Grecia se enfrenta al momento más
peligroso de la crisis
La mayoría del pueblo está en contra de
más ajustes
Por
Gavin Hewitt
BBC,
10/02/2012
Atenas.- Durante los últimos días, los
líderes políticos del gobierno de coalición de Grecia
intentaban ponerse de acuerdo para una nueva ronda de medidas
de austeridad a cambio de un nuevo paquete de rescate. Saben
que se acerca el momento más difícil de la crisis griega.
Avanzaron tanto como pudieron: acordaron
recortes del salario mínimo y despido de trabajadores del
sector público. En cuanto al recorte de pensiones, dos de los
líderes se opusieron.
A pesar de las medidas Grecia se enfrenta
a un grave problema: la mayoría del pueblo griego está en
contra de más ajustes.
La gente no cree que el gobierno esté
trabajando. Este es el quinto año de caída de la economía
griega: el desempleo de los jóvenes entre 15 y 24 años ha
llegado al 48% y hay un aumento enorme de personas sin hogar.
Los signos de una sociedad rota se ven por todas partes.
Incluso aquellos que quieren permanecer
en la zona euro (las encuestas sugieren que más del 65% todavía
lo consideran), piensan que las medidas exigidas por la Unión
Europea y el Fondo Monetario Internacional están presionando
a Grecia en un momento de declive.
La cuestión es que los ministros de
finanzas de Europa no están convencidos de las garantías de
los griegos.
Lo que quieren es que este domingo el
Parlamento griego apoye los nuevos recortes de gastos para
encontrar ahorros adicionales de US$428 millones. De esta
manera quieren asegurarse de que se respetarán los términos
del acuerdo.
Todo tiene que estar listo para el próximo
miércoles, con lo cual se avecinan unos días muy tensos.
Humillación nacional
El tamaño de las manifestaciones en las
calles será importante y algunos políticos están dudando si
apoyan o no las nuevas medidas. El viceministro de trabajo
presentó su dimisión.
Si alguna de las tres condiciones no se
cumplen para el miércoles, entonces Grecia se dirige a la
suspensión de pagos.
El ministro de Finanzas, Evangelos
Venizelos, acepta que el país está siendo humillado.
"La decisión que enfrentamos es un
gran sacrificio, quizás el más grande que tengamos que
hacer", le dijo al pueblo griego.
Lo que más evidencia dicha humillación,
es la sugerencia de Francia y Alemania para que Grecia cree
una cuenta paralela que le permita pagar sus deudas..
Muchos argumentan que si eso sucede lo
que queda de la soberanía griega es prácticamente nada.
Cuando hablas con la gente en Grecia te
comentan que nunca se imaginaron que la adhesión a la UE
tendría como consecuencia que dirigentes extranjeros dictaran
sus políticas.
Para Venizelos la coyuntura no significa
una elección entre quedarse en el euro o salir. En ese
sentido cuestiona al líder conservador, Antonis Samaras, que
ha planteado esa elección.
El ministro señala que si se quiere
permanecer en la zona euro, tienes que aceptar los recortes de
las pensiones que demandan la UE y el FMI.
¿Camino erróneo?
Para muchos seguir los ajustes es un
camino falso. Señalan que la estrategia de la UE y el FMI es
érronea, que sólo reducirá aún más la economía griega.
La realidad es que las reformas para
abrir el mercado de trabajo se han previsto, pero llevarán
tiempo.
El resultado más probable es que Grecia
cumplirá con las tres condiciones no porque crean en el plan,
sino porque temen el caos que pueda generar una suspensión de
pagos.
Con el nuevo plan de rescate se gana
tiempo y se evita una desordenado e imprevisible default.
La amenaza de contagio se levantará, a
pesar de que se da por hecho, que Portugal necesitará un poco
de fondos adicionales, tal como el ministro alemán de
finanzas ha admitido.
Pero la crisis griega no habrá
terminado. El objetivo de reducir la deuda del PIB al 120%
para 2020 no se alcanzará.
Cualesquiera que sean las garantías,
algunos de los recortes no se aplicarán. Casi con toda
seguridad se encuentren con otro rescate en el camino.
Para los próximos años Grecia será un
país con problemas que definirá su futuro en el extranjero.
