El nuevo modelo
económico de la UE es un modelo
de austeridad prolongada
Austeridad para
siempre
Corporate Europe
Observatory, septiembre 2011
Rebelión,
03/10/11
Traducido por
Beatriz Morales Bastos
La respuesta de
la UE a la crisis económica está encaminando a los Estados
miembros hacia un modelo de austeridad permanente, incluyendo
ataques generalizados contra los derechos sociales. Para
impedir cualquier resistencia, el objetivo del modelo que está
proponiendo la UE es minimizar o incluso librarse
completamente de toda interferencia democrática. Esto queda
claro desde la perspectiva general de las iniciativas
legislativas que se han adoptado desde que empezó la
eurocrisis o que se espera que se adopten de forma inminente.
Los cambios han
golpeado a la gente como una tormenta repentina. En menos de
dos años la Unión Europea se ha puesto en la vía de
implementar una política económica y fiscal común dominada
por una serie de medidas, algunas de ellas legislativas,
pensadas para hacer que los Estados miembros se adhieran a
programas de austeridad y atacar derechos sociales
trabajosamente ganados.
Los paquetes de
préstamos a Irlanda, Grecia y Portugal, y las exigencias que
van unidas a ellos han puesto a estos países bajo una
administración de facto de Bruselas y del FMI. En Grecia los
salarios se han recortado una media del 20% en el sector público,
150.000 funcionarios se enfrentan al cese y se están
privatizando infraestructuras como puertos y las compañías públicas
de publicidad. Se ha hecho retroceder el poder adquisitivo de
los salarios más bajos al nivel de la década de 1980. En
Portugal se ha obligado al gobierno a comprometerse a reducir
el déficit desde el 9.,% del PNB a finales de 2010 hasta el
3% en 2013. Tres años con recortes generalizados. Mientras
tanto, para evitar un programa de préstamo similar el
gobierno español ha adoptado un programa de austeridad
igualmente severo (rápidas reducciones del déficit, recortes
salariales y ataques a la seguridad en el puesto de trabajo y
a las pensiones).
Un modelo de
austeridad prolongada
No hay razones
para considerar esto una pura coyuntura que pasará pronto y
se superará en unos pocos años. Estas políticas de
austeridad no sólo se han cuestionado como una solución a la
crisis, sino que ya fueron probadas por la historia en la década
de 1930 y demostraron ser desastrosas. Sin embargo, a pesar de
la ira que los paquetes de préstamos ha provocado por toda
Europa, la UE se está moviendo rápidamente hacia un modelo
de austeridad para todos los Estados miembros.
El Pacto del
Euro, la vigilancia de los presupuestos de los Estados
miembros bajo el denominado “semestre europeo” y las seis
disposiciones sobre “gobernanza económica” que
probablemente se adoptarán a finales de septiembre de 2011,
son todo parte del mismo complejo de normas y acuerdos. Todas
juntas, estas piezas preparan un modelo para futuras políticas
económicas para la Unión Europea. La austeridad y los
ataques a los derechos sociales son los ingredientes básicos,
que se hacen aprobar vía procedimientos antidemocráticos y
opacos. Ha habido protestas tanto de los sindicatos y otros
movimientos sociales como de toda una serie de diferentes
organizaciones de la sociedad civil. Pero el nuevo modelo es
complejo, lleva tiempo asimilar las numerosas nuevas
iniciativas y entender cómo están conectadas entre sí.
Establecer esta descomunal nueva maquinaria de gobernanza económica
de la UE en un lapso de tiempo muy corto ha aplastado la
naciente oposición a la austeridad por toda la UE.
Pero aunque
pronto se establecerán los fundamentos básicos del modelo,
no se ha dicho la última palabra y se puede esperar una
resistencia feroz y generalizada. Esto debería estar claro
examinando el paquete de gobernanza económica completo, cómo
hará que los ciudadanos paguen los problemas causados por los
bancos y los especuladores y por qué no nos acerca a una
solución de la crisis.
Dar una visión
sesgada a las raíces de la crisis
Desde hace
meses, quienes han desempeñado papeles clave en las
instituciones de la EU han tratado de dar una visión sesgada
de las raíces de la crisis para legitimar las reformas.
“¿Recuerda qué
causó la crisis financiera?”, preguntaba un vídeo
producido por el Parlamento Europeo en mayo de este año.
“Estallaron las burbujas inmobiliarias y hubo que sacar de
apuros a los bancos”, continuaba. De acuerdo por el momento.
Pero entonces continuaba afirmando que la crisis proviene de
unas malas finanzas públicas: “Durante años, los gobiernos
de la UE han estado retorciendo las normas financieras y
construyendo sobre un terreno poco sólido”, afirma una voz
femenina. “Las instituciones de la UE habían tratado de
pararlos, pero los gobiernos no iban a escuchar” (1).
