La crisis del euro: Conferencia Europea
de emergencia el jueves 21
El duro enfrentamiento entre Berlín y
el
Banco Central Europeo (BCE) sigue abierto
Cacofonía de propuestas y
contrapropuestas
Por Juan Gómez
Corresponsal en Alemania
El País, 9/07/2011
Berlín.– El Gobierno alemán sigue
ocultando sus cartas para la cumbre de Bruselas del próximo
jueves. La canciller Angela Merkel frenó la reunión
extraordinaria que debía haberse celebrado el pasado viernes
y sembró dudas sobre la conveniencia del encuentro de pasado
mañana. Sin embargo, sus portavoces dijeron ayer que
confiaban en que los 17 países del euro alcancen el consenso
sobre el rescate de Grecia. La incertidumbre en los mercados
sobre el contenido de dicho acuerdo elevó ayer la presión
sobre los bonos europeos.
Con su reticencia a la reunión de la
semana pasada, que consideró "demasiado temprana",
Merkel y su ministro de Hacienda, el también democristiano
Wolfgang Schäuble, ganaron tiempo para sumar apoyos a la
participación privada en el rescate. La cuestión ahora es cómo
se planteará esa participación.
El enfrentamiento entre Berlín y el
Banco Central Europeo (BCE) sigue abierto. Los banqueros de Fráncfort,
con su presidente Jean–Claude Trichet a la cabeza, rechazan
cualquier medida que pueda ser interpretada como un
"impago" por parte de las agencias de calificación.
Merkel y Schäuble, en cambio, temen que el Parlamento federal
(Bundestag) no apruebe nuevos desembolsos a favor de Grecia si
no se incluye en él a los tenedores privados de bonos
helenos.
En una entrevista en el Financial Times
Deutschland, Trichet advertía ayer de que, si Atenas se
termina declarando insolvente, "los países socios tendrán
que asumir la responsabilidad" financiera. Merkel dijo el
domingo que su Gobierno "no trabaja para conseguir una
reestructuración de la deuda", pero tampoco rechazó
esta posibilidad tajantemente.
La interpretación más extendida es que
Alemania estudia este escenario como una de las posibilidades
inmediatas. Entre muchos de los expertos y augures que tratan
de explicar la crisis, la reestructuración de la deuda griega
cuenta como algo ya inevitable. Pero el BCE lo rechaza de
plano.
Ayer, el diario Die Welt informaba de que
sobre la mesa hay una nueva tasa bancaria con la que los
institutos privados contribuirían en el rescate griego.
A las tensiones entre el BCE y el
Gobierno alemán se suman las diferencias entre Merkel y Schäuble
sobre el alcance de esta participación privada. Schäuble
lleva tres meses defendiendo que esta vaya tan lejos como sea
posible. La canciller defiende planes más moderados e insiste
en incluir al BCE en el "consenso" sobre el paquete
de ayudas.
De momento, en Alemania no se oye más
que una cacofonía de propuestas y contrapropuestas.
La
debilidad de la UE, al desnudo
Por Fernando Heller
Deutsche
Presse–Agentur (DPA), 15/07/11
Bruselas.–La grave crisis de
endeudamiento en la eurozona corre el riesgo de poner en
evidencia, todavía más, las flaquezas internas de la UE,
especialmente la ausencia de un verdadero "gobierno económico"
comunitario que pueda gestionar de manera coherente
situaciones de peligro para el euro como la actual.
Mientras el presidente del Consejo
Europeo, Herman van Rompuy, trabaja contra reloj para
organizar una cumbre europea extraordinaria que sirva para
apaciguar a los mercados ante el riesgo de contagio por el
incendio de las finanzas griegas, la canciller alemana, Angela
Merkel, dijo ayer desde Nigeria que todo estaba
"abierto" y que no había "nada decidido".
"No lo podemos asegurar",
comentó Merkel, de visita oficial en Nigeria, en relación
con la posible cumbre de jefes de Estado de la eurozona que el
ex primer ministro belga intenta organizar afanosamente desde
el martes pasado, con la férrea oposición alemana y
holandesa.
El sonoro fracaso de los ministros de
Economía y Finanzas de los 27 socios comunitarios, citados
los pasados lunes y martes en Bruselas, para cerrar un segundo
rescate a Grecia, por cerca de 100.000 millones de euros, que
evite la suspensión de pagos del país mediterráneo, echó más
leña al fuego.