Hubo acuerdo en Grecia,
pero aún no
convence a la UE
Los sindicatos, en pie de guerra
Por Luisa Corradini
Corresponsal en París
La Nación, 10/02/2012
El fantasma de un default desordenado de
imprevisibles consecuencias comenzó a alejarse ayer de
Grecia, cuando los partidos que forman la coalición
gubernamental aceptaron el nuevo paquete de medidas de rigor
exigido por sus acreedores internacionales. Los ministros
europeos de Finanzas, reunidos en Bruselas, estimaron, sin
embargo, que, antes de desbloquear el segundo plan de 130.000
millones de euros, acordado en julio de 2011, Atenas debe
despejar numerosos "interrogantes".
El gobierno del primer ministro griego,
Lucas Papademos, consiguió arrancar por fin el esperado
acuerdo, pero los europeos prefieren no cantar victoria. Tras
una semana de negociaciones ininterrumpidas y protestas
populares, Atenas aceptó todas las condiciones
presupuestarias y las reformas estructurales exigidas por sus
acreedores internacionales, para poder recibir la suma
prometida hace siete meses.
Según ese plan, el gobierno griego deberá
recortar más de 3500 millones de euros de gasto público,
reducir el salario mínimo en 22% y disminuir las
jubilaciones. Gracias a la inyección de dinero obtenida
mediante esos nuevos sacrificios, Grecia debería poder
cumplir con los vencimientos inmediatos.
Pero esto no quiere decir que todo se
haya resuelto. El primer ministro de Luxemburgo, Jean–Claude
Juncker, presidente del Eurogrupo, advirtió que, antes de
liberar los fondos, Grecia deberá aclarar numerosos puntos.
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang
Schäuble, manifestó la misma prudencia, mientras que para el
FMI "es necesario hacer más [para sanear la economía
griega]. Y es justamente lo que tratará el nuevo
programa", afirmó el vocero de la institución, Gerry
Rice.
"Nos hemos puesto de acuerdo en que
es necesaria una reforma del mercado laboral y el ajuste de
los salarios. Hay un amplio consenso en torno a esas medidas.
Lo que sigue en discusión es la forma en que lo
lograremos", reconoció.
Aun quedan por definir importantes
detalles. Muchos de ellos referidos a la participación de los
acreedores privados en la reestructuración de la deuda
griega, el monto de la financiación pública consentida por
los otros 16 países de la UE y la intervención suplementaria
que podría decidir el Banco Central Europeo.
Los bancos, hedge funds y otros
acreedores privados, por su parte, acordaron soportar una
quita del 70% de sus activos en el marco de un intercambio de
obligaciones griegas contra nuevos títulos. Antes de prestar
nuevos fondos, el FMI quiere asegurarse de que la deuda griega
será sustentable en 2020.
El plan incluye un acuerdo de canje de títulos
de la deuda entre el gobierno y sus acreedores privados, que
debe ser acordado en breve. Y el tiempo apremia. Grecia debe
hacer frente a un vencimiento de 14.500 millones de euros el
20 de marzo. Sin el desbloqueo del nuevo rescate, el país se
precipitará a un default con catastróficas consecuencias.
Duras condiciones
El acuerdo político anunciado ayer prevé
condiciones muy duras, que explican las demoras. Según
fuentes gubernamentales griegas, fue necesario que Papademos
pusiera su renuncia sobre la mesa para convencer a los líderes
de los tres partidos que lo eligieron de que lo autorizaran a
firmar el pedido de la "troika", integrada por el
FMI, el BCE y la Comisión Europea.
La pulseada provocó la renuncia del
ministro de Trabajo, el socialista Iannis Kutsukos, que
denunció "exigencias inaceptables". El último
combate se libró en torno a las jubilaciones, y se llegó a
un acuerdo recortando el presupuesto de Defensa y otros
sectores.
Grecia se apresta ahora a hacer votar la
totalidad del plan de austeridad en el Parlamento, que se
reunirá este fin de semana. "El riesgo es que estalle
una sublevación parlamentaria", admite un diputado de la
mayoría gubernamental. El gobierno tiene 258 bancas sobre
300.
En ese contexto de tensión, la
"troika" pretende reunirse en los próximos días
con los líderes de los tres partidos de gobierno para
asegurarse de que el paquete de austeridad obtenga el apoyo
necesario.
Mucho antes del anuncio, los sindicatos
dejaron en claro su posición llamando a una huelga general de
48 horas para hoy y mañana.
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