Crisis europea

Ahora, gobiernos de “tecnócratas”
para ejecutar los super–ajustes

La nueva “eurodemocracia”: el gobierno directo
de los bancos y corporaciones 

Comentario de Claudio Testa para Socialismo o Barbarie, 15/11/11

La crisis de las deudas públicas de la eurozona continúa profundizándose. Cada dos o tres semanas se repite el mismo minuet. En alguna “cumbre europea” (ya se realizaron alrededor de 15 desde que se inició la crisis) o en una más modesta reunión Merkel + Sarkozy + Barroso + BCE, se toma alguna “decisión trascendental” que supuestamente solucionará todo y evitará el default del país X, Y o Z. La parte fundamental de esas decisiones son las sanguinarias (y crecientes) medidas de ajuste impuestas a los trabajadores y la juventud de esos países (y también del resto de la eurozona, para “curarse en salud”.)

Nuevas movilizaciones en Atenas, ahora contra el gobierno de "unidad nacional" de los banqueros
con los socialdemócratas, los conservadores y los fascistas

Luego, inmediatamente, se somete la decisión al veredicto de los ignotos “mercados” (es decir, de los bien conocidos y nada anónimos bandidos como Goldman Sachs y diversos hedge funds que especulan con la plétora de capitales ficticios que caracteriza esta crisis). A veces, con suerte, en las primeras 24 ó 48 horas, los “mercados” dan gruñidos de satisfacción. Pero luego todo se viene abajo. Sucede que tal o cual medida es juzgada “insuficiente” o resultó distinta de lo que se suponía o “no se cree” que el gobierno será capaz de aplicarla, etc., etc. Y vuelta a empezar... Mientras tanto, Europa se hunde en un estancamiento que agrava el desempleo y que también, al reducir los ingresos fiscales, tiende a aumentar los déficits estatales y hace cada vez más imposible pagar la deuda pública... lo que a su vez potencia la crisis...

Este círculo vicioso del plan deflacionario neoliberal en que se ha embarcado el eje Berlín–París a fin de sostener el euro, ya se ha analizado aquí.[[1]] Hoy sólo vamos a comentar algunas novedades políticas, en primer lugar los nuevos “gobiernos de unidad nacional”, encabezados por tecnócratas, y la creciente pérdida de legitimidad de las “democracias” europeas.

La “democracia” de la Unión Europea, otro emprendimiento llevado a la bancarrota por
el neoliberalismo

La Unión Europea se ha presentado siempre como paradigma mundial de “democracia”. Así, un estado donde gobierne una dictadura militar no podría legalmente ser miembro de la UE. Además, sus regímenes de gobierno son en general parlamentarios,[[2]] una herencia directa de las dos grandes revoluciones democráticas europeas, la inglesa del siglo XVII y sobre todo la Revolución Francesa de 1789–93, con su Asamblea Nacional constituyente y después la radicalizada Convención.

En esos regímenes, el pueblo “soberano” elige sus “representantes”, y éstos en los parlamentos votan las leyes y el gabinete que habrá de gobernar. ¿Qué más democracia se puede pedir?

Pero la UE es una democracia burguesa: o sea, tiene un adjetivo fundamental que define sus esencia... un adjetivo que olvidan también muchos que se dicen “de izquierda”. Y aun en las más democráticas de las democracias burguesas –como ya había advertido Engels– los derechos del pueblo “soberano” se limitan a elegir de tanto en tanto cuáles representantes políticos de los explotadores lo van a gobernar.

El capitalismo se ha caracterizado por separar las actividades económicas de las políticas. El no gobernar directamente le ha permitido al capitalismo cambiar de regímenes y de gobiernos como de camisas. Así, suben y bajan dictaduras, democracias, reyes, presidentes, diputados y ministros... pero el capitalismo queda. La democracia burguesa es el régimen más “aceitado” para hacer esos cambios, porque son legitimados por el voto del “soberano”.

