El
primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, encaja una histórica
derrota en
la segunda vuelta de las elecciones municipales
El
centroizquierda arrasa en Milán y Nápoles
Por
Miguel Mora
Desde Milán
El País, 30/05/11
Un largo ciclo
político empieza a morir en Italia. Las urnas han hablado, y
el mensaje es un tsunami de esperanza y cambio democrático
que deja seriamente tocado a Silvio Berlusconi. Un centro
izquierda más plural y esta vez realmente de izquierda,
sostenido en bloque por la oposición a la alianza de Gobierno
que lidera desde hace una década el país, obtiene un triunfo
de alcance histórico en las elecciones municipales.
La victoria por
casi once puntos de Giuliano Pisapia en Milán, cuna del
berlusconismo y de la Liga Norte, en manos de la derecha desde
1994, fue la guinda a una jornada demoledora para la coalición
de Gobierno. La onda de rechazo viajó de norte a sur, y los
candidatos de Berlusconi sucumbieron en Nápoles (por 30
puntos), Cagliari (por 20), Trieste e incluso Novara, un feudo
histórico de la Liga, que retrocede en toda la llanura
padana.
La fiesta
naranja en las calles de Milán fue una explosión de euforia
y emoción. Pese a los buenos resultados del primer turno,
muchos milaneses dudaban que fuera posible derrotar a
Berlusconi en casa. Desde 2006, el magnate y político no perdía
una contienda electoral. Nada más cerrar las urnas, miles de
personas, la mayoría jóvenes y mujeres, ocuparon la plaza
del Duomo con banderas, globos y camisetas naranjas; y unas
800 personas llegaron hasta el teatro Puccini para recibir al
nuevo alcalde, Giuliano Pisapia.
Emanuele Vitali,
de 20 años, milanés, daba saltos de alegría en la puerta
del teatro junto a dos amigos: "Es un viento nuevo para
la ciudad y para el país", decía. "Es aire limpio
para respirar, es el futuro. Aquí nació el berlusconismo y
aquí tenía que morir. Pasó con Mussolini y ha pasado con él
también". Su amigo Riccardo Brezza, también de 20 años
y también estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad
Estatal de Milán, coincidía en que la derrota de Letizia
Moratti era sobre todo un mensaje de su ciudad al primer
ministro: "Quiso ser el candidato y ha perdido. Ahora
debe irse a casa. Dígaselo a los españoles, hay una enorme
masa de italianos que no quiere a Berlusconi".
Pisapia mantuvo
la elegancia y la templanza en la victoria. Sin abandonar el
tono irónico saludó a los suyos con un homenaje a la
resistencia antifascista: "Hemos liberado Milán. Ahora
pensaremos en el bien común, en la acogida, en los jóvenes
precarios. La ciudad volverá a ser afectuosa con todos como
lo fue durante la Resistencia", afirmó mientras los
suyos entonaban el Bella Ciao.
La
sorpresa Pisapia
La victoria del
abogado penalista de 62 años, más que una conquista de una
parte política sobre otra, se puede leer como una cuestión
de estilo y de principios. Moratti perdió 75.000 votos
respecto a 2006. Muchos son ciudadanos indignados con la
propaganda, la chabacanería y la mala política. Pisapia
partió de la nada con una lista cívica apoyada por
Izquierda, Ecología y Libertad (SEL), el partidito de Nichi
Vendola (gobernador de Apulia, sur del país); ganó las
primarias al candidato oficial del Partido Democrático, y
ayer mejoró siete puntos su hazaña del primer turno: 55,1%
frente al 44,9% de Letizia Moratti.
La participación
en Milán fue muy similar a la de hace dos semanas, un 69%, y
los datos indicaban que Pisapia hizo de nuevo pleno en los
nueve distritos. Una propuesta de cambio, de concreción y
tolerancia (hacia los extranjeros, los gitanos, los
musulmanes, los gais) aglutinó a la clase obrera con la
burguesía industrial, a los jóvenes con los pensionistas.
Aunque el alcalde saliente es una mujer, el elemento femenino
pareció también tener peso. Pisapia ha prometido que su
junta tendrá un 50% de mujeres. Y muchas milanesas se han
sentido humilladas por la fama mundial del bunga bunga.
"Estamos cansadas de ser maltratadas y de tanta
vulgaridad", comentaba Lara Graziani, de 43 años.
