Estado español

“Grecia sólo era el principio, Portugal ya está en quiebra, pero lo que amenaza
de verdad a Europa es España, incomparable con los otros dos”, dice Die Welt.

España en el punto de mira

Por Rafael Poch (*)
Desde Berlín
La Vanguardia, blogs, 01/04/2012

El Directorio germano–europeo tiene miedo. La democracia y la protesta son su pesadilla. El Directorio siente que el suelo tiembla bajo sus pies.

Con Francia temporalmente fuera de juego por elecciones, su eje ya no es Merkozy, sino Berlín y la Comisión Europea. No les gusta lo que asoma en España, la gente vota equivocado [elecciones en Andalucía] y hace huelga, así que le aprietan la soga. Merkel no quiere intervenir a España, pero hay un antes y un después con Madrid y su nuevo gobierno conservador. En marzo ha pasado de niño bonito obediente, a ser visto con desconfianza y prevención.

Este Directorio germano–europeo no sólo exige austeridad, sino que no tolera chulerías. La chulería podría ser preludio de indisciplina y hay que atarla corto. Se trata de la declaración del 2 de marzo de Mariano Rajoy, quien, invocando la “soberanía nacional”, anunció unilateralmente una reducción del objetivo de déficit.

“Intolerable”, dicen en Francfort fuentes del lobby bancario europeo en condiciones de anonimato. “Un país no puede siquiera apuntar que se salta algo, o que lo hace invocando la soberanía nacional”. “Es la forma lo que asusta”, dicen. “Tenemos un pacto fiscal y lo menos que podía esperarse es que se lo hubiera comunicado primero a la Comisión Europea y que fuera ésta quien lo dijera”, observan.

Con su modus operandi, Rajoy, “colocó a la Comisión en una esquina”. “Nadie duda de que España acabará consiguiendo reducir su déficit, pero las cosas no se hacen así”, dicen. “Es la apariencia de rebelión lo que cuenta”. “Los mercados castigan eso inmediatamente”, advierten. Y así está ocurriendo.

Pocos días después, y pese al billón en “eurobonos para la banca” emitido en créditos a bajo interés por el BCE desde diciembre, las bolsas volvían a tambalearse, con subidas alarmantes de la prima de riesgo española e italiana. Los reproches llegaron desde Italia: la “gran preocupación” española de Mario Monti: “el gobierno de Madrid descuida las cuentas públicas”.

“La ingerencia en los asuntos españoles muestra el nerviosismo que hay: Monti, que aún no ha hecho en su país la reforma laboral que va a provocar una rebelión sindical en Italia, debe mantener la tensión”, señala la prensa económica alemana. Pero no es una cuestión italiana. Merkel da su brazo a torcer en materia de cortafuegos europeo citando la “fragilidad” de la situación española e italiana. Y exige que el grueso del ajuste español de dos años se haga en 2012. Juncker pone el gesto con su premonitorio estrangulamiento a Guindos.

“El legado de Zapatero pesaba mucho sobre España”, donde ahora hay, “un socio serio y digno de confianza que se toma en serio el ajuste estructural”, se felicitaba a principios de mes en su editorial el Frankfurter Allgemeine Zeitung. El establishment alemán no disimuló sus simpatías, pero en treinta días Rajoy pasó de niño bonito a ser tachado de “desertor” por el Financial Times Deutschland que califica su breve desafío verbal de “estrepitosa jugada individual”. Lo que ha cambiado es la sensación general de peligro: el Directorio tiene miedo.

Ya ha habido una carta de doce jefes de gobierno europeos pidiendo a los fanáticos–incompetentes de la austeridad de Berlín y Bruselas, más atención al crecimiento y al desempleo y exigiendo reducir la burocracia de la Unión Europea. La carta abre un escenario general de “desafío del Sur al Norte”, señalaba el editorial de un gran diario alemán. Pero el fantasma concreto es Francia.

