Grecia, la primera "colonia
financiera" de la zona euro
Tras el rescate, Atenas deberá ceder
soberanía
Los líderes de la UE juegan con fuego
Por Luisa Corradini
Foro McAnime, 22/02/2012
Paris.– Para decirlo en forma brutal y
sin rodeos, el acuerdo logrado en la madrugada de ayer en
Bruselas convirtió a Grecia en la primera "colonia
financiera" en la Unión Europea (EU).
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Grecia aprueba el ajuste en
medio de grandes protestas |
Después de una maratónica reunión, los
ministros de Finanzas de la zona euro acordaron, por fin, un
nuevo plan de rescate de ese país, que podrá contar con un
total de 237.000 millones de euros suplementarios a fin de
evitar un default desordenado. Trece horas de negociación
fueron necesarias para sortear –o postergar– esa
bancarrota, de imprevisibles consecuencias para toda Europa.
Pero lo que esta vez importa es el
alcance político y económico de ese acuerdo. Un programa
decidido y diseñado por los líderes de 16 de los 17 países
de la Unión Europea, que será otorgado a cambio de una
enorme cesión de soberanía por parte de Atenas,
probablemente, la mayor realizada en tiempos de paz.
"Este día quedará en la historia
de la construcción europea como el momento en que Europa se
opuso a la democracia", deploró el cineasta
franco–griego Constantino Costa Gavras.
A pesar de las declaraciones de
satisfacción oficiales por "la hazaña lograda",
los europeos no acordaron finalmente mucho más de lo que habían
prometido en la cumbre del 21 de julio pasado. Para los
especialistas, cada vez más escépticos sobre las
posibilidades de Grecia de salir adelante, algunos miles de
millones más o menos no cambiarán gran cosa. En otras
palabras, nadie cree demasiado en el futuro de Grecia.
En un estudio confidencial preparado para
los ministros de Finanzas de la eurozona, los expertos ponen
en duda esa posibilidad. "La capacidad griega de volver a
los mercados a partir de 2020 es incierta. Una prolongación
de la ayuda financiera podría ser necesaria", escriben.
La razón es simple: existe "una
tensión fundamental entre los objetivos del plan de reducir
la deuda por un lado y mejorar la competitividad por el otro.
La devaluación interna necesaria para restaurar la
competitividad conducirá inevitablemente a un ratio
deuda–PBI mucho más elevado", agregan.
Lo esencial del acuerdo reside en las
condiciones políticas impuestas a Atenas. Sus prestamistas
–la UE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los
acreedores privados– exigieron que las finanzas públicas
griegas estén a partir de ahora a disposición de sus
acreedores.
Totalmente asfixiada, Grecia tuvo que
capitular y aceptar una cuenta bloqueada para que el préstamo
acordado por la UE y el FMI se destine a cumplir con los
intereses y el principal tramo de su deuda, antes de poder
recibir un solo euro para pagar facturas, sueldos públicos y
jubilaciones.
También tuvo que admitir una
representación permanente de sus socios –la troika
integrada por la Comisión Europea (CE), el FMI y el Banco
Central Europeo (BCE)–, una suerte de comisario en Atenas
que comprobará que los ajustes se cumplen como sea. Ultima
humillación: el gobierno griego deberá hacer inscribir en la
Constitución la prioridad del reembolso de la deuda.
¿Un salvataje?
Esta serie de medidas draconianas permite
relativizar el tan célebre "salvataje griego".
"¿Quién ha sido salvado el martes? ¿El pueblo griego,
sometido a la pauperización, a la ausencia de perspectivas y
de trabajo? ¿O los acreedores, muchos de los cuales jugaban a
comprar a precio ridículo bonos que –a pesar de la quita
anunciada– les otorgarán suculentos beneficios garantizados
por los bancos centrales europeos?", se indigna Panayotis
Petrakis, profesor de economía en la Universidad de Atenas.
Para terminar ese lamentable cuadro, la
CE establecerá "una presencia reforzada y permanente en
suelo griego" –según los términos marciales del
comunicado oficial– "a fin de desarrollar su capacidad
de otorgar y coordinar una asistencia técnica". En otras
palabras, los comisarios europeos se encargarán personalmente
de lo que los funcionarios en Bruselas llaman con desdén
"la construcción del Estado griego".