Aunque en Milán
gana 35.000 votos respecto a 2006, la Liga salió con la
cabeza gacha. Tras recurrir al miedo y denigrar a Pisapia como
un extremista y un fan de Al Qaeda, la formación xenófoba
cosechó, sola o con su socio, un fracaso claro: perdió una
decena de pequeñas y medianas ciudades lombardas donde era
hegemónica, incluida Novara, y se dejó arrebatar la
provincia de Pavía. "Ha sido una paliza", declaró
Roberto Maroni el ministro del Interior.
El castigo al
Gobierno se extendió por todo el país. En Cagliari el
vendoliano Massimo Zedda, de 35 años, otro outsider de las
primarias, cerró por casi 20 puntos una larga historia de
alcaldes del centro derecha; lo mismo, en menor medida, pasó
en Trieste. Pero el resultado más elocuente fue el de Nápoles,
la ciudad martirizada por la Camorra y la basura, que lanzó
un grito por la legalidad al coronar con el 65% de los votos
al ex juez Luigi De Magistris. El candidato de Italia de los
Valores, el grupo que lidera Antonio di Pietro, coincidió con
Pisapia: "Nápoles ha sido liberada. De la basura, de la
ilegalidad y de la política cómplice".
Il
Cavaliere se queja de los jueces a Obama
Silvio
Berlusconi ha aparecido muy nervioso, casi exasperado, en las
últimas semanas. El primer ministro sabe bien que si la Liga
se ve arrastrada al pozo con él y pierde poder municipal en
Milán y las 10 ciudades del norte que han llegado al
desempate, la estabilidad del Ejecutivo corre serio peligro.
El voto popular
ha sido el gran aglutinante de las demagogias paralelas de
Bossi y Berlusconi, y la gasolina que el magnate ha utilizado
para legitimar su guerra sin cuartel contra los jueces de Milán
que, según él, le persiguen por motivos políticos. Una
derrota electoral en casa es la peor noticia posible, y el
viernes, durante la cumbre del G–8 en Deauville, Berlusconi
buscó el apoyo de sus pares internacionales con un movimiento
insólito. Poco antes del inicio de la reunión, se acercó al
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para decirle que
"Italia está sufriendo una dictadura de los jueces
comunistas", y que es crucial "culminar la reforma
de la justicia". Según mostraron las imágenes, la
estupefacción de Obama, que acababa de hacer un discurso
elogiando la separación de poderes y la independencia de la
magistratura, fue tan grande que ni siquiera contestó.
De vuelta a
casa, la oposición y los jueces han censurado a Berlusconi
por denigrar al país y a sus instituciones en un foro
internacional, pero este ha replicado que había contado a
todos los líderes del G–8 que "los jueces italianos
son una patología".
La sensación es
que en Milán ha comenzado la cuenta atrás del berlusconismo,
y que una nueva era está naciendo justo en el lugar donde
Berlusconi levantó los cimientos de su enorme consenso
popular. De momento, el líder mantiene, a golpe de tránsfugas,
una mayoría suficiente para seguir navegando. Pero las
defecciones en el Pueblo de la Libertad han empezado, la Liga
exige cada vez concesiones más disparatadas (lo último el
traslado de dos ministerios a Milán), y todo puede pasar si
los milaneses y la burguesía industrial del norte repudian en
las urnas a los dos partidos que les han representado en las
dos últimas décadas.
La
oposición reclama en bloque la dimisión
de 'Il Cavaliere', que se lava las manos
por el fracaso electoral
Punto
y final al reinado de Berlusconi en Milán
Por
Daniel del Pino
Desde Roma
Público.es, 30/05/11
Un abogado y un
exfiscal hundieron este lunes a Silvio Berlusconi. La vida es
a veces tan cruel e irónica que tiene este tipo de cosas.
Pero el primer ministro italiano no pasó por ningún
tribunal. Y de hecho se perdió una nueva audiencia del caso
Mediatrade al estar de viaje en Rumanía. Fue juzgado, pero en
las urnas. El centroizquierda ha arrasado en la segunda vuelta
de las elecciones municipales apoderándose de las alcaldías
de Milán y Nápoles gracias al éxito de Giuliano Pisapia y
Luigi De Magistris, dos personajes con antecedentes jurídicos
que confirmaron que el viento en Italia sopla fuerte y en
contra de Il Cavaliere.
