Crisis de la
Unión Europea

La cumbre informal sobre el crecimiento profundiza las divisiones en la UE

Choque de trenes entre Merkel y Hollande

Por Claudi Pérez
Desde Bruselas
El País, 24/05/2012

A falta de un solo avance sustantivo en los dos focos de la crisis europea —Grecia y España, que flirtean peligrosamente con el desastre—, hubo concesiones para Francia en el besamanos europeo de François Hollande. La Unión Europea ha permitido una pequeña conquista al nuevo presidente de Francia en su estreno europeo: los socios pondrán en marcha en la próxima cumbre, a finales de junio, un programa —a largo plazo, eso sí— para estudiar la mutualización de la deuda pública europea. Y habrá medidas para estimular el crecimiento.

Francia ganó el asalto en la cumbre informal de anoche en Bruselas. Una nueva retórica empieza a imponerse —al menos a los puntos— con la vista puesta en sacudir los cimientos de la respuesta europea a una crisis que mantiene entre la espada y la pared a Grecia y España.

Ante la previsible negativa de Alemania, los mercados dictaminaron el fracaso de la cumbre horas antes de que los líderes europeos probaran el primer bocado en la cena informal que sirvió como puesta de largo de Hollande. Esa querencia por el fracaso es antigua. Y en cierta manera arbitraria: ayer no era día de acuerdos, a pesar de las tensiones en los mercados, sino la ocasión de que los líderes expusieran sus ideas de cara a la reunión de junio y ante las consecuencias de la austeridad a rajatabla con denominación de origen alemana.

La peculiar trampa que Europa se ha impuesto a sí misma se deja sentir sobre la economía (doble recesión, paro en niveles de depresión, desasosiego en los mercados) e incluso sobre la política (ascenso de los extremismos, peligro de fractura del euro). La cumbre tenía que servir para explorar los límites sin tabúes, no para aprobar medidas. Y los límites, en medio de una crisis desmesurada, los impone el más fuerte.

La canciller alemana, Angela Merkel, admitió que los eurobonos protagonizaron el enfrentamiento más sonado de la noche entre Francia y Alemania. “Ha habido una discusión muy detallada”, aseguró la canciller, acerca de la mutualización de la deuda.

Frente a la negativa categórica alemana, que ni siquiera quería abrir ese debate, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, explicó que ese proyecto estará presente en la cumbre de finales de junio: “Nadie pide una introducción inmediata, eso lleva tiempo y hay que ver sus repercusiones jurídicas, pero los eurobonos estarán dentro de un plan a largo plazo que se iniciará en la próxima cumbre para complementar la Unión Monetaria y fortalecer la unión económica”.

Entre las propuestas para fortalecer la Unión hay varias de raíz francesa e italiana: una supervisión bancaria más integrada y un régimen común de garantía de depósitos. Es decir, el germen de una unión bancaria.

Hollande no se dejó llevar en su primera comparecencia ante los medios en Bruselas. “Alemania piensa que los eurobonos son un punto de llegada, y Francia cree que son un punto de partida. Seguiremos discutiendo”, dijo. Pero dejó claro que su propuesta se abre paso, a pesar de que junto con Alemania hay varios países radicalmente en contra: “Los eurobonos no son para mutualizar la deuda del pasado, pero pueden servir para lograr financiación en mejores condiciones: Alemania está pagando un interés del 0% y España financia su deuda al 6%”, dijo Hollande. “Con los eurobonos se podría financiar a coste más bajo”, añadió el presidente francés, informa Ricardo Martínez de Rituerto.

En fin: habrá eurobonos, o al menos un proyecto que incluirá ese tipo de productos, pero a largo plazo. Europa se ha especializado en los últimos dos años y medio, a través de un reguero de cumbres (18 desde que arrancó la crisis fiscal griega), en activar acuerdos de este tipo, que acaban aguados o sencillamente desaparecidos: o no se materializan, o están pendientes de detalles, o se rectifican, o se aprueban y no se vuelve a hablar de ellos. Por eso el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, planteó la posibilidad de una intervención del BCE: solo el Eurobanco tiene credibilidad en los mercados porque sus acciones implican algo más que palabras. Pero no consiguió un compromiso explícito del BCE, ni una presión unánime sobre su presidente, Mario Draghi.

A más corto plazo, los socios aclararon en qué consistirán las medidas para estimular el crecimiento. Merkel destacó los tres ámbitos que se debatieron durante la cumbre: la necesidad de continuar con las reformas estructurales (ámbito en el que incluyó la sacrosanta austeridad), el impulso a la movilidad laboral, y —aquí llega la novedad— un mayor chorro inversor a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para aumentar las posibilidades de que los jóvenes griegos, portugueses, españoles e italianos encuentren un empleo, además de financiar proyectos de infraestructuras, energía e I+D, informa Luis Doncel.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, explicó que el BEI ha recibido un mandato que consiste en una ampliación de capital de unos 10.000 millones de euros, con los que podría movilizar hasta 150.000 millones junto con el sector privado. Además, usará los fondos estructurales como palanca para las inversiones.

