Los
sindicatos organizaron movilizaciones conjuntas en los países de la UE; en
Grecia las marchas derivaron en graves incidentes
Crecen las
dudas sobre el futuro del euro
Se agrava
la agitación social en Europa
Yahoo
News, 16/12/10
Bruselas.–
En vísperas de una cumbre clave y mientras se multiplican los temores
en los mercados de que las medidas aplicadas por la Unión Europea (UE) no
alcancen para evitar una crisis mayor en Grecia, Irlanda y Portugal, los
sindicatos europeos lanzaron ayer un contundente mensaje contra el ajuste al
realizar marchas simultáneas en diferentes países del bloque.
Las movilizaciones, que dejaron
en evidencia que la agitación social sigue en aumento en Europa a dos años
del estallido de la crisis financiera global, se produjeron un día después
de la violenta jornada de protestas en Italia, luego de que se confirmó la
continuidad de Silvio Berlusconi, y días después de que incluso el príncipe
Carlos fuera blanco de la ira de los estudiantes en Gran Bretaña.
Las marchas tuvieron una
especial virulencia en Grecia, que vivió su octava huelga general en lo que
va del año. También hubo manifestaciones en Francia, en Bruselas, Irlanda,
España y la República Checa.
"Los gobiernos europeos
deben suspender sus ataques contra los asalariados y la ayuda social; deben
actuar juntos y no precipitarse más de una crisis a otra", dijo el
secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos, John Monks.
Y añadió que los sindicatos
están dispuestos a organizar protestas "tanto tiempo como sea necesario
hasta que se tenga en cuenta el rechazo de los trabajadores a los planes de
recorte de la ayuda social".
Por su parte, la canciller
alemana, Angela Merkel, intentó llevar ayer tranquilidad en una jornada por
demás agitada, en la que la calificadora Moody's anunció que prevé bajarle
la nota a la deuda española.
"No se dejará caer a nadie
en Europa. Nadie será abandonado a su suerte", declaró Merkel.
"Es innegable que algunos
países de la eurozona enfrentan dificultades, pero también es innegable que
el euro demostró que resiste las crisis", añadió.
De todos modos, nunca fueron tan
insistentes los llamados a que en la cumbre de hoy los líderes europeos
pongan en marcha acciones enérgicas, como un aumento del paquete del fondo de
salvataje de la eurozona, actualmente de un billón de dólares, o la
introducción de bonos paneuropeos para estimular la confianza en el euro.
"Mis expectativas no son
grandes –criticó Sigmar Gabriel, líder del opositor Partido Social Demócrata
Alemán (SPD)–. Tanto Merkel como [el presidente francés, Nicolas] Sarkozy
parecen alérgicos a cualquier sentido de visión estratégica."
En Grecia, los incidentes
estallaron luego de que los diputados aprobaron, a instancias del gobierno, un
nuevo paquete de recortes para acceder a la ayuda financiera de la UE.
Mientras la manifestación llegaba al Parlamento, unos 200 simpatizantes
izquierdistas atacaron al ex ministro conservador Kostis Hatzidakis con
piedras y palos mientras gritaban: "¡Ladrones! Son una vergüenza!".
Otros coreaban: "¡Sublevación! ¡Anulen las medidas del
gobierno!".
El ajuste aprobado ayer supone
un recorte salarial de personal del transporte de ómnibus y trenes públicos.
También da prioridad a los
acuerdos entre empresas y empleados frente a los convenios colectivos y abre
la posibilidad de rebajar los sueldos al salario mínimo, de 740 euros por
mes.
En respuesta a los recortes, que
sacaron a decenas de miles de griegos a la calle (entre 20.000 y 50.000 según
las fuentes) y paralizaron los aeropuertos y el transporte público, los
manifestantes lanzaron bombas molotov contra dos hoteles de lujo situados en
el barrio de Syntagma, cerca del Parlamento, y contra el Ministerio de Economía.
"La gente ya tuvo
suficiente. El malestar es tan grande que nadie puede detenerlo. Esto es una
advertencia de lo que ocurrirá después de las Fiestas", dijo Ilias
Iliopoulos, secretario del sindicato de empleados fiscales.
En Francia, entre 1000 y 2000
personas protestaron ayer frente al Ministerio de Economía en París. También
en la capital francesa, la Torre Eiffel fue cerrada al público por una huelga
de todos sus trabajadores.
En Bruselas, unas 200 o 300
personas se manifestaron delante de la sede de la Comisión Europa formando un
"cinturón" humano, símbolo de la austeridad impuesta en Europa.
Los manifestantes repudiaron así el austero presupuesto aprobado ayer para el
bloque, que ascenderá a 170.000 millones de dólares. Este monto es 2,9%
superior al de 2010, a pesar de que los eurodiputados argumentaban que las
instituciones creadas hace un año tras la entrada en vigor del Tratado de
Lisboa requerían un aumento del 6,2 por ciento.