Mientras tanto, las tres agencias de
calificación de deuda más relevantes del mundo, Standard
& Poor's, Moody's y Fitch, prosiguen imparables su disputa
directa con Bruselas y el FMI y, casi a diario, vuelven a
estremecer con sus rebajas de notas a alguno de los tres
socios del euro rescatados: Grecia, Irlanda y Portugal. A la
estridente cacofonía entre los 17 socios del euro para
activar ese segundo rescate heleno, sumado a las medidas de
ajuste que ha tenido que tomar Italia a toda prisa para evitar
más ataques especuladores, se acaba de agregar la muestra
evidente del escaso poder efectivo que parece exhibir Van
Rompuy, al menos cuando se trata de asuntos de gran calado.
En ese sentido, son numerosos los
analistas europeos que esta semana ponían el acento en el
poder germano. "Los europeos bajan la cabeza ante Angela
Merkel", comenta un editorial del prestigioso semanario
británico The Economist.
Mientras tanto, el diario francés Le
Monde insistía en el peso alemán y lamentaba que, en
realidad, el "eje franco–alemán" no estuviera
funcionando, pues el mayor peso recae del lado de Berlín. En
casos de verdadero conflicto, quien lleva la voz cantante no
parece ser el belga, presidente permanente del Consejo
Europeo, cargo de nuevo cuño creado con el Tratado de Lisboa.
Berlín discrepa, además, del Banco
Central Europeo (BCE) en torno a la participación
(obligatoria) del sector privado (bancos y aseguradoras) en el
segundo rescate de Grecia, extremo que mantiene entre paréntesis
ese segundo bote salvavidas para Atenas y disparó la
volatilidad en los mercados de media Europa.
Tanto Alemania como Holanda quieren que
la banca y los inversores privados se comprometan a comprar
deuda griega a largo plazo como condición para aportar más
dinero para Atenas. Sin embargo, el BCE lo rechaza, con el
argumento de que eso generará mayores turbulencias en los
mercados y será, a la postre, considerado por las agencias
crediticia como una suspensión de pagos parcial de Atenas.
Alemania insiste en una participación
"substancial" de los bancos en
el segundo rescate a
Grecia
Los
gobiernos de la eurozona estudian
implantar
una tasa bancaria como contribución al rescate
Agencia EFE, 18/07/11
El Gobierno alemán sigue defendiendo una
participación "substancial" de los acreedores
privados de Grecia, principalmente bancos y aseguradoras, en
el segundo rescate del país mediterráneo. Así lo ha
afirmado hoy el portavoz del Ejecutivo germano, Steffen
Seibert. Pese a su inmovilismo sobre la incorporación del
sector privado, Alemania confía en alcanzar una solución en
la cumbre extraordinaria del jueves, aunque Seibert ha
advertido de que aún así no se disipará "para
siempre" la crisis de la deuda.
"La cumbre prevista para el jueves
estará centrada en el nuevo paquete para Grecia. En ello
vamos a concentrar todos los esfuerzos", ha enfatizado el
portavoz, que ha rehuido detallar las variantes que se están
estudiando con el argumento de que ese no es tema a abordar públicamente.
Lo importante, ha agregado, es que de la
cumbre del jueves salga una respuesta unitaria y que los
estados miembros "hablen con una sola voz", y no en
analizar ahora las distintas variantes sobre cómo puede ser
esa solución para Grecia. Antela incertidumbre, el acoso de
los mercados contra la deuda de España e Italia ha marcado
esta mañana nuevos máximosdesde que ambos países se sumaron
a la Unión Monetaria en 1999.
Respecto a las repetidas advertencias del
presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean–Claude
Trichet, en contra de una reestructuración de la deuda, el
portavoz de Finanzas, Martin Kotthaus, ha insistido en que la
solución para Grecia debía ser "consensuada" entre
los estados miembros y el BCE, pero no se ha movido ni un ápice
de que no hay otra salida para que Atenas pueda hacer frente
al abultado peso de su deuda pública.
El diario alemán Die Welt afirma en su
edición de hoy que los gobiernos de la eurozona estudian la
posibilidad de implantar una tasa bancaria como fórmula de
contribución de los acreedores privados y en especial la
banca al rescate. Según ese medio, que cita a fuentes diplomáticas
sin especificar, esa medida permitiría asegurarse la
contribución de la banca al rescate tal y como defiendeel
gobierno de Angela Merkel– y evitar el acoso de las agencias
de calificación en caso de una reestructuración de la deuda.
