Grecia

Grecia, la primera "colonia financiera" de la zona euro

Tras el rescate, Atenas deberá ceder soberanía

Los líderes de la UE juegan con fuego

Por Luisa Corradini
Foro McAnime, 22/02/2012

Paris.– Para decirlo en forma brutal y sin rodeos, el acuerdo logrado en la madrugada de ayer en Bruselas convirtió a Grecia en la primera "colonia financiera" en la Unión Europea (EU).

Grecia aprueba el ajuste en medio de grandes protestas

Después de una maratónica reunión, los ministros de Finanzas de la zona euro acordaron, por fin, un nuevo plan de rescate de ese país, que podrá contar con un total de 237.000 millones de euros suplementarios a fin de evitar un default desordenado. Trece horas de negociación fueron necesarias para sortear –o postergar– esa bancarrota, de imprevisibles consecuencias para toda Europa.

Pero lo que esta vez importa es el alcance político y económico de ese acuerdo. Un programa decidido y diseñado por los líderes de 16 de los 17 países de la Unión Europea, que será otorgado a cambio de una enorme cesión de soberanía por parte de Atenas, probablemente, la mayor realizada en tiempos de paz.

"Este día quedará en la historia de la construcción europea como el momento en que Europa se opuso a la democracia", deploró el cineasta franco–griego Constantino Costa Gavras.

A pesar de las declaraciones de satisfacción oficiales por "la hazaña lograda", los europeos no acordaron finalmente mucho más de lo que habían prometido en la cumbre del 21 de julio pasado. Para los especialistas, cada vez más escépticos sobre las posibilidades de Grecia de salir adelante, algunos miles de millones más o menos no cambiarán gran cosa. En otras palabras, nadie cree demasiado en el futuro de Grecia.

En un estudio confidencial preparado para los ministros de Finanzas de la eurozona, los expertos ponen en duda esa posibilidad. "La capacidad griega de volver a los mercados a partir de 2020 es incierta. Una prolongación de la ayuda financiera podría ser necesaria", escriben.

La razón es simple: existe "una tensión fundamental entre los objetivos del plan de reducir la deuda por un lado y mejorar la competitividad por el otro. La devaluación interna necesaria para restaurar la competitividad conducirá inevitablemente a un ratio deuda–PBI mucho más elevado", agregan.

Lo esencial del acuerdo reside en las condiciones políticas impuestas a Atenas. Sus prestamistas –la UE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los acreedores privados– exigieron que las finanzas públicas griegas estén a partir de ahora a disposición de sus acreedores.

Totalmente asfixiada, Grecia tuvo que capitular y aceptar una cuenta bloqueada para que el préstamo acordado por la UE y el FMI se destine a cumplir con los intereses y el principal tramo de su deuda, antes de poder recibir un solo euro para pagar facturas, sueldos públicos y jubilaciones.

También tuvo que admitir una representación permanente de sus socios –la troika integrada por la Comisión Europea (CE), el FMI y el Banco Central Europeo (BCE)–, una suerte de comisario en Atenas que comprobará que los ajustes se cumplen como sea. Ultima humillación: el gobierno griego deberá hacer inscribir en la Constitución la prioridad del reembolso de la deuda.

¿Un salvataje?

Esta serie de medidas draconianas permite relativizar el tan célebre "salvataje griego". "¿Quién ha sido salvado el martes? ¿El pueblo griego, sometido a la pauperización, a la ausencia de perspectivas y de trabajo? ¿O los acreedores, muchos de los cuales jugaban a comprar a precio ridículo bonos que –a pesar de la quita anunciada– les otorgarán suculentos beneficios garantizados por los bancos centrales europeos?", se indigna Panayotis Petrakis, profesor de economía en la Universidad de Atenas.