Bajo tutela
Si bien los responsables europeos
–comenzando por Alemania– desechan con vigor toda acusación
de querer poner a Grecia bajo tutela, en privado reconocen que
su desconfianza de la clase política griega los condujo a
imponer esa serie de inverosímiles condiciones a cambio de la
ayuda. "Con estas medidas, la Europa de derecha deja al
descubierto su convicción más profunda, la misma que aparece
en las columnas de los diarios alemanes: el pueblo griego es
incapaz de hacerse cargo de su destino; necesita ser guiado
para retornar al buen camino", señala el socialista
francés Arnaud de Montebourg.
El acuerdo persigue, en realidad, un solo
objetivo: poner la deuda griega al abrigo de las elecciones de
abril, que deberían borrar del mapa a las fuerzas políticas
tradicionales , responsables de la situación.
Para los ministros de Finanzas de la
eurozona y sus líderes políticos, había que impedir a
cualquier precio que el gobierno surgido de esas elecciones
decida terminar con la chapa de plomo que asfixia el país
desde hace tres años y declarar un default desordenado que
termine arrastrando la región. Vista de cerca, esa actitud
podría ser considerada una voluntad de neutralizar la
democracia, impedir que funcione para preservar otros
intereses. "Europa necesita más democracia, no
menos", advirtió el ex premier griego Giorgios
Papandreu.
El problema es que los mitos tienen la
vida dura y que ésta no es la primera vez que Europa intenta
decidir el futuro de Grecia. Esto sucede, en realidad, desde
su independencia, en 1830. En 1831, las potencias juzgaron a
los griegos "demasiado inmaduros" para gobernarse y
les enviaron un rey bávaro, acompañado de un ejército de
funcionarios alemanes. El resultado fue un desastre económico
y político.
Al decidir poner una vez más el país
bajo tutela, los líderes de la UE juegan con fuego. En vez de
devolver la esperanza y favorecer el crecimiento, están
sembrando pobreza y humillación.
El
Parlamento debate contra reloj las
leyes que exigen los acreedores
Grecia apura el ajuste en medio de nuevas
protestas
Agencia Reuters, 23/02/2012
Atenas.– Miles de griegos protestaron
nuevamente ayer frente al Parlamento por las medidas de
austeridad acordadas con los acreedores externos, mientras los
legisladores debatían contra reloj las leyes necesarias para
asegurar el pago del millonario rescate financiero
internacional.
En medio de la lluvia y el frío, miles
de personas convocadas por los principales sindicatos y
partidos de izquierda se congregaron en la plaza Sintagma,
frente a la Asamblea Nacional, que había sido rodeada de
barreras de metal en un intento de evitar que se repitieran
los disturbios del 12 del actual, que dejaron cerca de un
centenar de edificios dañados.
Aunque las marchas de ayer fueron pacíficas
y menos concurridas, la policía detuvo a 30 personas en la
plaza Sintagma al desalojar por la fuerza la concentración.
Otra marcha reunió a unos 8000 manifestantes en otro sector
de la ciudad, que corearon consignas como "¡Abajo el
gobierno de la plutocracia!".
"¡No nos convertiremos en esclavos
por 400 euros!", rezaba el eslogan de una pancarta, en
referencia al salario mínimo que cobrarán los menores de 25
años, tras el acuerdo alcanzado entre el gobierno de Atenas y
los acreedores.
El nuevo plan de ayuda prevé, por un
lado, un préstamo de 130.000 millones de euros de parte de
los acreedores públicos (la "troika" del Banco
Central Europeo, la Comisión Europa y el Fondo Monetario
Internacional) hasta fines de 2014, que se suma a otro crédito
de 110.000 millones concedido en mayo de 2010, pero que resultó
insuficiente para rescatar al país.
El plan también contempla la condonación
de más de la mitad de la deuda que Grecia ha contraído con
acreedores privados (bancos, compañías de seguros y fondos
de inversión), lo cual permitiría reducir la deuda soberana
griega –de unos 350.000 millones de euros– en unos 107.000
millones.
