El riesgo de una fractura en la eurozona
Por
Jack Ewing y James Kanter
New
York Times, 17/11/10
La Nación,19/11/10
Francfort.– La crisis bancaria y de endeudamiento de
Irlanda plantea, una vez más, la idea de las desastrosas consecuencias que
pocos esperan pero muchos temen: la posibilidad de que los defectos del
esquema euro lleven a uno o más miembros a abandonar la unión monetaria.
Aunque apenas una pequeña minoría de economistas
predicen una escisión de la eurozona, un grupo mucho mayor lo considera un
riesgo, uno que, en el curso de los últimos días, ha contribuido a la
volatilidad de los mercados de valores y ha hecho bajar el valor de la moneda.
"Una significativa proporción de los inversores
piensan que se trata de un escenario posible, aunque no probable", dijo
Elga Bartsch, economista de Morgan Stanley de Londres, que no suscribe a las
teorías apocalípticas sobre el euro. "Parece que el mercado le está
concediendo una probabilidad más alta que antes."
En septiembre, cuando Morgan Stanley realizó una
encuesta a alrededor de 150 clientes, sólo el 3% pensaba que existía una
posibilidad de más del 60% de que la eurozona pudiera disolverse. Pero tan sólo
el 25% del grupo, constituido primordialmente por inversores, creía que las
posibilidades de una disolución eran de cero. Visto de otra manera, eso
significa que el 75% creía que existía el riesgo de una disolución, por
pequeño que fuera.
"Nunca he mencionado la disolución de la eurozona",
dijo Martin Taylor, ex director ejecutivo del banco Barclay, que a principios
de este año generó gran alboroto con una propuesta –"medio en
broma"– de dividir el euro en dos zonas monetarias, una para el Norte y
otra para el Sur. Pero Taylor agregó: "Si los países más débiles no
se comportan de la manera necesaria para sostener la eurozona, ésta se
escindirá".
La crisis de Irlanda ha generado especulaciones sobre un
posible final, volviendo a poner de relieve las fallas fundamentales del
proyecto euro. Esas fallas incluyen la ausencia de un mecanismo destinado a
imponer rigor presupuestario a los 16 miembros y las limitadas opciones
ofrecidas a los miembros en casos de crisis.
Irlanda, Portugal y Grecia no tienen una moneda nacional
que puedan devaluar para recuperar así competitividad en el ámbito
internacional.
Para los políticos y muchos economistas, las
consecuencias de una ruptura en la eurozona resultan demasiado terribles para
poder considerarlas. Entre otras cosas, si un país como Grecia tratara de
restablecer su propia moneda, se produciría una corrida en los bancos
locales, ya que aterrados ahorristas intentarían retirar sus euros fuertes
antes de la devaluación de su moneda.
Si Irlanda abandonara el euro, perdería el apoyo crucial
del Banco Central Europeo (BCE) para la recuperación de sus bancos, que
enfrentan grandes dificultades. El resto de los países también sufrirían.
Alemanes, franceses, holandeses y otros han invertido gran parte de sus
ahorros en el sur de Europa. Y la UE ya no tendría una moneda de nivel
suficiente para rivalizar con el dólar.
"¿Tenemos interés de regresar a las 16 monedas? Yo
no encuentro ninguno", dijo Michala Marcussen, directora de investigación
económica del Société Générale de Londres.
El malestar que sucedería a una escisión sacudiría a
toda la UE y podría amenazar su misión de garantizar la paz uniendo a los países
por medio de la economía.
Los fuertes y los débiles
Pero algunos economistas argumentan que la eurozona está
decayendo porque está camino a convertirse en una unión basada en las
transferencias, en la que los miembros más fuertes, como Francia y Alemania,
acabarán por apoyar financieramente a los más débiles. A la larga, una unión
con esas características sólo creará mayores tensiones, porque los
contribuyentes de los países más ricos no querrán pagar por eso.
