Pago
de las estafas y desastres financieros
¡No
y otra vez No!
Por
Mike Krolikowski, Yvette Krolikowski y Damien Millet (*)
CADTM / CEPRID, 03/05/11
El 9 de abril de
2011, los islandeses se han negado, por cerca de un 60%, a
pagar por asumir los errores de quienes han llevado su país
al abismo. Una vez más han rechazado mediante referéndum el
acuerdo Icesave, que prevé que el Estado indemnice a los
centenares de miles de ahorradores británicos y holandeses
que han perdido dinero en la quiebra de este banco “en línea”
en 2008. Han confirmado por tanto el primer "No"
pronunciado en marzo de 2010, lo que irrita extremadamente
tanto al gobierno islandés, como a los gobiernos británico y
holandés, a la Unión Europea, a los banqueros y los
promotores de la mundialización neoliberal. Todos estos altos
responsables no ven ningún inconveniente en que un banco on
line llamado Icesave proponga tasas alucinantes para atraer a
los clientes, que ciudadanos británicos y holandeses atraídos
por la promesa de ganancias fáciles inviertan en él en todo
conocimiento de causa, que Londres y Amsterdam vengan a
enjugar las pérdidas de estos especuladores cuando una crisis
de gran amplitud estalla provocando la quiebra del banco, y
luego que esos gobiernos se vuelvan contra el Estado islandés
para que tome a su cargo los 3,8 millardos de euros que han
gastado, y que la primera ministra islandesa esté de acuerdo
en imponer esta purga a su país. Muy felizmente, el pueblo
islandés ha dicho que no una vez más.
Confesamos que
las caras de derrota de quienes pensaban que el pueblo iba a
aceptar lo inaceptable han sido bastante divertidas. El Reino
Unido y los Países Bajos, "muy decepcionados",
reiniciarán el procedimiento judicial ante la Autoridad de
Vigilancia de la Asociación Europea de Libre Cambio (AELC).
Según el ministro holandés de Finanzas: "El tiempo de
las negociaciones se ha acabado, Islandia sigue teniendo la
obligación de devolver el dinero, la cuestión en adelante
está en manos de los tribunales". Por parte del gobierno
islandés: "El resultado del referéndum no afectará al
comienzo de los pagos por la sociedad Landsbanki Islands hf
(casa madre de Icesave) a los acreedores prioritarios
-incluyendo a las autoridades británicas y holandesas".
El pueblo se ha expresado; ahora es instructivo seguir el
nivel de respeto de esta decisión. Pero para comprender cómo
Islandia ha llegado ahí, se impone una vuelta atrás. Del
paraíso al infierno
Vista del
exterior, Islandia, que figuraba en primer lugar del índice
de desarrollo humano del PNUD en 2007, muy lejos por delante
de los países de ortodoxia neoliberal como los Estados
Unidos, Francia o el Reino Unido, parecía un pequeño paraíso.
Con una esperanza de vida entre las más elevadas del mundo,
un paro casi inexistente, las condiciones difíciles de las
poblaciones del Tercer Mundo parecían muy lejanas para los
320.000 islandeses. Sin embargo, la deuda pública del país
había subido precipitadamente desde 2003, fecha de la
terminación de la privatización de los bancos. En el curso
de los últimos años, está claro que el recurso a préstamos
a corto plazo se ha multiplicado.
Hoy, en este
pequeño país que vive de la pesca del bacalao, de un poco de
aluminio, del turismo, de algunos corderos y de mucha
geotermia, más de una tercera parte de las familias está
sobreendeudada. En fase con la ideología dominante, el
gobierno había incitado a las familias a convertirse en
propietarias de su vivienda. Pero la catástrofe acechaba.
Desde los años 1980, todos los préstamos estaban indexados
con los precios, pero no con los salarios. La devaluación de
la moneda islandesa (krona, corona): un 50% en 2008, y una
inflación de dos cifras iban a llevar a los islandeses al
precipicio. Reikiavik encuentra hoy preocupaciones comparables
a las de las capitales situadas en la parte baja de la
clasificación del PNUD: carencia de liquidez, negociaciones
difíciles con acreedores intratables, primas de riesgo muy
elevadas, notación degradada por las agencias como Fitch o
Standard&Poor´s, intervención del FMI, prestamista en última
instancia.
