Draghi, Papademos y Monti han trabajado
para ese banco
Los hombres de Goldman Sachs toman
las
riendas de Europa
ElConfidencial.com, Madrid,
16/11/11
Europa está asistiendo a un desfile de
nuevas caras en primera línea política y económica. Sin
apenas tiempo para familiarizarse con los actores, el público
se ha encontrado de frente con los rostros de Mario Draghi,
Lucas Papademos y Mario Monti, los nuevos líderes del Banco
Central Europeo, el Gobierno griego y el Ejecutivo italiano,
respectivamente.
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El trío
Goldman Sachs: Mario Monti, Lucas Papademos y Mario Draghi |
Se trata de tres economistas de más de
sesenta años, con formación en prestigiosas universidades
estadounidenses y con un perfil bajo que facilita el consenso
en torno a sus nombramientos.
Además, los dos últimos han provocado un fulgurante
renacimiento del término “tecnócrata” en conversaciones
y artículos de prensa. Ahora bien, ¿tienen alguna otra
característica en común? Tal y como pone de manifiesto un
artículo de Le Monde, aún podemos añadir otro vínculo más
que une a los tres: Goldman Sachs.
En primer lugar, Mario Draghi fue
vicepresidente de Goldman para Europa desde 2002 a 2005,
ascendido a socio y nombrado responsable de empresas y deuda soberana de los países
europeos. Una de sus funciones era vender “swaps”,
productos financieros con los que se ocultó una parte de la
deuda soberana y que, en consecuencia, permitieron falsear las
cuentas de Grecia.
Mario Monti, por su lado, es asesor
internacional del banco americano desde 2005. Y en tercer
puesto, Lucas Papademos, que fue gobernador del Banco Central
griego entre 1994 y 2002, participando en la operación de
falsificación de las cuentas del país perpetrada por Goldman
Sachs. Ante semejante red de conexiones, Europa ha quedado
reducida a personajes de Ionesco, repitiendo una y otra vez:
“¡Qué curioso! ¡Qué extraña coincidencia!”, pero
estos lazos entre los poderosos no pertenecen al teatro del
absurdo sino todo lo contrario: es fácil encontrar más
ejemplos que prueban que el guión tiene mucho sentido.
Además de los mencionados, otros dos
pesos pesados han jugado un papel importante en la crisis
actual del euro. Por un lado, Otmar Issing, ex economista jefe
del Bundesbank y consejero internacional de Goldman Sachs. Por
el otro, Jim O’Neill, el hombre que inventó el término
“BRICS”, acrónimo que designa a los mercados emergentes
con alto potencial de crecimiento (Brasil, Rusia, India, China
y Sudáfrica), y Primer Ejecutivo del área de gestión de
activos del banco americano.
Es interesante resaltar que el irlandés
Peter Sutherland desempeñó un papel clave en el rescate de
su país, especialmente porque es el expresidente de Goldman
Sachs Internacional y continúa siendo miembro de su Consejo
de Administración. Y no está de más mencionar que Paul
Deighton trabajó durante 22 años en el banco y ahora es el
Director General del Comité de Organización de los Juegos Olímpicos
de Londres 2012.
Sin embargo, más allá de las
apariencias, esta red de influencias ya no es tan eficaz como
solía ser. El tejido de complicidades que mantenían los
antiguos responsables de los Bancos Centrales de los distintos
países ya no sirve tanto para controlar las decisiones, toda
vez que los políticos son cada vez más conscientes de la
impopularidad de los profesionales del mundo financiero. Allí
donde Goldman Sachs pudo actuar con entera libertad (Grecia,
especulación contra el euro, el “caso Abacus”…) se
produjeron una serie de escándalos que provocaron
enfrentamientos con los poderes públicos.
Y es que entre los votantes ha calado la
idea de que a los responsables de la crisis hay que buscarlos
en el mundo financiero, hasta el punto de que las acusaciones
se reparten por igual entre políticos y banqueros, cuando
tradicionalmente los segundos no solían estar en el foco público.