La derrota es
contundente y dolorosa. Sobre todo en la capital lombarda,
donde Pisapia, con el 55,1% de los votos, ha abierto una
herida entre los conservadores que puede acabar infectando el
Gobierno del país. Para el candidato conjunto del Partido
Democrático (PD) e Izquierda, Ecología y Libertad (SeL), se
trata de una doble victoria ante el premier, que se presentó
como cabeza de lista por Milán con el Pueblo de la Libertad y
que vio cómo la ciudad que le vio nacer como empresario caía
en manos de la izquierda.
"Milán ha
sido liberada. Ahora debemos reconstruirla, tenemos que volver
a convertirla en una ciudad de acogida, una ciudad feliz que
sonría" proclamó Pisapia consciente de que los
resultados electorales son el inicio de una gran batalla a
nivel nacional. Para la oposición al Gobierno de Berlusconi
es así y en poco más de una hora fueron cuatro los líderes
políticos que empezaron a reclamar la dimisión de Il
Cavaliere. "Es hora de que Berlusconi dé un paso al
lado", dijo Pierferdinando Casini, de la Unión de
Centro.
Pierluigi
Bersani, del PD, no se anduvo con eufemismos: "Hemos
pedido muchas veces la dimisión de Berlusconi, incluso con 10
millones de firmas. Hoy hay una razón más para apoyar esta
exigencia. Después del voto se abre una fase política nueva
a través de un hecho simple: las dimisiones". El
principal representante de
la oposición aseguró que el resultado de las elecciones es
el paso inicial "para construir una Italia nueva".
Palabras
parecidas a las de Nichi Vendola, de SeL, que antes de definir
el éxito en las urnas como "una victoria imponente,
sobrecogedora, un aviso de desahucio para el ocupante de
Palazzo Chigi", proclamó la victoria "de la Italia
mejor". Por útlimo, el presidente del Parlamento,
Gianfranco Fini, decretó "el fin del
berlusconismo".
Cada cosa a su
tiempo, porque Berlusconi, como si fuera un rey exiliado,
decidió dejar las cosas claras desde Bucarest: "Esta vez
no hemos ganado, pero seguimos adelante. Soy un combatiente.
He hablado con Bossi y seguimos convencidos de que podremos
sacar adelante las reformas que nos hemos propuesto". Es
decir, que nada de dimisión por ahora. Aunque se acerca el
momento de rendir cuentas, tanto a la Liga Norte como a su
propio partido.
En Radio
Padania, el termómetro de los ánimos de la base leguista,
sonaba la Internacional mientras iban saliendo los primeros
resultados. Umberto Bossi prefirió no hacer ninguna declaración,
pero el ministro de la Simplificación, Roberto Calderoli,
lanzó un "ahora nosotros volvemos a estar en el
mercado". La Liga Norte ha recibido un duro castigo de
los electores allí donde han presentado listas conjuntas con
el PdL y por eso no es de extrañar que empiece a pensar en un
futuro por separado.
En lo que
respecta al PdL, Sandro Bondi, coordinador del partido y ex
ministro de Cultura, presentaba su renuncia antes de que
finalizara el escrutinio. Y el ministro de Exteriores, Franco
Frattini, mandó el mensaje de que igual el PdL necesitaba
unas primarias para competir con el centroizquierda.
Berlusconi, que
dijo que la derrota "no es culpa" suya y avisó a
los milaneses de que "a partir de ahora deberían
encomendarse a Dios" por haber votado a Pisapia, convocará
casi con toda seguridad mañana a su vuelta de Rumanía al
Consejo de Ministros y al vértice del PdL. El objetivo de la
reunión será empezar a recolocar las piezas que han saltado
tras las elecciones, pero Il Cavaliere también querrá
sondear los ánimos entre los pesos pesados de su partido y
empezar a localizar a los potenciales rebeldes.
El descalabro
electoral no se termina en Milán. Los conservadores perdieron
Cagliari, Trieste, Novara, Grosseto y hasta Arcore, la
localidad en la que se encuentra la mansión de las fiestas de
Berlusconi.
Lo de Nápoles
es otro caso de estudio. De Magistris había perdido el primer
turno contra el candidato del PdL, Gianni Lettieri, pero hoy
obtuvo un resultado arrollador al conseguir el 65,4% de los
votos. El europarlamentario de Italia de los Valores se refirió
al escritor napolitano Roberto Saviano, nada más conocer su
victoria: "Crearé las condiciones para que pueda volver
a vivir en Nápoles en condiciones normales".