Para ejercer el poder indirectamente, la burguesía, en los regímenes “democráticos” recurre a un personal especial, la mal llamada “clase política”, que entrelazada con la burocracia de estado administra la “cosa pública”; es decir, el estado burgués.

Dicho de otro modo, esto implica necesarias e imprescindibles mediaciones; en primer lugar, los partidos políticos del sistema, con sus dirigentes, cuadros medios y bases, y con sus programas, ideologías y trayectoria histórica (en algunos casos, centenaria en Europa).

Para que esto funcione aceitadamente y pueda meter en la bolsa al pueblo “soberano”, son imprescindibles ciertos grados de autonomía en relación a sus patronos, desarrollar programas de gobierno realmente distintos, etc., aunque todo sea –por supuesto– en el marco general del capitalismo como sistema económico–social. 

Eso es lo que sucedía en los años dorados de la democracia burguesa europea, en la posguerra. Dentro de sus naturales limitaciones de clase, en el “supermercado electoral” se ofrecían productos realmente diversos (aunque todos, como ya señalamos, en los marcos del capitalismo). Sin embargo, no era exactamente lo mismo en Gran Bretaña el programa de los conservadores que el de los laboristas. O en Francia, el de la derecha gaullista, que el de la “izquierda” (PS + PCF), o en Italia el de la democracia cristiana y el del PCI (aunque los stalinistas fuesen uno de los dos pilares fundamentales del orden social y político de posguerra). El “reformismo” que expresaban las “izquierdas” era limitado y totalmente encuadrado en el capitalismo, pero existía, hacia reformas y daba concesiones.

En la era neoliberal, especialmente desde los ’90, las diferencias entre derecha e “izquierda” (del régimen) se fueron esfumando. Todos fueron ubicándose en los marcos de un programa único –el programa neoliberal– que implicaba ir desmontando esas concesiones y conquistas logradas en la posguerra por los trabajadores y los sectores populares, y simultáneamente ir “liberando” de molestos controles estatales a los tiburones corporativos y financieros.

Entonces, la colosal “democracia” de la Unión Europea no ha llegado a ser un régimen dictatorial de partido único pero sí de programa único: el neoliberal.

Dicho de otro modo: la democracia burguesa europea viene en una involución que la hace cada vez menos democrática y más vaciada de contenido. Es cada vez más una expresión directa, casi sin mediaciones, de las oligarquías corporativas y financieras de la UE.

La crisis está profundizando esta involución, que puede tener, potencialmente, consecuencias explosivas, en la medida que el “pueblo soberano” (hoy condenado al desempleo masivo, la precarización, la baja de salarios y la pérdida de lo que restaba del “estado de bienestar social” en cuanto a salud, educación, retiro, etc.), caiga en cuenta que en verdad no tiene soberanía alguna... Que es un esclavo moderno (o posmoderno). Y que los únicos y verdaderos soberanos de la Unión Europea y la Eurozona son un puñado de grandes bancos y corporaciones... que no le dan la menor concesión...

En ese marco, las elecciones y el régimen político van cada vez más tomando aires de farsa: votes por quien votes, el que suba va a seguir haciendo lo mismo (pero peor, porque la crisis avanza). Esto llega al colmo en los países donde la burguesía ha tenido éxito en imponer en mayor o menor medida el bipartidismo.

Así, el domingo habrá elecciones en el Estado español. Los electores enfurecidos por la crisis usarán el mecanismo del “voto castigo” contra el gobierno de “izquierda” (el PSOE). Votarán, entonces, al partido de derecha, el PP... que aplicará agravadas las mismas medidas del PSOE.

En Francia, en las cercanas elecciones presidenciales, el “voto castigo” lo sufrirá la derecha –Sarkozy– porque está en el gobierno, y favorecerá a la “izquierda”, el Partido Socialista... que en una vez en el poder seguirá haciendo lo mismo que Sarko! ¡Ya las diferencias entre esas derechas y esas “izquierdas” es tan insignificante, que si Strauss–Kahn no fuese un violador serial, el próximo presidente “socialista” y de “izquierda” de Francia hubiese sido el director–gerente del FMI! ¡Es decir, un especialista en ajustes y planes de hambre!