También en Luxemburgo unas 800
personas se manifestaron frente a las oficinas del premier Jean–Claude
Juncker. En Praga, por lo menos 200 policías y bomberos salieron a la calle
en el centro de la capital para manifestarse contra la reducción de sus
sueldos. "¡Nosotros los protegemos y ustedes nos echan!", era el
lema de una de las pancartas.
También en Irlanda hubo fuertes
protestas fuera del Parlamento, luego de que los legisladores oficialistas
aprobaron el multimillonario salvataje de la UE y el FMI, de hasta 130.000
millones de dólares, calificado de "obsceno" por la oposición dado
que se concretará a cambio de un drástico plan de ajuste que prevé ahorrar
hasta 20.000 millones de dólares.
En España, las presiones de los
mercados para sancionar una urgente reforma del sistema previsional generaron
el enérgico repudio de una de las centrales sindicales más importantes del
país.
"No deseo una huelga
general, pero el gobierno la está provocando", advirtió el titular de
las Comisiones Obreras (CC.OO.), Ignacio Fernández Toxo.
Crecen la pobreza
y la exclusión social
Por
Idafe Martin
Corresponsal en la Unión Europea
Clarín, 17/12/10
Bruselas.– El mundo rico tiene
enormes bolsones de pobres. Un total de 116 millones de europeos –una cuarta
parte de la población de la Unión– viven amenazados por la pobreza y
corren grave riesgo de exclusión social.
Son las conclusiones de un
estudio publicado el lunes por Eurostat, la Oficina Europea de Estadísticas,
que muestran un panorama de degradación de la calidad de vida en todos los países
del bloque. El estudio, realizado con datos de finales de 2008 –los últimos
disponibles– se presenta a la vez que la Comisión Europea asegura que
quiere sacar de esa situación a 20 millones de personas en los próximos diez
años.
Las cifras son brutales y en
2009 y este año se han tenido que degradar por el aumento del desempleo, que
ya afecta a más de 23 millones de euros y castiga especialmente a los jóvenes.
Un total de 81 millones de
personas –el 16,5% de la población de la Unión Europea– viven en la
pobreza y otros 35 millones corren grave riesgo de caer en ella. Los países
con porcentajes más altos de pobreza son Letonia (25,6%), Rumania (23,4%) y
Bulgaria (21,4%). Pero no sólo en Europa del Este hay grandes sectores
sociales en riesgo. En Francia, el 13,1% de la población corre riesgo de
exclusión social por falta de ingresos suficientes para acceder a los
servicios básicos. En Alemania, ese porcentaje sube hasta el 15,1%; en España,
al 19,6%; en Italia, al 18,7%; y en el Reino Unido al 18,8%. El porcentaje
menos elevado lo disfrutan los checos, con un 9%, los holandeses con un 10,5%
y los eslovacos con un 10,9%.
Además, como siempre se puede
estar peor, dentro de estos grupos sociales también hay diferencias. De esos
116 millones de personas, 42 millones están en una situación extremadamente
grave y ni siquiera pueden hacer frente al pago de facturas básicas como la
de calefacción.
De acuerdo con los datos
oficiales, el 41,2 por ciento de los búlgaros enfrenta privaciones materiales
graves, como el 32,9% de los rumanos, frente a sólo el 0,7% de los
luxemburgueses, el 1,4% de los suecos, el 5,4% de los franceses, el 5,5% de
los alemanes o el 5,6% de los belgas.
La mayoría
de los europeos objeta las políticas de austeridad y
ajuste presupuestario
¿Quién
paga los platos rotos?
Por
Jorge Elías
La Nación, 19/12/10
Pasada la medianoche del sábado
4, el rey Juan Carlos de España seguía en vela. Estaba en Mar del Plata,
donde se celebraba la XX Cumbre Iberoamericana. Debía firmar a esas horas el
primero de los dos decretos por los cuales se declaraba por primera vez el
estado de alarma en su país, ahora prorrogado por el Congreso de los
Diputados. La huelga de los controladores aéreos, en respuesta a la decisión
de José Luis Rodríguez Zapatero de privatizar la gestión de los aeropuertos
de Madrid y Barcelona, derivó en la excepción que, en vísperas de Navidad,
pasó a ser una regla: los huelguistas adquieren condición de militares y los
militares, al mando de las torres de control, deben comunicarles la
"nueva situación".
Era la primera vez en dos décadas
que un presidente del gobierno español no asistía a un foro iberoamericano.