Las normas a las
que aludía eran las normas que sustentan la Unión Económica
y Monetaria, el Pacto de Crecimiento y Estabilidad (o
simplemente Pacto de Estabilidad). Según estas normas, los
Estados miembros están obligados a mantener el déficit de
los presupuestos de los Estados por debajo del 3% del PNB y la
deuda bajo el 60%.
Por lo tanto,
según el Parlamento, lo que tenemos es una crisis causada por
las finanzas públicas y la deuda pública.
Esta
interpretación es acorde con unas declaraciones hechas por el
ministro alemán de Finanzas Wolfgang el 16 de agosto:
“Actualmente los economistas del todo el mundo no discuten
que una de las principales causas, si no la causa principal,
no ahora, sino ya en 2008, fue la excesiva deuda pública por
todo el mundo”.
Respuesta
peligrosa – regulación lenta
Pero el consenso
que Schäuble sugería no existe. El economista estadounidense
Paul Krugman cuestiona el mito de la deuda pública en unos términos
muy claros: “[...] Veamos la lista completa de los países
que tuvieron problemas debido a las altas deudas acumuladas
antes de la crisis, en contraposición a aquellos que han
desarrollado grandes déficit a consecuencia de la crisis.
He aquí la
lista completa: Grecia.
En vísperas de
la crisis España e Irlanda tenían deudas bajas y superávit
presupuestario (2) .
Y se debería añadir
que incluso en el caso de Grecia, no está claro que la deuda
pública sea la causa principal. Es más, la deuda griega
ascendió rápidamente en los años anteriores a la crisis,
pero lo que ascendió en primer lugar y con más fuerza fue la
deuda privada (3).
Krugman lamenta
que Schäuble no sea el único. “La fiscalización de la
historia de la crisis (la insistencia, a pesar de las
evidencias, de que se trataba de préstamos públicos
excesivos) se ha convertido en un artículo de fe [...]. Y
esta fe ha hecho y hará un daño incalculable”.
Un ejemplo de
este daño incalculable es el hecho de que a aquellos que
tienen menos dinero se les va a hacer pagar más. Pero también
es algo más. Si los 27 Estados miembros de la UE se adhieren
todos a políticas de austeridad, muy probablemente el
resultado será una crisis continua y profunda. De hecho, podría
convertirse en una repetición de la “Gran Depresión” de
la década de 1930. En aquel momento la retirada de la
circulación del dinero vía el descenso de los salarios y
cortes en los gastos del gobierno llevó directamente a
reducir la demanda. Cayeron los precios (lo opuesto a la
inflación, la deflación), cerraron las fábricas, cayó el
gasto del gobierno; un círculo vicioso. Una “estrangulación
lenta”, en palabras del economista estadounidense Mark
Weisbrot (4).
Adam Posen,
miembro del comité de política del Banco de Inglaterra, está
de acuerdo. Ha advertido de que los políticos están a punto
de repetir los errores de la década de 1930. “El tren se
dirige hacia nosotros y deberíamos ser capaces de ponernos de
acuerdo para cambiar las agujas”, declaró a los periodistas
en septiembre de 2011 (5).
Sin embargo, la
retórica sobre la deuda pública como causa de la crisis
puede dejarnos varados en las vías del tren en vez de
salvarnos del impacto. Y el hecho es que la mayor parte de la
actual deuda pública proviene de deuda privada. Tanto el
Parlamento Europeo como Schäuble simplemente estaban
equivocados.
Una clave
indispensable para entender la crisis es ver cómo la
competencia sin límites en la eurozona dejó a Irlanda,
Portugal, España y Grecia como los perdedores. Cuando el
sector privado en estos países empezó a perder terreno ante
las compañías alemanas el gobierno pudo hacer poco para
remediar la situación. Las normas de la Unión Económica y
Monetaria excluyen una inversión pública generalizada y la
moneda común hace imposible devaluar la moneda para hacer que
los productos locales sean más baratos y recuperar ventaja
competitiva. Con los sueldos reales estancados en Alemania y
las subidas de precios en la periferia presionando cada vez más
los sueldos nominales (no necesariamente los sueldos reales),
el sector privado se volcó al préstamo. El interés común
de la eurozona era demasiado alto para Alemania y demasiado
bajo para la periferia. Ahí, en la periferia, era más fácil
cosechar beneficios de la especulación, por ejemplo, en el
sector inmobiliario, que colocar las inversiones en un uso
productivo (una situación que llevó a burbujas
especulativas). No es toda la historia, pero basta con decir
que la moneda común separó a la eurozona y dejó a las
finanzas de la periferia en un terreno movedizo. Y cuando el
crédito se redujo tras la crisis financiera, las economías
de la periferia se desplomaron (6). Hace una década muchos
analistas previeron este tipo de escenario: divergencia en vez
de convergencia en la eurozona. Pero pocos imaginaron que sería
tan grave.
Una agenda
corporativa
Entonces, ¿por
qué todas estas tonterías acerca de la deuda pública?