El conjunto de la ayuda pretende evitar
que Grecia se declare en suspensión de pagos el 20 de marzo,
cuando enfrentará vencimientos de títulos de deuda por
14.500 millones de euros. Las leyes para promulgar la
reestructuración de la deuda pasaron ayer por el comité
parlamentario y está previsto que sean aprobadas hoy en el
plenario de la Asamblea. El gobierno griego, que impulsa
desesperadamente su aprobación, prevé que lograrán el voto
de 199 de los 300 diputados.
Mientras en la calle la furia contra el
ajuste se extendía, los griegos recibieron otro golpe: la
agencia calificadora Fitch también reaccionó negativamente
ante el plan de reestructuración y anunció que rebajaba la
nota de la deuda griega. "Fitch considera que si se
realiza la propuesta de reducir la carga de la deuda pública
de Grecia a través de un canje de deuda con los acreedores
privados, constituiría una calificación de impago", señaló
en un comunicado.
Fitch rebajó la calificación de la
deuda en moneda extranjera a largo plazo a "C" desde
"CCC", y seguiría con una nueva rebaja a
"default restringido" cuando el canje de bonos esté
terminado.
Las tres grandes agencias calificadoras
–Fitch, Moody's y Standard & Poor's– habían rebajado
la nota de Grecia en julio, cuando fue revelado el plan
inicial de canje, y advirtieron que las pérdidas para los
acreedores privados implicarían una cesación temporal de
pagos.
Más recortes
Además del acuerdo con los acreedores
privados, en la agenda del Parlamento se encuentran otros dos
proyectos exigidos por Bruselas. Se trata del conjunto de
recortes presupuestarios reclamados por los acreedores antes
del desbloqueo de la segunda inyección financiera, que
afectan en particular a los salarios mínimos y las pensiones
complementarias, así como al sistema de salud pública.
Mientras los griegos intentaban la
aprobación del ajuste, el presidente del Eurogrupo, Jean
Claude Juncker, anunció que se convocará a una nueva reunión
de los ministros de Finanzas de la eurozona para el próximo
miércoles, con la intención de analizar los progresos del país.
De la evaluación de los ministros
dependerá el vía libre para la asistencia financiera de
130.000 millones de euros que evite el default, afirmó
Juncker, con lo que confirmó que incluso después del acuerdo
del martes pasado aún faltan requisitos para concretar el envío
de la ayuda.
El FMI y del
gobierno griego está
tirando de cuerdas políticas que están rotas
Los griegos pierden la confianza en el
Estado
Por Paul Mason
Editor de Economía de la BBC
BBC World, 18/02/2012
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Un seguro social agotado
El paciente paga 5 euros ($US6,5) por
cita médica y hasta el 25% de las facturas médicas.
El resto lo cubre el seguro social. Después
de un año en el paro, el seguro social se termina.
Hubo una campaña de vacunación gratuita
a 400 niños griegos cuyas familias no podían pagar la tasa
de vacunación.
El salario mínimo se redujo un 20% por
el plan de ajuste.
El gobierno recortó el presupuesto
destinado a medicamentos en US$1.315 millones.
La madre del Dr. Kanakis, de 80 años,
tuvo que pagar un impuesto especial de US$460. Su pensión es
de US$657.
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Las casas que aparecen en las laderas de
los acantilados sobre la bahía del Pireo tienen los colores típicos
griegos: crema y rosa. Las ramas desnudas que sobresalen de
las cestas y los enrejados están listas para dar sus brotes,
tan pronto como llegue el calor.
En la clínica, en la esquina, la gente
se reúne cerca de la puerta. Algunos tienen las mejillas
hundidas. Otros aparecen con una marca internacional de
pobreza: una bolsa de plástico de colores, llena de ropa
vieja y alimentos básicos.
Doctores y enfermeras voluntarios
abrieron la clínica para atender a inmigrantes que quedaban
fuera del sistema griego de seguridad social. Las enfermedades
no son inusuales para una zona golpeada por la pobreza:
diabetes, hipertensión, estrés.
