Las
elecciones de esta semana
Plebiscito
continental sobre las políticas de austeridad
PressEurop,
05/05/2012
París (De
nuestra corresponsal).– Cinco elecciones europeas entre el
pasado jueves y hoy podrían asestar un golpe mortal a la política
de "todo austeridad" liderada por Alemania y –cual
terremoto– cambiar para siempre la hoja de ruta del
tratamiento de la crisis de Europa.
Unos 9,8
millones de electores griegos, hartos de la austeridad, elegirán
hoy nuevo gobierno, mientras las encuestas demuestran que los
franceses llevarán al palacio del Elíseo a un presidente
socialista por primera vez en 32 años.
En Italia, las
elecciones locales de hoy y mañana serán un termómetro político
para la receta de austeridad del premier Mario Monti, mientras
que el resultado en la región alemana de Schleswig–Holstein
(Norte) corre el riesgo de transformarse en otra manifestación
de rechazo a la política de la canciller Angela Merkel,
abanderada del rigor presupuestario en Europa.
A esas incógnitas
se sumó una certeza: el sensible avance registrado por la
oposición laborista en las elecciones municipales de
Inglaterra, Escocia y Gales.
Todas esas
elecciones podrían transformarse, en efecto, en un plebiscito
continental contra la política de austeridad diseñada y
defendida por Alemania para tratar la crisis bancaria y del
euro.
Si François
Hollande gana hoy en Francia –como indican los sondeos–
tiene intención de enfrentarse a Berlín, al exigir una
renegociación del Pacto de Estabilidad Presupuestaria firmado
por 25 de los 27 países de la Unión Europea (UE), a fin de
dar mayor énfasis al crecimiento.
"No es
Alemania quien decide por el resto de Europa –afirmó
Hollande–. Si los franceses me eligen, daré un nuevo rumbo
a la construcción europea."
Pero Hollande no
es el único. La ola de fondo es tan intensa que consiguió
incluso doblegar al gobierno de Holanda, una de las economías
más sólidas de la UE, y gran aliado de Alemania.
Para los
mercados, ese movimiento de protesta no puede ser una buena
noticia, si se tiene en cuenta que, a pesar de que la
comunidad internacional desbloqueó paquetes de rescate por
386.000 millones de euros e instrumentó draconianas medidas
de austeridad, hasta ahora no se logró conjurar el peligro
que acecha al euro.
Después de
todos esos esfuerzos, Europa está económicamente divida en
dos, con un desempleo en Grecia que alcanza el 21,7%, mientras
que Alemania tiene 6,8%.
Límites
En todo caso, la
semana pasada demostró los límites de la austeridad
paneuropea. Las últimas cifras oficiales muestran que el
sector manufacturero de la eurozona entró en su noveno mes de
contracción, mientras el desempleo alcanzó 10,9%, el nivel más
alto desde que el euro entró en circulación, en 1999.
La ola de
rechazo contra una política de "todo austeridad"
también consiguió terminar con la calma provocada por la
decisión del Banco Central Europeo (BCE) de prestar más de
un billón de euros a los bancos a tasas irrisorias (1%). El
interés de los bonos del tesoro de España se transformaron
en el barómetro que permite adivinar si Europa está saliendo
de la crisis o si se volverá a hundir.
Las elecciones
en Grecia, centro de la crisis, podrían amplificar el motín
contra la limitación de salarios, la reducción del gasto público
y el aumento impositivo, condiciones sine qua non para obtener
ayuda financiera y permanecer en la eurozona.
Los dos
principales partidos, el conservador Nueva Democracia y el
socialista Pasok, quedaron seriamente debilitados después de
haber aceptado los recortes, mientras movimientos de extrema
derecha e izquierda ganan cada vez más adeptos.
Según
analistas, no es seguro que ambos partidos consigan votos
suficientes para formar una mayoría parlamentaria que les
permita gobernar. Si no es así, Grecia volverá sumergirse en
la crisis, sumando caos político al derrumbe económico, y
serían necesarias nuevas elecciones.
"Las
elecciones griegas podrían resultar más importantes que las
francesas", dijo Daniel Gros, director del Centro de
Estudios de Política Europea, en Bruselas. "Los griegos
tienen que tomar una decisión fundamental: quedarse o no en
el euro."