Por varias
razones. Para empezar, la crítica de la base misma del euro
(un factor clave de la integración de la UE) es tabú en
Bruselas. No esperen ver a muchos eurodiputados, comisarios o
miembros de gobiernos estatales admitir que la moneda común
ha resultado ser un desastre para grandes partes de Europa. En
segundo lugar, la mayoría de las instituciones de la UE
(especialmente la Comisión Europea) consideran que una
estrategia neoliberal, incluyendo la liberalización de los
servicios públicos, la austeridad y bajos salarios, es el
camino que tiene ante sí la UE y así han actuado durante
muchos años en nombre de la “competitividad
internacional”. En tercer lugar, están los poderosos grupos
de presión en Bruselas, el lobby de los grandes negocios.
Durante más de
una década las organizaciones del lobby de los grandes
negocios han estado trabajando para garantizar que los Estados
miembros promueven una reforma de las leyes laborales, la
privatización de los servicios públicos, recortes en los
gastos sociales y la reforma de las pensiones. Los lobbies de
los negocios consideraron que la estrategia de Lisboa (una
estrategia para la EU que engloba todas las demás) adoptada
en marzo de 2000 era un paso adelante fundamental aunque carecía
de fuertes medidas para llevarla a cabo. Una nueva serie de
normas sobre la gobernanza económica añadirá las fuertes
medidas para llevarla a cabo que el mundo de los negocios ha
estado exigiendo durante años. Oliendo la victoria,
organizaciones como BusinessEurope (*) han estado atareadas
asegurándose de que el nuevo sistema de gobernanza esté a la
altura de sus exigencias. Y de acuerdo con la investigación
hecha por Corporate Europe Observatory, han tenido bastante éxito
en cada paso del camino (7).
Por su parte, la
Mesa Redonda Europea de Industriales (ERT, en sus siglas en
inglés, el famoso e infame lobby formado por presidentes de
compañías de gran cantidad de corporaciones transnacionales
europeas) vio un sorprendente parecido con sus propias ideas
cuando se adoptó el Pacto de Europa: “El Pacto de hoy
contiene muchos elementos que harán que esté más cerca la
realización de la visión de la ERT para una Europa
competitiva”, afirmó en una declaración el exclusivo club
de presidentes de compañías (8).
1. El
semestre europeo
Para comprender
como funciona, o funcionará, el nuevo modelo, es necesario
examinar los elementos individuales, empezando por el nuevo
sistema de vigilancia de los presupuestos de los Estados
miembros, conocido como el Semestre Europeo.
El Semestre
Europeo fue la primera pieza que se adoptó del puzle. De
hecho, ocurrió muy rápido. La propuesta se publicó en la
primavera de 2010 y para septiembre, sólo unos pocos meses
después, había sido adoptada por el Consejo (9). Según este
nuevo procedimiento, los Estados miembros tendrán que enseñar
su borrador de presupuestos nacionales a la Comisión y al
Consejo para abril del siguiente año. Una vez que la Comisión
haya examinado los documentos, elaborará comentarios para que
el Consejo los tenga en consideración. En julio el Consejo
dará una “orientación de estrategia” a todos los Estados
miembros.
La Comisión
basará su recomendación en un “Estudio de crecimiento
anual” que se publicará cada mes de enero. El estudio de
este año de la Comisión insistió fundamentalmente en la
“necesidad” de una reforma de las pensiones en los Estados
miembros y en la “necesidad” de una reforma del mercado
laboral (10). La recomendación de la Comisión específica
para cada país se publicó a principios de enero y no deja
dudas acerca de sus intenciones. Se pidió a la mayoría de
los países que implementaran reformas de la legislación
laboral para preparar el camino para bajadas de salarios y que
redujeran las pensiones, bien reduciendo las oportunidades
para una jubilación anticipada o bien aumentando la edad de
jubilación (11). El Consejo aprobó por mayoría cualificada
someter a votación el 12 de julio las recomendaciones para
todos los Estados miembros y en general apoyaron las
recomendaciones de la Comisión (12). ¿Sorprendente?
Verdaderamente no. Los gobiernos en el Consejo son
responsables ante su propio electorado, no ante los electores
de otros países. Y si se ciñen a sus propios intereses, las
severas reformas en otros países son (piensan ellos) son en
su propio beneficio. No es que esta solidaridad sea una
imposibilidad consustancial pero por el momento parece poco
probable.
Salarios
y pensiones en juego
Las
recomendaciones incluyen una insinuación a España de que
aplique estrictamente “los mecanismos existentes para los
gobiernos autonómicos de control de déficit y de deuda” y
que adopte más medidas “para acelerar la reducción del déficit”
(13). Incluyen animar a Francia a “seguir revisando la
sostenibilidad del sistema de pensiones y a tomar medidas
adicionales si fuera necesario”, y a mantener el salario mínimo
bajo “para apoyar la creación de empleo”. Una recomendación
para Italia es debilitar la protección del empleo y se anima
a Bélgica a considerar el abandonar la indexación de los
salarios.