Este régimen de programa único está produciendo una peligrosa pérdida de legitimidad de las democracias europeas.[[3]] No es casual que el movimiento de los “indignados” haya surgido en el Estado español bajo la consigna de “¡Democracia real, ya”!

Por supuesto, se trata de una ilusión (que mediante reformas las actuales “democracias” pueden mejorar y volverse “reales”), pero que expresa una legítima protesta ante el vaciamiento de todo contenido y la burla que implica el circo electoral bipartidista.

La última moda: los “tecnócratas” elegidos por nadie al frente de gobiernos “unidad nacional”

Pero este vaciamiento de la “democracia” (burguesa) ha dado otro salto en Grecia e Italia: los gobiernos de “unidad nacional” encabezados por “tecnócratas” elegidos por nadie. Ellos serán los encargados de aplicar los planes de ajuste más sanguinarios, que dejan en la miseria a millones, y especialmente a las masas trabajadoras y la juventud.

Con toda razón, la centenaria revista ultra liberal The Economist ha puesto el grito en el cielo por esta “solución”, alertando que podría abrir el paso a los “extremismos”. Y, efectivamente, era difícil imaginar una manera más eficaz de dañar los restos de legitimidad de la “democracia” burguesa europea.

En primer lugar, los “tecnócratas” designados en Grecia e Italia (Lukas Papademos y Mario Monti) implican el gobierno directo de los bancos y en especial de la especulación financiera. Ambos, junto con el nuevo presidente del Banco Central Europeo –Mario Draghi– han sido hombres de Goldman Sachs, que además han tenido intervención personal y directa en las maniobras fraudulentas que pavimentaron el camino a los actuales estallidos.[[4]] Pero en vez de ir a la cárcel, han sido nombrados jefes de gobierno con superpoderes.

Papademos nunca fue otra cosa que un alto ejecutivo bancario. Comenzó su carrera en la Reserva Federal de EEUU para luego volver a Europa donde llegó a ser gobernador del Banco Central griego entre 1994 y 2002, participando en la operación de falsificación de las cuentas del país perpetrada en sociedad con Goldman Sachs, para el gran negocio de vender bonos de la deuda griega. Esta operación fue el punto de partida de la actual bancarrota.

La carrera de Mario Monti es similar, también formado en EEUU y “asesor” de Goldman Sachs desde el 2005, es además “presidente de la rama europea de la Comisión Trilateral, un organismo que reúne a las elites de poder de Estados Unidos, Europa y Japón, y también es miembro de Bilderberg, el grupo secreto de líderes políticos y de negocios”.[[5]] Casualmente, va a presidir el gobierno de un estado donde también se falsificaron las cuentas nacionales para poder emitir deuda.

¡Era imposible elegir dos personajes que fuesen más representativos de un gobierno directo de los bancos y corporaciones, de la oligarquía financiera mundial!

Pero el otro gran “detalle” que preocupa con razón a The Economist, es que estos personajes encabezan gobiernos de “unidad nacional”.

En Grecia, para sostener a Papademos, se ha formado una coalición del PASOK (“socialistas” de Papandreu), “Nueva Democracia” (conservadores estilo PP español) y LAOS (fascistas xenófobos, que se dedican a apalear y asesinar gitanos e inmigrantes).

En Italia la coalición de “unidad nacional” abarca desde el partido de Berlusconi hasta sus ex “opositores de izquierda”, el Partito Democratico (donde se reúnen gran parte de los detritus del stalinismo italiano y otros sectores supuestamente “progresistas”). Y quien armó desde arriba esta “solución”, es otra figura histórica del ex PCI, el presidente de Italia, Giorgio Napolitano. En una maniobra escandalosa, nombró a Monti “senador vitalicio” para que luego pudiese ser primer ministro.