Para terminar ese lamentable cuadro, la CE establecerá "una presencia reforzada y permanente en suelo griego" –según los términos marciales del comunicado oficial– "a fin de desarrollar su capacidad de otorgar y coordinar una asistencia técnica". En otras palabras, los comisarios europeos se encargarán personalmente de lo que los funcionarios en Bruselas llaman con desdén "la construcción del Estado griego".

Bajo tutela

Si bien los responsables europeos –comenzando por Alemania– desechan con vigor toda acusación de querer poner a Grecia bajo tutela, en privado reconocen que su desconfianza de la clase política griega los condujo a imponer esa serie de inverosímiles condiciones a cambio de la ayuda. "Con estas medidas, la Europa de derecha deja al descubierto su convicción más profunda, la misma que aparece en las columnas de los diarios alemanes: el pueblo griego es incapaz de hacerse cargo de su destino; necesita ser guiado para retornar al buen camino", señala el socialista francés Arnaud de Montebourg.

El acuerdo persigue, en realidad, un solo objetivo: poner la deuda griega al abrigo de las elecciones de abril, que deberían borrar del mapa a las fuerzas políticas tradicionales , responsables de la situación.

Para los ministros de Finanzas de la eurozona y sus líderes políticos, había que impedir a cualquier precio que el gobierno surgido de esas elecciones decida terminar con la chapa de plomo que asfixia el país desde hace tres años y declarar un default desordenado que termine arrastrando la región. Vista de cerca, esa actitud podría ser considerada una voluntad de neutralizar la democracia, impedir que funcione para preservar otros intereses. "Europa necesita más democracia, no menos", advirtió el ex premier griego Giorgios Papandreu.

El problema es que los mitos tienen la vida dura y que ésta no es la primera vez que Europa intenta decidir el futuro de Grecia. Esto sucede, en realidad, desde su independencia, en 1830. En 1831, las potencias juzgaron a los griegos "demasiado inmaduros" para gobernarse y les enviaron un rey bávaro, acompañado de un ejército de funcionarios alemanes. El resultado fue un desastre económico y político.

Al decidir poner una vez más el país bajo tutela, los líderes de la UE juegan con fuego. En vez de devolver la esperanza y favorecer el crecimiento, están sembrando pobreza y humillación.


El Parlamento debate contra reloj las leyes que exigen los acreedores

Grecia apura el ajuste en medio de nuevas protestas

Agencia Reuters, 23/02/2012

Atenas.– Miles de griegos protestaron nuevamente ayer frente al Parlamento por las medidas de austeridad acordadas con los acreedores externos, mientras los legisladores debatían contra reloj las leyes necesarias para asegurar el pago del millonario rescate financiero internacional.

En medio de la lluvia y el frío, miles de personas convocadas por los principales sindicatos y partidos de izquierda se congregaron en la plaza Sintagma, frente a la Asamblea Nacional, que había sido rodeada de barreras de metal en un intento de evitar que se repitieran los disturbios del 12 del actual, que dejaron cerca de un centenar de edificios dañados.

Aunque las marchas de ayer fueron pacíficas y menos concurridas, la policía detuvo a 30 personas en la plaza Sintagma al desalojar por la fuerza la concentración. Otra marcha reunió a unos 8000 manifestantes en otro sector de la ciudad, que corearon consignas como "¡Abajo el gobierno de la plutocracia!".

"¡No nos convertiremos en esclavos por 400 euros!", rezaba el eslogan de una pancarta, en referencia al salario mínimo que cobrarán los menores de 25 años, tras el acuerdo alcanzado entre el gobierno de Atenas y los acreedores.

El nuevo plan de ayuda prevé, por un lado, un préstamo de 130.000 millones de euros de parte de los acreedores públicos (la "troika" del Banco Central Europeo, la Comisión Europa y el Fondo Monetario Internacional) hasta fines de 2014, que se suma a otro crédito de 110.000 millones concedido en mayo de 2010, pero que resultó insuficiente para rescatar al país.