Tal tasa bancaria, de prosperar, afectaría
a todas las entidades, incluidas las que no son acreedoras de
Grecia, tanto la gran banca privada como cajas de ahorros,
apunta ese medio. Hasta ahora, Merkel ha insistido en implicar
a los acreedores privados en los rescates, aunque matizando
que su aportación debía ser substancial pero voluntaria. El
BCE se opone a la implicación de los acreedores privados, en
lo que ve una forma de reestructuración que las agencias de
calificación podrían equiparar a una suspensión de pagos.
La canciller alemana se pronunció ayer a
favor de la creación de una agencia europea de calificación,
aunque admitió que el problema real, por encima de las críticas,
no está en la acción de las agencias de rating, sino en la
deuda. "De entrada, el problema son las deudas y no las
agencias", afirmó Merkel, en declaraciones a la televisión
pública alemana ARD, para añadir a continuación que
"en momentos sensibles, estas agudizan la situación".
El semanario alemán Der Spiegel difundió
ayer que el excanciller Helmut Kohl habría dicho que la política
europea de Merkel "es muy peligrosa" y que temía
que la actual jefa del Gobierno alemán le rompiera su
proyecto de una Europa unida, citando como fuente a un
estrecho colaborador y correligionario del excanciller. En
declaraciones que publica hoy el diario Bild, Kohl
responsabiliza al gobierno socialdemócrata verde de su
sucesor, GerhardSchröder, de la actual crisis de la deuda y
niega haber criticado la política europea de Merkel. Kohl
apunta que las razones de la actual situación están "en
primer lugar, en que nunca deberían haberse flexibilizado los
criterios del Pacto de Estabilidad". En segundo lugar, añade,
en que Grecia "en ningún caso debería haber ingresado
en la zona euro sin las oportunas reformas
estructurales".
Trichet,
presidente del BCE, avisa de que
no aceptará bonos de países en quiebra,
como pretende Berlín
El BCE enfrenta a la canciller alemana
Por R. M. de Rituerto
Desde Bruselas
El País, 19/07/11
Jean–Claude Trichet, presidente del
Banco Central Europeo (BCE), opuesto a los planes de Alemania
sobre la solución a la crisis de la eurozona, advierte que si
al final Grecia suspende pagos, el BCE no aceptará bonos como
colateral y que deberán ser los propios países quienes se
ocupen de salvar a Grecia y a quien lo pueda necesitar.
Berlín, sin embargo, parecía ayer
optimista sobre los resultados de la cumbre extraordinaria de
la eurozona del jueves en Bruselas. Acude a ella sin ceder en
su propósito de que el sector privado participe en el segundo
rescate a Grecia. Para las agencias de calificación, tormento
de las finanzas europeas durante el último año, eso
equivaldría a una suspensión de pagos, como mínimo,
disfrazada.
Una fuente europea comentaba que si
Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, ha
convocado a los líderes de la zona euro será porque espera
de los países grandes propuestas para salir del marasmo.
Las propuestas siguen en la mesa de diseño
y es probable que hasta poco antes de cumbre no haya nada
concreto. El pulso entre Alemania y sus aliados (Países Bajos
y Finlandia) con Trichet y los suyos (entre ellos, España)
sigue. Angela Merkel exige la participación en el nuevo
envite heleno, y a cualquier precio, del sector privado
(bancos, seguros, fondos de inversión) a lo que Trichet y los
otros responden que desastres financieros adicionales, unidos
a esa participación privada, degenerarán en un contagio de
letales consecuencias.
Intervención
En refuerzo de su posición, Trichet
declara al Financial Times Deutschland que "si un país
suspende pagos no estaremos en condiciones de aceptar sus
bonos como colateral" y que en tal caso los otros
"Gobiernos tendrán que intervenir para arreglar las
cosas".
Más que una descripción de lo que
pudiera pasar, sus palabras suenan a amenaza en vista de que
las agencias de calificación llevan semanas advirtiendo de
que podrían considerar la intervención del sector privado
como una suspensión de pagos enmascarada.
Las pruebas de resistencia no han
despejado las dudas. Ayer mismo dos comisarios, Joaquín
Almunia y Michel Barnier, aludieron a los desajustes entre lo
que dice la Autoridad Bancaria Europea y el Banco de España
sobre las cinco cajas españolas suspendidas. "Creo que
es algo que tienen que discutir y resolver entre ellos",
comentó Almunia.