En un primer momento, estos “gobiernos de unidad nacional”, que incluyen desde la “izquierda” socialdemócrata y los stalinistas reciclados hasta los partidos conservadores o directamente fascistas, pueden tener mayor fuerza política para aplicar las medidas de ajuste salvaje, especialmente en Italia, donde el grado de movilización obrera, juvenil y popular es cualitativamente menor que en Grecia.

Pero el rechazo y la resistencia que tarde o temprano van a generar los ajustes, van a caer ahora sobre el conjunto de la fuerzas políticas del régimen, comprometidas directamente en esos gobiernos. Así, pueden casi desaparecer las alternativas de recambio dentro del sistema.

¡Desaparecen prácticamente los recambios! ¡Se terminó la comedia de “oficialistas” y “opositores”, de un partido “de gobierno”, por un lado, y de otro partido de “oposición”, por el otro! ¡Todos (o casi todos) están unidos en el mismo gobierno, aplicando planes de ajuste salvaje! ¡Todos son igualmente responsables!

Mayores posibilidades de alternativas políticas independientes, socialistas y revolucionarias

La profundización de la crisis en la UE y la eurozona, los ajustes generalizados y, ahora, en Grecia e Italia, estos “gobiernos de unidad nacional”, esbozan un panorama exasperación de la lucha de clases.

En este marco, los gobiernos de “unidad nacional”, donde los principales partidos de “izquierda” y derecha son igualmente responsables, abre posibilidades de que amplios sectores de la vanguardia, e incluso de las masas trabajadoras y juveniles, busquen alternativas por fuera de ellos.

Específicamente en el seno del movimiento obrero, esto puede implicar también la oportunidad para las alternativas antiburocráticas, porque la reacción de los burócratas sindicales europeos ante la profundización de la crisis ha sido multiplicar los gestos de sumisión!!!

Así, en Italia, los burócratas de las principales centrales, CGIL, CISL y UIL, han recibido con los brazos abiertos a Monti. En Grecia, donde el nivel de las luchas obreras hacen más difícil las tareas de freno de los burócratas, estos siguen con su política saboteadora de llamar a huelgas y movilizaciones por uno o dos días, para luego suspender la lucha durante semanas.

Hasta ahora, a pesar del agravamiento de la crisis, de las desiguales luchas de resistencia del movimiento obrero, y de la aparición de importantes movimientos de protesta como los indignados, la burguesía europea ha logrado que el “péndulo político” oscile en la limitada trayectoria de la alternancia “centroderecha – centroizquierda”.

Pero esa alternativa se va desgastando y deslegitimando. Y los nuevos gobiernos de “unidad nacional” van a contribuir aun más a eso.

Los marxistas revolucionarios europeos debemos intervenir decididamente en todas las luchas y protestas –tanto de la clase trabajadora como de la juventud que se expresa en los indignados– para impulsar un ruptura política independiente por la izquierda, una ruptura socialista (de verdad).


[1].– Ver de José Luis Rojo, “Cartografía de la primera depresión del siglo XXI”,  http://www.socialismo-o-barbarie.org/economia/110929_a1_problemasestructuralesnoresueltos.htm

[2].– Aunque algunos tienen una mayor cuota de presidencialismo bonapartista, como el caso de Francia, o de herencia y continuidad dictatorial, como la monarquía pos–franquista española.

[3].– Desde ya, esto no es exclusivo de Europa. Mutatis mutandis, sucede lo mismo en EEUU, Japón y otras “democracias”.

[4].– “Los hombres de Goldman Sachs toman las riendas de Europa – Draghi, Papademos y Monti han trabajado para el banco”, El Confidencial, Madrid, 16/11/11.

[5].– “Un reconocido tecnócrata que adora la discreción”, AFP, 14/11/11.