Aunque probablemente un país podría negociar su salida
del euro, esa misma nación tendría que abandonar también la UE, según un
trabajo publicado el año pasado por Phoebus Athanassiou, consejero legal del
BCE. Sería "prácticamente imposible" que los países de la
eurozona expulsaran a un miembro díscolo, concluía.
Una posibilidad es que, tal vez dentro de varios años,
un partido populista asuma el poder en un país como Grecia y saque provecho
de la insatisfacción con las medidas de austeridad. Pero otra posibilidad es
que uno de los países ricos como Alemania se retire, cansado de financiar a
sus socios derrochadores. Ese gesto también podría tener penosas
consecuencias. Aunque los alemanes se quejan, el euro también le proporciona
a su país una moneda más débil de la que tendría en otro caso y hace que
sus productos sean más asequibles fuera de la eurozona.
Peligros políticos en el
bloque europeo
Recibirá Irlanda un millonario rescate
Por Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
La Nación, 19/11/10
París.– La Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI) están dispuestos a desbloquear un paquete de rescate de
alrededor de 110.000 millones de dólares para salvar el sector financiero
irlandés, que se encuentra al borde del default, y evitar que el pánico
produzca un efecto dominó en otros países frágiles de la región.
Si bien el gobierno irlandés aceptó ayer implícitamente
recibir esa ayuda, por la noche todavía no había formulado ninguna solicitud
oficial a Bruselas.
Además del salvataje de Irlanda, la UE y el FMI podrían
acudir en forma casi simultánea en ayuda de Portugal con otra inyección de
50.000 a 60.000 millones de dólares, destinada a lograr una estabilización
global del sistema euro.
Expertos del Banco Central Europeo (BCE), del FMI y de la
Comisión Europea –órgano ejecutivo de la UE– comenzaron ayer una
delicada misión en Dublín para convencer a Irlanda de que acepte ese plan de
salvataje internacional para sus bancos, cuyo endeudamiento podría amenazar
la existencia de la zona euro y hasta los cimientos de la UE (ver aparte).
Irlanda, decidida a defender con uñas y dientes su
soberanía, quiere evitar que las condiciones del plan puedan comprometer su
futuro. Los irlandeses, unos euroescépticos que rechazaron dos veces
consecutivas los tratados de la UE, temen en particular que Bruselas los
obligue a renunciar a su muy ventajosa fiscalidad para las empresas (de apenas
12,5%), una incitación que dio origen al llamado "milagro económico
celta".
El monto de la ayuda a Irlanda podría elevarse a unos
110.000 millones de dólares en tres años, de los cuales 27.000 millones serían
reservados al salvataje de los cinco bancos en dificultad, afirmaron fuentes
europeas. Según esas fuentes, de los 80.000 a 83.000 millones destinados al
gobierno irlandés, 21.000 millones estarían consagrados al reembolso de
obligaciones que vencerán a mediados de abril de 2013.
Las tasas previstas serían similares a las acordadas a
principios de mayo con Grecia, que recibió 150.000 millones de dólares de
ayuda de la UE y del FMI.
En unas declaraciones que sólo aumentaron aún más los
temores sobre el futuro de la eurozona, el presidente del gobierno español,
José Luis Rodríguez Zapatero, reconoció ayer que la incipiente recuperación
económica de su país está lejos de consolidarse.
"La recuperación es lenta y sostenida, pero
incierta en su progresión. Aún nos enfrentamos a la crisis", dijo ante
el Congreso de su país. Para Zapatero, "la mejora es tan débil que no
asegura un cambio irreversible de la tendencia".
En sus previsiones anunciadas ayer en París, la
Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) estimó que
España recién comenzará a recuperarse en 2012.
A pesar de que muchos economistas afirman que la crisis
irlandesa es sólo un "epifenómeno", lo cierto es que la zona euro
atraviesa una crisis económica mayor que hace plantear abiertamente el riesgo
de un estallido. Motivos no faltan: Irlanda, cuyo déficit abismal alcanza el
32% de su PBI; Grecia, que no consigue enderezar su presupuesto; Portugal –y
pronto España e Italia– amenazados por el contagio. Los ataques
especulativos que no cesan y los empréstitos del Estado que llegan a las
nubes en los mercados financieros.