Pero desde que estalló la crisis, sucedió
algo sorprendente. Los griegos también aparecen en la clínica,
incluso en número mayor.
"Pasó del 8% de los usuarios al 30%
en cuatro meses y dado que veo la tendencia a través de todas
nuestras clínicas, estoy seguro de que alcanzará el 50% para
el final de 2012", dice el doctor Nikitas Kanakis,
presidente de la organización Médicos del Mundo en Grecia.
Desconfianza de la ciudadanía
Lo que está claro, una vez que se toma
distancia del griterío de la televisión griega y de los
enfrentamientos entre los anarquistas y la policía, es que
este rápido derrumbe de la certidumbre tiene un gran e
inconmensurable efecto sobre las expectativas políticas de la
gente.
Los sondeos cuentan una parte de la
historia. El partido Pasok, que intentó y fracasó en la
aplicación del primer plan de austeridad hasta que fue
reemplazado por una coalición tecnócrata en octubre, cayó
al 11% de intención de voto (encuesta de Epikaria, 16 de
febrero de 2012).
Nueva Democracia, el partido de
centro–derecha que se espera forme gobierno, también tiene
problemas. Su propio respaldo electoral, del 27,5%, no es
suficiente para formar gobierno. Y 20 diputados acaban de ser
expulsados por oponerse al plan de rescate.
El Partido Cristiano Ortodoxo LAOS, de
derecha y línea dura, también se dividió tras abandonar la
coalición gubernamental durante el voto del plan de ajuste el
pasado domingo.
La extrema izquierda tiene una intención
de voto conjunta del 43,5%. El partido de extrema derecha
Golden Dawn está en el 2,5%.
Hostilidad hacia la Unión
Europea
Durante el pasado otoño, los
comentaristas griegos empezaron a hablar de un "colapso
anómico", en referencia a la situación que se da cuando
la gente empieza a desobedecer las leyes y las normas sociales
individualmente.
Ahora es diferente. La anomia pasó a
algo mucho menos oscuro en los anales de la historia social:
una hostilidad visceral a los alemanes y noreuropeos a quienes
se ve como responsables de la austeridad. Y la hostilidad no
hizo más que crecer esta semana, conforme el eurogrupo tiró
en la cara del gobierno griego sus medidas de ajuste y rehusó
liberar el dinero del rescate.
Pocos griegos creen que el plan de
austeridad pueda funcionar. El razonamiento de los políticos
pasó de ser "Hacer los recortes y nos
recuperaremos" a "Hacer los recortes porque no hay
otra opción".
Los expertos en finanzas consideran una
quimera los cálculos de los economistas del Fondo Monetario
Internacional, que contemplan que los griegos pueden reducir
su deuda al 129% para 2020 mediante la aplicación de una
serie de medidas adicionales sobre el gasto a corto plazo.
Política fragmentada
Nueva Democracia, ND, quiere mantenerse
dentro de los límites fiscales acordados con Bruselas pero
deja entrever una reforma radical de carácter liberal en la
economía: aceleración de la privatización y posible
aplicación de un impuesto fijo para liberar pequeños
negocios.
Pocos creen que ND pueda obtener una
mayoría para su terapia de libre mercado. De hecho, el total
de intención de voto para ND, el Pasok y LAOS es del 43% en
las encuestas.
La izquierda, por su parte, sigue marcada
por las divisiones. Cuando las fuerzas de seguridad del
sindicato comunista PAME chocaron con los anarquistas durante
una manifestación el pasado verano, los comunistas
responsabilizaron al otro gran partido de la izquierda,
Syriza.
A los lados de ambos partidos, un pequeño
partido anteriormente "eurocomunista" llamado
Izquierda Democrática, subió al 16% en los sondeos.
Yiannis Bournos, portavoz internacional
de Syriza, cree que, pese a la división, puede ser posible
que la izquierda forme gobierno. "¿Y dirigir un país
que forma parte de la OTAN?", le pregunto. Bournos deja
claro que cualquier gobierno de izquierda haría las cosas básicas,
desde luego no abandonar la OTAN.