El miembro
austríaco del BCE sí apoya
una reestructuración de deudas como propone Alemania
División interna en el Banco Central
Europeo
El País, 19/07/11
La acometida de los mercados financieros
de los últimos días ya genera las primeras divisiones
internas en el Banco Central Europeo (BCE). Contradiciendo lo
que el presidente de la institución, Jean–Claude Trichet,
sostuvo ayer, hoy el miembro del consejo y gobernador del
Banco de Austria, Ewald Nowotny, ha abierto la puerta a
aceptar bonos griegos como colateral a pesar de que el país
incurreira en algún tipo de impago, siempre que fuera
selectivo y a corto plazo.
Nowotny vuelve sobre la rueda de
definiciones, tabúes y eufemismos que ha caracterizado las
negociaciones europeas a la hora de referirse a la
reestructuración de la deuda griga. Asegura que "hay una
amplio rango de opciones y definiciones, un default total, un
default selectivo, un credit event [un impago aún más suave]
y más". Algunas de esas opciones tendrían peores
consecuencias que otras de cara a la calificación crediticia
de Grecia pero también –lo más importante– sobre la
percepción que tienen los inversores acerca de la Unión
Europea y la solvencia de sus países miembros.
Trichet se ha negado hasta ahora a
aceptar cualquier tipo de impago, del color y la magnitud que
sea. Pero la postura alemana de implicar sí o sí a los
inversores privados en un segundo rescate griego (lo que
supone algún tipo de impago) permanece bastante inamovible,
este jueves hay reunión del Eurogrupo para tratar de llegar a
un acuerdo y, mientras tanto, el tiempo apremia y los mercados
castigan, sobre todo a España e Italia, actualmente en el ojo
del huracán.
De forma que la voz del austríaco
Nowotny es la primera que se alza en el BCE defendiendo una
reestructuración que, en cualquier caso, debe evitar a toda
costa un gran impago. "Tenemos que estudiar esto muy
seriamente. hay algunas propuestas para permitir un impago
selectivo a muy corto plazo que no tendrían mayores
consecuencias negativas", ha dicho.
Al contrario que Trichet, que aseguró
que no aceptaría bonos griegos como colateral en caso de
impago de cualquier tipo, Nowotny considera que el BCE tiene
la capacidad de decidir qué colateral acepta, y "esto no
debería depender completamente de las agencias de calificación
de riesgos".
"Es nuestra responsabilidad, nuestra
propia decisión", ha declarado en una entrevista a
lacadena CNBC. "Hemos probado esto en el caso de Grecia,
irlanda y Portugal, respecto a qué tipo de colateral podemos
aceptar. Por lo tanto, somos independientes respecto a las
agencias de calificación, si bien no respecto a nuestros
propios estatutos; hay ciertos límites", ha afirmado el
consejero.
Analiza la UE
una compra masiva de deuda
griega
Todavía debe vencer la oposición de
la
canciller Angela Merkel
Cumbre europea de resultados inciertos
Por Alejandro Rebossio
Enviado especial
La Nación, 18/07/11
Bruselas.– Mientras la crisis
financiera de Grecia mantenía las disputas entre las
potencias económicas, la Unión Europea (UE) analizaba ayer
la posibilidad de comprar en forma masiva deuda griega para
evitar el default de Atenas. Para eso, deberá vencer la
resistencia de la canciller alemana, Angela Merkel, que, según
el diario español El País, rechazaba esa opción.
Las deliberaciones sobre la participación
o no de los bancos acreedores de Grecia en el segundo paquete
de rescate, un año después del primero, continuaron este fin
de semana en Bruselas y en Roma, y se esperaba una decisión
el jueves en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de los
15 países de la eurozona, que se celebrará en la capital
belga. Un default griego podría contagiar primero a Portugal
e Irlanda, y después, tal vez, a dos de las mayores economías
de la UE: España e Italia.
En mayo pasado, la UE y el Fondo
Monetario Internacional (FMI) habían acordado el segundo
rescate de Grecia, por 113.000 millones de dólares, pero con
la condición de que el gobierno del socialista Giorgios
Papandreu aplicara nuevos ajustes del gasto público y un plan
de privatizaciones. Pero Merkel exigió, además, que los
bancos también hicieran su aporte al aceptar un canje de
bonos por otros de vencimiento a más largo plazo.
