Se
convirtió en el octavo país de la UE en sufrir una contracción
económica
También
Gran Bretaña cae en recesión
Crece
el debate sobre las medidas de austeridad
Deutsche
Presse-Agentur (DPA), 26/04/2012
Londres.- En
momentos en que toda Europa debate las políticas de
austeridad implementadas en plena crisis, los argumentos del
gobierno de David Cameron en defensa de esas medidas sufrieron
ayer un fuerte revés cuando se conoció que Gran Bretaña se
convirtió en la octava economía que cayó en recesión en la
Unión Europea (UE).
Mientras las
autoridades esperaban un crecimiento de 0,1% del PBI, la
sorpresiva contracción de la economía encendió aún más el
debate sobre la efectividad de los severos planes de ajuste
que varios gobiernos de la UE han instrumentado tras la crisis
de las deudas soberanas que desangra las arcas de varios
Estados.
Pese a que no
pertenece a la eurozona, Gran Bretaña se sumó ayer a una
lista de Estados en recesión que completan Grecia, Irlanda,
Portugal, Italia, Holanda, Bélgica y, desde principios de
semana, también España.
La Oficina
Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés)
confirmó ayer los peores temores del gobierno de coalición
de conservadores y liberales demócratas al anunciar que la
economía británica se contrajo 0,2% de enero a marzo de
2012, después del retroceso de 0,3% que había tenido en los
últimos tres meses del año pasado.
La mayoría de
los economistas esperaba que la economía británica lograra
un modesto crecimiento a comienzos de 2012, pero esas
estimaciones se esfumaron ante la mayor caída en la actividad
de la construcción -3%- en tres años, unida a un débil
crecimiento en el sector de servicios y una baja de la
producción industrial.
Pese a la presión
de la oposición laborista, que critica la estrategia del
gobierno, el primer ministro, David Cameron, insistió ayer en
la necesidad de profundizar los recortes del gasto público
aplicados para reducir el déficit. "La cifras son muy,
muy decepcionantes. No tengo excusas para ellas. No veo cómo
explicarlas. No hay nada de complacencia en este gobierno para
abordar lo que es una situación muy grave que francamente se
ha puesto más grave", agregó.
El ministro de
Economía, George Osborne, descartó cualquier posibilidad de
flexibilizar la política de austeridad del gobierno para
impulsar el crecimiento. "Está tomando más tiempo del
que se esperaba recuperarse de la crisis de deuda más grande
de nuestras vidas. Lo único que haría que la situación
empeorara sería abandonar nuestro plan creíble y endeudarnos
deliberadamente más", dijo Osborne.
El freno al
crecimiento británico disparó el ataque inmediato del
opositor Partido Laborista y de los sindicatos. "El
gobierno ignoró las advertencias de que la austeridad
arrastraría a la economía británica de vuelta a una
innecesaria recaída en la recesión", dijo el secretario
general de la confederación sindical GMB, Paul Kenny, aliado
de los laboristas.
Recesión
en W
La caída en la
segunda recesión desde la crisis financiera de 2008 llegó en
momentos en que la coalición gobernante sufre un descenso en
las encuestas de opinión, luego de semanas de duras críticas
debido a impopulares medidas tributarias adoptadas en el
presupuesto del mes pasado y al escándalo del espionaje de
periodistas del grupo Murdoch que salpica al propio Cameron
(ver aparte).
Las elecciones
locales del 3 de mayo serán una prueba de fuego para el
gobierno, que está amenazado por la aparente falta de
efectividad del riguroso plan de ajuste que conlleva
consecuencias políticas y económicas como las que se
registraron en las últimas horas.
El lunes, España
encendió las alarmas en los mercados internacionales sobre el
futuro de la zona euro cuando se supo que su economía se había
contraído.
Horas después,
la crisis europea sumaba otra víctima cuando renunció en
pleno el gobierno de Holanda, uno de los más críticos con
los países que no reducen su gasto, al fracasar las
negociaciones entre los partidos de la coalición gobernante
sobre un plan de austeridad para bajar su propio déficit a
los niveles que exige la UE.
La caída del
gobierno holandés ocurrió un día después de la primera
vuelta electoral en Francia, que ganó el socialista François
Hollande, partidario de centrarse menos en las medidas de
austeridad y más en iniciativas para impulsar el crecimiento
económico. Hollande también es un feroz crítico del pacto
fiscal de la UE y anunció que se propone renegociar las
condiciones con Alemania, el motor de la economía europea.
Mientras los
postulados alemanes del ajuste encuentran cada vez más
resistencia en Europa, la canciller Angela Merkel, amenazada
por el aislamiento político en el bloque, insistió anteayer
en que Berlín no contempla otra alternativa que rigurosos
ahorros fiscales para salir de la crisis.
