Los
aganaktismeni (indignados) toman las plazas de Atenas
y demás las ciudades
La rebelión popular de los "indignados" contra el
ajuste necesita confluir con el movimiento obrero
Mientras
tanto, por arriba, la UE, el FMI y sus sirvientes del gobierno
y el
parlamento ratifican la aplicación de planes de ajuste
aun más salvajes
Por
Claudio Testa,
para Socialismo o Barbarie, 21/06/11
actualizado el 25/06/11
“Dos
semanas después de sus inicios, el movimiento de los
‘indignados’ griegos hace desbordar las plazas de las
ciudades del país por enormes multitudes que gritan su cólera
y hacen temblar al gobierno Papandreu y a sus apoyos locales e
internacionales. Ya no se trata de una simple protesta, ni
incluso de una movilización de amplitud contra las medidas de
austeridad. Desde ya, es una verdadera revuelta popular que
está barriendo toda Grecia. Una revuelta que grita a los
cuatro vientos su rechazo de pagar ‘sus crisis’ y ‘su
deuda’ a la vez que abominan el bipartidismo neoliberal
cuando no el conjunto de un personal político en situación
desesperada.” (Yorgos Mitralias, "Revuelta popular de masas en
Grecia", en www.socialismo-o-barbarie.org, edición del
14/06/11)
Al escribir este
artículo, esta batalla en Grecia sigue sin decidirse.
Por un lado, durante las últimas semanas, grandes
manifestaciones populares de una magnitud inédita han salido
a la calle y colmado las plazas de las ciudades griegas. Las
imponentes concentraciones en la plaza Syntagma de Atenas,
frente al parlamento, se han repetido, a su escala, a lo largo
y ancho del país.
El movimiento se
inspira directamente en las acciones de los “indignados”
de España, pero también toma el ejemplo reciente de la Plaza
Tahrir de El Cairo y el más distante de la Plaza de Mayo de
Buenos Aires cuando el argentinazo del 2001. Por eso se ven
tremolar banderas de Egipto e incluso algunas de la lejana
Argentina.
Por otro lado,
la UE, el FMI y sus sirvientes griegos –el gobierno
“socialista” de Papandreu y el parlamento– siguen
ratificando su decisión de aplicar planes de ajuste aun más
salvajes.
El primer plan
de ajuste del año pasado –denominado “Memorandum de
Acuerdo de Grecia con la UE y el FMI”, firmado en mayo de
2010– implicó una caída catastrófica del empleo, el
salario y las jubilaciones. Pero, como era previsible, no
solucionó en lo más mínimo la situación financiera de
Grecia, que en julio próximo enfrenta vencimientos impagables
de su deuda pública.
En esa situación,
Papandreu ha recibido el ultimátum de sus amos de la UE de
hacer votar en el parlamento antes de julio un segundo y más
terrorífico plan de hambre y privatizaciones, el nuevo
“Memorandum”.
En el 2010, el
primer plan de ajuste logró pasar apelando a la fábula de
siempre: que esos “sacrificios” eran “inevitables”
pero que luego servirían para “mejorar la situación”.
Con la colaboración de los políticos del sistema
parlamentario bipartidista (el PASOK, socialdemócrata, hoy en
el gobierno, y la ND, conservadores, la “oposición”) y de
la mayor parte de los burócratas sindicales (que se limitan a
llamar a paros de 24hs. de tanto en tanto), las fuertes
protestas iniciales fueron superadas.
Ahora resulta
que los “sacrificios” no sirvieron de nada: es
necesario un segundo plan, que implica el remate de
Grecia y otra caída abismal del empleo y el nivel de
vida. Pero esta vez el cuento no engañó a tantos: la
respuesta ha sido este estallido masivo de bronca. ¡Los aganaktismeni
tienen razón de estar indignadísimos!
En resumen: en Grecia hay,
en estos momentos, dos locomotoras que marchan en sentido contrario
por la misma vía.
Está
en juego mucho más que Grecia
Añadamos que en
esta crisis y pelea está en juego muchísimo más que los
problemas griegos. En Grecia vuelven a cruzarse,
como ya se insinuó el año pasado, los problemas e intereses
contrapuestos tanto del capitalismo europeo como de los
trabajadores y sectores populares del continente.
La Unión
Europea es hoy una bolsa de gatos; es decir, de distintas
burguesías y sus estados, que se arañan por las
contradicciones y diferencias de intereses que la crisis hizo
aflorar. En lo único que están de acuerdo es en reventar a
los trabajadores para hacerles pagar la crisis, pero a partir
de allí comienzan las divergencias.
Hay, en primer
lugar, grietas cada vez más abismales entre los países y los
capitalismos más ricos y poderosos (Alemania, en primer
lugar, después Francia y el Reino Unido, luego otros países
del Norte) y los distintos escalones de parientes pobres del
Este y el Sur (como Grecia, Portugal, España...). Para
algunos, como Grecia, ya se delinea un virtual
“protectorado”, encabezado por Alemania, que va a
controlar al milímetro la aplicación del Memorándum II...
si se llega a ser aprobado....