Todo comenzó
con un sistema financiero que tenía como prioridad absoluta
la libre circulación de los capitales, como consecuencia de
la revolución neoliberal de los años Reagan-Thatcher en el
giro de los años 1980. Allí donde fue aplicada, las
desigualdades aumentaron enormemente. Islandia también
participó en esa tendencia fuerte, particularmente a partir
de 1999 cuando el gobierno islandés comenzó a privatizar el
sector bancario. Ya en la minicrisis de 2006, Fitch anunciaba
la degradación de la deuda pública islandesa y los agentes
bursátiles comparaban la situación de Islandia a la de la
Tailandia de 1997 o de la Turquía de 2000. Era la primera
alerta.
Los tres
principales bancos islandeses (Kaupthing, Glitnir y sobre todo
Landsbanki a través de su filial Icesave), privatizados en
2003, encontraron rápidamente su lugar en el mundo de la gran
finanza. Sus actividades principales tenían lugar en Londres,
en Luxemburgo y en los países escandinavos. Rápidamente,
estos tres bancos se habían dotado de fondos altamente
especulativos. La City de Londres, totalmente desregulada, era
su terreno de juego preferido. Con la preocupación de búsqueda
desenfrenada de beneficios para los accionistas, se
aprovecharon de lo que parece mucho un laxismo organizado en
el control bancario para poder invertir en los mercados
financieros mundiales sin ninguna prudencia. Siendo
insuficiente la población islandesa para generar una cifra de
negocios de tamaño internacional, estos bancos buscaron
ampliar sus actividades en el extranjero, proponiendo cuentas
corrientes en divisas extranjeras, remuneradas, en otros países
entre ellos el Reino Unido (octubre 2006) y los Países Bajos
(mayo 2008). Tras la minicrisis de 2006, las agencias de
notación hicieron presión para que los bancos diversificaran
su base de financiación. El mercado respondió bien a su
oferta, dado que las cuentas corrientes son raramente
remuneradas por los bancos europeos. Ante este éxito, que
conllevaba un aumento de sus propias reservas, estos bancos se
encontraron ante la posibilidad de ofrecer préstamos
tentadores, siempre indexados con las divisas fuertes.
Siguiendo la lógica bancaria hasta el final, colocaron el
resto de sus reservas en productos financieros extranjeros
diversos, incluyendo los que luego se mostrarían como los más
inseguros y más nocivos.
Dos
azotes: la crisis y el FMI…
La crisis golpea
entonces y, el 6 de octubre de 2008, los bancos islandeses
hipertrofiados se hunden. En aquel momento, sus deudas se
elevaban a 10 veces el PIB del país. El Estado no tiene los
medios de ponerlas a flote, puesto que sus necesidades superan
ampliamente su capacidad. Para evitar un pánico bancario, los
gobiernos británico y holandés aceptan indemnizar a sus
nacionales dueños de cuentas en bancos islandeses. Pero estos
gobiernos presentan la factura (3,8 millardos de euros en
total, es decir, 2,6 para el Reino Unido y 1,2 para Holanda)
¡a Islandia! Paradoja de la situación, la cifra de la
población islandesa es inferior al número de las 400.000
cuentas afectadas. El día mismo del desencadenamiento de la
crisis, el FMI envía una misión a la isla. El 24 de octubre
de 2008, vuelve a Europa Occidental con un acuerdo de préstamo
de 2,1 millardos de dólares (ratificado el 19 de noviembre),
haciendo de Islandia el primer país occidental en recurrir a
una ayuda así desde hace un cuarto de siglo. La financiación
se extenderá por dos años, con una entrega inmediata de 830
millones de dólares. Otras ocho tramos de 160 millones de dólares
seguirán. El préstamo será devuelto por los islandeses
entre 2012 y 2015. El jefe de la misión del FMI precisa que
Islandia deberá encontrar cuatro millardos suplementarios:
"Para el período de dos años, el paquete de ayudas es
de alrededor de seis millardos de dólares de los que cuatro
millardos provienen de otros países". Los países del
Norte de Europa (Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca con
2,5 millardos de dólares) y Polonia completan esta suma.