En Italia, las
municipales en más de 1000 ciudades serán el primer test
desde que Monti asumió el poder, en noviembre. Al frente de
un equipo de tecnócratas, el premier impuso recortes por
20.000 millones de euros y profundizó la cuarta recesión de
la economía italiana desde 2001.
Dado que Monti
declaró que no busca presentarse a las elecciones de 2013,
los resultados serán interpretados a la luz de lo que quieren
los italianos para el futuro.
En Gran Bretaña,
los electores sancionaron la política de austeridad del
gobierno conservador de David Cameron, que acumula
contratiempos desde hace semanas. El país cayó en recesión;
la oposición y los sindicatos acusan al gobierno de haber
"matado el crecimiento" con los planes de ajuste,
mientras que el desempleo se mantiene a niveles récord.
"Habría
que ser ciego para ignorar las posibilidades de un profundo
cambio político en Europa", concede Julian Callow, jefe
economista de Barclays Capital, en Londres. "El año
pasado había una clara inclinación de los dirigentes a
favorecer las necesarias reformas económicas estructurales y
el equilibrio fiscal. Mi preocupación es que el péndulo
parece haber iniciado un movimiento de retorno",
confiesa.
Mañana habrá
una confirmación.
La
posible "tormenta perfecta" de
Europa
Por
Paul Mason
Editor de Economía de la BBC
BBC World, 05/05/2012
La noche de este
domingo podría evocar una "tormenta perfecta" en
Europa: inestabilidad política total en Grecia, un nuevo
presidente en Francia elegido en una ola de oposición al plan
"Merkozy" de austeridad, el desplome del crecimiento
en todo el continente y el auge de partidos no centristas.
En diciembre,
después de que la desastrosa cumbre de Cannes desatara una
segunda crisis del euro, los países de la Unión Europea (UE)
finalmente se comprometieron a conformar una unión fiscal.
El precio que
exigieron Alemania y sus aliados del norte de Europa fue
establecer un nuevo tratado fiscal, firmado por 25 de los 27
miembros de la UE.
El pacto
requiere presupuestos equilibrados a perpetuidad y obliga a
algunos países a poner el freno para cumplir metas en 2014.
En resumen: austeridad obligatoria para un continente ya en
camino a la recesión.
Solución
"salina"
A la vez se
endulzó la píldora. El Banco Central Europeo (BCE), que
siempre se había resistido a la flexibilización
cuantitativa, y a participar en el plan de rescate en todo el
continente, de repente se abrió a un auxilio masivo al
bombear tres préstamos a un año en la banca con tasas de
interés de 1% y un vencimiento de tres años.
Esto ha sido
como la conexión repentina de una solución salina por goteo
a un paciente en mal estado: se eliminó la amenaza inmediata
de contagio de Grecia y se propició un "rescate
controlado" de aquellos que prestaron a Grecia, pero no
de los propios griegos.
Ese hecho,
combinado con gobiernos no elegidos en Grecia e Italia, y la
elección de un ejecutivo de derecha proausteridad en España,
pareció calmar las cosas.
¿Por qué el
bloque comunitario ha entrado en erupción una vez más?
Resultados
limitados
En primer lugar:
la vuelta a la austeridad en todo el continente parece haber
ahogado lo que quedaba de la recuperación de la UE.
La zona euro
entró en recesión el año pasado, está en recesión ahora y
parece que va a permanecer en recesión durante al menos otros
tres meses.
Aunque los
bancos parecen más seguros, esto sucede a costa de la reducción
de los préstamos bancarios, lo que está afectando a las
empresas y la confianza del consumidor.
En segundo
lugar: la inyección de dinero en los bancos ha tenido
resultados limitados.
Esas
instituciones depositaron la mayor parte de vuelta en el BCE a
tasas de interés de 0,25. Evidencias indirectas indican que
los préstamos interbancario han caído y el crédito bancario
a la economía real se encuentra en territorio negativo.
En tercer lugar:
el tiempo se ha acabado para el gobierno tecnocrático
impuesto al menos en Grecia.
¿Caos?
Se estima como
poco probable que los partidos tradicionales superen en Grecia
el umbral de votos para llevar estabilidad y es probable que
el extremismo gane escaños en el parlamento.