El autor de
Gomorra pidió la semana pasada el voto para De Magistris en
un artículo en el diario La Repubblica ya que era según él,
el único candidato que no representa a la clase política que
siempre ha hecho la vista gorda con La Camorra en Campania. Es
muy probable que más que el apoyo de Saviano, para De
Magistris haya sido muy bueno que Berlusconi haya cerrado las
dos partes de la campaña en Nápoles, donde sus promesas
nunca se han cumplido.
Duro
voto castigo contra Berlusconi
Perdió
en Milán, su feudo, y en Nápoles
Por
Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
La Nación, 31/05/11
Roma.– Milán,
Nápoles, Trieste, Novara, Cagliari, Gallarate, Rimini, Rho y
hasta Arcore, la localidad de las afueras de Milán donde se
levanta la residencia del Cavaliere famosa en todo el mundo
por sus fiestas bunga–bunga...
La oposición de
centroizquierda festejó ayer, como no lo hacía desde hace años,
la aplastante victoria que obtuvo en la segunda vuelta de las
elecciones municipales parciales que se celebraron en Italia
ayer y anteayer.
Los comicios
estuvieron marcados por la "reconquista" de Milán,
feudo del premier Silvio Berlusconi y capital financiera del
país, y por el inesperado triunfo en Nápoles de un outsider
que derrotó clamorosamente al candidato del Partido del
Pueblo de la Libertad, en el gobierno.
Las urnas fueron
impiadosas y le propinaron al Cavaliere un voto castigo de lo
más humillante. El resultado provocó un terremoto político
en la derecha y le devolvió aire a la oposición de
centroizquierda, que reclamó la dimisión del Ejecutivo y
elecciones anticipadas.
Con el 53,5% de
los votos, Giuliano Pisapia, candidato de la centroizquierda,
derrotó a la actual alcaldesa de Milán, Letizia Moratti
(46,5%).
La gran sorpresa
fue que el ex juez Antonio de Magistris, candidato de Italia
de los Valores (el partido del ex juez anticorrupción Antonio
Di Pietro), apoyado por fuerzas de centroizquierda, arrasó en
Nápoles: obtuvo el 65,34%, contra el 34,65% del empresario
Gianni Lettieri, del Partido del Pueblo de la Libertad (PDL),
que le había ganado en primera vuelta.
Para Berlusconi,
de visita en Rumania y cuya popularidad ha ido cayendo en
picada durante los últimos meses debido a sus escándalos
judiciales y sexuales, se trata de un golpe mortal.
El premier, de
74 años, personalizó como nunca estos comicios al
convertirlos en un referéndum sobre su gobierno. Además lanzó
una campaña de lo más agresiva para apoyar a Moratti, que
buscaba un segundo mandato en Milán, ciudad símbolo del país,
y a Lettieri, que apuntaba a desbancar a la centroizquierda de
Nápoles, ciudad azotada por el escándalo de la basura.
La derrota del
Cavaliere –especialmente en Milán, donde nació–, pero
también en Nápoles, Novara, Trieste, Cagliari (Cerdeña),
Gallarate, Rimini, Rho, e incluso en la localidad de Arcore,
en las afueras de Milán, donde se levanta su lujosa villa,
famosa por las orgías con menores de edad, fue como un
verdadero tsunami para el PDL.
De hecho,
incluso antes de que terminara el recuento de votos, el ex
ministro Sandro Bondi, coordinador del PDL, presentó su
renuncia, lo que abre una complicada etapa de rendición de
cuentas.
La
Liga Norte
La gran pregunta
es qué hará la xenófoba Liga Norte, principal socia del
gobierno, que también perdió en varios de sus bastiones del
próspero norte y que, sin duda, pasará factura. Llegado el
caso, la Liga Norte, que culpa al PDL de su debacle, podría
decidir "desenchufar" el cable que mantiene con vida
al gobierno de Berlusconi, según algunos analistas.
Desde la ruptura
con su ex aliado Gianfranco Fini, Berlusconi cuenta con una
mayoría parlamentaria exigua, que logró conquistar comprando
diputados, según denuncia la oposición.