Como ocurre
siempre con el FMI, en contrapartida Islandia se compromete a
aplicar un "programa de recuperación" de su economía,
con medidas inmediatas, a corto y medio plazo. Este programa
muy exigente implica esfuerzos significativos de reducción de
los gastos, dicho de otra forma, una cura de austeridad. El
gesto más humillante para los islandeses es, desde el
comienzo de la crisis, la congelación de los haberes de los
bancos islandeses por el Reino Unido en el marco jurídico de
una "ley antiterrorista", poniendo a Islandia en la
lista de los países "terroristas" para Londres. El
país será retirado de esta lista el 15 de junio de 2009.
Justamente cinco
años después de haber privatizado sus tres bancos, en
septiembre de 2008, el gobierno islandés se vio obligado a
recuperar el 75% del banco Glitnir. El mes siguiente,
renacionaliza Kaupthing y Landsbanki. En febrero de 2009,
Glitnir es totalmente renacionalizado bajo su antiguo nombre
de "Islandsbanki". El proceso es muy claro: antes de
2003, como esos bancos hacían beneficios colosales, era
necesario que fueran privatizados, pero en cuanto se
hundieron, el Estado era conminado a recuperarlos, a asumir
sus deudas, a pedir prestado para hacer frente a sus pagos, y
luego a reprivatizarlos lo más rápidamente posible sin
olvidar reformar su economía en un sentido neoliberal para
hacer pagar la factura a la población islandesa. ¡Es así
como el pueblo paga por los graves errores de los banqueros!
No faltan las reacciones. Todos los sábados, durante varios
meses, la población se ha manifestado contra las medidas de
austeridad que implican en particular ataques muy duros contra
el sistema de protección social y contra las jubilaciones,
que provocan por ejemplo el cierre de hospitales.
Bajo esta presión,
el primer ministro anuncia en enero de 2009 la celebración de
elecciones anticipadas para el 9 de mayo. Los islandeses no se
satisfacen con esta propuesta. El sábado 24 de enero,
reunidos como cada fin de semana desde hace 16 semanas,
reclaman la dimisión del gobierno. Dos días más tarde, el
primer ministro, del Partido de la Independencia, formación
de centro derecha que comparte el poder con el partido
socialdemócrata desde mayo de 2007, anuncia la dimisión
inmediata de su gobierno. Se forma un gobierno provisional
hasta las elecciones, el 25 de abril de 2009, que ven llegar a
la cabeza del país a una coalición formada por el partido
socialdemócrata y el partido izquierda-verdes.
El 16 de julio
de 2009, Islandia plantea oficialmente su candidatura a la Unión
Europea.
Icesave:
¡ni una vez!
El 30 de
diciembre de 2009, el Althingi (Parlamento islandés) vota por
estrecha mayoría la ley llamada "Icesave", de
acuerdo con las exigencias de los países demandantes, que
ratifica la devolución de 3,8 millardos de euros a Gran Bretaña
y Holanda. Esto significa pagar alrededor de 100 euros por
habitante y por mes durante ocho años por la quiebra de un
banco de inversiones muy arriesgadas. La población manifiesta
su desacuerdo exigiendo, por un manifiesto y varios días de
"caceroladas" ante el parlamento, que el presidente
Olaf Ragnar Grimsson no promulgue la ley. Estas
manifestaciones permiten también la sensibilización de una
parte de la población sobre las fechorías del mundo
financiero. Ante la presión de la calle, demostrando que los
pueblos en movimiento pueden hacerse oír, el presidente se
niega a firmar, convocando, en el marco del artículo 26 de la
Constitución islandesa, un referéndum vinculante para el
gobierno. El 6 de marzo de 2010, con una fuerte movilización,
el 93% de los islandeses rechazan el acuerdo, lo que obliga a
los ministerios de finanzas de los tres países concernidos
(Islandia, Reino Unido y Holanda) a retomar las negociaciones.