El estado de emergencia es tal que el presidente del
Consejo Europeo, Herman van Rompuy, estimó que la unión monetaria enfrenta
"una crisis por su supervivencia" que amenaza hasta los cimientos
del bloque. Van Rompuy lanzó un llamado a los 27 Estados miembros a
"trabajar de concierto" para apagar el incendio.
Por su parte, el presidente del Banco Central Europeo
(BCE), Jean–Claude Trichet, confirmó la gravedad de la situación al
expresar su "profunda preocupación" sobre la gobernanza económica
y fiscal de la eurozona.
Después de aprender las lecciones de la crisis y sus
consecuencias sobre la zona euro "llamamos nuevamente a los Estados
miembros a realizar un cambio consecuente de gobernanza" de la UE y más
particularmente de la eurozona, explicó.
Hace dos semanas, Trichet había dicho que las reformas
propuestas por los Estados europeos para reforzar la disciplina presupuestaria
de la UE "no iban suficientemente lejos", en función "de la
progresión necesaria".
El BCE teme, en particular, la ausencia de controles y
sanciones automáticas para aquellos países que no respeten las reglas
presupuestarias y el límite de endeudamiento de la zona euro.
Alemania fue uno de los pocos países que insistieron inútilmente
para obtener el compromiso de la UE de crear sanciones políticas, privando de
derecho de voto en las reuniones del bloque a aquellos Estados cuyas finanzas
públicas derraparan.
En todo caso, si bien el riesgo de un estallido económico
del bloque es casi imposible, el peligro político es muy real para muchos
especialistas. "La crisis de la zona euro ha provocado una banalización
del antieuropeísmo y favoreció el crecimiento de los populismos y la
demagogia", estima Fabio Liberti, director de estudios del Instituto de
Investigaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).
"Es fácil observarlo en el éxito de los partidos
conservadores o de extrema derecha, que imputan a Europa los problemas que
hallan en sus países, como sucede en Holanda, Hungría, Suecia o incluso en
Italia", agrega.
Según la ministra de Turismo, Cultura y Deportes de
Irlanda, las discusiones con el FMI y el BCE podrían extenderse hasta la
semana próxima. En todo caso, la mayoría de los responsables políticos
irlandeses ya dan por descontada la aceptación de la ayuda: "Las
expectativas [de la UE y el FMI] y las mías son que un préstamo sea puesto a
disposición (?) Y eso no me parece demasiado inquietante. Pero es una decisión
política".Con esas palabras reconoció implícitamente las resistencias
del primer ministro irlandés, Brian Cowen, de tener que anunciar esa decisión
tan impopular a sus conciudadanos.
En lo inmediato, la posibilidad cada vez más tangible de
que ese plan de rescate se concrete ayudó particularmente a los mercados
europeos a poner fin a diez días de retroceso.
A mediano plazo, el riesgo de esta crisis es la
fragilización de la UE, que podría perder visibilidad y credibilidad en el
tablero mundial. Esa situación acentuará un poco más la dominación de
Estados Unidos y de China en las relaciones internacionales.
La crisis del
euro: el rescate de Irlanda no significará
más que un respiro temporal
Falta un auténtico gobierno de la UE
Por Andreu Missé
El País, 21/11/10
Bruselas.– El inminente rescate de Irlanda por parte de
la UE y el Fondo Monetario Internacional no significará más que un respiro
temporal. La crisis del euro que empezó hace seis meses en Grecia pone al
descubierto que cada vez tiene un mayor calado.
La amenaza pende con distinta intensidad sobre otros países.
En la próxima trinchera aparece Portugal. Después, España e Italia. En lo
que va de mes la deuda de estos países se ha encarecido rápidamente. Las
dificultades del euro no se limitan a los estrictos problemas financieros de
determinados países, sino que muestran la deficiente organización política
de la zona euro, es decir, la falta de un auténtico Gobierno económico de la
Unión.
