Francia

Otro paso en la crisis del NPA

Olivier Besancenot renuncia a
su candidatura presidencial

Por Ramate Keita
Desde París para Socialismo o Barbarie, 09/05/11

Según las encuestas Olivier tenía entre 6 y 7 % de los votos la semana pasada antes de su renuncia. Él fue una figura mediática desde 2002, con una presencia casi semanal en la televisión, desde que la LCR (Liga Comunista Revolucionaria) lanzó al joven cartero como candidato a la presidencia. En esa elección tuvo casi el 5% de los votos, y mucho más entre los trabajadores. Este porcentaje es enorme en un país capitalista imperialista, donde, como en todas partes, los medios de información influencian enormemente la opinión publica y además se sienten un poco menos las contradicciones que en los países dependientes.

El anuncio de su renuncia ha causado enorme decepción entre los militantes del Npa (Nuevo Partido anticapitalista). Olivier era un factor de unidad en este partido en crisis. En artículos anteriores explicábamos que habían tres tendencias en el Npa: el ala “derecha” (posición 3) que busca la unidad electoral con el socialdemócrata Melenchon, (antiguo ministro socialista que ahora apoya la intervención francesa en Libia.), la izquierda del partido (posiciones 2 y 4) que junto con parte del bloque de dirección (posición 1) están por una candidatura independiente . También una parte de esta ultima apoya el acuerdo con Melenchon.

La no presentación de Olivier Besancenot como candidato refleja la crisis y el fracaso del proyecto del NPA. Recordemos que la LCR decidió en 2008 transformarse en un partido “amplio”, para aprovechar el capital electoral de Olivier. Así, la actividad del NPA como partido se redujo caso exclusivamente a hacer campañas electorales con un perfil “moderado”, que supuestamente le iba a permitir ganar la franja de votantes a la izquierda del Partido Socialista.

Al mismo tiempo, el NPA no tuvo la menor intervención como organización militante en los grandes acontecimientos de la lucha de clases que sacudieron Francia en estos años. Especialmente grave fue su total parálisis como partido frente a la inmensa movilización obrera y popular de octubre/noviembre del año pasado. La intervención de sus militantes, cuando la hubo fue, a título individual.

Será muy difícil lograr igualar la popularidad de Olivier con otro candidato, todavía más a apenas un año de la elección presidencial. Hasta el momento las reemplazantes son dos mujeres: Myriam Martin, una joven profesora de discurso “unitario” socialdemócrata, y Christine Pupin, más en la línea tradicional trotskista de la LCR.

Por lo tanto todo indica que el NPA, no tendrá gran caudal electoral. Apenas 1% según las encuestas de esta semana. Los militantes “electoralistas” presionarán por la unidad con Melenchon o partirán. Si el NPA sostiene electoralmente a estos socialdemócratas, seria la liquidación del partido.

En la carta publica de renuncia a la candidatura [ver más abajo el original en francés y su traducción], Olivier se expresa como un militante de izquierda, que quiere dejar de “jugar con las ambigüedades del sistema político y mediático para sustituir a la acción militante real en el seno de la lucha de clases”.

Como venimos sosteniendo, el NPA, desde el primer momento se dedicó lamentablemente a eso, a “sustituir a la acción militante real en el seno de la lucha de clases” por el electoralismo.

Sin embargo la decisión personal de Besancenot tiene un consecuencias graves y de por sí no resuelve qué quiere ser el NPA: una amplia “cooperativa electoral” que trata de ganar una franja a la izquierda del PS haciéndose cada vez más “rosado”, o un partido militante para intervenir en la lucha de clases (lo que no excluye presentarse a elecciones).

Por otra parte, su renuncia afecta la visibilidad de una alternativa de los trabajadores en Francia. Por eso todos los medios burgueses, desde el derechista Le Figaro , pasando por Le Monde, hasta los más “progresistas” han comentado alegremente la noticia. El PS, el PCF y el Parti de Gauche de Melenchon también están muy contentos. Esta renuncia es un reflejo de profundidad de la crisis del NPA.