Luego, las tres delegaciones se reúnen muy regularmente en
Londres, en una atmósfera volcánica de chantaje. En
paralelo, se celebran prenegociaciones para la adhesión a la
Unión Europea, que ha intentado ligar los dos tipos de
discusiones. A pesar de las repetidas demandas del gobierno
islandés de disociar las diferentes negociaciones, durante
este período, sufre muy fuertes presiones para avanzar en el
sentido querido por los acreedores. Aunque el FMI se defiende
de considerar el arreglo de este litigio como condición a la
entrega del dinero, sus Estados miembros deciden congelar el
tercer tramo (160 millones de dólares), para finalmente
desbloquear su entrega el 9 de abril de 2010. Después del
FMI, Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca anuncia el
desbloqueo del segundo tramo de su préstamo bilateral.
El 17 de junio
de 2010, día aniversario de sus 66 años de independencia,
Islandia obtiene el estatuto de candidato oficial a la Unión
Europea. Las negociaciones con Londres y La Haya llegan, el 8
de diciembre de 2010, a un nuevo acuerdo, supuestamente más
aceptable para la población. La tasa de interés es llevada
al 3,3% por la parte británica y al 3% por la parte
holandesa, en lugar del 5,5% y la duración de la devolución
alargada de ocho a treinta años (entre 2016 y 2046, en lugar
de 2024). La liquidación de los activos de Landsbanki es
mejor tomada en cuenta.
El 10 de enero
de 2011, el FMI anuncia haber desbloqueado el quinto tramo de
su préstamo a Islandia, por un montante de 160 millones de dólares.
Los términos de este nuevo acuerdo son debatidos en el
Althingi el 16 de febrero de 2011 y votados por 44 votos a
favor, 13 en contra y 3 abstenciones. Para la mayoría de los
parlamentarios, se trata de una tasa a pagar para hacer las
paces con la "comunidad internacional", dar
satisfacción al FMI, a las agencias de notación, tener de
nuevo acceso a los mercados financieros mundiales y facilitar
las negociaciones de adhesión a la UE.
¡Y
“No” dos veces!
Sin embargo, el
20 de febrero, el presidente de la República decide la
organización de un nuevo referéndum popular, como
consecuencia de un nuevo manifiesto que había recogido más
de 40.000 firmas. La primera ministra islandesa, Johanna
Sigurdardottir, se permite entonces declarar: "Es
decepcionante. Habíamos anticipado que el presidente iba a
firmar el acuerdo sobre Icesave (…). El acuerdo ha sido
aprobado por mayoría en el Parlamento y no es normal que un
presidente se oponga a un acuerdo adoptado por una tal mayoría",
añadiendo que, en su opinión, hay "pocas posibilidades
de que Gran Bretaña y los Países Bajos estén dispuestos a
renegociar este acuerdo". Sin embargo, y felizmente, el
pueblo se pronuncia una segunda vez por el no. Desde una
independencia de Dinamarca, un poco apresuradamente negociada
en 1944, la cuestión de reescribir la Constitución, aún en
gran medida basada actualmente en la de Dinamarca, ha sido
planteada en numerosas ocasiones. La crisis "Icesave"
parece haber precipitado este debate en el espacio público
islandés. El Parlamento decide entonces, de acuerdo con el
programa electoral, la creación de una Asamblea Constituyente
con vista a llevar a término este proyecto. El 27 de
noviembre de 2010, son elegidos por voto popular veinticinco
miembros entre más de quinientos candidatos. Poco tiempo
antes de que esta Asamblea comience a deliberar, la elección
de los miembros queda invalidada por el Tribunal Supremo
islandés por vicios de procedimiento. A finales de febrero de
2011, la Asamblea Constituyente es transformada en Consejo
Constitucional, compuesto de las mismas personas
precedentemente elegidas. Debería hacer sus propuestas de aquí
al mes de junio de 2011.
A causa de esta
crisis sistémica del capitalismo, Islandia ha bajado en 2010
a la decimoséptima plaza de la clasificación del PNUD del índice
de desarrollo humano. Sufre una brecha social y económica
profunda, que ha dejado un gran número de trabajos de
infraestructuras inacabados y probablemente por mucho tiempo,
una inflación importante, un sobreendeudamiento de los
hogares y una tasa de paro elevada. En el momento de su
nacionalización, los tres bancos han despedido con carácter
de urgencia al 20% de sus asalariados.