Se trataría de un default similar al de
Uruguay de 2002, y diferente del de la Argentina, que no sólo
estiró los plazos, sino que recortó el capital y los
intereses en la reestructuración de 2005. Lo que no quiere
Merkel es una "reestructuración" de la deuda
griega, es decir, una salida a la argentina.
Pero al igual que le sucedió a Uruguay
en su momento, las calificadoras de riesgo crediticio –las
tres principales, Moody's, Fitch y Standard & Poor's, son
de origen norteamericano– advirtieron que si Grecia
postergaba los vencimientos, le bajaría la nota de su deuda a
"default selectivo".
El Banco Central Europeo (BCE), que
preside el francés Jean–Claude Trichet, se mostró entonces
preocupado por el impacto que eso tendría en los bancos
acreedores, la mayoría alemanes y griegos, y el posible
contagio en los otros países europeos en riesgo, como
Portugal e Irlanda, que también ya han recibido un salvataje.
España está del lado del BCE.
En Atenas, el jefe de la misión del FMI,
Poul Thomsen, advirtió que la deuda griega está al filo de
la navaja. A esa misma ciudad llegó de visita Hillary
Clinton, la secretaria de Estado del país con más peso en el
FMI, y destacó el apoyo de Estados Unidos al plan de ajuste
griego para combatir el "cáncer" de su deuda.
Sin solución
La discusión sobre la participación de
los bancos continúa sin solución. El presidente del Consejo
Europeo, el belga Herman van Rompuy, convocó la semana pasada
a una cumbre extraordinaria para resolver la cuestión griega,
pero Merkel se negó en un principio a asistir porque temía
que una reunión sin éxito agitara aún más los mercados
mundiales, que vienen en caída, incluido el argentino, que
sufre la aversión al riesgo de parte de los inversores.
En una entrevista difundida ayer por la
televisión alemana ARD, la canciller dijo que iría a la
reunión, ahora postergada para este jueves, sólo en caso de
que antes los funcionarios técnicos lleguen a un acuerdo. En
eso están tanto en Bruselas, sede de la UE, como en Roma,
donde se desarrollaron reuniones con banqueros.
En la UE evalúan la posibilidad de
recomprar deuda griega a precios de mercado, es decir, por
debajo de su valor nominal, tarea que ya venía haciendo desde
el año pasado el BCE con los países en problemas. Con esta
operatoria, son las instituciones comunitarias y, por tanto,
sus ciudadanos, las que asimilan el costo de la crisis griega.
Además, Bruselas analiza rebajar las tasas de interés a los
préstamos que ha concedido a Grecia, Portugal e Irlanda.
Pero también se espera que el esfuerzo
por fin lo hagan los acreedores de Grecia. El ministro de
Finanzas belga, Didier Reynders, dijo ayer en las redes
sociales que el aporte privado llegarían a 42.000 millones de
dólares.
Merkel dijo, además, que el euro no
estaba en riesgo en esta crisis, más allá de que el
crecimiento de los países en vilo está postergado por una
moneda fuerte que les quita competitividad, y advirtió que,
aunque está a favor de crear una agencia europea de
calificación de deuda para evitar el monopolio
norteamericano, el problema radica en las deudas y no en las
calificadoras.
"Merkel está destrozando mi
Europa", dijo uno de sus antecesores y correligionarios,
Helmut Kohl, en una entrevista con la revista Der Spiegel. La
canciller viene retaceando la ayuda a Grecia.
Los
mercados europeos sufren otro
"lunes negro"
El demorado segundo rescate a Grecia
provoca nerviosismo
Por Alejandro Rebossio
Enviado especial
La Nación, 19/07/11
Bruselas.– Mientras los líderes
europeos trabajan contra reloj para consensuar un segundo
rescate financiero para Grecia, los mercados vivieron ayer
otro lunes negro, pese a que el pasado viernes el Banco
Central Europeo (BCE) reprobó a sólo ocho entidades
financieras en las pruebas de solvencia que aplicó en todo la
eurozona.
El índice Euronext, de las grandes
empresas europeas, cayó ayer 1,88%. El español Ibex,
arrastrado sobre todo por los bancos (cinco de ellos
desaprobaron las pruebas), descendió 1,44%, y la bolsa de Milán,
3,06%. París cayó 2,04% y Londres y Fráncfort, 1,55%. La
aversión de los inversores al riesgo ante las dudas de la
eurozona se extendió a todo el mundo, y así fue que cayó en
Buenos Aires 0,96% el índice Merval.
