Encuestas
sitúan ahora a Sarkozy en cabeza,
pero sólo en la primera vuelta
Gara,
14/03/2012
París.- Por
primera vez, las encuestas auguran un ajustado pero al fin y a
la postre triunfo de Nicolas Sarkozy en la primera vuelta de
las presidenciales francesas. El inquilino de El Elíseo habría
logrado atraer, con sus soflamas contra la inmigración, a
votantes ultraderechistas, desanimados además por las
dificultades del FN para lograr las firmas necesarias para
presentarse. Despejada esta incógnita, lo que está claro es
que el presidente francés peleará hasta el final.
Era la señal
que sus partidarios esperaban desesperadamente: el presidente,
Nicolas Sarkozy, emerge por primera vez en cabeza en un sondeo
para las presidenciales del 22 de abril.
Batido hasta
ahora en todos los sondeos, la encuesta realizada por Ipo
Fiducial para varios medios le augura un 28,5% de intención
de voto en la primera vuelta, frente a un 27% para el
candidato del PS François Hollande. Se trata de una tendencia
que tiene que ser confirmada en los próximos días pero el
inquilino de El Elíseo parece beneficiarse de sus últimos
discursos xenófobos y de sus diatribas contra Europa.
Su entorno había
pronosticado que esta semana era la «última oportunidad» y
que si el presidente francés no despuntaba ahora en los
sondeos, las presidenciales estaban perdidas.
«Es un giro
(...), pero un giro bastante modesto, porque marca el final de
lo que sería una excepción en la historia de la V República,
como sería que el presidente saliente fuera vencido en la
primera vuelta», recuerda Frédéric Dabi, de Ifop.
No hay que
olvidar que aunque Sarkozy aparece en cabeza en la primera
vuelta, sería, sin embargo, fácilmente batido en la segunda
y definitiva elección por Hollande (54,5% frente a un 45,5%),
según el mismo estudio.
No obstante, los
partidarios del presidente insisten en que se trata de dos
batallas distintas. «Queremos llegar en primer lugar a la
primera vuelta, porque eso permitiría generar una dinámica,
un efecto sicológico», insiste un responsable del estado
mayor de campaña de Sarkozy. «La segunda vuelta será una
elección diferente».
En campaña
desde el 15 de febrero, el presidente más impopular de la V
República contraatacó la semana pasada entonan- do varios «mea
culpa» y ofreciendo confidencias personales. Su ofensiva
incluyó propuestas para prohibir la inmigración y contra los
musulmanes, sin olvidar su promesa de más impuestos a las
grandes empresas y sus amenazas de retirada del Espacio
Schengen.
La
sombra de Gadafi
Coincidiendo con
este repunte, nuevas filtraciones de la prensa apuntan a que
el desaparecido -linchado- líder libio Muammar al-Gadafi
financió la campaña electoral de 2007 de Sarkozy a cambio de
la venta de un sistema de espionaje por internet. El diario «Liberation»
insiste en la sospecha y asegura que fue el exministro de
Interior Brice Hortefeux, uno de los políticos más próximos
a Sarkozy, quien aparece identificado como quien habría
participado en el montaje de las comisiones ligadas al
contrato de la compañía francesa Amesys con el régimen
libio, comisiones que habrían acabado en parte, en las
cuentas de la campaña electoral.
Tanto Sarkozy
como su entorno han calificado de «grotescas» estas
acusaciones.
Ira
en Estrasburgo
Las diatribas de
Sarkozy contra la supuesta falta de control en las fronteras
comunitarias -puso como ejemplo la que comparten Grecia y el
Estado turco- no ha pasado desapercibida en el Parlamento de
Estrasburgo. El jefe de filas de los liberales europeos y
primer ministro belga, Guy Verhofstadt, se preguntó ayer irónicamente
acerca de «¿quién es el candidato de extrema derecha en
Francia, Le Pen o Sarkozy?».
El austríaco
Hannes Swoboda, jefe del Grupo Socialista, blandió su
pasaporte en el Parlamento de Estrasburgo (ciudad del Estado
francés) e ironizó sobre la posibilidad de que los diputados
de la UE deban pasar controles aduaneros para llegar.
Marine
Le Pen (FN) logra los avales necesarios para presentarse
La líder del
Frente Nacional, Marine Le Pen, anunció ayer que tiene los
500 avales necesarios para presentarse a las elecciones
presidenciales de abril-mayo próximos, en las que aspira a
ser «la candidata de los franceses frente al poder financiero».
Le Pen había
advertido de que tenía dificultades para conseguir antes del
viernes el medio millar de firmas del total de 38.000
funcionarios electos -parlamentarios, alcaldes, consejeros de
departamento- necesarios para presentar candidatura. La
candidata del FN criticó el sistema de apadrinamientos
vigente en el Estado francés para la presentación de
candidaturas que, aseguró, a punto habría estado de dejarle
fuera de la campaña pese a que los sondeos le otorgan una
intención de voto de en torno al 16%.
La hija del
fundador del partido, Jean-Marie Le Pen, ha conseguido
imbricar al FN en el contexto de los partidos de la nueva
derecha extrema populista en Europa. Bien es cierto que, pese
a que al contrario que el FPÖ austríaco, el PVV holandés o
la UDC suiza nunca ha tocado poder, el FN tiene a su favor una
larga trayectoria histórica. El padre de Marine Le Pen pasó
a segunda vuelta en las presidenciales de 2002, por delante
del candidato del PS, Lionel Jospin.
Comparte con
ellos la misma temática, el etnocentrismo, el odio a la
inmigración, el alineamiento con los actuales estados-nación
y la desconfianza con la construcción europea. Razones históricas
explican la animadversión de la derecha homologada y
gaullista respecto a la extrema derecha. Lo que no impide que
solapen sus mensajes.
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