Junto con España, Grecia fue el otro foco candente en la reunión. Nada nuevo bajo el sol: Barroso y Van Rompuy explicaron que la Unión quiere que Grecia siga formando parte de la familia. Anunciaron el envío de fondos estructurales para impulsar el crecimiento e informaron de los 150.000 millones que ha recibido ya Atenas de la Unión y el Fondo Monetario Internacional.

Grecia quiere renegociar las condiciones del acuerdo por el que debe aplicarse una cura de austeridad, en función de los resultados electorales de mediados de junio. La Unión no transige. Los fondos aprobados y los estímulos solo llegarán si los griegos forman un Gobierno que respete los acuerdos firmados.

Tampoco con España hay novedades. Rajoy rechaza, al menos “a día de hoy”, que la banca española tenga que acudir al fondo europeo de rescate para recapitalizarse, como ha sugerido Hollande. Admitirlo supondría reconocer que su agujero es mayor de lo que parecía. Rajoy ha encargado a dos auditores externos un examen de la situación del sistema financiero español para despejar las dudas sobre su solvencia. Pero cada vez más voces en Bruselas instan a España a pedir el dinero, aunque por una vía alternativa: permitir al fondo de rescate que inyecte dinero en los bancos directamente, sin que Madrid lo solicite, permitiría al Gobierno español salvar la cara.

Una vez más, Alemania se niega. Hace falta un acuerdo político. Para cuando llegue, quizá sea tarde: la política, una vez más, como coche escoba de las ideas económicas.


Se acentuaron diferencias entre Merkel y Hollande sobre las recetas del crecimiento

La UE no logra superar las divisiones

Berlín volvió a rechazar los eurobonos

Por Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
La Nación, 24/05/2012

París.– Al cabo de una extenuante cumbre, los líderes europeos reunidos en Bruselas no consiguieron ayer superar sus diferencias en torno a los instrumentos necesarios para inducir el crecimiento en la Unión Europea (UE). Al mismo tiempo, el bloque estudia seriamente las eventuales consecuencias de que Grecia se retire del euro .

Luego de ocho horas de intensos debates, los 27 jefes de Estado y de gobierno de la UE no lograron llegar a una posición común. Reunidos para hablar de crecimiento y preparar la cumbre oficial del mes próximo, las divisiones entre franceses y alemanes aparecieron incluso antes del inicio de la reunión: mientras el presidente François Hollande defiende la creación de eurobonos, la canciller Angela Merkel los juzga totalmente ineficaces.

Alemania tiene "enormes dificultades" con la posición francesa de mutualizar las deudas de la zona euro , dijo Merkel al término de la reunión. "Tenemos diferentes posiciones sobre los eurobonos. He insistido en que lo que necesita la zona euro es una mayor cooperación económica, utilizando el Pacto de Equilibrio Presupuestario como marco de referencia", agregó.

Merkel también defendió las reformas estructurales y la profundización del mercado interior europeo como la mejor forma de crear riqueza.

Por su parte, Hollande reconoció tener "una opinión distinta" y haber solicitado que la posibilidad de una emisión de eurobonos quedara "grabada" en la agenda de la cumbre del mes próximo, como una "etapa más de la integración" europea.

Ante esa pulseada anunciada, el presidente de la UE, Herman van Rompuy, abrió la cumbre informal exhortando a los dirigentes a manifestar "una fuerte voluntad de compromiso". Al cursar las invitaciones a la reunión, Van Rompuy –que apoya la emisión de eurobonos– había solicitado que "todas las cuestiones fueran abordadas sin tabúes".

Varias iniciativas susceptibles de reactivar el crecimiento a mediano plazo –y que forman parte de las reivindicaciones de Hollande– contaban anoche con el necesario consenso, aun cuando las decisiones definitivas no debían ser tomadas ayer. Entre ellas, la movilización para las pymes de unos 80.000 millones de euros de fondos estructurales europeos que no han sido utilizados; el lanzamiento de euroobligaciones para financiar grandes proyectos de infraestructura, y un aumento de las capacidades crediticias del Banco Europeo de Inversiones (BEI). La idea cuenta con el apoyo de Alemania.

"Hemos hablado de los bonos para proyectos. Pienso que deben utilizarse sobre todo para Estados que los necesitan urgentemente, como Grecia, Portugal, Italia y España", dijo Merkel después de la cumbre.