El plan también contempla la condonación de más de la mitad de la deuda que Grecia ha contraído con acreedores privados (bancos, compañías de seguros y fondos de inversión), lo cual permitiría reducir la deuda soberana griega –de unos 350.000 millones de euros– en unos 107.000 millones.

El conjunto de la ayuda pretende evitar que Grecia se declare en suspensión de pagos el 20 de marzo, cuando enfrentará vencimientos de títulos de deuda por 14.500 millones de euros. Las leyes para promulgar la reestructuración de la deuda pasaron ayer por el comité parlamentario y está previsto que sean aprobadas hoy en el plenario de la Asamblea. El gobierno griego, que impulsa desesperadamente su aprobación, prevé que lograrán el voto de 199 de los 300 diputados.

Mientras en la calle la furia contra el ajuste se extendía, los griegos recibieron otro golpe: la agencia calificadora Fitch también reaccionó negativamente ante el plan de reestructuración y anunció que rebajaba la nota de la deuda griega. "Fitch considera que si se realiza la propuesta de reducir la carga de la deuda pública de Grecia a través de un canje de deuda con los acreedores privados, constituiría una calificación de impago", señaló en un comunicado.

Fitch rebajó la calificación de la deuda en moneda extranjera a largo plazo a "C" desde "CCC", y seguiría con una nueva rebaja a "default restringido" cuando el canje de bonos esté terminado.

Las tres grandes agencias calificadoras –Fitch, Moody's y Standard & Poor's– habían rebajado la nota de Grecia en julio, cuando fue revelado el plan inicial de canje, y advirtieron que las pérdidas para los acreedores privados implicarían una cesación temporal de pagos.

Más recortes

Además del acuerdo con los acreedores privados, en la agenda del Parlamento se encuentran otros dos proyectos exigidos por Bruselas. Se trata del conjunto de recortes presupuestarios reclamados por los acreedores antes del desbloqueo de la segunda inyección financiera, que afectan en particular a los salarios mínimos y las pensiones complementarias, así como al sistema de salud pública.

Mientras los griegos intentaban la aprobación del ajuste, el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, anunció que se convocará a una nueva reunión de los ministros de Finanzas de la eurozona para el próximo miércoles, con la intención de analizar los progresos del país.

De la evaluación de los ministros dependerá el vía libre para la asistencia financiera de 130.000 millones de euros que evite el default, afirmó Juncker, con lo que confirmó que incluso después del acuerdo del martes pasado aún faltan requisitos para concretar el envío de la ayuda.


El FMI y del gobierno griego está tirando de cuerdas políticas que están rotas

Los griegos pierden la confianza en el Estado

Por Paul Mason
Editor de Economía de la BBC
BBC World, 18/02/2012

Un seguro social agotado

El paciente paga 5 euros ($US6,5) por cita médica y hasta el 25% de las facturas médicas.

El resto lo cubre el seguro social. Después de un año en el paro, el seguro social se termina.

Hubo una campaña de vacunación gratuita a 400 niños griegos cuyas familias no podían pagar la tasa de vacunación.

El salario mínimo se redujo un 20% por el plan de ajuste.

El gobierno recortó el presupuesto destinado a medicamentos en US$1.315 millones.

La madre del Dr. Kanakis, de 80 años, tuvo que pagar un impuesto especial de US$460. Su pensión es de US$657.

Las casas que aparecen en las laderas de los acantilados sobre la bahía del Pireo tienen los colores típicos griegos: crema y rosa. Las ramas desnudas que sobresalen de las cestas y los enrejados están listas para dar sus brotes, tan pronto como llegue el calor.

En la clínica, en la esquina, la gente se reúne cerca de la puerta. Algunos tienen las mejillas hundidas. Otros aparecen con una marca internacional de pobreza: una bolsa de plástico de colores, llena de ropa vieja y alimentos básicos.

Doctores y enfermeras voluntarios abrieron la clínica para atender a inmigrantes que quedaban fuera del sistema griego de seguridad social. Las enfermedades no son inusuales para una zona golpeada por la pobreza: diabetes, hipertensión, estrés.