Uno de los aspectos de su renuncia, es la ambigüedad que en muchos sentido la atraviesa. En una entrevista a Mediapart, una pagina web muy seguida por la izquierda, Olivier dice:

“Los vientos de las revoluciones árabes... que soplan... en la situación política internacional han influenciado en parte mi decisión. Yo vi, cuando fui a Túnez y Egipto, que las revoluciones no necesitan un líder, ni sustituto ni una vanguardia autoproclamada... Que el pueblo hace irrupción en la escena política y es precisamente por eso que estamos militando. Y nosotros, aquí y ahora, eso es lo que debemos hacer a nuestro nivel...”[1]

Pero si esto es así, entonces las revoluciones no necesitan un partido revolucionario. Lamentablemente, los mismos ejemplos de Túnez y Argelia están demostrando exactamente lo contrario.

Es que el proceso revolucionario, con las rebeliones que derrocaron a Alí y Mubarak, apenas si dio el primer paso. La contrarrevolución promovida por el imperialismo, las burguesías locales y el aparato de Estado (que sólo cambió sus cabezas más visibles) está operando principalmente con otros métodos distintos a la mera represión. Está operando mediante el engaño y la estafa a las masas trabajadoras y populares. De la contrarrevolución del garrote y las masacres se ha pasado a la contrarrevolución “democrática” de la seducción y el embuste (lo que no significa que no vuelva el garrote cuando sea necesario).

Sin fuertes partidos revolucionarios que enfrenten eso y disputen la influencia sobre las masas trabajadoras a todas esa trampas “democráticas”, es absolutamente imposible que las grandes rebeliones lleguen a ser verdaderas revoluciones sociales. Para eso necesitamos, por un lado, organizaciones que engloben democráticamente a las más amplias masas obreras y populares (soviets como en Rusia, Comités de la Guardia Nacional como en la Commune, sindicatos revolucionarios como en Bolivia, etc., etc.). Pero, por otro lado, es igualmente imprescindible que los revolucionarios tengamos nuestra propia organización para disputar políticamente a las masas y luchar por una orientación revolucionaria.

Esa es la gran lección histórica desde la Comuna de París de todos los procesos revolucionarios, triunfantes o derrotados.

Coincidimos que eso no se logra con “sustitución” ni “autoproclamación”. Pero al mismo Besancenot aparece negando la necesidad del partido revolucionario.

El hecho es que Besancenot, quizás como reacción al lamentable curso oportunista–electoralista del NPA, parece estar en una deriva hacia el autonomismo y el anarquismo, que han sido los enterradores de todas las luchas en que tuvieron alguna influencia, en primer lugar porque renuncian al combate por el poder político.

“El anarquismo –advertía Lenin– es el castigo con que el movimiento obrero paga sus pecados oportunistas.” Lamentablemente, creo que vuelve a tener razón, también en este caso.

Esta tendencia “libertaria” de Besancenot ya estaba presente en otro texto reciente en la revista Contratemps: “Por un enriquecimiento libertario del comunismo”.[2]

En él habla además de una necesaria “refundación comunista” donde el sujeto ya no seria la clase obrera, demasiado fragmentada, sino sobre todo los “sin”. Es decir, los “sin papeles”, “sin techo”, “sin trabajo”, etc.

Estas ideas no son nada originales... y ya han sido puestas prueba... En América Latina, en los años ’90, estuvieron de moda, ligadas a las elucubraciones sobre “el fin del proletariado”, su reemplazo por “movimientos sociales”, etc. Pero los resultados han sido un fiasco total...

En Francia es completamente equivocado y han sido desmentidas por las experiencia de las luchas recientes. En el movimiento de octubre y noviembre no fueron los “sin” quienes estuvieron al borde de paralizar Francia, sino los obreros petroquímicos, ferroviarios, del transporte, etc. Eso pudo hacer entrever la posibilidad de una derrota del gobierno y de un cambio en la relación de fuerzas entre explotados y explotadores. ¡Si no se logró, no fue por culpa de los trabajadores sino de los burócratas sindicales traidores, encabezados por Thibault, que impidieron llegar a la huelga general. ¡Burócratas a los que NPA jamás critica ni menos aun combate!