Si el pacto fiscal se hunde, será en Francia. En el escenario de un asalto ciudadano a la Bastilla neoliberal, en la pesadilla de una Convención ciudadana que ponga en cuestión el actual edificio europeo, puede que España, Portugal e Italia aporten la infantería –Grecia lleva tiempo en ese papel en solitario–, pero la caballería institucional será francesa. Una burocracia no electa y el errático nacionalismo económico alemán, cuyo único programa es que Merkel logre mantenerse en el poder tras las generales de otoño de 2013, tiemblan sólo de pensarlo.

Dos son los enemigos de esa coalición de incompetentes: la soberanía nacional y la democracia. La soberanía nacional de España amagada por Rajoy es calderilla. La soberanía de la “Grande Nation” es otro asunto. Respecto a la democracia, la lista de todo lo que asusta al Directorio, la ofrece el sorprendente economista jefe del Financial Times Deutschland, Thomas Fricke, uno entre la decena escasa de periodistas de medios relevantes alemanes que lanzan mensajes coherentes.

Asustó el referéndum griego que no fue, dice Fricke, las elecciones helenas que están por venir, y las presidenciales francesas, porque las puede ganar un socialista escéptico con el pacto fiscal. Al contrario, los triunfos de ese prepotente conglomerado son completamente antidemocráticos: colocar a banqueros como jefes de gobierno no electos en Roma y Atenas, imponer contrareformas sociolaborales “extremadamente agresivas” por doquier, dictar intervencionismos. “El mensaje es claro: la democracia es algo estúpido”, dice Fricke.

Sin embargo a nadie se le escapa ya la estupidez de la política de ese Directorio de inútiles al servicio del sector financiero y sus intereses (“los mercados”). Cuando recetaron austeridad a ultranza en 2010 se levantó un coro de economistas que advirtieron que llevaría a más deuda y la recesión. Lo ignoraron. En Grecia ocurre precisamente eso: entonces la deuda era del 120% del PIB, ahora es el 170%. Y la vida de la gente cae en barrena.

Ante esa evidencia y ante las voces que reclaman que por lo menos se combine la austeridad con políticas orientadas al crecimiento y al empleo, esos inútiles aceptaron en 2011 hacer algo por el “crecimiento”, pero lo único que entienden por ello son medidas como facilitar el despido o flexibilizar la contratación. Ningún estudio económico, de esos institutos tan poco independientes, ha confirmado nunca que la flexibilidad laboral contribuya al empleo. En sus raros momentos de sinceridad, algunos políticos han llegado a admitir lo obvio: a corto plazo la facilidad del despido incrementa el desempleo.

Resumiendo: combatieron una quiebra del sistema financiero inyectando dinero público, cuando la inyección creó deuda pública declararon que ésta –no la quiebra que la provocó– era el problema. Los bancos de Alemania y otros países del Norte que contribuyeron a la deuda privada del Sur europeo invirtiendo decenas de miles de millones de su superavit comercial en nuestras criminales fantasías inmobiliarias, redujeron un asunto claramente interrelacionado a un problema de “virtuosos y manirrotos”.

Lo inaudito no ha sido el patoso y descarado nacionalismo alemán en todo esto, sino el servilismo y vasallaje de los políticos del Sur ante ese discurso. A continuación, para atajar todo ese embrollo de deuda aplicaron recorte social a los de abajo con la misma filosofía que condujo a la quiebra original. Ahora, ante la evidencia que el remedio es peor que la enfermedad, hablan de políticas de crecimiento pero por ello sólo entienden “reforma laboral”. En dos años, el atraco perfecto se ha convertido en evidente farsa. Mientras tanto la gente ha ido aprendiendo economía, en su propia carne y asoma la rebelión.

En los ministerios de Exteriores y de Finanzas de Berlín, se declaraban satisfechos con lo que el nuevo gobierno español apuntaba. Merkel estaba contenta, sobre todo con la firmeza de Rajoy ante las autonomías, señalaban las fuentes. Pero las cosas se tuercen. Primero la anecdótica chulería de Rajoy, que introduce el escenario de que algún día algún dirigente europeo se levante y le diga al Directorio que está desnudo. Luego los andaluces se equivocaron al votar. A eso se le añade el ambiguo y desvergonzado independentismo convergente, en Catalunya. Y encima una huelga general que ha dado  ánimos a la calle y que será inicio de una serie. Quien sabe si, ante la evidencia de que el problema está en el Directorio, el mundo sindical no llegará a la necesaria Huelga General Europea.