Syriza e Izquierda Democrática no
quieren siquiera abandonar la zona euro: la propuesta de
Syriza es que Grecia declare una moratoria selectiva en los
pagos de deuda y que utilice el dinero del rescate europeo
para un programa de reforma social.
Mientras tanto, su creciente popularidad
no se debe sólo al ambiente militante de las protestas:
"Hemos construido un historial sólido en las
administraciones locales", reclama Bournous.
"Y a lo largo de todo el paíis,
grupos de nuestros partidarios organizan actividades: provisión
de comida, clubs de trueque, grupos de auto–ayuda. Así es
como nos hemos construido a nosotros mismos.
"Estamos hablando de un nuevo bloque
de fuerzas que tienen sus diferencias internas pero están de
acuerdo en el rechazo de un nuevo memorando y de esta política
sofocante de superausteridad".
¿Cree de verdad que pueden formar
gobierno?
"Esta es nuestra propuesta. Hay que
dejar a un lado las diferencias parciales y, después de las
elecciones, sí, formar un nuevo bloque de poder".
Esta semana, el ministro de Finanzas alemán,
Wolfgang Schauble, expresó los temores que otros sólo han
comentado en privado: dadas las pobres previsiones de los
"partidos tradicionales", debería haber un gobierno
verdaderamente tecnócrata, sin políticos de carrera
involucrados.
Otros, como la diputada del Pasok Elena
Panaritis, una economista que aconseja a los líderes del
partido, dice que las elecciones deben posponerse.
"Si se celebran los comicios tan
pronto, entonces habrá elecciones nuevamente en dos meses, y
otras elecciones en los meses siguientes, y podremos
despedirnos del país y posiblemente del euro.
"Si no consideramos seriamente las
repercusiones de esto, nos podemos encontrar con una situación
similar a la de Rusia a principios de los 90. En aquel
momento, Rusia tenía un índice de pobreza superior al de la
época del comunismo. Y tenía sinvergüenzas gobernando el
pais".
He estado informando sobre la crisis
griega alrededor de dos años, y parece que algo cambió de
forma palpable en los últimos 10 días.
Los partidos establecidos perdieron
confianza en lo que la UE les está forzando hacer, sectores
de la UE también la perdieron, y la gente, amplias capas
sociales, perdió la confianza en la clase política.
Castigo colectivo
No puedo enfatizar lo suficiente el rol
que juegan las fuerzas del mantenimiento del orden y los
medios en esta crisis.
En el terreno, la manifestación del
domingo se percibió como algo masivo. Nunca se permitió la
concentración de gente en un mismo lugar, pero incluso el
contingente del PAME, donde yo estaba, parecía que contaba
con 50–70.000 personas.
Los organizadores dicen que 250.000
personas intentaron unirse a la marcha. La policía habla de
4.500. Los medios, de 15.000. Estas dos últimas cifras son
una broma.
Lo que no fue ninguna broma fueron los
choques entre la policía y los manifestantes más duros –
desde el bloque anarquista, los marginales de la extrema
izquierda y en número creciente de la extrema derecha,
seguidores de fútbol en la órbita del LAOS y el grupo
fascista Chrissi Avgi.
Una vez más, en aras de confrontar a los
alborotadores, la policía actuó sobre grandes grupos de
manifestantes pacíficos.
De esto apenas hablan los ministros
griegos y la UE no parece interesada en hacer comentarios al
respecto. Pero puedo decir, por experiencia, que se percibe
como un proceso de castigo colectivo a una mayoría pacífica.
Creo que esta semana sorprendió a Grecia
en el borde proverbial de un cambio. La ira puede fácilmente
solidificarse en un sentimiento anti–alemán pero con los
conservadores y la derecha ortodoxa involucrados en el primer
rescate, la rabia puede más fácilmente fluir hacia la
izquierda.
Puede ser que esté sobreestimando los
peligros. Pero aquí hay otro problema de percepción: en las
tres horas que pasé en o cerca de la protesta en la noche del
domingo, no vi ni un solo equipo de televisión.