Para
Cameron, un tsunami que llegó sin advertencia
Por
Guy Faulconbride
Agencia Reuters, 26/04/2012
Londres.- El
primer ministro británico, David Cameron, soportó ayer el
peor día de su mandato, cuando se reveló que el país volvió
a caer en la recesión y él se vio obligado a defender a un
ministro que supuestamente había conspirado con el imperio
mediático de Rupert Murdoch.
La noticia de
que la economía británica, de 2500 billones de dólares, cayó
en recesión durante el primer trimestre del año coronó
semanas de errores garrafales sobre cambios impositivos que
obligaron a un miembro de su propio partido a desestimarlo
como "un arrogante chico copetudo".
Enfrentado a lo
que parece ser el fracaso parcial de lo que él mismo definió
como su prioridad, es decir, conducir a Gran Bretaña de
regreso a la salud económica, los vínculos de Cameron con el
más poderoso magnate mediático del mundo fueron sometidos a
un renovado escrutinio. Fue después de que se reveló que un
ministro conspiró con News Corp para llevar a cabo un negocio
de 12.000 millones de dólares.
Tan dramático
fue ese día tumultuoso, en el que las rugientes respuestas de
Cameron a las preguntas parlamentarias sobre la economía y
sobre Murdoch fueron ahogadas por las burlas, que algunos
llegaron a hablar de una ola gigantesca que engullía al
gobierno.
"Es como un
tsunami. No creo que sea una tormenta perfecta. Es más como
un tsunami sangriento, que llegó sin ninguna advertencia ni
alarma previa", dijo el legislador Mike Hancock, miembro
de los demócratas liberales, socios de los conservadores en
la coalición. "Hemos llegado hasta aquí porque en todos
los niveles más altos del gobierno hay una carencia absoluta
de sentido práctico político."
Hancock dijo que
la difícil situación podría debilitar las perspectivas de
la coalición en las elecciones locales del 3 de mayo, un
importante barómetro sobre el estado de ánimo del país.
Para Cameron, no
podría haber un peor momento para que se difundieran los
datos sobre la recesión. Una economía en contracción
significa que Cameron y su ministro de Finanzas, George
Osborne, tendrán muchas más dificultades para reducir el déficit
presupuestario, la principal promesa de campaña del gobierno.
Si se percibe
que el gobierno ha fracasado en su intento de reducir el déficit,
que alcanzó un pico superior al 11% del producto bruto
interno en 2009-2010, seguramente deberá enfrentar problemas
en las elecciones de 2015.
"Esperamos
que la economía siga teniendo un bajo desempeño, dados los
vientos de frente por varios factores y la escasa
disponibilidad de créditos", dijo el economista del Citi
Michael Saunders en una nota dirigida a sus clientes.
El plan de
austeridad del gobierno se basa en predicciones de crecimiento
del 0,8% este año y del 2% en 2013, aunque la mayoría de los
pronósticos se fundaban en el presupuesto de una modesta
recuperación en el primer trimestre de 2012.
Esto es un mal
augurio para el gobierno, que les dice a los votantes que Gran
Bretaña es una isla que funciona como refugio seguro de
prudencia económica comparada con la derrochadora eurozona,
que está empantanada en una crisis de deuda.
"Estas son
cifras muy decepcionantes, verdaderamente", le dijo
Cameron al Parlamento. "En este gobierno no hay ninguna
autocomplacencia cuando se trata de enfrentar una situación
muy dura que, francamente, se ha puesto aún más dura."
El líder de la
oposición laborista, Ed Miliband, trató de avivar las llamas
al mencionar los privilegiados antecedentes de Cameron,
calificando al primer ministro de arrogante chico copetudo
empantanado en cosas turbias.
Miliband, que ha
logrado cierta simpatía de los votantes debido a su dura
postura ante el escándalo Murdoch, se burló de Cameron con
los resultados de una investigación sobre la ética de los
medios, que reveló que uno de sus ministros posiblemente se
confabuló con News Corp en la planeada absorción de 12.000
millones de la plataforma BSkyB.
El secretario de
Cultura, Jeremy Hunt, hasta ahora considerado una estrella en
ascenso en el Partido Conservador, ha negado haberle dado a
Murdoch acceso especial, pero su principal asesor, Adam Smith,
renunció ayer.
Acosado durante
horas por uno de los más importantes abogados de Londres,
Murdoch negó haber usado su imperio mediático para jugar al
titiritero de una secuencia de primeros ministros británicos.
Pero
legisladores conservadores dijeron que la investigación ha
irritado a los medios, incluyendo al influyente diario de
Murdoch, The Sun, el periódico con mayor circulación del país.