España ha llegado a la situación de Grecia en 2010. A partir de ahora una rápida bajada. Con su perspectiva griega de degeneración social para la mayoría, sus millones de parados, su juventud sin futuro, sus mayores más amenazados que nunca, en pensiones y puestos de trabajo de libre despido, reúne condiciones para que tome fuerza  su 15–M cívico–laboral. Por eso está en el punto de mira. El Directorio ya habla de intervención.

“Europa está molesta porque Rajoy retrasó los presupuestos por motivo electoral”, señala la editorial de otro gran diario alemán. “Los conservadores fracasan en Andalucía, preocupación por el déficit”, titula el Financial Times Deutschland. “Surgen dudas en los mercados ante el rumbo del ahorro del nuevo gobierno de Madrid”, señala el Handelsblatt.

“Grecia solo era el principio, Portugal ya está en quiebra, pero lo que amenaza de verdad a Europa es España, incomparable con los otros dos”, dice Die Welt.


* Rafael Poch–de–Feliu (Barcelona, 1956) ha sido veinte años corresponsal de La Vanguardia en Moscú y Pekín. Antes estudió historia contemporánea en Barcelona y Berlín Oeste, fue corresponsal en España de 'Die Tageszeitung', redactor de la agencia alemana de prensa DPA en Hamburgo y corresponsal itinerante en Europa del Este (1983 a 1987). Actual corresponsal de La Vanguardia en Berlín.


En las últimas semanas la confianza en España
ha empezado a decaer

De nuevo en el ojo del huracán europeo

Por Sara Schaefer Muñoz y Ilan Brat
Wall Street Journal, 02/04/2012

Madrid.– España vuelve a estar en el epicentro de la lucha por contener la crisis europea unos meses después de que parecía haber capeado la tormenta. El precio que el país paga por financiar su deuda en los mercados de capital ha vuelto a subir conforme aumentan las preocupaciones sobre la salud de su economía.

Si la cuarta economía de la zona euro no logra convencer a los líderes del bloque económico y a los mercados de que sus finanzas están en orden, podría verse obligada a recibir algún tipo de asistencia externa, apuntan analistas e inversionistas. La ayuda a España sería una prueba de fuego tanto para los recursos como para la voluntad de Europa y podría desestabilizar a la región.

La situación española también es una prueba de si las medidas de austeridad adoptadas en muchos países de la zona euro pueden, en última instancia, reactivar el crecimiento económico.

España demostró su férrea voluntad de mantener el curso actual el viernes al anunciar el presupuesto más austero de la era post–franquista. El gobierno conservador encabezado por Mariano Rajoy divulgó recortes que superan los 27.000 millones de euros (US$36.000 millones), incluyendo una reducción de 9,6% en el gasto del gobierno central. "Estamos en una situación límite de cara a las cuentas públicas", advirtió la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

El presupuesto debe contar con el apoyo del Parlamento, donde el Partido Popular, del presidente del gobierno Rajoy, tiene una mayoría absoluta, y es probable que entre en vigor en mayo. Antes, sin embargo, el gobierno podría hacer frente a grandes protestas. Las reformas laborales provocaron una huelga general y una manifestación el jueves a la que asistieron unas 800.000 personas.

También hay dudas de si las 17 comunidades autónomas de España serán capaces de cumplir la meta de registrar un déficit que no exceda el 1,5% del Producto Interno Bruto. Las comunidades controlan cerca de un tercio del gasto público, incluyendo salud y educación, y representaron más de la mitad del déficit de 2011.

"Se trata de un presupuesto muy austero, no cabe duda", afirmó Juan José Toribio, profesor emérito de economía de la Escuela de Negocios IESE en Madrid. "Creo que hay confianza en el gobierno central, pero veremos lo que ocurre con los gobiernos autonómicos". Los críticos señalan que los drásticos recortes sofocarán el crecimiento. Según cifras oficiales, la economía española podría contraerse 1,7% en 2012.