Pero desde que estalló la crisis, sucedió algo sorprendente. Los griegos también aparecen en la clínica, incluso en número mayor.

"Pasó del 8% de los usuarios al 30% en cuatro meses y dado que veo la tendencia a través de todas nuestras clínicas, estoy seguro de que alcanzará el 50% para el final de 2012", dice el doctor Nikitas Kanakis, presidente de la organización Médicos del Mundo en Grecia.

Desconfianza de la ciudadanía

Lo que está claro, una vez que se toma distancia del griterío de la televisión griega y de los enfrentamientos entre los anarquistas y la policía, es que este rápido derrumbe de la certidumbre tiene un gran e inconmensurable efecto sobre las expectativas políticas de la gente.

Los sondeos cuentan una parte de la historia. El partido Pasok, que intentó y fracasó en la aplicación del primer plan de austeridad hasta que fue reemplazado por una coalición tecnócrata en octubre, cayó al 11% de intención de voto (encuesta de Epikaria, 16 de febrero de 2012).

Nueva Democracia, el partido de centro–derecha que se espera forme gobierno, también tiene problemas. Su propio respaldo electoral, del 27,5%, no es suficiente para formar gobierno. Y 20 diputados acaban de ser expulsados por oponerse al plan de rescate.

El Partido Cristiano Ortodoxo LAOS, de derecha y línea dura, también se dividió tras abandonar la coalición gubernamental durante el voto del plan de ajuste el pasado domingo.

La extrema izquierda tiene una intención de voto conjunta del 43,5%. El partido de extrema derecha Golden Dawn está en el 2,5%.

Hostilidad hacia la Unión Europea

Durante el pasado otoño, los comentaristas griegos empezaron a hablar de un "colapso anómico", en referencia a la situación que se da cuando la gente empieza a desobedecer las leyes y las normas sociales individualmente.

Ahora es diferente. La anomia pasó a algo mucho menos oscuro en los anales de la historia social: una hostilidad visceral a los alemanes y noreuropeos a quienes se ve como responsables de la austeridad. Y la hostilidad no hizo más que crecer esta semana, conforme el eurogrupo tiró en la cara del gobierno griego sus medidas de ajuste y rehusó liberar el dinero del rescate.

Pocos griegos creen que el plan de austeridad pueda funcionar. El razonamiento de los políticos pasó de ser "Hacer los recortes y nos recuperaremos" a "Hacer los recortes porque no hay otra opción".

Los expertos en finanzas consideran una quimera los cálculos de los economistas del Fondo Monetario Internacional, que contemplan que los griegos pueden reducir su deuda al 129% para 2020 mediante la aplicación de una serie de medidas adicionales sobre el gasto a corto plazo.

Política fragmentada

Nueva Democracia, ND, quiere mantenerse dentro de los límites fiscales acordados con Bruselas pero deja entrever una reforma radical de carácter liberal en la economía: aceleración de la privatización y posible aplicación de un impuesto fijo para liberar pequeños negocios.

Pocos creen que ND pueda obtener una mayoría para su terapia de libre mercado. De hecho, el total de intención de voto para ND, el Pasok y LAOS es del 43% en las encuestas.

La izquierda, por su parte, sigue marcada por las divisiones. Cuando las fuerzas de seguridad del sindicato comunista PAME chocaron con los anarquistas durante una manifestación el pasado verano, los comunistas responsabilizaron al otro gran partido de la izquierda, Syriza.

A los lados de ambos partidos, un pequeño partido anteriormente "eurocomunista" llamado Izquierda Democrática, subió al 16% en los sondeos.

Yiannis Bournos, portavoz internacional de Syriza, cree que, pese a la división, puede ser posible que la izquierda forme gobierno. "¿Y dirigir un país que forma parte de la OTAN?", le pregunto. Bournos deja claro que cualquier gobierno de izquierda haría las cosas básicas, desde luego no abandonar la OTAN.