La repentina llegada al poder de Monti y Papademos en Italia y
Grecia y la impresión de que el proceso sigue en marcha, no
ha hecho sino aumentar una cierta sensación entre la población
de que se está tratando de convertir a los pirómanos en
bomberos. Y mientras se discute si un Estado puede dirigirse
como una empresa, en España han surgido iniciativas como la
denominada “Vota en Banco – Cajero Electoral”, que
presenta a los principales bancos del país como si fueran
partidos.
Dr.
Golman y Mr. Sachs
Así pues, el mayor obstáculo para la
efectividad de las conexiones de Goldman es la creciente
preocupación de empresarios y políticos por la imagen y la
transparencia a la hora de tratar con sus hombres, a los que
el banco procura situar siempre de forma subrepticia. Es por
eso que sus antiguos responsables actúan como una suerte de
Dr. Goldman y Mr. Sachs, ocultando sus vínculos con el banco
cuando los entrevistan o cuando se les encomienda una misión
oficial; tal y como ocurrió con Monti, a quien José Manuel
Barroso, presidente de la Comisión, encargó en 2010 un
estudio sobre el mercado único europeo.
Cuando se le pregunta, Mario Draghi no
duda en afirmar que él no tuvo nada que ver con la
falsificación de la contabilidad griega organizada por
Goldman Sachs en el año 2000, dado que tomó posesión de su
cargo en 2002 y dimitió en 2005, es decir, un año antes de
que el banco procediera a la venta de los “swaps” griegos
al National Bank of Greece, en esos momentos el primer banco
comercial griego.
Un banco que estaba dirigido por Petros
Christodoulos, el hombre actualmente responsable del organismo
que gestiona la deuda griega. Y antiguo trader de Goldman
Sachs.
Monti
descubre su plan para Italia
Recortar pensiones, facilitar los
despidos,
privatizaciones y más impuestos
ElConfidencial.com, Madrid,
11/11/11
“En Italia hay un trabajo enorme que
hacer”. Ya lo advertía Mario Monti la semana pasada entre
los rumores crecientes de su ascenso al puesto de primer
ministro italiano. El excomisario europeo de Competencia
sustituye a Berlusconi con una agenda impopular y con la
esperanza de que su equipo de técnicos desatasque aquellos
puntos en los que los políticos se han quedado varados. La
culminación de la iniciada reforma de las pensiones, más
flexibilidad en el mercado laboral y medidas destinadas a
reavivar el maltrecho PIB italiano son algunas de las
cuestiones que tendrá que abordar la agenda Monti.
“El país tiene que volver a ser un
elemento de fuerza y no de debilidad de una Unión Europea de
la que fuimos fundadores y de la que debemos de ser
protagonistas”, indicó Monti tras dar a conocer formalmente
el encargo de formar un Gobierno cargado de retos. En primer
lugar, el Gobierno de unidad tendría que culminar una de las
medidas que acabaron con el saliente Ejecutivo Berlusconi, la
reforma de las pensiones. Con la Liga Norte, el principal
partido opositor a esta medida, en fuera de juego, el primer
ministro entrante, que se reunió este sábado con el
presidente del BCE, su compatriota Mario Draghi, debería
acabar con las pensiones por antigüedad, es decir, la
jubilación anticipada.
Por otro lado, el nuevo Gobierno italiano
debería también flexibilizar el mercado de trabajo, una de
las peticiones de Europa. En este sentido se trabajaría en
lograr introducir un contrato único, un proyecto que lleva
varado varios años en el Parlamento italiano. Además, se suavizarán las duras condiciones que existen en
el país para el despido.
Los planes de Monti también apuntarían
sobre una reforma fiscal. En los últimos días se viene
hablando de la reintroducción del impuesto sobre la primera
casa y la posibilidad de tasar aquellos patrimonios que se
encuentren por encima del millón de euros. Sin embargo, el
primer ministro entrante también sería favorable a detraer
impuestos del trabajo en detrimento del consumo, que se vería
más gravado.