El nuestro fue atacado repetidas veces,
verbal y físicamente, más duramente por un pequeño grupo de
extrema derecha que nos acusó de ser alemanes. Al comienzo de
la manifestación vi otro equipo extranjero de televisión y
eso fue todo.
Parte de los medios griegos dejaron de
informar hace tiempo sobre lo que ocurre en las calles, para
la mayor parte de ellos es demasiado peligroso, tanta es la
hostilidad popular hacia unos medios que muchos creen que están
pagados por una clase política que consideran corrupta.
Esto es triste, pero genera un problema más
amplio. Si eres Schauble, Rehn, Merkel, Lagarde, cada vez te
mueves más a ciegas en esta crisis. Los periódicos griegos,
alineados políticamente, sólo pueden reflejar parcialmente
lo que ocurre.
Los políticos griegos con los que hablas
pasan sus noches encerrados en oficinas anónimas, no pueden
aparecer en público, no pueden sentir lo que pasa en la
calle.
Los políticos griegos en el poder no
pueden ofrecer al país que gobiernan un paquete de austeridad
en el que no creen. Y después de las elecciones, es probable
que el poder esté todavía más fragmentado.
Al igual que el poder combinado del FMI y
del gobierno griego está tirando de palancas económicas que
no funcionan, el problema más insidioso es que ambos están
tirando de cuerdas políticas que están rotas.
Elecciones
que muchos temen
Emerge un nuevo mapa político
Por Hubert Kahl
Desde Grecia
Deutsche
Presse Agentur (DPA), 21/02/2012
Atenas.– Grecia está a las puertas de
una nueva era política, con el posible fin del dominio de los
dos grandes partidos, el Partido Socialista (Pasok) y el
conservador Nea Dimokratia (ND), organizaciones políticas que
desde el fin de la dictadura militar, en 1974, se han
alternado en el poder.
Todo parece indicar que ambas
agrupaciones pagarán caro su apoyo al actual gobierno del
tecnócrata Lucas Papademos y la aprobación de las drásticas
medidas de ahorro, que evitarán que el país caiga en
suspensión de pagos, pero que son muy controvertidas y
resistidas por la población.
"La ira del pueblo y los recortes
están cambiando el mapa político de Grecia", tituló
ayer el diario To Vima, el mismo día en que los ministros de
Finanzas de la zona euro luchaban en Bruselas para aprobar el
segundo rescate, indispensable para las arcas de Atenas.
Según las últimas encuestas, en las
elecciones parlamentarias de abril próximo ni los socialistas
ni los conservadores obtendrán suficiente mayoría para
formar un gobierno.
De hecho, tras los comicios podrían
ingresar ocho partidos en el Parlamento y la formación de un
gobierno podría ser una complicada y extenuante tarea de
negociaciones.
Los socialistas, que ganaron ampliamente
en las elecciones parlamentarias de 2009 con el 44% de los
votos, lo que les permitió el retorno al poder, se enfrentarían
a una derrota sin precedente. Según las encuestas, tan sólo
pueden confiar en obtener entre el 8 y el 14% de los votos y
con ello se convertirían en la tercera fuerza política de la
Cámara.
En tanto, el conservador ND, que obtuvo
el 34% en 2009, sería la fuerza más votada en las
elecciones, pero se estima que sólo tendrá entre el 24% y el
28% de los votos, con lo que también sufrirá un impacto
considerable.
Entre los ganadores de las elecciones
podrían estar los partidos que se ubican a la izquierda de
los socialistas, que en su conjunto están en contra de la política
de ajuste y confían en reunir el 40% de los votos.
Se trata de los comunistas (KKE), la
alianza radical de izquierda Syriza y la Izquierda Democrática
(DA). Esta última agrupación rechaza los acuerdos de
austeridad y aboga directamente porque Grecia abandone la Unión
Europea (UE). Aunque ni siquiera tiene dos años de vida, la
DA podría convertirse en la segunda fuerza política del
Parlamento griego.
Elecciones que nadie quiere
Ante este panorama, no sería
sorprendente que los acreedores internacionales siguieran con
escepticismo las próximas elecciones. "Son comicios que
en realidad nadie quiere [a excepción de los partidos de
izquierda]", señaló el diario Ethnos.
