Inteco desaparezca del panorama de la construcción
moscovita, pero eso no es más que una consecuencia de perder el poder y no la
razón por la que esto ha ocurrido. Mientras había sintonía con el Kremlin
no importaba ningún negocio, por muy sospecho que fuera.
En San Petersburgo, la capital
en tiempos de los Zares, gobierna una mujer, Valentina Matvienko. A semejanza
de algunas de las esposas de los gobernadores ella también gana
sustancialmente más que su esposo. En 2009 ingresó 2,4 millones de rublos
(cerca de 57.000 euros) por los 140,5 mil rublos (poco más de 3.000 euros).
Unas ganancias escasas en comparación con otros políticos rusos, gracias a
las cuales se podría poner la gobernadora como ejemplo de buen hacer y
honradez, pero no es oro todo lo que reluce.
El matrimonio tiene un hijo, el
cual es un exitoso hombre de negocios que controla 28 compañías con un valor
superior a los 700 millones de euros. Serguei Matvienko posee empresas
dedicadas a la banca, construcción, comercio, transporte, seguridad, inversión,
etc. Ninguna ley le obliga a hacer públicos sus ingresos, así que solo se
puede especular al respecto. La mayoría de las empresas del hijo de la
gobernadora desarrollan sus actividades económicas bajo el ala de la madre,
lo que les garantiza el éxito.
Leyes ignoradas
En todos los casos citados se
podrían abrir investigaciones sobre el conflicto de intereses, pero ningún
organismo oficial ruso hace la más mínima intención de querer tomar cartas
en el asunto.
Mientras el político del
partido en el poder cumple su función nadie le toca, pero en caso de perder
el apoyo del Kremlin empiezan los problemas y se le comienzan a pedir cuentas
pasadas.