Está claro que
aquí están en juego asuntos fundamentales. La cuestión es
hasta qué punto esto va a influenciar la toma de decisión a
nivel internacional. Es bastante pionero en sí mismo el hecho
de que la Comisión y el Consejo discutan presupuestos
estatales, en la mayoría de los casos mucho antes de que el
proyecto final se presente al parlamento nacional. Por el
momento el resultado del Semestre Europeo serán
recomendaciones presupuestarias y políticas no vinculantes.
El Semestre Europeo es el componente básico que está en el
centro de todas las reformas. Proporciona un procedimiento
para tratar los otros elementos del modelo de gobernanza económica.
Sin embargo, por sí mismo el Semestre Europeo no incluye
sanciones económicas. Pero varios de los otros componentes básico
las incluyen y estarán relacionadas con el Semestre.
2. El Pacto
de Europa, la brújula política
El documento más
ampliamente conocido es el Pacto de Europa, que se adoptó en
la reunión del Consejo Europeo (una cumbre de la UE) del 24
de marzo de 2011. Al principio era una iniciativa de la
canciller alemana Angela Merkel y del presidente francés
Nicolas Sarkozy, y por un momento parecía como si fuera un
instrumento intergubernamental, un tipo de declaración política
que se implementaría a través del diálogo y de la presión
del grupo. En el corto espacio de un mes se convirtió en
mucho más que eso.
La redacción
del Pacto de Europa es notablemente clara. La solución a la
crisis radica en la austeridad y los salarios bajos. Para
alcanzar la “competitividad” los Estados miembros deben
“revisar los planes de los convenios salariales y, cuando
sea necesario, el grado de centralización en el proceso de
negociación”, y “garantizar que los convenios salariales
en el sector público mantienen los esfuerzos de
competitividad en el sector privado (teniendo en cuenta el
importante efecto señalizador de los salarios del sector público)”.
En otras palabras, se debe frenar el poder de la fuerza de
trabajo en los planes de los convenios salariales y los
salarios en general tienen que descender o mantenerse bajos.
Además, para promover unas “finanzas públicas sanas” los
Estados miembros deberían en primer lugar recurrir a la
“sostenibilidad de las pensiones, la sanidad y las ayudas
sociales”, en otras palabras, a recortes en gastos sociales.
En la cima de
todo ello, los Estados miembros signatarios se comprometen a
trasladar “a la legislación nacional las normas fiscales de
la UE tal como se establecen en el Pacto de Estabilidad”.
En las semanas
anteriores al vital encuentro del Consejo Europeo del 24 de
marzo, el encuentro que iba a adoptar el Pacto, el lobby de
los negocios BusinessEurope hizo varios esfuerzos para influir
en el Pacto. Lo que quizá es más importante, BusinessEurope
presionó con éxito para que la Comisión desempeñara un
papel clave en la implementación del Pacto de Europa.
“El Pacto de
Europa es un acuerdo político sobre el fortalecimiento de la
integración. Las seis propuestas legislativas sobre
gobernanza económica tratan de cómo implementarlo”, afirmó
el secretario general de la federación Philippe de Buck
cuando se adoptó el Pacto, poniendo de relieve cómo se iba a
integrar el Pacto en un modelo más amplio de gobernanza económica
como una especie de brújula política para guiar a la Comisión
y al Consejo (14).
Esto demostrará
ser muy importante. Significa que el Pacto de Europa no será
un documento aislado sino que se implementará a través de
gran cantidad de medidas legislativas y vinculantes que está
previsto que se adopten en septiembre de 2011.
3. El paquete
de seis unidades
El
Pacto de Estabilidad y el gasto social
La mayoría de
estas propuestas se encuentra en las propuestas legislativas
sobre “gobernanza económica”. El pasado mes de septiembre
la Comisión publicó seis unidades de un proyecto de
legislación (que a veces se conoce con el nombre de el
“paquete de seis unidades”) (15). Todas han sido aprobadas
hoy por el Consejo y la mayoría del Parlamento Europeo. En
este debate, la mayoría del Parlamento Europeo presionó por
unas normas que fueran lo mas firmes posible (16).
Cuatro de estas
propuestas conciernen al Pacto de Estabilidad. Está en
discusión fundamentalmente cómo hacer cumplir los dos
umbrales clave del Pacto de Estabilidad, esto es, los Estados
miembros está obligados a mantener los déficits sobre el
presupuesto del Estado por debajo del 3% del PNB y a mantener
la deuda por debajo del 60% del PNB. Según las normas
originales, se multará a los miembros de la eurozona si
traspasan estos dos umbrales, pero en la práctica las normas
sobre sanciones no se han confirmado. Las normas se relajaron
en 2005 tras las presiones de dos países en déficit,
Alemania y Francia. Esto está a punto de cambiar de varias
maneras.