Entre los socialistas y los conservadores
comienzan a surgir los rumores de divisiones. Ambas
formaciones han expulsado en total a 45 diputados en una
semana, por haberse apartado de las líneas de los partidos en
las votaciones sobre los recortes.
El Pasok, según el politólogo Andreas
Pantazopoulos, cometió el error de haber olvidado a sus
propios afiliados y seguidores en la lucha contra la crisis
financiera que golpea al país desde hace 28 meses.
"Los socialistas creían que todo se
decidía fuera de Grecia. Buscaron una solución sólo en las
negociaciones con los socios de la UE y con los
acreedores", escribió Pantazopoulos en el diario To
Vima.
Según este analista, en el caso de los
conservadores ocurrió todo lo contrario. En un primer momento
rechazaron los recortes porque creían que les iba a dar votos
en los próximos comicios. Pero subestimaron la presión
extranjera y luego tuvieron que ceder.
El
rescate a Grecia implica una severa
cesión de soberanía
Atenas no podrá controlar el dinero,
que
sólo se usará para pagar deuda
Por Idafe Martín
Desde Bruselas
iEco, 22/02/2012
Al final de una maratónica reunión que
duró más de 12 horas, la Eurozona aprobó ayer a la
madrugada un nuevo plan de rescate para Grecia. Pero la letra
pequeña muestra detalles sin cerrar, previsiones basadas en
la buena voluntad y, sobre todo, la esperanza de haber ganado
apenas un poco más de tiempo para ir poniendo a resguardo a
Italia y a España.
Grecia, desesperada, cede su soberanía
fiscal a cambio de evitar un default a corto plazo y se mete
en un túnel de reestructuración de deuda, ajustes y
sacrificios que podría llevarla a ninguna parte.
La ayuda es de 130.000 millones de euros,
que se suma a los 73.000 millones ya entregados del primer
rescate de mayo de 2010 y a los 107.000 millones que Atenas
borrará de su deuda pública de 360.000 millones.
La quita será del 53,5%, lo que a los
acreedores privados les supone una pérdida real del 75%. En
el canje, por cada 100 euros, los acreedores recibirán 46,5
euros en dos bonos. El primero equivale al 31,5% del valor
nominal del antiguo bono, a 30 años y una tasa que irá
subiendo del 2% hasta el 4,3%. El segundo, al 15% del valor
nominal del bono viejo y será una letra a dos años con el
respaldo del fondo de rescate europeo.
Si algún acreedor privado no participa
en la quita, Grecia activará “cláusulas de acción
colectiva”, imponiéndola a la fuerza.
Todo este entramado servirá, según el
plan, para reducir la deuda griega de aquí a 2020 del 160%
del PBI al 120,5%, una tasa que no tiene base económica pero
que, casualidad, es la misma que la actual deuda italiana. Por
lo tanto sostenible.
Si el plan se desarrolla según las
optimistas – casi milagrosas – previsiones de Bruselas, la
economía griega crecerá en 2014 y se financiará en los
mercados en 2015.
A la mínima falla en el plan en los próximos
años el entramado se caerá y la deuda podría irse en 2020,
según un informe de Barclays, hasta el 160%. Es decir, la
tasa actual y vuelta a la casilla de salida.
El informe de la “troika” compuesta
por el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión
Europea – confidencial pero que Clarín consultó el lunes
– admite que, en ese caso, podrían hacer falta otros 50.000
millones de euros en 2014.
El PBI griego tiene que crecer a partir
de ese año para que la deuda no siga aumentando. ¿Cómo
crecerá una Grecia aplastada por los ajustes, que ha caído
en tres años un 15% y este año lo arrancó desplomándose un
7%? Por ahora es un misterio.
Lo que sí queda claro es que el país
cede su soberanía fiscal.
La “troika” se queda en Atenas y
dictará los ajustes . Se creará una cuenta bancaria en la
que se irán depositando los tramos del rescate y los ingresos
impositivos.