Si la elección
griega trae caos político, entonces podríamos ver nuevas
elecciones, o algún gobierno de izquierda que no se haya
cometido sólo con oponerse a la austeridad, sino técnicamente
con la socialización de la economía.
Esto pondría en
entredicho no sólo lo membresía del euro, sino la capacidad
de cumplir el Tratado de Copenhague y el Tratado de Lisboa.
Pase lo que pase
políticamente, parece claro que el "acuerdo" griego
para reducir la deuda del PIB al 120% en 2020, a través de
recortes de gastos masivos y alzas de impuestos, es letra
muerta.
Y el camino para
un segundo incumplimiento queda despejado, lo que señalaría
la puerta de salida de la zona del euro, o al menos alguna
forma de desligamiento.
Sin embargo,
aunque dolorosa, la tragedia griega es sólo un presagio de
los problemas por venir en el resto del asolado continente.
La
salida
En España el
desempleo en marzo subió tres décimas y alcanzó el 24,1 %,
la tasa más alta de los 27 estados de la Unión Europea.
Sus bancos se
tambalean al borde de otro plan de rescate, con una reducción
masiva de los préstamos a la economía real, y el país puede
verse obligado a buscar el dinero del rescate del fondo
provisional europeo.
En cuanto a
Francia, los mercados financieros piensan que Francois
Hollande gane pero no siga adelante con sus amenazas de
renegociar el pacto fiscal.
A la vez se
espera que en Grecia, los principales partidos logren una
nueva gran coalición que evite el caos.
Sin embargo, el
rechazo de los votantes europeos a los partidos de centro está
cambiando las cosas.
La clase política
que ha apostado desde hace décadas por el centrismo
proglobalizador ahora ve muy claramente que algunos países no
están lejos del terremoto político.
El ascenso de la
derecha nacionalista en Holanda, Dinamarca, Finlandia o Italia
siempre le había parecido controlable.
Pero si las
coaliciones de centro no pueden ofrecer lo que prometen, o
terminan haciendo exigencias inaceptables para la derecha
nacionalista, los tecnócratas verán su fragilidad.
El camino de
salida, por supuesto, es lograr el crecimiento. Esto es lo que
se ha prometido en el pacto fiscal original, y lo que Hollande,
y por ejemplo, los socialistas portugueses (y en silencio el
FMI) quieren decir cuando llaman a "aumentar el
crecimiento" en adición al plan de austeridad.
Pero eso no
sucederá a menos que algo estimule la demanda: o bien una rápida
recuperación en el resto del mundo, una veloz resolución de
la crisis bancaria, un cambio de sentido en la política
fiscal impulsada por la creciente demanda de los votantes
no–centristas, o un giro brusco a las políticas de libre
mercado propugnadas por la desregulación del cabildeo
bancario, con el fin de la "Europa social".
De todo esto, sólo
la recuperación externa está fuera del control de la élite
política europea, y (posiblemente no por casualidad) es lo único
que probablemente ocurra.
El
significado de “Medidas de austeridad”
En
neolengua: "Matar de hambre a la bestia"
Por
Mike Whitney
CounterPunch, 27/04/2012
Rebelión, 02/05/2012
Traducido por Germán Leyens
La Eurozona cae
en una recesión que podría haberse evitada. Si los
responsables políticos hubieran dado apoyo fiscal a lso países
afectados del Sur y hubieran garantizado los bonos de sus
gobiernos (como hace el gobierno de EE:UU. con los bonos del
Tesoro) sus economías podrían haber seguido creciendo
mientras se hacían las reformas necesarias. Pero la Troika
(el FMI, el BCE y la Comisión Europea) decidieron condicionar
los rescates a la aceptación por parte los Estados miembros
de duras medidas de austeridad que obligaron a los dirigentes
a recortar las nóminas, los servicios y los programas de sus
gobiernos. El resultado fue totalmente predecible: la
actividad económica comenzó a chisporrotear mientras un país
tras otro sucumben ante una maligna crisis económica.