Algunos políticos
esperaban que el magnate -cortejado durante décadas por
primeros ministros y presidentes- prendiera el ventilador,
tras haber estado a la defensiva durante casi un año debido a
un escándalo que ha convulsionado su imperio (ver aparte).
Pero Murdoch se
mostró lacónico, desestimando a Cameron con apenas tres
palabras. Cuando le preguntaron si, tal como se decía, al
principio Cameron le había parecido un individuo superficial,
Murdoch replicó: "No. No en ese momento".
La
economía británica entró en recesión
Por
Marcelo Justo
Desde Londres
Página 12, 26/04/2012
El primer
ministro David Cameron se mostró decepcionado por los datos,
pero señaló que continuaría adelante con el programa de
austeridad: “No hay complacencia del gobierno, pero estamos
en medio de una situación muy difícil”.
La economía
británica entró técnicamente en recesión. El informe
preliminar de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) indicó
que la economía se contrajo un 0,2 por ciento en los tres
primeros meses del año, luego de experimentar una contracción
de 0,3 por ciento entre octubre y diciembre de 2011. Es la
segunda recesión en tres años, algo que no sucedía desde
1975, pero, sobre todo, es un duro golpe para la estrategia de
ajuste fiscal que impulsa la coalición conservadora-liberal
demócrata.
En la Cámara de
los Comunes, el primer ministro, David Cameron, se mostró
decepcionado por los datos, pero señaló que continuaría
adelante con el programa de austeridad. “No hay complacencia
del gobierno, pero estamos en medio de una situación muy difícil,
que se ha complicado más aún”, dijo Cameron. El líder de
la oposición, el laborista Ed Miliband, calificó los datos
de “catastróficos” y señaló que era entera
responsabilidad del gobierno. “Esta es una recesión
producto de la política del primer ministro y su ministro de
Economía”, dijo Miliband.
La definición técnica
de recesión es de dos trimestres seguidos de crecimiento
negativo, pero lo cierto es que la economía británica viene
trastabillando desde hace más de un año. Según los datos
preliminares de la ONS, que miden la actividad de un 40 por
ciento de la economía, la caída se extendió al sector
manufacturero (0,4 por ciento) y al crucial de la construcción
(3 por ciento) mientras que los servicios, que constituyen el
70 por ciento de la actividad económica, crecieron un magro
0,1 por ciento, atribuido por los economistas a la estampida
de consumo de gasolina en marzo, provocado por un pánico de
desabastecimiento que desató el propio gobierno. El cada vez
más cuestionado ministro de Economía, George Osborne, señaló
que no habría cambio de rumbo. “Lo que empeoraría la
situación ahora es abandonar nuestro plan económico y sumar
más préstamos y más deuda pública”, señaló Osborne.
La estrategia de
la coalición ha estado dominada por un draconiano programa de
austeridad, que contempla recortes del gasto fiscal
equivalentes a 130 mil millones de dólares en cinco años,
con una pérdida de unos 700 mil puestos en el sector estatal.
Este martes la misma ONS reveló que en marzo el gobierno había
pedido prestado dos mil millones de libras más de lo previsto
y que su recaudación fiscal había caído un 3,6 por ciento,
incluyendo un descenso del uno por ciento del impuesto al
consumo, el IVA. No hace falta ser John Maynard Keynes para
detectar la razón de este empeoramiento de la situación
fiscal. “El problema en la estrategia de reducción del déficit
del gobierno es que sin una mayor recaudación fiscal,
producto de un crecimiento de la economía, no podrá reducir
el déficit y su deuda”, señaló al vespertino Evening
Standard el economista Daniel Soloman, del nada heterodoxo
Centre for Economics and Business Research.
A futuro, el
panorama es sombrío. La semana pasada, el Banco de Inglaterra
(Banco Central) reconoció que no podía descartar la
posibilidad de que el “PIB caiga tres trimestres
consecutivos”, debido a la debilidad del sector de la
construcción y a los feriados que acompañarán el jubileo de
la reina en junio. El prestigioso Instituto de Estudios
Fiscales calcula que por el momento sólo se ha ejecutado un
10 por ciento de los recortes fiscales anunciados por la
coalición: la economía tendrá que lidiar aún con un 90 por
ciento de despidos y achicamiento. Simon Wells, economista del
banco HSBC, advirtió el impacto que esta continua ola de
austeridad tendrá sobre el conjunto de la economía. “El
Reino Unido apenas ha comenzado su ejercicio de consolidación
fiscal. El sector gubernamental seguirá impactando
negativamente sobre la posibilidad de crecimiento del PIB en
los próximos cinco años”, indicó Wells.
Peor aún, el
gobierno se encuentra en un callejón sin salida político.