Syriza e Izquierda Democrática no quieren siquiera abandonar la zona euro: la propuesta de Syriza es que Grecia declare una moratoria selectiva en los pagos de deuda y que utilice el dinero del rescate europeo para un programa de reforma social.

Mientras tanto, su creciente popularidad no se debe sólo al ambiente militante de las protestas: "Hemos construido un historial sólido en las administraciones locales", reclama Bournous.

"Y a lo largo de todo el paíis, grupos de nuestros partidarios organizan actividades: provisión de comida, clubs de trueque, grupos de auto–ayuda. Así es como nos hemos construido a nosotros mismos.

"Estamos hablando de un nuevo bloque de fuerzas que tienen sus diferencias internas pero están de acuerdo en el rechazo de un nuevo memorando y de esta política sofocante de superausteridad".

¿Cree de verdad que pueden formar gobierno?

"Esta es nuestra propuesta. Hay que dejar a un lado las diferencias parciales y, después de las elecciones, sí, formar un nuevo bloque de poder".

Esta semana, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, expresó los temores que otros sólo han comentado en privado: dadas las pobres previsiones de los "partidos tradicionales", debería haber un gobierno verdaderamente tecnócrata, sin políticos de carrera involucrados.

Otros, como la diputada del Pasok Elena Panaritis, una economista que aconseja a los líderes del partido, dice que las elecciones deben posponerse.

"Si se celebran los comicios tan pronto, entonces habrá elecciones nuevamente en dos meses, y otras elecciones en los meses siguientes, y podremos despedirnos del país y posiblemente del euro.

"Si no consideramos seriamente las repercusiones de esto, nos podemos encontrar con una situación similar a la de Rusia a principios de los 90. En aquel momento, Rusia tenía un índice de pobreza superior al de la época del comunismo. Y tenía sinvergüenzas gobernando el pais".

He estado informando sobre la crisis griega alrededor de dos años, y parece que algo cambió de forma palpable en los últimos 10 días.

Los partidos establecidos perdieron confianza en lo que la UE les está forzando hacer, sectores de la UE también la perdieron, y la gente, amplias capas sociales, perdió la confianza en la clase política.

Castigo colectivo

No puedo enfatizar lo suficiente el rol que juegan las fuerzas del mantenimiento del orden y los medios en esta crisis.

En el terreno, la manifestación del domingo se percibió como algo masivo. Nunca se permitió la concentración de gente en un mismo lugar, pero incluso el contingente del PAME, donde yo estaba, parecía que contaba con 50–70.000 personas.

Los organizadores dicen que 250.000 personas intentaron unirse a la marcha. La policía habla de 4.500. Los medios, de 15.000. Estas dos últimas cifras son una broma.

Lo que no fue ninguna broma fueron los choques entre la policía y los manifestantes más duros – desde el bloque anarquista, los marginales de la extrema izquierda y en número creciente de la extrema derecha, seguidores de fútbol en la órbita del LAOS y el grupo fascista Chrissi Avgi.

Una vez más, en aras de confrontar a los alborotadores, la policía actuó sobre grandes grupos de manifestantes pacíficos.

De esto apenas hablan los ministros griegos y la UE no parece interesada en hacer comentarios al respecto. Pero puedo decir, por experiencia, que se percibe como un proceso de castigo colectivo a una mayoría pacífica.

Creo que esta semana sorprendió a Grecia en el borde proverbial de un cambio. La ira puede fácilmente solidificarse en un sentimiento anti–alemán pero con los conservadores y la derecha ortodoxa involucrados en el primer rescate, la rabia puede más fácilmente fluir hacia la izquierda.

Puede ser que esté sobreestimando los peligros. Pero aquí hay otro problema de percepción: en las tres horas que pasé en o cerca de la protesta en la noche del domingo, no vi ni un solo equipo de televisión.