Por lo tanto la
desaceleración fue básicamente algo opcional, una herida
autoinfligida causada por la mala toma de decisiones en
Bruselas y Frankfurt. Cualquiera podía prever cuál iba a ser
el resultado porque una política contractiva lleva a la
contracción económica. Si se implementan políticas que se
crearon para encoger la economía, la economía se encogerá.
Durante el último
mes, más o menos, la atención se ha concentrado sobre todo
en España, y por una buena razón. El sistema bancario español
se derrumba bajo el peso de una cartera morosa de decenas de
miles de millones de préstamos generada por la gigantesca
burbuja inmobiliaria que se sigue desvalorizando. El desempleo
en España es el mayor de Europa con un 24%. (Entre los jóvenes
más de un 50%). A pesar de esto, el presidente del gobierno
derechista de España, Mariano Rajoy, trata de llegar a los
objetivos deficitarios exigidos por la Troika que aumentarán
aún más el desempleo mientras profundizan la depresión. Según
Der Spiegel :
“El presidente
del gobierno anunció recientemente que quiere reducir los
gastos en el sistema educacional y sanitario del país en
10.000 millones de euros… Para cumplir las exigencias del
gobierno central, las regiones tendrían que recortar 80.000
de 500.000 empleos docentes”.
Como se puede
ver, las medidas de austeridad y la consolidación de la deuda
solo aumentan los infortunios de España. Finalmente, después
de mucha miseria innecesaria, España necesitará un rescate,
aunque el presidente del BCE Mario Draghi insiste en que no es
así.
Pero los
problemas de Europa no se limitan a España o a países de la
periferia. La producción de Francia ha descendido por segundo
mes consecutivo y el ritmo del deterioro se acelera. El sector
de servicios también da muestras de ansiedad al tener efecto
las medidas restrictivas y la reducción gradual de la demanda
agregada. El desempleo aumenta mientras se profundiza la
recesión. Según datos de Eurostat la tasa de desempleo
"desestacionalizada" en Francia llegó a un 10% en
abril, la más alta de los últimos 12 años. El aumento del
desempleo ha llevado a una subida de la pobreza que ahora
afecta a un 13,5% de la población. Las medidas de austeridad
han llevado a una disminución del consumo, una erosión de la
confianza y una desaceleración generalizada en todos los
sectores. A pesar de ello, los inflexibles banqueros y burócratas
de Bruselas y Frankfurt no se han apartado un ápice de la política
original. Se mantienen inconmovibles en su compromiso con la
austeridad.
Draghi defiende
como sigue la austeridad en una entrevista en el Wall Street
Journal :
“No hay
ninguna alternativa a la consolidación fiscal, y no debemos
negar que esto es contractivo a corto plazo. En el futuro habrá
el denominado canal de la confianza, que reactivará el
crecimiento; pero no es algo que suceda de inmediato, y por
eso son tan importantes las reformas estructurales, porque la
contracción a corto plazo vendrá seguida por un crecimiento
sustentable a largo plazo solo si se establecen esas
reformas”. (“Q&A:
ECB President Mario Draghi”, Wall Street Journal )
Nótese que
Draghi no defiende la austeridad sobre la base de alguna teoría
económica identificable, ni cita algún ejemplo de éxito de
la austeridad. (¿Existe alguno?) Tampoco nombra a ningún
economista destacado que apoye la teoría. Es solo: “Confiad
en nosotros, somos los expertos”… “la expansión
contractiva funcionará porque nosotros lo decimos” a pesar
de que la economía se hunde, el desempleo y la pobreza
extrema están a alturas récord y la Eurozona está hundida
en la peor recesión de los últimos 80 años. “Confiad en
nosotros. Sabemos lo que estamos haciendo”.
Y lo que sigue
es un ejemplo del punto de vista de Draghi sobre la tributación
expresado en la misma entrevista:
“Una
‘buena’ consolidación es aquélla en la cual los
impuestos son menores y el menor gasto gubernamental tiene
lugar en infraestructuras y otras inversiones”… “Una
‘mala’ consolidación es en realidad la más fácil…
aumentando impuestos y reduciendo el gasto de capital”.
Resumamos: La
reducción de los gastos públicos y la austeridad,
“Bueno”. Aumento de los impuestos, “Malo”. ¿No se
trata de las mismas incoherencias derechistas que hemos oído
durante años?