La debacle de los bancos irlandeses –aunque ninguno de
ellos suspendió en la prueba de resistencia de julio–, y las tensiones en
el mercado de deuda ocultan una batalla más profunda en la UE: el pulso que
mantiene el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet,
con los dos principales líderes políticos europeos, la canciller alemana
Angela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy. Ambos tratan de
conciliar las demandas de sus electorados y las exigencias del tribunal de
Karlsruhe, en el caso de Merkel, con la defensa del euro.
Las tensiones no han dejado de aumentar el último mes.
El pasado día 18, Trichet aprovechó el encuentro con la elite de banqueros
centrales, académicos y destacados gestores financieros, para declarar
"solemnemente" su "profunda preocupación", por la situación
de la zona euro. El presidente del BCE repitió su mensaje del día 4 en que
pidió "un salto cualitativo en la gobernanza de la Unión
Monetaria".
Trichet señalaba así sus discrepancias con las
decisiones del Consejo Europeo de octubre, impulsadas obstinadamente por
Merkel y secundadas por Sarkozy. Trichet advirtió de que, en plena crisis,
tendría efectos perniciosos anunciar la exigencia alemana de que los bancos
tenedores de bonos de países con dificultades tendrían también que
participar en las pérdidas. Los hechos han dado la razón a Trichet y el plan
europeo provocó una espiral de los costes de la deuda y la "consternación
política y el pánico en los mercados", como ha señalado Katinka Barysh,
analista del Centre For European Reform (CER).
El presidente del BCE no se ha amilanado a pesar de la
dura reprimenda que le propinó Sarkozy en el pasado Consejo por haber
expresado su disconformidad con la insuficiencia de automatismo en las
sanciones prevista en la reforma del Pacto de Estabilidad. No pierde ocasión
para reiterar sus convicciones: "Cada día estoy más convencido de que
esto, (el salto cualitativo en la gobernanza) es esencial".
La máxima autoridad monetaria europea, que ha jugado un
papel decisivo en evitar el naufragio del euro improvisando nuevos
instrumentos, expresa sus recelos sobre los mercados. "En gran número de
aspectos", precisa, "la conducta observada por los mercados
financieros es difícil de reconciliar con la hipótesis de la eficiencia de
los mercados". Así que "en este todavía excepcionalmente difícil
e incierto clima para el sector financiero y la economía real es esencial
preservar y reforzar el poder de las autoridades públicas".
No está solo. Paul de Grauwe, investigador del Centre
For European Policy Studies, en estas mismas páginas recordaba hace pocos días
que la receta del Consejo "introduce una estructura de incentivos para
los especuladores". Y Simon Tilford, economista jefe del CER, asegura que
"los países del euro tienen que reconocer que una exitosa unión
monetaria requerirá un grado mucho mayor de integración política".
La incapacidad para afrontar a fondo los problemas del
euro hace crecer las esperanzas en la otra orilla del atlántico. Cada vez es
mayor el coro de analistas y medios que airean la idea de que el impensable
fin del euro es cada vez más plausible.
Pero la senda de la Unión marcada por Alemania tiene
muchas vías de agua. Exigir un determinado un mecanismo de rescate "podría
conducir a la bancarrota de algunos países", como acaba de señalar el
primer ministro griego, Yorgos Papandreu.
Ante el euro, "la más visible y palpable señal del
destino común europeo", como acaba de afirmar el presidente del Consejo
Europeo, Herman Van Rompuy, Europa tiene una gran confusión. El liderazgo de
facto de Merkel, que en marzo abogaba por expulsar a los países incumplidores
y ahora exige durísimas condiciones a para conceder rescates, es cada vez más
contestado.
Poul Rasmussen, presidente de los socialistas europeos,
señala que "Angela Merkel necesita aprender que los líderes políticos
están a veces mejor con su boca cerrada". "Cuando alguien en su
posición", añade, "declara que los mercados tendrán que pagar su
justa parte, pero no sigue con una acción política real y coherente, la
receta es un desastre".