Los mercados mundiales también se vieron
afectados por la falta de acuerdo en el Congreso de Estados
Unidos sobre una medida para elevar el techo del endeudamiento
de ese país, que se haría a cambio de alzas de impuestos a
los más ricos (si ganan la pulseada los legisladores demócratas)
o de recortes del gasto público (si triunfan los
republicanos).
Esto podría provocar un "default técnico"
de la primera potencia, que tiene crédito en los mercados,
sobre todo ahora que reina la aversión al riesgo, pero
necesita elevar el límite máximo legal de su deuda.
Italia, que aprobó un duro ajuste el
viernes pasado, fue el país más golpeado por la baja en los
mercados tras las pruebas de solvencia realizadas a los bancos
europeos. El problema fue que no todos los bancos se
sometieron al llamado "stress test" y además los
criterios de evaluación volvieron a ser cuestionados por
laxos, al igual que el año pasado.
Pero más allá de esas pruebas, los
mercados siguen en baja porque aún los líderes de la Unión
Europea no se ponen de acuerdo en el modo en que rescatarán a
Grecia por segunda vez en poco más de un año.
Los bonos soberanos de Europa reflejaron
el temor a un default griego y su eventual contagio a
Portugal, Irlanda, España e Italia.
El riesgo país español cerró en 370
puntos básicos y el italiano, en 330. En la Argentina está
en 628. El de Grecia llegó a 1502; el de Portugal, a 961, y
el de Irlanda, a 1113.
La barrera de los 1000 es un indicador
claro de riesgo de cesación de pagos, pero los analistas
consideran que para economías grandes como España o Italia
sería riesgoso sobrepasar los 400.
Posible impuesto
En tanto, el ministro de Asuntos Europeos
de Francia, Jean Leonetti, dijo ayer en esta capital a la
prensa que la UE analiza la posibilidad de imponer un impuesto
a toda la banca europea para costear parte del rescate a
Grecia.
"Es una de las soluciones que
estamos mirando –declaró Leonetti–. Tendría la ventaja
de no hacernos intervenir directamente con los bancos y, por
tanto, no llevaría al default."
Sucede que en un principio Alemania,
seguida por Holanda, Austria y Finlandia, quería que los
bancos acreedores de Grecia, la mayoría alemanes y franceses,
aceptaran una postergación de plazos de la deuda, lo que
implicaría un "default selectivo", según las
agencias calificadoras de riesgo.
La UE y el Fondo Monetario Internacional
(FMI) pondrían 113.000 millones de dólares, mientras que los
acreedores aportarían 42.000 millones. Pero la duda es si los
bancos lo harán vía un canje de bonos o a través del
impuesto.
Con sus declaraciones, Leonetti confirmó
la información publicada ayer por el diario alemán Die Welt,
que también aseguraba que los funcionarios europeos
analizaban que los acreedores sean "invitados" a
vender al gobierno griego sus títulos a precio de mercado, es
decir, subvaluados.
De este modo, sufrirían una quita del
40%, pero sería una pérdida y no un default, la palabra más
temida por la canciller alemana, Angela Merkel, y por toda la
burocracia europea.
Los funcionarios de la UE deberán
ponerse de acuerdo sobre la solución para Grecia antes de
pasado mañana, día para el que está convocada en Bruselas
una cumbre urgente de los jefes de Estado y de gobierno de la
eurozona para acabar con esta cuestión.
Merkel ya advirtió que si no se llega a
un pacto antes de esa fecha ella no viajará, con lo que la
reunión se suspendería.
Otra de las opciones que evalúa la UE es
la compra masiva de deuda griega. Merkel no descartó esa
posibilidad, aunque se mostró poco entusiasmada con ella. La
canciller no quiere que los contribuyentes alemanes sigan
soportando el costo de la ayuda a Grecia, que, a su vez, viene
aplicando serios ajustes en el gasto social desde el año
pasado.
Ayer, una protesta de taxistas colapsó
Atenas para rechazar la decisión del gobierno de Giorgios
Papandreu de desregular el sector de transporte. El BCE, en
tanto, se ha mostrado de acuerdo con la recompra de deuda
griega por parte de la UE.
Hasta ahora es el banco central con sede
en Fráncfort el que está comprando desde el año pasado
bonos subvaluados de los países europeos en riesgo. Además,
el organismo presidido por el francés Jean–Claude Trichet
se opone a medidas que impliquen un "default
selectivo", como las que proponía Alemania.
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