La
“austeridad” significa un ataque contra el modelo social
de Europa y apunta a hacer retroceder los adelantos
progresistas del último siglo. Existe un acuerdo casi
universal de que las medidas restrictivas no conducen a la
recuperación, solo empeoran las cosas. La reducción de déficit
en medio de una recesión es un modo seguro de asfixiar la
actividad económica y de fomentar la intranquilidad social.
Es lo que ha sucedido. Aparte de convertir muchas de las
principales ciudades de la UE en free–fire zones (zonas
militares sin restricciones, N. de T.), la austeridad está
remodelando el paisaje político y alimentando elementos
radicales en la derecha y la izquierda que piden el fin de la
unión de 17 miembros y un retorno a la soberanía nacional. (¡Hurra!).
A pesar de todo,
los responsables políticos parecen hacer caso omiso de la
tormenta política que han provocado. Siguen concentrados como
un láser en su principal objetivo, que es asegurar que una
parte mayor de la riqueza nacional suba por la cadena de
ingresos. Lo hacen manipulando la falsa “crisis de la
deuda” mientras sus lacayos políticos y “técnicos”
reducen las pensiones, la atención sanitaria y los subsidios
a industrias protegidas; recortan los presupuestos estatales,
reducen su fuerza de trabajo federal, aplastan al
sindicalismo, eliminan los tributos e impuestos sobre el
capital y privatizan más activos y servicios públicos. Menos
gobierno significa menos actividad, menos puestos de trabajo,
menos demanda y más dificultades para los trabajadores. En
otras palabras, la austeridad logra exactamente lo que debía
lograr: más beneficios para el 1% y cero para los demás. Lo
que sigue es un pasaje de un artículo en Reuters :
“La caída del
volumen de negocios en la Eurozona se profundizó a un ritmo
mucho más rápido de lo previsto en abril, sugiriendo que la
economía seguirá en recesión por lo menos hasta la segunda
mitad del año…
“Las nuevas
cifras deprimentes de PMI indican claramente que la economía
de la Eurozona sigue con la soga al cuello”… Las fábricas
europeas tuvieron su peor mes desde junio de 2009. Las compañías
dicen que sus libretas de pedidos se reducen y que están
reduciendo los puestos de trabajo como reacción a la caída
de la demanda…
“No existen
verdaderos impulsores de crecimiento, lo que sugiere que
aunque la tasa general de deterioro es modesta por el momento,
podemos ver que continuará empeorando en los próximos
meses”, dijo Chris Williamson, economista jefe del
compilador de PMI (índice de gerentes de compra) Markeit”
(“Euro zone slump deepens unexpectedly in April”, Reuters
)
La
“consolidación de la deuda” y las “reformas
estructurales” de Draghi han aumentado las presiones
deflacionarias y profundizado la recesión. Han sido un
fracaso total como cualquiera con medio cerebro podría hacer
predicho.
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El
continente entró en recesión y se
evidencian las consecuencias
políticas y económicas de los recortes
Una
receta de austeridad arrasa Europa
Por
Marcelo Justo
Desde Londres
Cash, 30/04/2012
La caída del
gobierno holandés y el rumano, la recesión de España y el
Reino Unido, las elecciones en Francia y Grecia son señales
de un modelo económico contra las cuerdas. Hasta el Banco
Central Europeo sugiere un plan de crecimiento.
La austeridad
está en crisis. Las elecciones en Francia y Grecia, la caída
del gobierno holandés y el rumano, la recesión del Reino
Unido, España y Bélgica son señales de un modelo económico
contra las cuerdas. Hasta el ultraortodoxo presidente del
Banco Central Europeo, Mario Dra–ghi, señaló que el ajuste
necesita un plan para el crecimiento. En un intento de parar
una bola de nieve política antes de que sea incontrolable, la
canciller alemana, Angela Merkel, principal impulsora
paneuropea del ajuste, acaba de anunciar que se está
preparando una “agenda de crecimiento” para la cumbre de
jefes de Estado y de gobierno europeos que se celebra este
junio.