Aun cuando la
crisis actual no tenga sus raíces ni en la relajación de las
normas ni en la deuda pública, los responsables de la UE en
la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo consideran
que unas normas más firmes son la clave para prevenir crisis
de la eurozona similares.
La mayoría de
los cambios drásticos tienen que ver con el procedimiento
contra los Estados miembros que no cumplan los dos criterios
del pacto de Estabilidad, el “procedimiento de déficit
excesivo”. En resumen, esto es lo que viene:
* Las multas o
fianzas sólo se podrán evitar si una mayoría cualificada
del Consejo vota en contra de imponer una sanción. Esto tiene
que ocurrir rápidamente (en 10 ó 20 días, dependiendo de la
fase del procedimiento). Esto equivale a sanciones
“semiautomáticas”.
* Una nueva
medida se ha introducido/se va a introducir para garantizar
que las deudas se pagan con relativa rapidez. El criterio será
el 5% de la diferencia entre la deuda y el 60% límite–cada
año. Para países con una deuda elevada esto podría tener
graves consecuencia para los presupuestos del Estado durante
muchos años.
* Si un Estado
miembro no cumple el criterio de la deuda puede ser
sancionado.
* Las multas serán
superiores al 0.5% del PNB, miles de millones de euros.
Además, varias
de las nuevas normas aumentarán la vigilancia de los
presupuestos. Esto incluye una obligación de tener
“normas” vigentes, esto es, en la legislación nacional,
sobre “normas fiscales numéricas que promuevan de forma
eficaz la conformidad con sus respectivas obligaciones” como
la “conformidad con los valores de referencia sobre déficit
y débito”.
Más a largo
plazo (esto lo decidió el Consejo en noviembre de 2010) los
Estados miembros fuera de la eurozona que no puedan ser
multados según el Tratado también estarán sujetos a
sanciones (17). Esto no será en forma de una multa, lo cual
podría estar en contradicción con el Tratado. En vez de ello
se harán deducciones de los diferentes tipos de ayudas de la
UE recibidas por los Estados miembros, por ejemplo, ayudas agrícolas.
En ese caso, una cantidad dada de Estados tendrán que ayudar,
por ejemplo a los agricultores, de sus propios fondos.
Nominalmente no es una multa, pero a efectos prácticos, es
una multa.
Antes de que se
aplique las sanciones, los Estados miembros estará bajo presión
para implementar programas de reforma, conocidos de otra
manera como recortes. ¿Podemos preguntar recortes de qué
parte del presupuesto? Según el Pacto del Euro,
fundamentalmente de los gastos sociales (sanidad, ayudas
sociales y pensiones).
Desequilibrios
macroeconómicos y cómo atacar a los salarios
Como
reconocimiento de que los desequilibrios en la eurozona
desempeñaban un papel fundamental, la Comisión propuso una
iniciativa para contrarrestar lo que denominaba los
“desequilibrios macroeconómicos”. Sin embargo, no
relaciona esto con el euro en sí, sino con las políticas de
los Estados miembros. Para evitar que estos desequilibrios
causen el mismo tipo de daño en el futuro, la Comisión
afirma que un nuevo mecanismo permitirá a las instituciones
de la UE intervenir en una fase temprana en caso de que sea
necesario.
El procedimiento
incluido bajo las dos propuestas en el paquete de seis sobre
“desequilibrios macroeconómicos” es simple: asegurarse de
que las economía de los Estados miembros no crean un
desequilibrio, de que se han elegido los indicadores y
definido los umbrales. Si un Estado miembro traspasa el umbral
y si el gobierno de este Estado no reacciona lo
suficientemente rápido a ojos del Consejo y de la Comisión
puede ser sujeto a un procedimiento denominado “el
procedimiento del desequilibrio excesivo” según el cual
puede ser multado si es un país de la eurozona o recibir una
fuerte crítica si no lo es.
El elemento
cualitativamente nuevo en este procedimiento radica en
permitir a la UE (fundamentalmente al Consejo y a la Comisión)
intervenir en áreas hasta la fecha consideradas sensibles y
prerrogativa de los gobiernos y parlamentos de los Estados
miembros, como determinar las prioridades de los presupuestos
nacionales, incluyendo el nivel de gasto social. Y ejercer
influencia sobre el mercado laborar si, por ejemplo, los
niveles de los salarios se definen como un indicador. Lo diabólico
de las propuestas sobre desequilibrios macroeconómicos es que
los indicadores se tienen que definir sólo cuando las
propuestas llegan a la fuerza y la Comisión se pone a desempeñar
un papel clave en definirlas (18). Esto es prácticamente un
cheque en blanco para la misma institución que ha presionado
mucho en favor de las reformas neoliberales y que tienen unas
estrechas relaciones con los grandes negocios en relación a
estas mismas cuestiones.
La Comisión y
el Consejo han hecho unas insinuaciones inequívocas sobre qué
tipo de desequilibrios quieren tratar con este procedimiento.