En el caso de Egipto, fue la irrupción de la clase obrera, con huelgas por tiempo indeterminado que llevaron a la paralización del país, la que volcó la balanza. ¡No bastó la multitud en la plaza Tahrir, ni menos aun Facebook ni Twitter!

En este articulo de Contratemps, Olivier continua explicando cómo el comunismo será democrático, el poder del “pueblo”.

Propone una “tentativa de síntesis política entre la cultura marxista y la tradición libertaria”, utilizando una cita de Rosa Luxemburgo. Y contra el cáncer burocrático propone “revocabilidad” de los representantes. También se refiere a los consejos de base.

¿Pero que dice del partido revolucionario? Sólo lo cita en un párrafo:

 “Desde la Revolución Rusa, sabemos que es en el terreno de la delegación de poder sin control de las bases y con sustitución política que se produce la contrarrevolución burocrática. Por tanto, es esencial establecer estrategias para protegerse contra el riesgo de que un partido, incluso revolucionario, se auto proclame representante del pueblo en movimiento.”

Nos parece que Olivier tira al bebé con el agua sucia. Somos los primeros en alertar sobre el peligro de la degeneración burocrática y el “sustituismo” de los partidos. En relación a eso, hemos hecho una amplio balance crítico de las revoluciones del siglo XX (balance que por otra parte la “IV Internacional” a la que pertenece Besancenot no ha desarrollado). Quien se interese por este tema de capital importancia, puede ver entre otros textos, “Crítica a la concepción de las revoluciones ‘socialistas objetivas’”, Roberto Saenz.[3]

La lamentablemente, esta concepción “autonomista libertaria” de Olivier, no supera el desastre de la orientación del NPA en relación al movimiento obrero. De ala burocracia sólo habla en relacióna la Revolución Rusa. ¿Y por casa, cómo aandamos?

En la movilización del año pasado, el NPA como partido no intervino en el movimiento tratando de luchar por la huelga general y contra los burócratas que lo llevaban a la derrota.. No denunció ni luchó contra la burocracia sindical que llevó al fracaso al movimiento más importante desde mayo del 68. La consecuencia es el reflujo actual, acompañado del fortalecimiento electoral de la extrema derecha incluso en las filas de la clase obrera.

Es verdad que el NPA finalmente imprimió afiches llamando a la huelga general. Pero una cosa es una acción de pura propaganda y otra intervenir dentro del movimiento para combatir por ese objetivo. ¡Y esa pelea tenía un enemigo al que jamás el NPA enfrenta: los aparatos sindicales y sus burócratas. La pelea por la huelga general no se podía hacer sin un combate a muerte contra la burocracia sindical, impulsando a los trabajadores a desbordar los marcos “orgánicos” podridos que imponen la CGT, CFDT & Cía.

Lamentablemente la deriva “libertaria” de Olivier no lo lleva a sacar conclusiones en ese sentido. En el artículo citado de Mediapart dice lo siguiente:

“En Francia, por ahora, estamos atravesando un período de reflujo político. Algunos se sorprenden de que el Frente Nacional (extrema derecha) recupere fuerza. Sin embargo, el movimiento obrero en su conjunto, no ha asumido la responsabilidad de poner K.O. al gobierno durante la lucha por las pensiones convocando una huelga general. Por supuesto, la huelga general no se decreta. Sin embargo una parte de la izquierda no ha asumido la pelea política, por temor a salir del cuadro institucional.”[4]

¿Cómo es esto? ¿Una clase que ha perdido importancia social es, sin embargo, la responsable de la derrota.

¿Qué no haya habido huelga general, es “responsabilidad” del “movimiento obrero en su conjunto”, que no quiso “poner K.O. al gobierno”? ¿No existen los burócratas? ¿Bernard Thibault –el máximo burócrata sindical– es tan responsable de la derrota como los obreros petroquímicos, ferroviarios y del transporte que casi paralizaron Francia?

Al no luchar por la dirección de los conflictos –ahora en aras de no hacer “sustituismo”–, ¿el NPA no contribuyó en algo a dejarles manos libres a la burocracia para reventar el movimiento?