La agenda puede
ser más un ejercicio de relaciones públicas que un cambio
significativo del rumbo adoptado desde que estalló la crisis
griega en 2010. En la última semana de la campaña
presidencial francesa, Angela Merkel se ha convertido en la
mejor aliada del candidato socialista François Hollande. La
canciller alemana rechazó enérgicamente la propuesta de
Hollande de renegociar el pacto fiscal firmado a fines del año
pasado por 25 de los 27 miembros de la Unión Europea (UE). En
un país con fuerte orgullo nacional, la declaración de
Merkel fue como maná celestial para el candidato socialista.
“Alemania no decide el destino de Europa”, dijo Hollande a
la televisión francesa.
Con este
resquebrajamiento del eje franco–alemán, pilar de la
Eurozona, gobiernos conservadores pero con la soga al cuello
–como Mariano Rajoy en España o el tecnócrata Mario Monti
en Italia– empiezan a inclinarse más hacia Hollande que
hacia la intransigencia de Merkel. Con un desempleo record de
24,4 por ciento (más de 5 millones y medio de personas) y una
nueva crisis bancaria en ciernes, el respaldo electoral que
obtuvo Rajoy en las elecciones de noviembre está evaporándose
a velocidad supersónica (ver aparte). El continuo mensaje
austero de la UE, que no esperó a que terminaran las
celebraciones de su victoria, es contraproducente. Además de
poner en duda la voluntad política de llevar adelante el
ajuste, evapora la posibilidad de hablar de crecimiento.
En el último
trimestre del año pasado, la Eurozona entró técnicamente en
recesión y la proyección es que 2012 será un año de
crecimiento económico negativo. El chaleco de fuerza del euro
no ayuda, pero estar fuera de la Eurozona tampoco es una
garantía. El caso británico es un ejemplo. La economía
empezaba a emerger de la crisis de 2008 gracias al programa de
estímulo económico laborista que la coalición revirtió al
tomar el poder en mayo de 2010. El pulmotor keynesiano sostuvo
la frágil recuperación hasta principios del año pasado,
pero a partir de entonces los despidos, el aumento de
impuestos y los congelamientos salariales empezaron a
erosionar toda posibilidad de crecimiento. El miércoles, los
datos oficiales confirmaron que técnicamente el Reino Unido
había entrado en recesión. El déficit fiscal bajó del 11
por ciento en 2010 a un 8,3 por ciento el año pasado, pero en
marzo se empezó a perfilar la tendencia contraria: con la caída
de la recaudación fiscal, el gobierno está empezando a pedir
prestado más de lo que había planeado.
Mientras tanto,
Europa empieza a hacer agua políticamente por todas partes.
En Rumania, el gobierno cayó el viernes pasado cuando la
oposición capitalizó una ola de protestas populares contra
el ajuste. En la República Checa, el gobierno de
centroderecha de Petr Necas está en la cuerda floja por el
mismo motivo.
En Grecia hay
cada vez más indicadores de que las elecciones de este próximo
fin de semana dejarán un Parlamento fragmentado con creciente
presencia de un partido de ultraderecha que propone minar las
fronteras para evitar una invasión e importante presencia de
agrupaciones de izquierda: el rechazo a la austeridad será
muy amplio. La elección griega debía allanar el camino para
los fondos de la Unión Europea: si el Parlamento griego no lo
aprueba, sería como desconectar el respirador artificial que
mantiene a Grecia en el euro.
En
todos los países se ve esta tendencia política a favorecer a
políticos ajenos al establishment a derecha e izquierda. La
importante cosecha de votos de Marine Le Pen (17,9%) y del ex
trotskista Jean–Luic Mélenchon (11%) en la primera ronda
electoral francesa es un ejemplo. En las elecciones
municipales de Italia de este 6 y 7 de mayo, una reciente
encuesta da al cómico Giuseppe “Beppe” Grillo un 7,5 por
ciento.
En
el Reino Unido, la última encuesta muestra la peor pérdida
de apoyo del primer ministro David Cameron en ocho años y un
importante aumento del apoyo al antieuropeísmo del Partido
del Reino Unido. En Austria, el partido de extrema derecha
Libertad se encuentra en la cresta de la ola de popularidad
gracias a su política antiinmigratoria. Otro partido de
derecha que se autodenomina Libertad provocó la caída del
gobierno en Holanda. Con las nubes económicas que dominan el
horizonte, se puede decir que apenas ha comenzado el baile.
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