Un plan piloto sobre los llamados "europroyectos" podría resultar en el desbloqueo de unos 4600 millones de euros de inversión. La recapitalización del BEI le permitiría financiar proyectos por 180.000 millones de euros.

La UE también presentó los primeros resultados de una iniciativa que permitió desbloquear 7300 millones de euros de fondos europeos para alentar el empleo de los jóvenes en ocho países donde el desempleo supera el 30% de esa franja de la población activa.

Compromiso

Para que el debate pudiera avanzar, Hollande puso entre paréntesis su exigencia de renegociar el Tratado de Disciplina Presupuestaria. Una promesa de campaña que provocó, desde el primer día, el rechazo de Berlín. El presidente indicó que podría renunciar a esa idea si obtuviera un acuerdo satisfactorio sobre el crecimiento en un texto separado. Al mismo tiempo, se comprometió a sanear las finanzas públicas francesas.

Pero la voluntad de Hollande de poner sobre la mesa la emisión de eurobonos para mutualizar la deuda provocó nuevas tensiones con Merkel. Esa cuestión irrita en Alemania, donde nadie quiere ofrecer un seguro contra todo riesgo a países como Grecia, que –sin embargo– podrían así conseguir préstamos a tasas muy bajas y llevar a buen puerto las necesarias reformas.

Otros países, como Holanda y Finlandia, piensan lo mismo que Alemania. Pero Hollande es apoyado por Italia, España e, incluso, la Comisión Europea (CE). Para Merkel –que ha tenido que aceptar violaciones del Tratado de Maastricht, que prohíbe formalmente el rescate de países y las acciones del Banco Central Europeo (BCE) a favor de los bancos–, aceptar los eurobonos es políticamente imposible. Cuando faltan sólo 15 meses para las elecciones legislativas, la canciller podía difícilmente dar señales positivas sobre esa eventualidad, sin que fuera interpretado como una derrota por su electorado.

Esas preocupaciones resultaron prácticamente eclipsadas por las inquietudes provocadas por Grecia. La situación de ese país es tan delicada que los países de la eurozona comenzaron a reflexionar sobre las consecuencias de su salida de la unión monetaria, a pesar de que todos rechazan esa eventualidad.

"Queremos que Grecia se quede en el euro, pero insistimos en que se apegue a los compromisos que acordó", señaló Merkel anoche.

En ese sentido, el Bundesbank (el banco central de Alemania) estimó que una salida de Grecia del euro sería "manejable".

Dos posturas enfrentadas

Apoyos a Merkel

Holanda. Tradicional aliado en la política de ajuste de Berlín, la caída del gobierno holandés –que trataba de cumplir con las metas del déficit de la UE– complica a Merkel.

Austria. Sus funcionarios apoyan los planes de austeridad de Merkel y su negativa a los eurobonos, aunque las posturas abrieron grietas en la coalición de gobierno.

Finlandia. El primer ministro Jyrki Katainen fue tajante en su respaldo a la receta alemana de austeridad y en su rechazo a la mutualización de la deuda.

Bulgaria. El premier conservador Boyko Borissov señaló que respalda con firmeza el crecimiento, "pero sobre la base de la disciplina fiscal, antes que nuevos créditos".

Apoyos a Hollande

Italia. El primer ministro Mario Monti es uno de los principales apoyos del presidente francés; calificó como "prioritario" el crecimiento de la Unión Europea para superar la crisis.

España. Pese a haber lanzado severos planes de ajuste, el gobierno conservador de Mariano Rajoy avala la receta francesa para reactivar la economía europea.

Grecia. Varios líderes políticos piden revisar las condiciones del rescate europeo que recibió Atenas, que obligaron al país a aplicar duros ajustes.

Portugal. El premier conservador Pedro Passos Coelho coincidió con Hollande en que se deben aplicar medidas para impulsar el crecimiento económico.

Qué los separa

Eurobonos. Este instrumento opera del mismo modo que los bonos emitidos por un gobierno, sólo que, en este caso, serían los 17 miembros de la eurozona los que garantizarían –colectivamente– el pago de la deuda de algunos países miembros.

Diferencias. Apoyado por otros gobiernos, Hollande pide lanzar eurobonos, pero Merkel los rechaza porque no quiere que todo el bloque asuma la responsabilidad de la pesada deuda de otros Estados, como Grecia.

Pacto fiscal. Merkel ya dejó en claro que no está dispuesta a ceder su posición para no renegociar el pacto de disciplina fiscal de la UE, como reclama Hollande.

Planes de estímulo. Con su discurso a favor de los planes de estímulo para el crecimiento, Hollande confrontó las políticas de austeridad que impulsa Merkel.