Balanza de pagos (la suma de todos los intercambios
comerciales públicos y privados dentro y fuera del país,
incluyendo préstamos, mercancías inversiones), deuda pública
y privada. Y los salarios. Cuando la Comisión presentó sus
propuestas en septiembre de 2010 dejó muy claro que entre su
lista de deseos estaba atacar a los salarios. Afirmaba que si
los salarios se reducían en los países que se quedaban atrás
en competitividad, esto restablecería el equilibrio. Un alto
funcionario declaró a un periódico alemán: “Cuando los
salarios del sector público dañan la competitividad y la
estabilidad de los precios, entonces se debe pedir al país
que cambie esta política. Y, por supuesto, el desarrollo de
los salarios en el sector público tiene una gran influencia
en la economía privada” (19). Desde entonces, el Consejo ha
estado discutiendo niveles de umbral precisos y está
dispuesto a actual una vez que se adopte la propuesta.
¿Va a
interferir la UE en la negociación sobre los salarios?
La cuestión de
la interferencia de la UE en la negociación sobre los
salarios ha suscitado resistencia. El movimiento sindical
encabezado por la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC,
por sus sigas en inglés) ha protestado en varias ocasiones y
esto ha sido una de las áreas clave de debate en el
Parlamento Europeo. Éste ha suavizado ligeramente el texto y
ha hecho un tanto difícil intervenir directamente en los
salarios del sector privado, pero todavía se deja
completamente abierta la opción de presionar a un Estado
miembro para que baje los salarios en el sector público.
Esto suscita la
pregunta: ¿qué tipo de desequilibrios son? Como hemos
mencionado, hubo un claro proceso de divergencia en la
eurozona en la primera década de moneda común y el origen de
la crisis está en esta divergencia. Pero los desequilibrios
se pueden abordar y evaluar de maneras muy diferentes.
Por ejemplo, la
Comisión afirma que los culpables son los salarios en Grecia,
Irlanda, Portugal y España, y en otros “desequilibrios domésticos”
(20). Supuestamente, un giro descendente en la competitividad
en estos países en comparación con Alemania se explicaría
por una falta de “ajustes salariales”. Sin embargo, un
examen más atento revelaría que los salarios reales han
permanecido estancados en Alemania durante mucho tiempo,
gracias a medidas impuestas por el gobierno federal y a la
afluencia de trabajadores procedentes de Europa central y del
este (21). Las estadísticas muestran también que en términos
de salarios reales, las cosas son prácticamente idénticas en
Alemania y en los “países deficitarios” (22). Por lo
tanto, habría que dar la vuelta al argumento. Los salarios en
Alemania se mantienen bajos en comparación con las ventajas
que tienen Alemania en términos de competitividad. ¿Podría
ser que la Comisión reconozca que esto favorece los
desequilibrios de forma fundamental y que se debería corregir
subiendo los salarios en Alemania?
No.
Tanto la Comisión
como el Consejo han afirmado en varias ocasiones que en primer
lugar se tendrán que ajustar los Estados deficitarios (23). Y
en términos de desajustes macroeconómicos estos países son
fundamentalmente Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España.
Aunque que el Parlamento Europeo ha insistido en la redacción
del contenido legislativo sobre la “simetría”, no ha
logrado llegar a un acuerdo sobre el tipo de enmiendas que
evitarían que la Comisión y el Consejo hicieran de ello
todavía una nueva carga de ajustes para los países con déficit
(24).
Pero, ¿aceptarán
verdaderamente los Estados miembros que el Consejo tome
medidas enérgicas contra los salarios? (25). Aunque se
resistan algunos Estados, la propuesta se someterá a votación
por el voto de una mayoría cualificada y se hará cumplir por
un “voto por mayoría inversa”, que deja a decisión de
los gobiernos dudosos o críticos encontrar una mayoría
simple en contra de una medida que les obligaría a intervenir
en la formación de salarios.
Los intentos de
inmiscuirse en los sistemas de negociación de los salarios de
los Estados miembros causaron revuelo en el pasado. ¿Aceptará
verdaderamente el Consejo este hecho pionero?Sí. De hecho, el
Consejo ya ha desarrollado los umbrales para medir si la
evolución de los salarios son no satisfactorios o no (26). Y
si quedara alguna duda, no hay que olvidar el Pacto de Europa
y el compromiso de atacar la legislación laboral y los
salarios.
Conclusión 1:
Rechazar del paquete
Lo más probable
es que las piezas finales se ajusten en este mes de
septiembre. A mediados de septiembre el Consejo y la mayoría
del Parlamento se pusieron de acuerdo sobre los detalles
finales sobre el paquete de seis, así que la decisión final
está a punto de caer. La mayoría de derecha (o, si se
prefiere, de centro–derecha) en el Parlamento Europeo apoya
enérgicamente el paquete completo y considera que el elemento
crucial es conceder más poder a la (no elegida) Comisión
Europea. Esto se refleja en el vídeo producido por el
Parlamento, que afirma: “Para poner al día las finanzas
nacionales el Parlamento Europeo desea una Comisión Europea
fuerte a la que los gobiernos tienen que escuchar...¡Es el
momento de ceñirse a las normas!”.