Pero entre las
burguesías más fuertes, tampoco hay identidad de intereses y
políticas. Los británicos, que entraron tardíamente y de
mala gana a la Unión Europea, siempre han mantenido un pie en
ella... y otro en sus primos de Estados Unidos. Tuvieron la
clarividencia de conservar su moneda propia, la libra
esterlina, y de no pisar a la trampa mortal del euro, ni
encarcelarse en la “eurozona”. A todo un sector, no le
molestaría demasiado que el euro se vaya al diablo.
En Europa
continental, especialmente la “eurozona”, se ha impuesto
una hegemonía de Alemania que Hitler envidiaría. Sin
embargo, esto no implica unanimidad ni mucho menos. Las
rencillas con Francia y otros gobiernos, y con el BCE (Banco
Central Europeo) se han sucedido a lo largo de toda esta
crisis.
Finalmente, ha
sido más fuerte el fundado temor de que un default griego
iniciase una reacción en cadena de salida de la “eurozona”:
es decir, de ruptura con el euro, regreso a la moneda nacional
(el dracma en el caso de Grecia) y devaluación para
equilibrar la balanza comercial y la cuenta corriente. Detrás
de esto, muy posiblemente se hubiesen precipitado Portugal,
España, Irlanda, etc., etc., lo que implicaría de hecho el
fin del euro y, quizás, de la misma Unión Europea.
Entonces, pese a
todas sus divergencias, las burguesías europeas
(incluyendo también hasta ahora la de Grecia!!) han cerrado
filas para imponer el ajuste al pueblo griego.
Recíprocamente,
en la “batalla de Grecia” se juegan también los
intereses de los trabajadores y sectores populares del resto
de la Unión Europa. En mayor o menor medida, comenzando
por Portugal, España, Irlanda, etc., en la mayoría de los países
se están aplicando planes de ajuste similares al de Grecia.
Derrotarlo allí, implicaría tener ganada gran parte de la
pelea en el resto de Europa.
La
revuelta masiva de los aganaktismeni y algunos de sus
problemas
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Para
derrotar a la UE-FMI, a Papandreu
y al Memorándum II, es necesaria una
huelga general revolucionaria
La
confluencia de los indignados y
el movimiento obrero
podría lograrlo
Desde
hace días, amplias zonas de Grecia fueron
paralizadas por cortes de electricidad. Se deben a
huelgas decididas por los trabajadores de la empresa,
en lucha contra la privatización prevista en el
segundo Memorándum.
Asimismo,
las centrales sindicales anuncian un nuevo paro
general, esta vez de 48 horas.
Hechos
como éste marcan el rumbo para el movimiento de
indignados. Las multitudes en las plazas han puesto en
jaque tanto al PASOK, el partido de gobierno, como a
la oposición conservadora de la ND (que si gobernase
haría lo mismo). ¡Pero eso no basta para darles
jaque mate!
La
experiencia mundial dice que los grandes movimientos
“populares” –social y políticamente
“inorgánicos”– pueden bajar y disgregarse con
la misma celeridad vertiginosa con que nacen y crecen.
Para
darle jaque mate al gobierno, a la burguesía griega y
a sus amos de la UE, hay que unir la masividad que aun
caracteriza al movimiento de indignados, con la fuerza
de la clase obrera y trabajadora de Grecia, que
tiene en sus manos las palancas vitales de la sociedad:
desde el transporte y los puertos, hasta la
electricidad y la administración pública.
Eso
tiene nombre: una huelga general revolucionaria,
obrera y popular, que paralice Grecia, hasta
derribar a
Papandreu, y haga papel picado con todos los
memorándums firmados con la UE y el FMI.
Por
supuesto, no podemos esperar que una acción de tal
carácter sea decidida e impulsada por los
burócratas de las centrales. Tanto los de la GSEE
(Confederación General Griega del Trabajo) como los
de ADEDY (los del sector público), que además en
buena parte son miembros del PASOK, fueron capitulando
a los planes de ajuste. Sus paros de 24hs. han sido
sólo medidas para aliviar la presión y el
descontento de las bases.
Pero
ahora, la gran revuelta popular, si se orienta a
incorporar a la lucha a los trabajadores organizados,
puede ser un factor decisivo que ayude a desbordar a
los burócratas.
Hoy
gran parte de los trabajadores griegos se juegan su
existencia. ¡Las privatizaciones masivas y el
recorte brutal del gasto público implicarán también
despidos masivos!
Si
desde las asambleas de indignados se tiende la mano
hacia los trabajadores amenazados, sería posible
poner en pie un gran movimiento que derrote al
gobierno y a sus amos de la UE.
En
síntesis: ahora, más allá de lo que logre votar un parlamento cada vez más repudiado y deslegitimado, lo central es que
esta inmensa rebelión popular confluya con la lucha del movimiento
obrero. Esto podría ser decisivo para ayudar a los trabajadores a desbordar los frenos de las burocracias sindicales. En concreto, esto implica implica en lo inmediato
pasar de los paros de 24 o 48 horas sin continuidad, a la huelga general revolucionaria hasta derrotar a Papandreu y los ajustes que
pretenden imponer la UE y el FMI.