Crece la convicción de que la apuesta franco alemana de
establecer un mecanismo de gestión de crisis, que contemple recortes de la
deuda, es de alto riesgo. Además de las negativas reacciones que ya se han
observado en los mercados, será necesaria una mínima reforma del Tratado que
aún no ha cumplido un año de vigencia. El próximo Consejo Europeo de
diciembre, la Unión se la juega. O logra un consenso con los que saben lo que
se traen entre manos o se deja llevar por la senda del populismo de Merkel y
Sarkozy, llena de incertidumbres.
En medio de las negociaciones con Irlanda
Fuerte presión del FMI
Exige a Europa más “reformas” neoliberales
Associated
Press, 20/11/10
Francfort.–
En medio de las negociaciones por el plan de rescate de Irlanda y los
temores de una expansión de la debacle económica en otros países del bloque
como Portugal, el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique
Strauss–Kahn, advirtió ayer que Europa corre el riesgo de quedar "aún
más rezagada" en el escenario poscrisis y afirmó que debe "dejar
de conformarse con el papel de segundón".
En un discurso pronunciado en el ciclo de conferencias de
bancos centrales celebrado en la ciudad alemana de Fráncfort, Strauss–Kahn
afirmó que "Europa debe romper los grilletes del bajo crecimiento"
y adoptar una estrategia común de recuperación.
"Es la única manera de salvar el modelo social y
poder cumplir con un destino común europeo", aseguró Strauss–Kahn, un
importante dirigente socialista francés que, además de dirigir el FMI, se
perfila como candidato presidencial para las elecciones del año próximo.
"La única respuesta es más cooperación y una
mayor integración", añadió el director del FMI. "Pero la
cooperación avanza demasiado lentamente", estimó.
Para el titular del FMI, en primer lugar Europa debe
solventar los problemas del sector financiero, garantizando que cuentan con
suficiente capital para respaldar el crecimiento. Asimismo, Strauss–Kahn
pidió a las autoridades europeas adoptar medidas para estimular la demanda,
aunque subrayó que es crucial contar con planes de consolidación fiscal a
mediano plazo creíbles y adaptados a la situación de cada nación.
"Países diferentes afrontan retos diferentes,
aunque en todos los casos la creación de empleo debe ser prioritaria porque
el crecimiento sin empleo carece de valor", indicó.
Al respecto, el director del FMI se mostró partidario
del lanzamiento de un "mercado laboral único" a nivel europeo, que
permita maximizar el potencial de la región y elimine las barreras y
divergencias en la eurozona, especialmente en materias como la fiscalidad del
trabajo, los sistemas de beneficios sociales y la protección del empleo.
"El euro no puede alcanzar su verdadero potencial
con mercados de trabajo segmentados", afirmó. "Estas barreras
exacerban las divergencias de las economías, lo que amenaza actualmente a la
eurozona", precisó Strauss–Kahn, aludiendo en especial al impuesto
sobre los ingresos por trabajo y a los diferentes sistemas de protección
social.
Avances en Dublín
En tanto, el primer ministro irlandés, Brian Cowen,
declaró ayer que las negociaciones por el millonario rescate de su país, que
comenzaron el jueves en Dublín entre un equipo de expertos de la UE, del
Banco Central Europeo (BCE) y del FMI, dieron nuevos pasos y avanzaron de
"forma constructiva".
"Creo que es importante identificar bien cuál es la
situación. El gobierno está en conversaciones con colegas y con las
instituciones de la UE para ver, si Irlanda lo solicita, qué forma tomará el
rescate", afirmó Cowen.
"Nos esforzamos por ver qué mecanismo de apoyo
puede concebirse que ayudaría a Irlanda y protegería nuestros
intereses", añadió el jefe del gobierno de Irlanda, que en los últimos
días suavizó su postura en contra de cualquier intervención de la UE en la
economía de su país.
A pesar de que en las conversaciones se apunta a un
paquete de ayuda de hasta 110.000 millones de dólares, el gobierno de Dublín
teme quedar preso de las condiciones que impondrá Bruselas y está decidido a
defender con uñas y dientes su impuesto a las empresas del 12,5%, uno de los
más bajos del mundo y considerado competencia desleal por algunos de sus
socios europeos.