Existen
diferentes opiniones dentro del Parlamento, particularmente
sobre las reformas del Pacto de Estabilidad que no fue
respaldadas por los Social–demócratas, los Verdes o el
grupo de izquierda GUE–NGL. Pero muchos eurodiputados verdes
y social–demócratas están contentos de ver los contornos
de una Europa federal en el horizonte (27) y comparten con
quienes proponen el paquete completo una profunda confianza en
las instituciones de la UE. Denuncian las nuevas normas del
Pacto de Estabilidad (28) pero, al mismo tiempo, ofrecen un
fuerte apoyo a los nuevos mecanismos sobre
“desequilibrios” con la esperanza de que sean una
herramienta para evitar una futura crisis. Pero considerando
la agenda de la Comisión y del Consejo (las dos instituciones
encargadas del modelo) esto es extremadamente peligroso.
Para que sea
eficaz, cualquier lucha por el bienestar y los derechos
sociales en Europa tendrá que luchar contra el nuevo sistema
de gobernanza económica. En el momento en que estamos, poco
antes de que las decisiones sean inapelables, un rechazo del
paquete de seis por parte de los eurodiputados (o los
gobiernos, en realidad) ayudaría a preparar el camino para
una nueva respuesta democrática y socialmente justa a la
crisis, aunque las posibilidades de ganar las votaciones son más
que pequeñas.
Conclusión 2:
El principio de una larga batalla
Puede que venga
algo más. En el verano de 2011 gran cantidad de propuestas
nuevas y drásticas emergieron de diferentes actores del
Consejo, incluyendo una propuesta del ministro alemán de
Economía de crear un no electo “Consejo de estabilidad”
para vigilar la disciplina del presupuesto y garantizar que se
aseguran los intereses de los negocios en el área de políticas
laborales. El gobierno alemán ha propuesto poner a los
gobiernos endeudados de la eurozona bajo el control de un
nuevo Comisario y garantizar que pueden ser expulsados del
euro si se niegan a ser gobernados de esta manera (29).
La reformas
adoptadas o a punto de serlo equivalen a una forma de
electroshock. A una velocidad increíble se está situando una
legislación de muy largo alcance en un lugar que pone
cruciales políticas de bienestar en manos de los tecnócratas
de Bruselas. Procedimientos que son circunstanciales y opacos
se aplicarán por la fuerza a Estados miembros para que hagan
recortes a la asistencia social y ataquen a los salarios y los
derechos sociales. Enfrentadas a una plétora de complicadas
negociaciones y discusiones entre bambalinas, las víctimas
tendrá pocos recursos para defenderse. La mayoría ni
siquiera comprenderá la jerga utilizada para navegar y
gobernar el nuevo modelo. Además, la institución que está
al timón, la Comisión, es realmente una institución
inexplicable, prácticamente inmune a la presión pública,
pero fácilmente influenciable por los grandes lobbies de los
grandes negocios.
Así pues, la
gran pregunta sigue siendo qué futuro espera a este modelo de
gobernanza económica si se utiliza todo su potencial. Dado
que el modelo se adoptó en muy poco tiempo, sin dejar mucho
espacio para que se consultara a los ciudadanos en un debate
democrático, desde el principio se ha erigido sobre unos
cimientos débiles, hablando en términos democráticos. No se
puede asumir que tenga un respaldo popular significativo. ¿Será
aceptado fácilmente y aquellas personas en la sociedad que
tendrán que pagar aceptarán silenciosamente que se recorten
las políticas de ayudas sociales y los derechos sociales? ¿O
bien esto desencadenará una oleada de protestas que harán
temblar los cimientos de la Unión Europea y que se abra
camino una respuesta a la crisis democrática y socialmente
justa?
Hay muy pocas
dudas de que los próximos años van a ser bastante dramáticos,
la cuestión, en cambio, es si será eficaz la oposición a
las políticas de la UE. Las fuerzas progresistas tienen un
enorme trabajo que hacer a corto plazo: encontrar maneras de
empoderar a la gente que lucha contra la austeridad por toda
Europa para hacer frente al reto de la gobernanza económica
neoliberal.
Notas:
(1) Se puede ver
el vídeo del Parlamento Europeo y una versión alternativa
del vídeo producida por CEO: http://www.corporateeurope.org/blog/do-you-remember-what-caused-financial-crisis
(2) Véase el
blog de Krugman en la página web del New York Times, 25 de
agosto de 2011:
(3) En la década
que precedió a 2009, la deuda pública de Grecia apenas cambió
(aproximadamente el 100% de PNB), Véase Lapavitsas et al:
“The Eurozone between austerity and default”, Research on
Money and Finance, septiembre de 2010, página 20.
(4)
Véase Mark Weisbrot: “US and Europe: Slow strangulation is
much more likely than financial catastrophe”, The Guardian
Unlimited, 17 de agosto de 2011.