El nuestro fue atacado repetidas veces, verbal y físicamente, más duramente por un pequeño grupo de extrema derecha que nos acusó de ser alemanes. Al comienzo de la manifestación vi otro equipo extranjero de televisión y eso fue todo.

Parte de los medios griegos dejaron de informar hace tiempo sobre lo que ocurre en las calles, para la mayor parte de ellos es demasiado peligroso, tanta es la hostilidad popular hacia unos medios que muchos creen que están pagados por una clase política que consideran corrupta.

Esto es triste, pero genera un problema más amplio. Si eres Schauble, Rehn, Merkel, Lagarde, cada vez te mueves más a ciegas en esta crisis. Los periódicos griegos, alineados políticamente, sólo pueden reflejar parcialmente lo que ocurre.

Los políticos griegos con los que hablas pasan sus noches encerrados en oficinas anónimas, no pueden aparecer en público, no pueden sentir lo que pasa en la calle.

Los políticos griegos en el poder no pueden ofrecer al país que gobiernan un paquete de austeridad en el que no creen. Y después de las elecciones, es probable que el poder esté todavía más fragmentado.

Al igual que el poder combinado del FMI y del gobierno griego está tirando de palancas económicas que no funcionan, el problema más insidioso es que ambos están tirando de cuerdas políticas que están rotas.


Elecciones que muchos temen

Emerge un nuevo mapa político

Por Hubert Kahl
Desde Grecia
Deutsche Presse Agentur (DPA), 21/02/2012

Atenas.– Grecia está a las puertas de una nueva era política, con el posible fin del dominio de los dos grandes partidos, el Partido Socialista (Pasok) y el conservador Nea Dimokratia (ND), organizaciones políticas que desde el fin de la dictadura militar, en 1974, se han alternado en el poder.

Todo parece indicar que ambas agrupaciones pagarán caro su apoyo al actual gobierno del tecnócrata Lucas Papademos y la aprobación de las drásticas medidas de ahorro, que evitarán que el país caiga en suspensión de pagos, pero que son muy controvertidas y resistidas por la población.

"La ira del pueblo y los recortes están cambiando el mapa político de Grecia", tituló ayer el diario To Vima, el mismo día en que los ministros de Finanzas de la zona euro luchaban en Bruselas para aprobar el segundo rescate, indispensable para las arcas de Atenas.

Según las últimas encuestas, en las elecciones parlamentarias de abril próximo ni los socialistas ni los conservadores obtendrán suficiente mayoría para formar un gobierno.

De hecho, tras los comicios podrían ingresar ocho partidos en el Parlamento y la formación de un gobierno podría ser una complicada y extenuante tarea de negociaciones.

Los socialistas, que ganaron ampliamente en las elecciones parlamentarias de 2009 con el 44% de los votos, lo que les permitió el retorno al poder, se enfrentarían a una derrota sin precedente. Según las encuestas, tan sólo pueden confiar en obtener entre el 8 y el 14% de los votos y con ello se convertirían en la tercera fuerza política de la Cámara.

En tanto, el conservador ND, que obtuvo el 34% en 2009, sería la fuerza más votada en las elecciones, pero se estima que sólo tendrá entre el 24% y el 28% de los votos, con lo que también sufrirá un impacto considerable.

Entre los ganadores de las elecciones podrían estar los partidos que se ubican a la izquierda de los socialistas, que en su conjunto están en contra de la política de ajuste y confían en reunir el 40% de los votos.

Se trata de los comunistas (KKE), la alianza radical de izquierda Syriza y la Izquierda Democrática (DA). Esta última agrupación rechaza los acuerdos de austeridad y aboga directamente porque Grecia abandone la Unión Europea (UE). Aunque ni siquiera tiene dos años de vida, la DA podría convertirse en la segunda fuerza política del Parlamento griego.

Elecciones que nadie quiere

Ante este panorama, no sería sorprendente que los acreedores internacionales siguieran con escepticismo las próximas elecciones. "Son comicios que en realidad nadie quiere [a excepción de los partidos de izquierda]", señaló el diario Ethnos.