En resumen: Pese a escribir artículos contra el riesgo de burocratización... después de la revolución, Olivier no ve a la burocracia actual! Y la clase obrera en su conjunto, a pesar de su inexistencia como sujeto, sería la principal culpable de la derrota de la lucha de clases en Francia!


Notas:

1.– Besancenot, «La révolution ne se fait pas que par les urnes», Médiapart.fr / TEAN, samedi 7 mai 2011.

2.– Besancenot, « Pour un enrichissement libertaire du communisme », Contretemps n°4 / TEAN, mardi 8 février 2011.

3.– www.socialismo–o–barbarie.org/revista_17_18/rev17_01b_rev_soc_objetivas.htm#_ftn1

4.– Besancenot, Médiapart.fr, cit.


« Je ne serai pas le candidat du Nouveau parti
anticapitaliste à l’élection présidentielle de 2012 »

Partisans TR NPA, 5 mai 2011

« Ne perdez pas de vue que les hommes qui vous serviront le mieux sont ceux que vous choisirez parmi vous, vivant votre propre vie, souffrant des mêmes maux.
Défiez vous autant des ambitieux que des parvenus ; les uns comme les autres ne consultent que leur propre intérêt et finissent toujours par se considérer comme indispensables…
« Portez vos préférences sur ceux qui ne brigueront pas vos suffrages ; le véritable mérite est modeste et c’est aux électeurs à connaître leurs hommes, et non à ceux–ci de se présenter. »

(Appel du comité central de la Garde nationale de la Commune de Paris, le 25 mars 1871)

Camarades,

Je ne serai pas le candidat du Nouveau parti anticapitaliste à l’élection présidentielle de 2012. Il s’agit d’une décision politique que j’assume. Et si je souhaite aujourd’hui passer le relais à un(e) de nos camarades, je ne renonce pas à m’impliquer, bien au contraire, dans tous nos combats. Je revendique plutôt la possibilité, pour le NPA, de se lancer sur de nouvelles bases, conformes au projet d’émancipation qui, plus que jamais, m’anime.

Tout d’abord, je voudrais profiter de cette lettre pour remercier toutes celles et tous ceux qui, au NPA – à la LCR auparavant –, ont participé activement au travail collectif qu’a nécessité le porte–parolat que j’ai assuré ces dix dernières années. À tous les camarades des sections locales qui ont collé des affiches, distribué des tracts, organisé les meetings (et qui, toujours, nous ont accueillis chez eux à bras ouverts), aux chasseurs de signatures en 2002, puis en 2007, ainsi qu’aux camarades de la direction qui ont planché sur les argumentaires, l’orientation, la communication, la protection, à tous j’aimerais vous dire merci. Ce travail d’équipe m’a appris et apporté énormément tout au long de cette drôle d’expérience militante qu’est le porte–parolat.

J’ai essayé, pour ma part, de mouiller la chemise sans compter pour faire connaître à un public large nos idées et nos convictions. Et cette chemise, je compte bien la mouiller encore demain pour porter notre programme, notre action et notre voix. Les militants du NPA et, plus généralement, toutes celles et tous ceux qui se battent pour changer le monde pourront compter sur mon engagement.

Il s’agit d’une décision politique assumée, donc, et sans grande surprise. Il y a quelques années déjà, j’avais clairement prévenu que je ne comptais pas prendre un abonnement à l’élection présidentielle, parce que je n’aspirais pas à en être l’éternel candidat d’extrême gauche. Depuis de nombreux mois, je fais aussi partie de ceux qui mettent en garde notre parti contre les risques politiques de la personnalisation à outrance. Que les idées s’incarnent ponctuellement dans un contexte social et politique déterminé, ou qu’il faille déléguer la tâche militante de la représentation publique, par un mandat précis et limité dans le temps, est une chose. Jouer des ambiguïtés du système politique et médiatique pour se substituer à l’action militante réelle au sein de la lutte de classe, en est une autre.

