Los
aganaktismeni (indignados) toman las plazas y las calles
Revuelta
popular de masas en Grecia
Por
centenas de miles los indignados griegos declaran
a guerra a
sus verdugos neoliberales
Por
Yorgos Mitralias (*)
CADTM
(Comité para la Anulación de
la Deuda del Tercer Mundo), 14/06/11
Traducción de Inés Hidalgo Châtelain
Dos
semanas después de sus inicios, el movimiento de los
"Indignados" griegos hace desbordar las plazas de
las ciudades del país por enormes multitudes que gritan su cólera
y hacen temblar al gobierno Papandreu y a sus apoyos locales e
internacionales. Ya no se trata de una simple protesta, ni
incluso de una movilización de amplitud contra las medidas de
austeridad. Desde ya, es una verdadera revuelta popular que
está barriendo toda Grecia. Una revuelta que grita a los
cuatro vientos su rechazo de pagar "sus crisis" y
"su deuda" a la vez que abominan el bipartidismo
neoliberal cuando no el conjunto de un personal político en
situación desesperada.
¿Cuántos
estaban el domingo 5 de junio de 2011, en la Plaza de Sintagma
(plaza de la Constitución) en el centro de Atenas, justo en
frente del Parlamento? Es difícil decir, ya que una de las
particularidades de estas reuniones populares es que, a falta
de discurso central o de concierto, hay un ir y venir
permanente de manifestantes. Pero, si tenemos en cuenta a los
responsables del metro de Atenas, que saben cómo calcular el
número de sus pasajeros, ¡hubo al menos 250.000 personas que
confluyeron a Sintagma en esta memorable noche! En suma,
varias centenas de miles si a ello se agregan las multitudes
"históricas" reunidas en las plazas centrales de
decenas de otras ciudades griegas (véase mapa).
En
este momento se impone sin embargo una interrogante: ¿cómo
es posible que tal movimiento de masas que, además está
haciendo tambalear al gobierno griego, el centro de interés
europeo, haya pasado bajo completo silencio para todos los
medios de comunicación occidentales? Prácticamente ni una
sola palabra, durante sus 12 primeros días, ninguna imagen de
estas multitudes sin precedentes que gritaban su cólera
contra el FMI, la Comisión Europea, la troika (FMI, Comisión
Europea y Banco Central Europeo) y también contra la Sra.
Merkel y el gotha neoliberal internacional. Absolutamente
nada. Salvo de cuando en cuando, algunas líneas sobre las
"centenas de manifestantes" en las calles de Atenas,
al llamado de la CGT griega. Extraña predilección por esqueléticas
manifestaciones de los burócratas sindicales totalmente
desacreditados desde el momento en que a algunas centenas de
metros más allá enormes multitudes manifiestan hasta muy
tarde pasada la medianoche desde hace dos semanas...
Se
trata, aunque parezca mentira, de una censura de dimensiones
desconocidas hasta el día de hoy. De una censura política
muy organizada y metódica, motivada por la preocupación de
bloquear el contagio de este movimiento griego, de impedirle
extenderse como una mancha de aceite en Europa. Frente a esta
nueva arma de la Santa Alianza de los tiempos modernos, habrá
que reaccionar todos juntos, tanto para denunciar este escándalo
como para encontrar los medios de eludir esta prohibición de
informar a la opinión pública, mediante el desarrollo de la
comunicación entre los movimientos sociales de toda Europa y
la creación y reforzamiento de nuestros propios medios de
comunicación alternativos...
Volviendo
a los Indignados griegos (Aganaktismeni, en griego), hay que
notar que se trata de un movimiento cada vez más popular o
incluso plebeyo, a la imagen de una sociedad griega habituada
tras 25 años de dominación absoluta de la ideología
(neoliberal) cínica, patriotera, racista e individualista que
ha transformado todo en mercancía. Es la razón por la que la
imagen que surge es a menudo contradictoria, mezclando lo
mejor y lo peor en las ideas como en los actos de cada uno de
los manifestantes. Como por ejemplo, cuando la misma persona
manifiesta de manera patente un patriotismo griego con aires
racistas a la vez que enarbola una bandera tunecina (o española,
egipcia, portuguesa, irlandesa y argentina) para manifestar su
solidaridad... internacionalista a los pueblos en lucha de
estos países.
¿Debemos
concluir entonces que estamos en presencia de una multitud de
manifestantes esquizofrénicos? De ningún modo. Como no hay
milagros, ni protestas sociales políticamente
"puras", el movimiento de los Indignados griegos se
radicaliza a ojos vista a la vez que está marcado por estos
25 años de desastre social y moral. Pero, atención: todos
sus "defectos" se supeditan a su característica
principal que es el rechazo radical del Memorándum, de
la troika, de la deuda pública, del gobierno, de la
austeridad, de la corrupción, de esta democracia
parlamentaria ficticia, de la Comisión Europea, en suma, del
sistema en su conjunto.