Entre los socialistas y los conservadores comienzan a surgir los rumores de divisiones. Ambas formaciones han expulsado en total a 45 diputados en una semana, por haberse apartado de las líneas de los partidos en las votaciones sobre los recortes.

El Pasok, según el politólogo Andreas Pantazopoulos, cometió el error de haber olvidado a sus propios afiliados y seguidores en la lucha contra la crisis financiera que golpea al país desde hace 28 meses.

"Los socialistas creían que todo se decidía fuera de Grecia. Buscaron una solución sólo en las negociaciones con los socios de la UE y con los acreedores", escribió Pantazopoulos en el diario To Vima.

Según este analista, en el caso de los conservadores ocurrió todo lo contrario. En un primer momento rechazaron los recortes porque creían que les iba a dar votos en los próximos comicios. Pero subestimaron la presión extranjera y luego tuvieron que ceder.


El rescate a Grecia implica una severa cesión de soberanía

Atenas no podrá controlar el dinero,
que sólo se usará para pagar deuda

Por Idafe Martín
Desde Bruselas
iEco, 22/02/2012

Al final de una maratónica reunión que duró más de 12 horas, la Eurozona aprobó ayer a la madrugada un nuevo plan de rescate para Grecia. Pero la letra pequeña muestra detalles sin cerrar, previsiones basadas en la buena voluntad y, sobre todo, la esperanza de haber ganado apenas un poco más de tiempo para ir poniendo a resguardo a Italia y a España.

Grecia, desesperada, cede su soberanía fiscal a cambio de evitar un default a corto plazo y se mete en un túnel de reestructuración de deuda, ajustes y sacrificios que podría llevarla a ninguna parte.

La ayuda es de 130.000 millones de euros, que se suma a los 73.000 millones ya entregados del primer rescate de mayo de 2010 y a los 107.000 millones que Atenas borrará de su deuda pública de 360.000 millones.

La quita será del 53,5%, lo que a los acreedores privados les supone una pérdida real del 75%. En el canje, por cada 100 euros, los acreedores recibirán 46,5 euros en dos bonos. El primero equivale al 31,5% del valor nominal del antiguo bono, a 30 años y una tasa que irá subiendo del 2% hasta el 4,3%. El segundo, al 15% del valor nominal del bono viejo y será una letra a dos años con el respaldo del fondo de rescate europeo.

Si algún acreedor privado no participa en la quita, Grecia activará “cláusulas de acción colectiva”, imponiéndola a la fuerza.

Todo este entramado servirá, según el plan, para reducir la deuda griega de aquí a 2020 del 160% del PBI al 120,5%, una tasa que no tiene base económica pero que, casualidad, es la misma que la actual deuda italiana. Por lo tanto sostenible.

Si el plan se desarrolla según las optimistas – casi milagrosas – previsiones de Bruselas, la economía griega crecerá en 2014 y se financiará en los mercados en 2015.

A la mínima falla en el plan en los próximos años el entramado se caerá y la deuda podría irse en 2020, según un informe de Barclays, hasta el 160%. Es decir, la tasa actual y vuelta a la casilla de salida.

El informe de la “troika” compuesta por el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea – confidencial pero que Clarín consultó el lunes – admite que, en ese caso, podrían hacer falta otros 50.000 millones de euros en 2014.

El PBI griego tiene que crecer a partir de ese año para que la deuda no siga aumentando. ¿Cómo crecerá una Grecia aplastada por los ajustes, que ha caído en tres años un 15% y este año lo arrancó desplomándose un 7%? Por ahora es un misterio.

Lo que sí queda claro es que el país cede su soberanía fiscal.

La “troika” se queda en Atenas y dictará los ajustes . Se creará una cuenta bancaria en la que se irán depositando los tramos del rescate y los ingresos impositivos.