Todas ellas medidas impopulares que el
puzzle político italiano ha intentado evitar para no tener
que pagar ninguna factura en las urnas.
Asimismo, el Gobierno también intentaría
trabajar en una modernización de la administración italiana
y un recorte en los gastos de la política. Un auténtico reto
en el país de Europa con mayor número de coches oficiales.
Monti ha sido muy claro en este sentido y una de las
declaraciones que más veces se le ha escuchado es que “hay
que acabar con los privilegios”. Entre otras medidas, se
baraja con la reducción del número de altos cargos públicos.
Además, el nuevo primer ministro, que ha
insistido en la necesidad de reformas estructurales para
revivir el PIB italiano, apuntará sobre la liberalización de
algunos sectores cerrados en el país. De esta manera,
recortaría privilegios en algunas profesiones y abriría el
mercado en sectores como el transporte, los servicios públicos
locales, la energía y las telecomunicaciones. Un punto sobre
el que Monti se ha mostrado en el pasado especialmente
favorable.
Los empresarios le dan su bendición
La noticia de la llegada de Mario Monti
ha sido aplaudida desde varios sectores, ya que es visto como
la única oportunidad de salvar a Italia del desastre. En este
sentido, la presidenta de la patronal italiana, Emma
Marcegaglia, recibió esta posibilidad con los brazos
abiertos. Además, todos los grupos políticos, a excepción
de la Liga Norte, han acabado admitiendo la necesidad de que
el excomisario se haga cargo del país.
En la clase política, a pesar de las
reticencias expresadas en las arduas jornadas de negociación,
los partidos políticos han apoyado mayoritariamente a Monti.
Hasta el partido de Silvio Berlusconi, el PDL, y la Italia de
los Valores (IDV), han dado el visto bueno a la llegada del
economista, eso sí, con limitaciones. Sólo la Liga Norte se
ha situado en la trinchera minoritaria de la oposición.
Por su parte, la opinión pública
italiana se muestra mayoritariamente favorable a la llegada
del nuevo primer ministro. Según un sondeo hecho público
este domingo en la prensa italiana, un Gobierno guiado por
Mario Monti contaría
con el respaldo del 58% de los encuestados. En este sentido,
el 50% de los encuestados considera que este Ejecutivo lo hará
mejor que el anterior de Silvio Berlusconi, que sólo ve
respaldada su actuación por un 7% de los encuestados. En otro
sondeo llevado a cabo por el semanario L'Espresso se extraía
que el 78% de los encuestados valoraban la alta competencia de
Súper Mario.
Aunque en las calles se ha vivido con un
júbilo generalizado la dimisión de Berlusconi, este domingo,
centenares de seguidores del exprimer ministro se manifestaron
ante la sede de la Presidencia de la República para pedir
elecciones anticipadas.
El Gobierno también ha obtenido el visto
bueno de la comunidad internacional. De esta manera, el
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, saludó las buenas
noticias del cambio de Gobierno, mientras que el presidente
del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ya había dado su
apoyo indirecto al nuevo Ejecutivo antes incluso de la dimisión
definitiva de Silvio Berlusconi: “Italia lo que necesita son
reformas y no elecciones”. Sin embargo, la UE volvió a dar
ayer muestras de satisfacción tras la confirmación del
encargo: "Creemos que envía otra señal alentadora, tras
la rápida adopción de la Ley de Estabilidad 2012, de la
determinación de las autoridades italianas para superar la
actual crisis", indicaron Van Rompuy y José Manuel Durao
Barroso en un comunicado conjunto.
Por el momento, el acuerdo sobre el
nacimiento del Ejecutivo Monti llega antes del temido lunes.
Falta el visto bueno de uno de los factores claves en la caída
del Gobierno de Berlusconi, los mercados.
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