Según el
“Informe mundial sobre los salarios 2010/11” de la
Organización Internacional del Trabajo sobre las políticas
salariales en tiempos de crisis, los asalariados islandeses
son los más duramente golpeados, con una bajada media de los
salarios del 8% en 2009 que sigue a una del 4,9% en 2008. Un
sondeo muestra que un tercio de la población contempla la
posibilidad de abandonar el país. Queda también una inmensa
frustración entre la gente, que admite mal que la decena de
responsables siga durmiendo tranquila. Los banqueros y los
hombres de negocios islandeses, sometidos a investigación
criminal en Islandia, están aún activos en el mundo
bancario, y algunos se han convertido incluso en consejeros
financieros en Londres, Luxemburgo o Canadá.
Los islandeses
no aceptan que un banquero pueda amasar una fortuna
considerable haciendo correr riesgos desmesurados a la
sociedad entera y luego haga pagar los gastos al estado y los
ciudadanos. Como decía William K. Black: "The best way
to rob a bank is to own one" la mejor forma de robar un
banco es ser su propietario]. Están convencidos de que se
puede encontrar suficiente dinero en los haberes de los bancos
para pagar los destrozos ocasionados. No comprenden por qué
los responsables de la crisis no han sido puestos en una
situación en que no puedan hacer daño: la mayor parte de los
dirigentes de las grandes potencias y de los grandes bancos
que han llevado a la economía a este callejón sin salida no
han sido inquietados, aunque estén perfectamente
identificados. No comprenden tampoco por qué las reglas del
juego siguen sin haber sido cambiadas a nivel internacional,
cuando las consecuencias sobre las condiciones de vida de las
poblaciones, que son las principales víctimas de la crisis,
se degradan duraderamente. Por el momento, los culpables han
logrado hacer pagar el precio a las víctimas. ¿Dónde está
la justicia social? Los bienes nacionales continúan siendo
vendidos a precio de saldo a las sociedades extranjeras.
Islandia es el séptimo productor mundial y el segundo
productor europeo de energía geotérmica. En 2010, la
cantante islandesa Björk, apoyada por la diputada europea Eva
Joly, llevó a cabo una campaña contra el proyecto de compra
casi íntegra de la compañía pública HS Orka, productora de
energía geotérmica, por la multinacional canadiense Magma
Energy Corp. Sin éxito. Los grupos exteriores al Espacio Económico
Europeo (EEE) no estando autorizados en Islandia a poseer un
productor de electricidad, Magma ha utilizado una filial en
Suecia para esta adquisición. Desde finales de 2010, Magma
posee pues el 98,53% de HS Orka
Movilizaciones
populares, referéndos rechazando los diktats de los
acreedores, la actualidad islandesa da motivos para tener un
poco de esperanza. Pero no para estar eufórico. En efecto, a
pesar de algunos puntos álgidos, no es razonable, como han
hecho algunos, hablar de una revolución en marcha. Este
movimiento social no pretende hoy poner en cuestión la adhesión
a los principios del libre mercado, del neoliberalismo y de la
ortodoxia económica. Las elecciones no han cambiado
verdaderamente la situación: el capitalismo sigue siendo tan
estructuralmente dominante como lo era antes de la crisis. La
élite restringida de la isla sigue estando ahí. La elección
de la Asamblea Constituyente no ha suscitado realmente
pasiones: solo el 36% de los inscritos se ha desplazado a las
urnas para seleccionar a sus miembros. Y, a pesar de una
fuerte participación en las peticiones y en las
manifestaciones, la crisis "Icesave" no ha
estimulado un interés desmesurado por la política entre los
islandeses, ni un deseo particular de hacer caer el sistema
que les ha arruinado.
Los recientes
sondeos muestran que más de la mitad de los ciudadanos no
desean meterse en una aventura política. Pero si una nueva
Constitución realmente progresista puede salir de este
proceso, a pesar del cansancio constatado entre los ciudadanos
islandeses, puede ser un verdadero paso en la buena dirección.
(*)
Yvette y Mike Krolikowski son militantes del CADTM en Francia.
Millet es portavoz del CADTM en Francia y coautor con Eric
Toussaint de “La crise, quelles crises?”, Aden-CADTM,
2010.
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