Nous militons quotidiennement, dans nos entreprises, dans les luttes, au moment des élections, pour défendre la perspective d’une société enfin débarrassée de l’aliénation, de l’exploitation et de l’oppression. L’affranchissement vis–à–vis des servitudes contemporaines implique obligatoirement une rupture avec le système actuel. Cette rupture présuppose une implication populaire croissante dans la vie politique. Autant que faire se peut, cette rupture doit intervenir ici et maintenant, sans la remettre à demain et à ses bouillonnements révolutionnaires prometteurs.

Cela signifie qu’ici et maintenant, nous appelons, sans relâche et en conscience, tous les anonymes à s’approprier leur destinée. Voilà pourquoi nous exaltons systématiquement les classes populaires à faire irruption sur la scène politique en brisant les enceintes dressées par les politiciens dans le but de nous tenir à distance de l’arène, là où se jouent nos vies. Partout où nous intervenons, nous portons ce message original et subversif : dans les quartiers populaires, les entreprises, les lycées, les facs, sur les marchés, dans les manifs, pendant les élections. Ce message tout terrain qui est la marque de fabrique de notre parti, nous ne devons pas le ternir au nom d’un quelconque « réflexe » électoral.

Nous avons su créer la surprise lorsque la LCR a eu l’audace de présenter un jeune travailleur, un postier, à l’élection présidentielle de 2002. Continuons de surprendre en présentant aujourd’hui d’autres anonymes lors de ces échéances ; cela soulignera d’autant ce que nous sommes réellement : un outil collectif et hétéroclite. S’efforcer de perpétuer la démonstration selon laquelle nous n’avons pas besoin des politiciens pour nous exprimer, comprendre et proposer, est un acte progressiste. Se rassurer en pensant « jouer la sécurité » serait céder, au contraire, à des instincts « conservateurs » pernicieux qu’il faut laisser aux autres. Or, nous n’envisageons pas l’activité politique comme les autres partis.

Ce serait aussi, à mes yeux, une contradiction intenable : nous dénonçons un système où la politique est devenue une valeur marchande d’un côté, et de l’autre, nous commencerions involontairement à nous intégrer dans le décor politique traditionnel en incrustant notre mouvement et nos idées dans la case « candidat rituel à l’élection présidentielle » de notre téléviseur. C’est risquer, à terme, de nous transformer en caricature de nous–mêmes, voire en alibi du système.

Comme à chacun d’entre vous, cette vision m’est personnellement insupportable. Je ne veux pas avoir le sentiment de faire partie du personnel politique traditionnel aux yeux du large public, qu’à notre mesure nous influençons depuis quelques années. Le fait de mener une activité professionnelle à la Poste – activité que je n’ai jamais lâchée – n’est pas, sur le long terme, un sérum assez puissant pour contrecarrer la dynamique consensuelle qu’impose la joute électorale et médiatique à répétition. Le jeune travailleur parti à l’assaut de la politique en 2002 est inéluctablement devenu, en 2007, celui qui « fait de la politique tout en continuant à travailler » et probablement quelqu’un qui « fait de la politique tout court » en 2012. Militant je suis, militant je veux rester. Me libérer de cette contradiction est la meilleure garantie, pour moi, de continuer à porter le combat du NPA sur la scène publique, mais différemment.

Aussi je vous demande d’être solidaires de ce choix, en le comprenant comme la volonté que le NPA puisse enfin se retrouver. Se retrouver non pas sur un nom familier mais sur une identité collectivement réappropriée. Qu’il puisse se déployer sur des bases plus conscientes et plus constantes. Plus conscientes de la nécessité de porter un projet révolutionnaire, internationaliste, vivant et ouvert, qui le maintienne à distance du système actuel. Plus constantes dans son action globale au quotidien, en intervenant sans relâche dans les entreprises, les quartiers, la jeunesse et en animant activement les réseaux de résistance du mouvement social – syndical, antiraciste, écologiste, féministe…

L’élection présidentielle aura lieu dans un an. Cela nous laisse le temps de la préparer et faire de 2012 une étape majeure dans cette refondation.

