"Hay
que dejar que Grecia caiga en default"
Por
Jeffrey Miron (*)
BBC World, 26/10/11
Los dirigentes
de la Unión Europea se preparan este miércoles para una
reunión cumbre en Bruselas en la que discutirán las políticas
de rescate en la eurozona. En un día clave en la evolución
de la crisis europea, BBC Mundo presenta una visión
distinta acerca de una posible salida a la coyuntura.
El parlamento
griego adoptó nuevas medidas de austeridad: más despidos
de funcionarios, aumento en los impuestos y reducción de
derechos de negociación para los sindicatos, con la
esperanza de generar más rescates de la Unión Europea.
El pueblo
griego respondió con protestas violentas y paros. Todavía
está por verse cómo responderá la Unión Europea.
La pregunta
ahora para Grecia es si debe continuar con el camino seguido
hasta ahora –nuevas medidas de austeridad, que significan
poco a la hora de reducir el déficit, seguidos de un
rescate de la la UE sólo suficiente para evitar la cesación
de pagos o default– o finalmente aceptar lo obvio: que
debe caer en cesación de pagos de su deuda soberana,
abandonar el euro y seguir su propio camino.
Si Grecia cae
en default, se verá inmediatamente aliviada de los
demoledores interesas que debe pagar por su deuda, dejándola
con un relativamente modesto déficit primario que excluye
los enormes pagos por interés que enfrenta ahora.
En un
escenario así, la presión por más medidas de austeridad
disminuiría. Esto permitiría a Grecia escoger las políticas
que impulsan el crecimiento en vez de las que reducen el déficit
pero retardan el crecimiento al imponer impuestos más
altos.
Restaurando
la competitividad
Al abandonar
el euro y adoptar una moneda que se pueda valorar
apropiadamente, Grecia puede restaurar su competitividad
internacional. Esto significa más demanda de empleo a nivel
doméstico e internacional.
La parte
negativa de una cesación de pagos es la probabilidad de que
Grecia pierda, por un período de tiempo, el acceso a los
mercados crediticios internacionales (aunque sería un lugar
más seguro para invertir luego de un default que ahora).
Pero que le
cierren los créditos internacionales por unos años no es
necesariamente un desastre para Grecia. Incluso puede
alentar a cortar los componentes de despilfarro del gasto
gubernamental.
Un riesgo
mayor de la cesación de pagos es que el fin de la crisis
puede reducir la presión para que Grecia resuelva los
problemas fundamentales de su economía: capitalismo entre
compinches, un sistema de impuestos bizantino, excesiva
regulación y un sector gubernamental inflado.
Si los griegos
no realizan estas reformas, sufrirán de un crecimiento
lento y de una nueva crisis, sin importar lo que hagan
ahora.
Primer
paso ineludible
La cesación
de pagos no es la panacea para Grecia, como tampoco declarar
la bancarrota es una garantía para que un individuo o un
negocio puedan recuperar la salud financiera. Eso depende de
las acciones que se tomen cuando ocurra el default.
Pero este
default es un primer paso necesario para proporcionarle a
Grecia el oxígeno que necesita para arreglar sus políticas
económicas de una manera calmada y racional. Muchos
individuos, compañías y países se han recuperado de una
bancarrota o una cesación de pagos.
Para los
acreedores europeos, un default de Grecia aparentemente
tiene dos partes negativas: la pérdida de pagos futuros y
el creciente riesgo de cesación de pago por parte de otros
países, como Italia.
Pero esos
riesgos son exagerados. Pagos sustanciales de deuda por
parte de Grecia son poco probables en el futuro cercano, o
ocurrirán sólo si los países ricos le dan el dinero para
que pague.
Enviando
el mensaje correcto
Los riesgos de
un default en otros países pueden ser más rápidamente
enfrentados si Europa evita lanzar dinero a un barril sin
fondo y en su lugar guarda sus fondos de rescate para países
en dificultades pero con posibilidad de ser rescatados. Y un
default griego reduce la incertidumbre, lo que probablemente
facilitará –en lugar de impedir– la resolución
ordenada de otras deudas soberanas.
Para los
contribuyentes europeos, una cesación de pagos griega tiene
otro beneficio más: envía a los acreedores el mensaje de
que prestar dinero acarrea riesgos y de que deben ser más
cuidadosos en el futuro.
Lo fundamental
es que Grecia y buena parte de Europa han prestado y
consumido demasiado en las décadas recientes; alguien tiene
que pagar por ello.
La cesación
de pagos consigue eso de una manera rápida e impone las pérdidas
sobre aquellos que ganaron cuando los tiempos eran buenos.
Es la salida correcta.
(*)
Jeffrey Miron es profesor y director de carrera en la
Universidad de Harvard.
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