El faltazo de Zapatero reflejaba la magnitud de la crisis, explicada
someramente por el rey Juan Carlos al presidente de Perú, Alan García,
mientras permitía a su interlocutor acomodarle el nudo de la corbata verde y
conocía de primera mano el desenlace de una toma de rehenes en una sucursal
limeña del BBVA, de capitales españoles, ocurrido horas antes. Un
francotirador del grupo especial SUAT había acertado en la cabeza del
delincuente. Era "un hecho policial sin consecuencias", según el
relato de García, oído a dos pasos de ambos.
El problema de España, en
contraste, lejos está de ser resuelto en un pispás. Desde 2008, la solvencia
financiera del país está sujeta con alfileres. Influye cualquier oscilación
del mercado, como en toda Europa. Que cae Irlanda, que peligra Portugal, que
estalla Grecia y que, reunidos los 27 líderes en Bruselas, acuerdan una
reforma simplificada del Tratado de Lisboa para crear un mecanismo de rescate
permanente con el objeto de socorrer a países de la zona euro con
dificultades para pagar su deuda pública. De ser tan alentador el plan,
previsto para 2013, ¿por qué un rato antes había organizado la Confederación
Europea de Sindicatos una jornada de protesta en coincidencia con la huelga en
Grecia?
No convencen las políticas de
austeridad y ajuste presupuestario impulsadas por las instituciones
comunitarias ni los salvavidas tardíos, más allá de la decisión de
aumentar el capital del Banco Central Europeo (BCE) hasta casi duplicarlo. Los
recursos del Fondo Monetario, a su vez, han sido triplicados por el G–20. Si
bien el vapuleado organismo dirigido por Dominique Strauss–Kahn se ha
comprometido con 40.000 millones de dólares para detener la implosión griega
y 320.000 millones para evitar que se fuera a pique el euro, según The New
York Times , aún "tiene demasiada poca credibilidad en el mundo en
desarrollo, donde se percibe que favorece a los países ricos en forma
injusta".
Ninguna revuelta es gratuita ni
antojadiza. Los diputados griegos aprobaron duras medidas para acceder a la
ayuda financiera. Eso supone recortes salariales para el personal del
transporte y la administración pública y la rebaja del salario mínimo a 740
euros en un continente de mileuristas apremiados. En ese continente, el
promedio de jóvenes que ni trabajan ni estudian, llamados
"ni–ni", ascendió del 9,9 por ciento en 2009 al 10,9 en 2010, según
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Ese
grupo tiene menos de la mitad de posibilidades de encontrar trabajo que la
gente mayor. Un puñado de países, como Dinamarca, Holanda y Suiza, promueve
el empleo juvenil.
El desempleo en esa franja será
del 18 por ciento en 2011, según la OCDE. Sólo en España ascendió del 30,8
por ciento en 2009 al 37,9 en 2010. En su jornada de protesta, los sindicatos
europeos han pedido "a los gobiernos no desmantelar más la Europa
social". ¿Es el momento indicado para medir el ánimo de la población,
como se propone el primer ministro británico, David Cameron, a pesar de haber
dispuesto el mayor ajuste del gasto en generaciones y de haber sofocado el
rechazo de los universitarios?
El índice de bienestar no
suplirá al producto bruto interno que, según dice Cameron, "no mide
nuestro saber o nuestro aprendizaje ni nuestra compasión o nuestra devoción
por nuestro país; lo mide todo, excepto lo que hace que la vida merezca la
pena". La llamada economía de la felicidad, ensayada en el remoto reino
asiático de Bután, ha llevado al presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, a
dudar de "la religión del número" tras haber encargado un informe
sobre el progreso económico y social a Joseph Stiglitz y Amartya Sen, premios
Nobel de Economía. Hasta en Brasil estudia una comisión del Senado la
inclusión en la Constitución de una enmienda que, a la usanza
norteamericana, establezca el "derecho a la felicidad".
En España, de auscultarse a
muchachos de 15 a 24 años, el resultado sería devastador: ven en el
desempleo la peor amenaza de futuro, seguido por la droga, la vivienda, la
inseguridad y el terrorismo, según el informe Jóvenes Españoles 2010, de la
Fundación Santa María. De los políticos piensan que "buscan antes sus
propios intereses o los de su partido que el bien de los ciudadanos" y
que "anteponen los intereses de las multinacionales, los bancos y los
grandes grupos de presión a los de los ciudadanos".
Entre los mayores, señala el
barómetro sobre política exterior del Real Instituto Elcano, seis de cada
diez están más preocupados por la crisis económica que por otros asuntos.
En países en aprietos como Grecia e Irlanda, la opinión es igual. Ni un
decreto firmado por un rey desvelado puede imponer entre gallos y medianoche
la “Oda a la alegría” [de Beethoven, hoy himno de la Unión Europea] en
un continente convulsionado. Los griegos, fieles a su tradición, pagan los
platos rotos por sus desatinos políticos. Los otros intentan contentarse con
no estar en idéntica o peor situación.
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