"La gran pregunta es si la maltrecha economía española puede soportar una austeridad tan severa", plantea Nicholas Spiro, director ejecutivo de crédito soberano de la consultora londinense Spiro Sovereign Strategy.

Créditos baratos del Banco Central Europeo por más de un billón (millón de millones) de euros han aliviado la presión sobre los mercados europeos. España también se benefició en un comienzo de la medida y los inversionistas recibieron con beneplácito la voluntad del gobierno conservador de recortar el presupuesto y aumentar la competitividad de la economía mediante una reforma laboral.

En las últimas semanas, no obstante, la confianza en España ha empezado a decaer. El gobierno anunció que no cumpliría ciertas metas fiscales; problemas de fondo de la economía, como un alto desempleo, no muestran signos de ceder y la economía ha vuelto a caer en recesión. Estos problemas han generado interrogantes sobre si los pasos dados hacia una mayor integración financiera de la zona euro son suficientes para mantener la crisis a raya.

Los problemas de largo plazo, por otra parte, siguen dando de que hablar. La tasa de desempleo se ubica en 23%, según Eurostat, y es probable que prosiga su marcha alcista. Y las perspectivas de un crecimiento sostenible parecen sombrías. "España ha perdido su principal motor de crecimiento de los últimos 10 o 15 años, que fue liderado por un gasto insostenible en la construcción e inversión en capital improductivo", dijo Jacques Cailloux, economista jefe europeo de Royal Bank of Scotland. Los analistas discrepan acerca de la posibilidad de que España reciba ayuda externa. Willem Buiter, economista jefe de Citigroup, dijo que es probable que el gobierno español acepte algún tipo de rescate puesto que los bancos de los países están entre los principales beneficiarios de los préstamos baratos del BCE.

Otros, sin embargo, creen que este tipo de especulaciones son prematuras en momentos en que los bancos están comprando la deuda del país.


Crece el temor

España suma más desempleo y se agrava la crisis

Subió por octavo mes consecutivo y ya afecta al 23,6% de la
población; representa más del doble del promedio en la UE

Agencia EFE, 03/04/2012

Madrid (EFE).– España sumó en marzo pasado 38.769 nuevos desempleados, con lo que el total de personas sin trabajo se sitúa ya en 4.750.867, según informó hoy el gobierno español.

Con este aumento del 0,82 % con respecto a febrero, el desempleo en España encadena ocho meses consecutivos de subas y en el último año, desde marzo de 2011, se ha incrementado en 417.198 personas, lo que supone un 9,63 % más.

El número de afiliados a la Seguridad Social, en cambio, subió en marzo en 5419 personas con respecto a febrero (el 0,03 %), con lo que el número total de adscriptos se sitúa en 16.902.530, según los datos difundidos hoy por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

En marzo el desempleo subió en todos los sectores, especialmente en servicios, con 15.062 personas (el 0,54 %), seguido de la industria, con 4988 (0,93 %); agricultura, 4882 (2,99 %) y construcción, 2444 (0,30 %), mientras que entre el colectivo sin empleo anterior aumentó en 11.393, el 2,84 %.

Entre los extranjeros, el desempleo bajó en marzo en 338 personas (0,05 % menos), aunque en un año subió en 12.536 (el 1,92 %) hasta situar el número de desempleados de este colectivo en 655.249. Los datos publicados hoy reflejan el número de personas sin trabajo inscriptos en las oficinas públicas de empleo.

Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), hecha pública a finales de enero pasado, el número de desempleados en España ha rebasado la barrera histórica de los cinco millones de desempleados (al cifrarse en 5.273.600), lo que sitúa el índice de desempleo en el 22,85 %.

Por su parte, la oficina comunitaria de estadística Eurostat elevó ayer ese porcentaje al 23,6 %, con lo que España registra el índice de desempleo más alto de toda la Unión Europea, más del doble que la media comunitaria (10,2 %).