"Fue un
cachetazo, hace falta reflexionar y hace falta un golpe de timón",
admitió ayer el ministro del Interior, Roberto Maroni, de la
Liga Norte, que afirmó que "la situación podrá
revertirse solamente si hay un fuerte relanzamiento de la acción
de gobierno".
Desde Bucarest,
donde está de visita oficial, el propio Berlusconi reconoció
el golpe, pero igual se mostró combativo. "Hay que
mantener la calma, el gobierno sigue adelante", afirmó.
"Ahora los milaneses deberán rezarle al buen Dios para
que no les pase nada", dijo también, al agregar que, así
como en Milán, también en Nápoles "se arrepentirán
todos muchísimo".
Al cabo de las
dos vueltas de elecciones municipales parciales –que
tuvieron lugar el 15 y el 16 de mayo y ayer y anteayer–, la
centroizquierda obtuvo una victoria aplastante, que no se veía
desde hacía tiempo: le ganó a la derecha en 29 comunas
contra 12.
La paliza
sufrida por el PDL, de la cual todo el mundo cree que el único
responsable es Berlusconi, abre escenarios de lo más
turbulentos, en los que no se pueden descartar ni futuras
crisis de gobierno ni elecciones anticipadas, como de
inmediato reclamó la oposición.
"Pedimos la
renuncia del gobierno. Un líder que quiere a su país no
puede hacer como si nada ante cosas de este tipo", reclamó
Luigi Bersani, el líder del Partido Democrático, el
principal de la oposición, al exigir elecciones anticipadas.
Si bien
Berlusconi ya abrió el paraguas hace unos días al advertir
que en caso de derrota en Milán y Nápoles no iba a haber una
crisis de gobierno –como ayer reiteraron muchos de sus
lugartenientes y él mismo–, para la mayoría de los
analistas esta debacle del Cavaliere marca un punto de inflexión
importante o el principio del fin de su larga y controvertida
carrera política.
Festejos
en Milán
"Si la
burguesía industrial de Milán dejó caer a Berlusconi y votó
por Pisapia, que tiene un pasado bastante extremista, es
porque el Cavaliere está políticamente muerto", dijo a
La Nacion el analista Paolo Tangredi.
Miles de
personas vestidas de naranja (el color que marcó la campaña
de Pisapia) se reunieron ayer en la emblemática plaza del
Duomo de Milán para festejar la reconquista de esta ciudad símbolo,
cuna del berlusconismo, en manos de la derecha desde hace 18 años.
"Hemos
liberado Milán, la ciudad necesitaba cambiar y el voto lo ha
demostrado", dijo el nuevo alcalde, de 62 años, que ya
había sorprendido a todo el mundo al ganarle en primera
vuelta a Moratti.
En Nápoles,
donde el Partido Democrático retenía el poder desde hacía
18 años, De Magistris, un virtual outsider del partido de
Italia de los Valores, de 43 años, tuvo una reacción
similar.
"Nápoles
ha sido liberada y será libre por los próximos cinco años",
enfatizó en medio de festejos que la centroizquierda no veía
desde hacía años.
El
análisis
Ante
el comienzo de una nueva era política
Por
Elisabetta Pique
Corresponsal en Italia
La Nación, 31/05/11
Roma.– El círculo
se cierra alrededor de Silvio Berlusconi. Para muchos
analistas, estas elecciones municipales parciales, a las que
el mismo Berlusconi quiso darles un valor político nacional,
significan el inicio de una nueva fase política: el principio
del fin del Cavaliere, el ocaso de su carrera política.
El círculo se
cierra sobre Berlusconi a nivel judicial porque, de no
prosperar un enésimo proyecto de ley ad personam que lo
beneficiaría con la prescripción, corre el riesgo de ser
condenado no sólo por viejos asuntos de corrupción, sino por
abuso de poder y prostitución de menores. Pero, sobre todo,
el círculo parece cerrarse sobre Berlusconi en lo político.
El mensaje devastador de las urnas fue que gran parte de la
opinión pública ya no le cree. No cree en sus promesas ni en
su estilo agresivo, de tono exasperado, rayano en el insulto.
Si en otras
oportunidades quizás el ataque resultó su punto fuerte, en
esta campaña para las elecciones municipales el estilo
berlusconiano no tuvo éxito, sino todo lo contrario.