Je suis prêt, dès à présent, à m’investir à 100 % pour que notre parti, le NPA, puisse effectivement se présenter à la prochaine présidentielle et à épauler de mon mieux notre candidat(e) durant la campagne. Car il faut continuer à nous adresser à des millions de personnes et ne pas se refermer en vase clos. Les moments de reflux que le mouvement ouvrier traverse en France ne doivent pas masquer le caractère instable de la situation politique liée à la crise globale que traverse le capitalisme depuis trois années.

Les révolutions arabes le prouvent : les vents de l’histoire sont changeants et peuvent tourner rapidement.

Salutations révolutionnaires,

Olivier


“No seré candidato del NPA en
la elección presidencial del 2012”

Traducción de Alberto Nadal (Viento Sur), 08/05/11

"No perded de vista que los hombres que os seguirán mejor son los que elegiréis entre vosotros, viviendo vuestra propia vida, sufriendo los mismos males. Desconfiad tanto de los ambiciosos como de los advenedizos; tanto los unos como los otros no consideran más que su propio interés y acaban siempre por considerarse indispensables. Preferid a quienes no pretendan vuestros votos; el verdadero mérito es modesto y corresponde a los electores conocer a sus hombres y no a éstos presentarse " (Llamamiento del Comité Central de la Guardia Nacional de la Comuna de París, 25 de marzo de 1871)

Compañeros y compañeras

No seré el candidato del Nuevo Partido Anticapitalista en las elecciones presidenciales de 2012. Se trata de una decisión política que asumo. Y si deseo hoy pasar el relevo a un o una de nuestros compañeros o compañeras, no renuncio a implicarme en todas las luchas, sino todo lo contrario. Reivindico para el NPA, la posibilidad de ponerse en marcha sobre nuevas bases, conformes con el proyecto de emancipación con el que, más que nunca, me comprometo.

Antes de nada, querría aprovechar esta carta para dar las gracias a todos y todas los que, en el NPA –y antes en la LCR–, han participado activamente en el trabajo colectivo que ha necesitado la tarea de portavoz en estos diez años. A todos los compañeros de las secciones locales que han pegado carteles, distribuido panfletos, organizado los mítines (y que, siempre, me han acogido con los abrazos abiertos), a quienes recogieron firmas en 2002, y luego en 2007, así como a los camaradas de la dirección que han trabajado los argumentos, la orientación, la comunicación, la protección. A todos me gustaría daros las gracias. Este trabajo de equipo me ha enseñado y me ha aportado enormemente a lo largo de esta particular experiencia militante que es la de ser portavoz.

Por mi parte, he procurado sudar la camiseta para dar a conocer a un público amplio nuestras ideas y nuestras convicciones. Y esta camiseta cuento con sudarla también mañana para defender nuestro programa, nuestra acción y nuestra voz. Los militantes del NPA y, más en general, todos y todas las que luchan por cambiar el mundo podrán contar con mi compromiso.

Se trata pues de una decisión política asumida, y sin gran sorpresa. Hace ya algunos años, había advertido de que no pretendía coger un abono para las elecciones presidenciales, porque no aspiraba a ser el eterno candidato de la extrema izquierda. Desde hace muchos meses, formo también parte de quienes ponen en guardia a nuestro partido contra los riesgos políticos de la personalización a ultranza. Una cosa es que las ideas se encarnan puntualmente, en un contexto social y político determinado, o que haya que delegar la tarea militante de la representación pública, por un mandato preciso y limitado en el tiempo. Otra cosa es jugar con las ambigüedades del sistema político y mediático para sustituir a la acción militante real en el seno de la lucha de clases.

Militamos diariamente, en nuestras empresas, en las luchas, en las elecciones, por defender la perspectiva de una sociedad por fin libre de la alienación, de la explotación y de la opresión. La liberación respecto a las servidumbres contemporáneas implica obligatoriamente una ruptura con el sistema actual. Esta ruptura presupone una implicación popular creciente en la vida política. En la medida de lo posible, esta ruptura debe realizarse aquí y ahora, sin dejarla para el mañana y sus prometedoras efervescencias revolucionarias. Esto significa que aquí y ahora, llamamos, sin descanso y conscientemente, a todas las personas anónimas a apropiarse de su destino.