La viceprimera ministra, Mary Coughlan, ya puso de
manifiesto la negativa rotunda del gobierno a modificar tal ventaja fiscal y
calificó ese punto como "no negociable".
Además, el gobierno de Dublín ultimaba ayer los
detalles de su plan de ajustes cuatrienal, un texto clave para determinar el
costo final del rescate. El plan está destinado a ahorrar unos 20.000
millones de dólares y reducir así el déficit de Irlanda hasta el 3% en
2014, después de cerrar este año en un insostenible 32%.
El FMI aboga
por un incremento del poder de
la UE sobre
los estados
Por
Christopher Emsden y Nina Koeppen
Wall
Street Journal, 19/11/10
Francfort.– Las autoridades de la Unión Europea deberían
incrementar el poder de las instituciones centrales de la UE para mejorar la
gobernanza económica en la región, dijo el viernes Dominique Strauss–Kahn,
director gerente del Fondo Monetario Internacional.
"La presión de los socios no ha sido muy
beneficiosa para Europa. Es hora de cambiar de rumbo", dijo Strauss–Kahn
en una conferencia en Fráncfort. "El centro debe tomar la iniciativa en
todas las áreas (...) especialmente en la política financiera, económica y
social. Los países deben estar dispuestos a ceder más autoridad al
centro".
Un paso en concreto que puede darse a corto plazo sería
quitarle la responsabilidad principal de hacer cumplir la disciplina fiscal y
las principales reformas estructurales al Consejo Europeo, integrado por los
gobiernos de los miembros de la UE, dijo Strauss–Kahn. La Comisión Europea
podría participar, pero una institución distinta e independiente "también
valdría", comentó.
Añadió que "tendría sentido aumentar los recursos
presupuestarios distribuidos desde el centro".
Strauss–Kahn dijo que eso no significa que hubiera
simplemente que aumentar el tamaño del presupuesto de la UE, sino desarrollar
un sistema utilizando instrumentos que abarquen a toda la UE, como un Impuesto
sobre el Valor Añadido europeo o impuestos a las emisiones de carbono.
Strauss–Kahn aseguró que arreglar el sector financiero
es un "primer paso" clave a la hora de intentar generar las
condiciones para un crecimiento económico y creación de empleo más sólidos.
El sector financiero "debe hacer más" para
nutrir el crecimiento, sobre todo apoyando a las pequeñas empresas, dijo, y
recordó que las empresas pequeñas en Europa "dependen demasiado"
de los créditos bancarios y deberían ser contactadas por los mercados de
capital riesgo.
Strauss–Kahn también resaltó la importancia de un dólar
"fuerte" y "creíble" para la economía mundial.
"Compartimos la visión (del presidente de la
Reserva Federal Ben Bernanke) de que un dólar estadounidense sólido y fuerte
––uno que sea creíble frente a otras divisas–– es muy, muy
importante", dijo Trichet.
Estas declaraciones se producen después de que Bernanke
se defendiera de las críticas que apuntan a que las políticas de relajación
monetaria de la Reserva Federal están diseñadas para debilitar la divisa
estadounidense.
El director del FMI además indicó que el crecimiento
duradero de la economía global está amenazado por los desempeños desiguales
en el mundo, sugiriendo que los países necesitan una mayor colaboración en términos
de las políticas económicas.
Los desequilibrios entre las economías nacionales hacen
que la recuperación global sea especialmente "frágil", señaló.
La coordinación de la política global "no es tan sólida
como en el pasado", dijo Strauss–Kahn. Compromisos previos de
colaboración, como los establecidos en la primera cumbre del G–20, fueron
"fáciles" debido a que la mayoría de las autoridades estaban
asustadas, sostuvo.
El funcionario agregó que reactivar el crecimiento económico
es la principal prioridad y que ello debería ser apoyado "incluso si
causa problemas colaterales". Eso era cierto hace dos años y sigue siéndolo
ahora, aseveró Strauss–Kahn.
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