Ese dinero se utilizará para pagar vencimientos y el servicio de la deuda. Y sólo si sobra podrá destinarse a gastos corrientes, como salud o educación. Grecia tendrá que cambiar su Constitución para priorizar, antes de cualquier otro gasto, el pago de la deuda .

El plan tiene mil y un riesgos. En abril hay elecciones legislativas en Grecia. Los partidos que apoyan los ajustes no alcanzarían juntos, según vaticinan las encuestas, ni el 40 por ciento de los votos. Los tres partidos de extrema izquierda, que rechazan el paquete de austeridad y este acuerdo, sumarían más del 42 por ciento.

El plan, además, tiene que ser aprobado en los parlamentos alemán, holandés, finlandés, austríaco, eslovaco y griego. Si uno vota en contra todo caerá.

El FMI dejó anoche una duda de 26.000 millones de euros sin aclarar. Hasta ahora, en los rescates, el Fondo ponía el 30%. Ahora no quiere pasar del 10%. Si el FMI no aumenta su participación, ese dinero lo tendrán que poner los europeos. Otra bronca.

Europa volvió a ganar tiempo en su cumbre número 30 sobre Grecia en poco más de dos años. El acuerdo evita un default desordenado a corto plazo. Los optimistas dicen que poco más se podía esperar.

Si ese tiempo se aprovecha para reforzar el papel del BCE y crear eurobonos o algún otro tipo de solidaridad fiscal, algo se habrá ganado. Si Berlín se sigue negando y sólo impone su política de duros ajustes, serán otros 130.000 millones de euros que se irán por el sumidero.


El futuro de la economía griega es sombrío

Hay escasas esperanzas de que este rescate funcione

Por Larry Eliott
Editor de economía
The Guardian, 23/02/2012

“Una postergación de la ejecución.” “La curita (band–aid) más cara del mundo.” “Un acuerdo de rescate con cimientos débiles.”

Esa fue la ácida evaluación de los mercados sobre el acuerdo a que se llegó el martes en Bruselas para ahorrarle a Grecia la indignidad de quebrar y mantener vivo el mito de que el euro funciona. Los expertos podrían estar equivocados.

Es posible que el rescate de 130.000 millones de euros sea un punto de inflexión y en una década los griegos recuerden los negros días de 2012 como recordaban los prósperos alemanes de los 60 su economía devastada por la guerra en 1945.

La cosa es muy simple: para que surja una nueva economía milagrosa en el Egeo lo que tiene que ocurrir es que la recesión de Grecia termine ahora, que la economía tenga seis años consecutivos de fuerte crecimiento a partir de 2014, que los griegos se sometan a las humillantes condiciones de sus socios de la eurozona, que el rescate sea aprobado por los escépticos parlamentos de Alemania, Finlandia y los Países Bajos y que los variados fondos de cobertura, bancos y aseguradoras que componen el grupo de los acreedores privados de Grecia acepten una quita del 53% sobre sus inversiones.

Teóricamente esto es posible aunque indica que, sea lo que sea lo que fumaron los ministros de economía de la zona euro en sus maratónicas conversaciones nocturnas, debe haber sido algo fuerte.

Hay, en realidad, escasas esperanzas de que este rescate funcione. El FMI lo sabe, y prácticamente lo reconoció en la nota informativa que elaboró para la reunión del Eurogrupo.

Los políticos griegos que se comprometieron a apoyar el acuerdo antes y después de próximas las elecciones también lo saben pero creen que no tienen más opción que aceptar un programa que saben que provocará una recesión más profunda, mayor desempleo y casi con seguridad más agitación social.

Aun cuando por algún milagro se cumplieran todos los requisitos para que el rescate tenga éxito, la deuda nacional de Grecia igual seguiría siendo del 120% de la producción nacional en 2012.

El mayor problema de Grecia son sus sombrías perspectivas económicas, que lo serán todavía más por la destrucción de la demanda que han ordenado la UE, el Banco Central Europeo y el FMI.