(5)
International Herald Tribune, 15 de septiembre de 2011.
(6) Sobre los
desequilibrios en la eurozona, véase por ejemplo Lapavitsas
et al: “The Eurozone between austerity and default”,
Research on Money and Finance, septiembre de 2010,
(*)
BusinessEurope (llamado UNICE, Unión de las Industrias de la
Comunidad Europea, antes del 23 de enero de 2007) es una
organización patronal europea creada en 1958 por
organizaciones patronales nacionales con el principal objetivo
de defender y representar los intereses de las empresas
europea. Actualmente representa a 41 organizaciones de 35 países.
Entre sus miembros figura la Confederación Española de
Organizaciones Empresariales (CEOE).
(7) Sobre el
papel del los lobbies de los negocios, véase los artículos
de Corporate Europe Observatory: “Corporate EUtopia”
(enero de 2011), “Business against Europe” (marzo de
2011), “Next step for the europact” (abril de 2011) y
“An undemocratic economic governance” (mayo 2011) en
www.corporateeurope.org
(8) The European
Roundtable of Industrialists, comunicado de prensa, 11 de
marzo de 2011,
(9) Para
garantizar un proceso rápido, el Semestre se adoptó como un
cambio en el estatuto del Pacto de Estabilidad.
(10)
Comisión Europea, “Annual growth survey: advancing the
EU’s comprehensive response to the crisis”, enero de 2011,
(11) Véase las
recomendaciones de la Comisión: http://euobserver.com/9/32462
(12) Véase las
recomendaciones del Consejo a los Estados miembros: http://www.consilium.europa.eu/uedocs/
(13)
Ibid.
(14)
NOTAT, 1 de
abril de 2011, http://notat.slid.dk/visartikel.php?artikelnr=4834
(15) Véase las
propuestas originales de la Comisión: http://ec.europa.eu/economy_finance/articles
(16) La
propuesta completa del Parlamento europeo se adoptó en junio
de 2011. Véase el resultado:
http://www.europarl.europa.eu
(17) Informe
sobre el “equipo de trabajo Van Rompuy”, ”Strengthening
economic governance in the EU”, 21 de octubre de 2011, página
5.
(18) En la
propuesta original de la Comisión ambos indicadores y
umbrales los iba a definir la propia Comisión sin intervención
de ninguna parte exterior. Esto fue inicialmente discutido por
el Consejo, pero en este momento no está claro cuál es el
acuerdo final sobre estos puntos.
(19
) Die Welt Online, 27 de septiembre de 2011.
(20)
Esta es la explicación más clara de la divergencia en la página
web de la Comisión: “The divergence trend has been driven
primarily by domestic economic imbalances, including the poor
adjustment of wages to a slowdown in productivity, excessive
credit growth and housing bubbles”,
(21)
Karl Brenke, ”Real wages in Germany. Numerous years of
decline”, Weekly report 28/2009, German Institute for
Economic Research,
(22) Esto está
claro según las estadísticas del OCDE sobre los ingresos
reales por empleado que demuestran un desarrollo idéntico en
Alemania, Irlanda, España y Portugal en el periodo previo a
la crisis, aunque Grecia está por encima de los demás. Véase,
por ejemplo, Demetrios Nicolaides; “The socio-political
impact of the single currency in Southern Europe”, mayo de
2011, -
(23) El Consejo
lo afirmó en el informe del equipo de trabajo Van Rompuy. “Report
of the ’Van Rompuy task force’”, ”Strengthening
economic governance in the EU”, 21 de octubre de 2011, punto
33, página 8.
(24)
http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?ubRef
(25)
Corporate Europe Observatory; ”Business against Europe”,
marzo de 2011.
(26) Según la
detallada información del ministro danés de Finanzas a su
Parlamento, los niveles de umbral discutidos son un máximo
del 9% de subida en los costes de los salarios nominales por
unidad en tres años para los Estados miembros de la eurozona,
11% para Estados miembros que no son de la eurozona.
Según el
documento, los marcadores y umbrales se abordarán cuando se
adopten finalmente las propuestas legislativas. En el Consejo
ha continuado el trabajo sobre los salarios. Un documento de
julio de la Comisión al Consejo contiene una detallada
información sobre evolución de los salarios y sistemas de
negociar salarios: Comisión Europea, “Assessing the links
between wage setting, competitiveness and imbalances”, julio
de 2011,
(27) Un ejemplo
reciente incluye la bienvenida dada por el eurodiputado verde
Sven Giegold a la idea de la canciller Merkel y del presidente
Sarkozy de crear un gobierno económico en la eurozona, dotado
del derecho a sancionar a los Estados miembros. Véase el
comunicado de prensa del 22 de agosto de 2011:
(28) Véase
también el comunicado de prensa del eurodiputado verde
Philippe Lamberts;
(29)
EUObserver,
8 de septiembre de 2011.
|