No sirvió
insultar a buena parte del electorado diciendo que "no
tienen cerebro" quienes votan por la izquierda. Tampoco
sirvió machacar con la "dictadura de los jueces de
izquierda", ni tachar de "loco" a Giuliano
Pisapia, adversario de la saliente Letizia Moratti.
Según el
premier, Pisapia transformará a Milán, su ciudad, en una
zingaropoli (ciudad de gitanos) o en una ciudad islámica, a
merced de los extranjeros. Berlusconi usó ese léxico para
congraciarse con los votantes de la xenófoba Liga Norte, que,
claro está, tampoco le creen ya.
Industriales
y jóvenes
La erosión de
credibilidad se ha manifestado en diversos sectores de la
sociedad, de Sur a Norte. Están los industriales, encabezados
por Emma Marcegaglia, presidenta de la Confindustria (la UIA
local), que siguen exigiéndole menos impuestos y más
reformas estructurales para que el país, que no crece prácticamente
desde hace más de una década, vuelva a ser más competitivo.
Por algo, Milán, capital financiera de Italia, cuna de la
burguesía industrial, le dio la espalda.
Tampoco le creen
los jóvenes precarizados, que están obligados a emigrar para
tener un trabajo. Ni siquiera las familias que en 2005
tuvieron gracias a él un "bonus bebe" de 1000 euros
si tenían un hijo, pero después nunca más vieron medidas
concretas que las ayudaran, a pesar de que tienen cada vez más
problemas para llegar a fin de mes.
La semana
pasada, el informe anual del Istat (el Indec local) ofreció
una fotografía funesta de Italia al afirmar que
aproximadamente un cuarto de la población, de 60 millones de
habitantes, corre el riesgo de caer en la pobreza o en la
exclusión social.
Tampoco la
Iglesia Católica, durante años férrea aliada del Cavaliere,
apoya ya al primer ministro. Es que la conducta del premier de
74 años (con dos matrimonios fallidos y cinco hijos) le
resultó indefendible después de que saliera a la luz el escándalo
de "Ruby Robacorazones". La joven marroquí, menor
de edad, hizo que el mundo se enterara de que en la mansión
que Berlusconi tiene en Arcore, en las afueras de Milán, hay
una discoteca subterránea preparada para el pole–dance, con
una pileta y disfraces para las chicas semidesnudas que la
frecuentan.
Cuando fue
elegido en 2008, Berlusconi basó su campaña en la promesa de
limpiar la basura de Nápoles, un problema añejo y endémico
de la ciudad del Vesubio y donde adoran a Maradona. Tampoco
cumplió, algo que a la gente no se le pasó y que seguramente
no ayudó a Gianni Lettieri, su candidato, que, si bien había
ganado en la primera vuelta, sucumbió ante el
"tornado" Luigi De Magistris.
Por todo esto,
Berlusconi fue castigado. En las elecciones municipales
parciales recibió uno de los golpes más violentos de los últimos
años, que reflejan que el círculo se está cerrando, que el
desgaste está. Pero así como la mayoría de los analistas
hablan del comienzo de una nueva fase, del ocaso del
berlusconismo, también indican que el Cavaliere aún no tiró
la toalla ni perdió la pelea.
Este resultado
le devuelve oxígeno a la oposición de centroizquierda, hasta
hace poco hundida en sus peleas y divisiones, y que por
primera vez en varios años parece ver que hay un nuevo viento
que sopla a su favor. Pero no hay que olvidar que, pese a la
euforia de la victoria, la oposición sigue fragmentada y
carece de un líder fuerte, carismático y creíble.
En este sentido,
hay que destacar que en Nápoles, si bien fue derrotado el
candidato de Berlusconi, del PDL, tampoco ganó el Partido
Democrático (PD), el principal de la oposición.
Quien arrasó en
Nápoles fue el ex juez De Magistris, hoy rebautizado "el
tornado" De Magistris, del partido de Italia de los
Valores (IDV, del ex juez anticorrupción Antonio Di Pietro),
que cosechó un inesperado e impactante 65% de votos.
Este dato indica
que los napolitanos en verdad no sólo quisieron castigar al
PDL de Berlusconi, sino también al PD, que en los 18 años
que controló Nápoles tampoco supo ni pudo resolver el drama
de la basura. Es un problema de Nápoles, pero que golpea y
repercute en la imagen de una Italia a todas luces en
decadencia.
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