No
es pues por casualidad que las centenas de miles de Indignados
griegos se desgañitan desde hace 14 días repitiendo
consignas elocuentes tales como "No debemos, no vendemos,
no pagamos", "No se vende y no nos vendemos",
"Que se vayan ahora todos, memorándum, troika, gobierno
y deuda" o "Nos quedamos hasta que ellos se
vayan". Es un hecho que consignas de este tipo unen a
todos los manifestantes, como además todo lo que tenga relación
al rechazo de asumir y de pagar la deuda pública.[1]
Es
además la razón por la que la campaña de la Iniciativa por
una Comisión de Auditoría de la Deuda Pública tiene tal éxito
prácticamente en todo el país. Su caseta en plena Plaza de
Sintagma está en permanencia asediada por una multitud de
gente que quiere firmar su llamado u ofrecer sus servicios
como voluntarios...[2]
Primero
casi completamente desorganizados, los Indignados de Sintagma
se han dado progresivamente una organización cuyo punto
cumbre es la Asamblea popular que atrae cada noche a las 21:00
horas varias centenas de participantes ante unos miles de
auditores muy atentos. Los debates son a menudo de gran
calidad (p.ej. aquel sobre la deuda pública), sobrepasando de
lejos todo lo que hay de mejor en los grandes canales de
televisión. Y todo ello a pesar del ruido (estamos en pleno
centro de una ciudad de 4 millones de habitantes), el ir y
venir de decenas de miles de personas y sobre todo, la
composición variopinta de estos auditorios colosales en medio
de un campamento permanente que por momentos se asemeja a una
verdadera Torre de Babel.
Todas
estas virtudes de la "Democracia Directa"
experimentada día tras día en Sintagma, no deben hacernos
olvidar sus debilidades, sus ambigüedades o sus defectos,
como p.ej. su alergia inicial a todo lo que se refiera a
partidos, a sindicatos o a toda colectividad establecida.
Si
bien es indiscutible que esta aversión por los
"partidos" es dominante en las multitudes de los
Indignados griegos que tienen tendencia a rechazar al conjunto
del mundo político sin distinción, hay que notar aun cuando
la evolución espectacular de la Asamblea Popular, tanto en
Atenas como en Salónica, que ha pasado del rechazo de los
sindicatos a la invitación para hacer desembocar sus
manifestaciones en Sintagma, para que sus trabajadores se unan
a los Indignados...
Por
supuesto, no es ningún secreto que, con el paso del tiempo,
hubo una clarificación del paisaje político de la Plaza de
Sintagma, la derecha y la extrema derecha popular estando
representada entre la multitud en la parte alta de la Plaza,
justo delante del Parlamento, y la izquierda radical y
anarquizante ocupando la Plaza misma y controlando la Asamblea
Popular y el campamento permanente.
Sin
lugar a dudas, si bien esta izquierda radical da el tono y
deja su huella en todas las actividades y manifestaciones en
Sintagma, tiñéndoles de un rojo intenso, no se puede
concluir que los diversos matices de la derecha populista,
patriotera, racista o incluso francamente neonazi van a cesar
sus tentativas de influenciar este gigantesco movimiento
popular. Van a persistir y todo depende, en última instancia,
de la capacidad de la vanguardia del movimiento de enraizarlo
profundamente en los barrios, los centros de trabajo y las
escuelas a la vez que le dotan de objetivos claros que sirvan
de puente entre sus enormes necesidades inmediatas y la rabia
vengadora y antisistema.
Bastante
diferente de su homólogo español por sus dimensiones, su
composición social, su radicalidad y su heterogeneidad política,
el Sintagma griego comparte con la Plaza Tahrir del Cairo o la
Puerta del Sol de Madrid el mismo odio por la élite política
y económica que acapara y vacía de todo contenido la
democracia parlamentaria burguesa en tiempos del más
arrogante e inhumano neoliberalismo. Al mismo tiempo, está
impregnado del mismo deseo participativo, democrático y no
violento que marca profundamente toda revuelta popular en este
inicio del siglo XXI.
Nuestra
conclusión no puede ser sino muy provisional:
independientemente de la evolución de los acontecimientos,
que se anuncian ya como un cataclismo, el movimiento actual de
los Indignados griegos habrá marcado un hito en la historia
del país. En adelante, todo es posible y ya nada será como
antes...
(*)
Yorgos Mitralias anima el comité griego contra la deuda que
es miembro de la red internacional CADTM. Véase la página
Web del comité griego: http://www.contra-xreos.gr/
Notas:
1.-
Véase Eric Toussaint, “Grecia: símbolo de la deuda
ilegitima” (
www.cadtm.org/Grecia-simbolo-de-la-deuda )
2.-
www.cadtm.org/Llamamiento-para-la-puesta-en
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