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Por esos motivos
profundos –la crisis generalizada y sobre todo los planes de
ajuste fotocopiados que castigan a los distintos pueblos de
Europa– han surgido movimientos de “indignados” en
diversidad de países, aunque con fuerza muy desigual.
Por motivos
obvios, la desesperante situación social y la amenaza de un
ajuste sin precedentes, el movimiento de Grecia supera en
masividad al original de Puerta del Sol. Sin embargo, también
presenta algunos rasgos y problemas comunes.
Como señalamos
días atrás, al aparecer los “indignados” en Madrid,
“en este colosal movimiento se mezclan en la cabeza de la
gente los más diversos elementos correctos e incorrectos,
falsos y verdaderos, ilusiones y realidades”.
Se está ante la
“la perspectiva de descenso a los infiernos de amplios
sectores de la clase trabajadora y la pequeña burguesía, en
primer lugar, de la joven generación. La percepción de esa
realidad, es el motor que está detrás del inmenso estallido
de indignación social. Sin embargo, esto no significa que el
resto de las cosas estén totalmente claras en la conciencia
de los millones de indignados... Seríamos pedantes ridículos
si pretendiéramos que la enorme masa de ‘indignados’ se
pusiera en acción con una conciencia cristalina acerca del
capitalismo y de las instituciones políticas y sociales con
que la burguesía domina (y embauca) a las masas
trabajadoras...” (Declaración de SoB, periódico Nº 202,
27/05/11).
“La
consecuencia de todo esto –añadíamos– es un enorme
desprestigio de toda la ‘clase política’, de los partidos
y, en general, de todo el régimen político.” A esto se añade
un cuestionamiento elemental pero progresivo de la
“democracia representativa”, que la burguesía convierte
en una trampa, en una estafa mediante la cual los trabajadores
y el pueblo “eligen”... quiénes serán los agentes de los
capitalistas que los van a reventar... y delegan en ellos el
poder político.
Pero el temor a
ser manipulados y la justa indignación con los políticos del
régimen –los únicos que han conocido– y con el sistema
de “democracia representativa”, lleva a malentendidos de
nefastas consecuencias, que se manifiestan también en Grecia:
sectores que promueven un rechazo global a cualquier acción y
organización política. Sin embargo, la lucha por las
reinvindicaciones obreras, juveniles y populares –por
ejemplo, el repudio al nuevo Memorandum–, es un movimiento 100%
político. Y esta lucha no puede desarrollarse sin
organizaciones, partidos o movimientos igualmente políticos.
En Grecia, esto
se ha expresado que, en nombre de la “democracia
inmediata”, se pretendan imponer consignas como “fuera la
izquierda”, “fuera partidos y sindicatos”, etc., etc.
En este último
caso, el odio a la gran mayoría de los burócratas
sindicales, que se arrodillaron ante en Memorándum del 2010,
lleva al rechazo suicida a vincularse con los sectores
combativos del activismo sindical y del movimiento obrero.
En Grecia, todo
esto aparece promovido por diferentes actores... no es
inocentemente “espontáneo”. Uno de sus promotores es el
idiotismo anarco-autonomista, que en verdad es una corriente
política más, como las de izquierda, pero que apela a esa
artimaña para operar sobre los sectores más atrasados y sin
experiencia política, y que intervienen por primera vez en
movimientos de esas dimensiones. Este es un fenómeno clásico
(y que se da no sólo en Europa), cuando repentinamente
irrumpen en la acción política grandes masas que nunca habían
actuado y, menos, se habían organizado.[1]
También en
Grecia la “anti-política” se promovería desde otro ángulo
diferente al cretinismo autonomista: el rechazo a la Unión
Europea pero desde posiciones xenófobas y racistas que animan
sectores de derecha populista... un fenómeno que igualmente
comienza a darse en otros países del continente.
Por supuesto,
nada de estos problemas y contrastes empañan el hecho
fundamental: en Grecia el movimiento popular de protesta, como
el de los indignados españoles, no sólo es enormemente
progresivo, sino que ha sobrepasado de lejos las
dimensiones y trascendencia del original madrileño.
Ahora, más
allá de lo que logre votar un parlamento cada vez más
repudiado y deslegitimado, lo central es que esta inmensa
rebelión popular confluya con la lucha del movimiento
obrero. Esto podría ser decisivo para ayudar a los
trabajadores a desbordar los frenos de las burocracias
sindicales. En concreto, esto implica implica en lo inmediato
pasar de los paros de 24 o 48 horas sin continuidad, a la huelga
general revolucionaria hasta derrotar a Papandreu y los
ajustes que quieren imponer la UE y el FMI.
Nota:
1.-
En el argentinazo del 2001 sucedía algo parecido,
especialmente en las asambleas populares de vecinos de la
Ciudad de Buenos Aires.
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