Desde la campaña electoral para las elecciones de mayo de
2010, los conservadores han puesto la reducción del déficit
fiscal y el ajuste en el centro de su estrategia económica y
de sus ataques al laborismo. Dar marcha atrás los expondría
políticamente y sería percibido como un signo de debilidad
por los mercados. Mientras tanto, los laboristas se acercan a
las elecciones de alcalde para Londres, el 3 de mayo, con una
ventaja en las encuestas a nivel nacional de ocho puntos a
pesar del escaso carisma de su líder, Ed Miliband.
Pese
a la grave contracción
Cameron
prevé un ajuste adicional de 25.000 millones de dólares
Por
Marcelo Justo
Desde Londres
Página 12, 24/04/2012
Con el euro o la
libra, Europa sigue metida en un ajuste de nunca acabar. El
secretario del Tesoro de la coalición conservadora-liberal
demócrata, que lleva adelante uno de los programas de
austeridad más duros de la Unión Europea, señaló ayer que
el gobierno tiene que identificar nuevos recortes del gasto
equivalentes a 16 mil millones de libras (unos 25 mil millones
de dólares).
En su discurso
ante el prestigioso Instituto de Estudios Fiscales, el
secretario Danny Alexander señaló que cada ministerio tendrá
que tener recortes listos, equivalentes a un 5 por ciento
adicional de su presupuesto, por si ocurren “hechos
imprevisibles”. Estos recortes se añadirían al draconiano
ajuste anunciado en octubre de 2010, a pocos meses de asumir
el poder. En ese momento la coalición anunció un plan de
recortes de 80 mil millones de libras para sus cinco años de
gobierno, a fin de ganar la confianza de los mercados y evitar
una crisis a la griega.
A 18 meses del
anuncio, la economía viene cayendo en picada y las cuentas
fiscales no terminan de cerrar. A pesar de que el gasto fiscal
será en 2016 equivalente al 39 por ciento del Producto
Interno Bruto (PIB) –casi 10 por ciento menos que al asumir
la coalición–, la deuda crecerá en más de 500 mil
millones de libras para ese mismo año. El gobierno está
pidiendo prestado más dinero de lo que había calculado
porque las promesas del ajuste no se han materializado: en vez
de crecimiento, el Reino Unido está rozando su segunda recesión
en tres años, con un record de desempleo. Para que no haya
nuevas sorpresas, Alexandre señaló que los ministerios tendrán
que informar sus gastos mensuales al Tesoro. “En medio del
actual clima económico, con la continua inestabilidad de la
Eurozona, el déficit del Reino Unido es una vulnerabilidad
muy grave”, dijo Alexandre.
A pesar de esta
manifiesta voluntad ortodoxa de ajuste fiscal, en febrero y
marzo, dos de las tres agencias crediticias estadounidenses,
Moody y Fitch, le bajaron el pulgar a la economía británica.
Ambas pusieron al Reino Unido en estado de observación, paso
previo a que, si los datos económicos no mejoran, les quiten
la calificación AAA. El ministro de economía, George Osborne,
ha considerado este AAA, que potencialmente reduce el costo de
financiamiento del déficit fiscal, como una suerte de faro
totémico que guía todas sus decisiones económicas. Por el
momento no le ha dado resultado.
El problema es
el mismo que muy a regañadientes, y con una importante dosis
de esquizofrenia, empiezan a reconocer el Fondo Monetario
Internacional, las agencias crediticias y los “mercados
financieros” respecto de la crisis europea en general: si
las economías no crecen, los programas de ajuste no sirven (a
pesar de lo cual todos siguen pidiendo más esfuerzos). El año
pasado, la economía británica creció un famélico 0,8 por
ciento; en el último trimestre, el PIB registró una caída
del 0,3 por ciento. Y más allá de estos datos coyunturales,
otros empiezan a perfilar tendencias de largo aliento. Según
la Oficina de Estadísticas Nacionales, el ingreso promedio ha
sufrido la peor caída en 25 años, en momentos en que el
ajuste recién comienza. En los próximos tres años se
calcula que cientos de miles de empleados públicos perderán
su trabajo, con lo que caerá la recaudación y aumentará el
gasto fiscal por el seguro de desempleo.
Mañana,
la Oficina de Estadísticas Nacionales anunciará si la economía
tuvo crecimiento negativo o positivo en el primer trimestre de
este año. Si los datos son negativos, el Reino Unido habrá
entrado técnicamente en su segunda recesión. El dato sería
un duro golpe mediático para la coalición, por más que la
diferencia entre el escenario optimista (crecimiento del 0,3
por ciento) y el pesimista (caída por debajo del 0 por
ciento) dista de ser tan drástica. Fracción más, fracción
menos, en la práctica, la economía británica comenzará el
año con el mismo grado de estancamiento que en 2011 y con
pocas perspectivas de mejoramiento.
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