Por eso llamamos sistemáticamente a las clases populares a hacer irrupción en la escena política rompiendo las murallas levantadas por los políticos con el objetivo de mantenernos a distancia de la arena, de donde se juegan nuestras vidas. Allí donde intervenimos, llevamos este mensaje original y subversivo: en los barrios populares, las empresas, los institutos, las facultades, en los mercados, en las manifestaciones, durante las elecciones. Este mensaje "todo terreno" que es la marca de fábrica de nuestro partido, no debemos empañarlo en nombre de ningún "reflejo" electoral.

Supimos dar la sorpresa cuando la LCR tuvo la audacia de presentar a un joven trabajador, un cartero, a las elecciones presidenciales de 2002. Continuamos sorprendiendo presentando hoy otras personas anónimas en esas ocasiones; ello subrayará tanto más lo que somos realmente: una herramienta colectiva y diversa. Es un acto progresista esforzarnos por continuar demostrando que no tenemos necesidad de los políticos para expresarnos, comprender y proponer. Por el contrario, tranquilizarse pensando en "jugar a lo seguro" sería ceder a instintos "conservadores" perniciosos que hay que alejar de nosotros. Nosotros no consideramos la actividad política como los demás partidos.

Sería también, a mi parecer, una contradicción insostenible: por un lado, denunciamos un sistema en el que la política se ha convertido en un valor mercantil, y por otro, comenzaríamos involuntariamente a integrarnos en el decorado político tradicional incrustando nuestro movimiento y nuestras ideas en la casilla "candidato ritual a la elección presidencial" de nuestro televisor. Es correr el riesgo, a medio plazo, de transformarnos en una caricatura de nosotros mismos, incluso en coartada del sistema.

Como a vosotros y vosotras, esta visión me es personalmente insoportable. No quiero tener el sentimiento de formar parte del personal político tradicional a los ojos del gran público, que en nuestra medida influenciamos desde hace algunos años. El hecho de llevar una actividad profesional en Correos –actividad que jamás he abandonado– no es, a largo plazo, un suero suficientemente poderoso como para contrarrestar la dinámica consensual que impone la competencia electoral y mediática repetida. El joven trabajador que salió al asalto de la política en 2002 se convirtió inevitablemente, en 2007, en alguien que "hace política mientras sigue trabajando" y probablemente alguien que "sencillamente, hace política" en 2012. Soy militante, quiero seguir siéndolo. Liberarme de esta contradicción es la mejor garantía, para mí, de continuar llevando el combate del NPA en el espacio público, pero de forma diferente.

También os pido ser solidarios con esta decisión, comprendiéndola como la voluntad de que el NPA pueda al fin reencontrarse. Reencontrarse no en un nombre familiar, sino en una identidad colectivamente reapropiada. Que pueda desplegarse sobre bases más conscientes y más constantes. Más conscientes de la necesidad de defender un proyecto revolucionario, internacionalista, vivo y abierto, que le mantenga a distancia del sistema actual. Más constantes en su acción global cotidiana, interviniendo sin cesar en las empresas, los barrios, la juventud y animando activamente las redes de resistencia del movimiento social–sindical, antirracista, ecologista, feminista.. Las elecciones presidenciales tendrán lugar en un año. Esto nos deja el tiempo preciso para preparar y hacer de 2012 una etapa importante en esta refundación.

Estoy dispuesto, desde ahora, a implicarme al 100% para que nuestro partido, el NPA, pueda efectivamente presentarse en las próximas presidenciales y a apoyar todo lo que pueda a nuestro candidato o candidata durante la campaña. Porque hay que continuar dirigiéndonos a millones de personas y no encerrarse en una burbuja. Los momentos de reflujo que el movimiento obrero atraviesa en Francia no deben ocultar el carácter inestable de la situación política ligada a la crisis global que atraviesa al capitalismo desde hace tres años.

Las revoluciones árabes lo prueban: los vientos de la historia son cambiantes y pueden girar rápidamente.

Saludos revolucionarios

Olivier