Ese dinero se utilizará para pagar
vencimientos y el servicio de la deuda. Y sólo si sobra podrá
destinarse a gastos corrientes, como salud o educación.
Grecia tendrá que cambiar su Constitución para priorizar,
antes de cualquier otro gasto, el pago de la deuda .
El plan tiene mil y un riesgos. En abril
hay elecciones legislativas en Grecia. Los partidos que apoyan
los ajustes no alcanzarían juntos, según vaticinan las
encuestas, ni el 40 por ciento de los votos. Los tres partidos
de extrema izquierda, que rechazan el paquete de austeridad y
este acuerdo, sumarían más del 42 por ciento.
El plan, además, tiene que ser aprobado
en los parlamentos alemán, holandés, finlandés, austríaco,
eslovaco y griego. Si uno vota en contra todo caerá.
El FMI dejó anoche una duda de 26.000
millones de euros sin aclarar. Hasta ahora, en los rescates,
el Fondo ponía el 30%. Ahora no quiere pasar del 10%. Si el
FMI no aumenta su participación, ese dinero lo tendrán que
poner los europeos. Otra bronca.
Europa volvió a ganar tiempo en su
cumbre número 30 sobre Grecia en poco más de dos años. El
acuerdo evita un default desordenado a corto plazo. Los
optimistas dicen que poco más se podía esperar.
Si ese tiempo se aprovecha para reforzar
el papel del BCE y crear eurobonos o algún otro tipo de
solidaridad fiscal, algo se habrá ganado. Si Berlín se sigue
negando y sólo impone su política de duros ajustes, serán
otros 130.000 millones de euros que se irán por el sumidero.
El futuro de la
economía griega es sombrío
Hay
escasas esperanzas de
que este rescate funcione
Por Larry Eliott
Editor de economía
The Guardian, 23/02/2012
“Una postergación de la ejecución.”
“La curita (band–aid) más cara del mundo.” “Un
acuerdo de rescate con cimientos débiles.”
Esa fue la ácida evaluación de los
mercados sobre el acuerdo a que se llegó el martes en
Bruselas para ahorrarle a Grecia la indignidad de quebrar y
mantener vivo el mito de que el euro funciona. Los expertos
podrían estar equivocados.
Es posible que el rescate de 130.000
millones de euros sea un punto de inflexión y en una década
los griegos recuerden los negros días de 2012 como recordaban
los prósperos alemanes de los 60 su economía devastada por
la guerra en 1945.
La cosa es muy simple: para que surja una
nueva economía milagrosa en el Egeo lo que tiene que ocurrir
es que la recesión de Grecia termine ahora, que la economía
tenga seis años consecutivos de fuerte crecimiento a partir
de 2014, que los griegos se sometan a las humillantes
condiciones de sus socios de la eurozona, que el rescate sea
aprobado por los escépticos parlamentos de Alemania,
Finlandia y los Países Bajos y que los variados fondos de
cobertura, bancos y aseguradoras que componen el grupo de los
acreedores privados de Grecia acepten una quita del 53% sobre
sus inversiones.
Teóricamente esto es posible aunque
indica que, sea lo que sea lo que fumaron los ministros de
economía de la zona euro en sus maratónicas conversaciones
nocturnas, debe haber sido algo fuerte.
Hay, en realidad, escasas esperanzas de
que este rescate funcione. El FMI lo sabe, y prácticamente lo
reconoció en la nota informativa que elaboró para la reunión
del Eurogrupo.
Los políticos griegos que se
comprometieron a apoyar el acuerdo antes y después de próximas
las elecciones también lo saben pero creen que no tienen más
opción que aceptar un programa que saben que provocará una
recesión más profunda, mayor desempleo y casi con seguridad
más agitación social.
Aun cuando por algún milagro se
cumplieran todos los requisitos para que el rescate tenga éxito,
la deuda nacional de Grecia igual seguiría siendo del 120% de
la producción nacional en 2012.
El mayor problema de Grecia son sus sombrías
perspectivas económicas, que lo serán todavía más por la
destrucción de la demanda que han ordenado la UE, el Banco
Central Europeo y el FMI.
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