Las claves de la crisis del euro

P.–¿Está frenado el motor franco–alemán?

R.– El flamante presidente francés, François Hollande, hizo campaña a favor del crecimiento, en una clara confrontación a la defensa del riguroso ajuste fiscal que pregonaba el tándem compuesto por su antecesor, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel. Incluso, Hollande condicionó la firma del Pacto de Estabilidad impulsado por Berlín. Pero el compromiso del mandatario socialista a respetar el equilibrio de las finanzas públicas debería tranquilizar a Alemania. Otro obstáculo en esta nueva relación franco–alemana es la firme intención de Hollande de promover la creación de eurobonos, a los que Merkel se opone.

P.– ¿Grecia saldrá del euro tras las elecciones del 17 de junio?

R.– Pese a las especulaciones, el favorito para los comicios griegos, el partido de izquierda radical Syriza, prometió que, de ganar, mantendría al país en el euro. Pero si el memorándum firmado por Grecia con sus acreedores no se cumple, éstos suspenderán su ayuda a Atenas, y se precipitaría una salida de la eurozona.

P.– ¿Qué hará el Banco Central Europeo?

R.– El organismo prestó a los bancos de la eurozona un billón de euros a tres años, a condiciones muy ventajosas. Según Fitch, podría lanzar una operación similar en caso de un evento mayor, como la salida de Grecia del grupo.

P.– ¿Rechazarán los irlandeses el pacto de disciplina fiscal?

R.– El tratado, que debe ser ratificado por 12 Estados para entrar en vigor, parece ser apoyado por una mayoría de electores en Irlanda, el único país que lo someterá a referéndum, el 31 de mayo. Sin embargo, un nuevo rechazo de Dublín no impediría la aplicación del pacto en los países firmantes.

P.– ¿Qué son los bonos de infraestructura?

R.– Son un instrumento destinado a relanzar las grandes obras públicas y a impulsar la economía. El Banco Europeo de Inversiones, un nuevo proyecto de la UE, emitiría obligaciones para financiar infraestructura. Sería el primer paso hacia los polémicos eurobonos.


Los eurobonos se convierten en la principal divergencia
entre Merkel y Hollande

La ruptura entre París y Berlín bloquea la UE

Por Luis Doncel
Desde Bruselas
El País, 24/05/2012

“Se suele decir que cuando Alemania y Francia no cooperan, tenemos un problema. Pero cuando lo hacen, tenemos otro”. Esta frase, salida de la boca de un diplomático de un pequeño país de la UE y recogida el miércoles por el Financial Times, resume a la perfección los nuevos vientos que recorren Europa.

La victoria del socialista François Hollande ha acabado con el archifamoso directorio Merkozy, que generó bastantes resquemores entre aquellos socios que veían cómo París y Berlín —o mejor dicho, Berlín y París— cocinaban las decisiones que más tarde imponían al resto de la Unión.

Algunos se alegran de que la hasta ahora todopoderosa Angela Merkel, que apoyó sin tapujos a Nicolas Sarkozy antes de las elecciones, se haya topado con un contrapeso que le obligue a pensar en el crecimiento y en la creación de empleo, y no solo en la austeridad. Otros lamentan, sin embargo, que la ya de por sí errática dirección política de la UE pueda ahora atascarse en un momento clave.

La cumbre del miércoles sirvió para escenificar los nuevos tiempos, en los que los eurobonos se han convertido en la principal divergencia franco–alemana. “He presentado mi posición y el presidente francés ha expuesto la que ya había anunciado. Ha sido una discusión muy detallada”, aseguró la canciller, que solo estará dispuesta a garantizar la deuda de otros Estados cuando los alumnos díscolos hayan hecho todos los deberes en forma de reformas estructurales y dolorosos recortes.

Más directo fue el francés a la hora de explicar el encontronazo. “Merkel no considera un elemento de crecimiento, sino una perspectiva a largo plazo de integración. Yo creo que puede ser una ocasión de mutualizar la deuda futura que permita a los Estados una financiación más asequible”, aseguró Hollande en su bautizo en una cumbre.

La presentación en sociedad del flamante presidente francés fue precisamente, según fuentes comunitarias, uno de los motivos que llevaron al Consejo Europeo a convocar la cumbre informal del miércoles, más allá de la mencionada agenda por el crecimiento, cuya concreción llegará en la cumbre del 28 y 29 de junio. Otros motivos para que los jefes de Estado y Gobierno quisieran verse las caras, según las mismas fuentes, era la necesidad de Irlanda de mostrar el interés europeo por fomentar el crecimiento y la creación de empleo antes del referéndum del próximo 31 de mayo en el que sus ciudadanos se pronunciarán sobre la política de austeridad; así como la voluntad de evitar suspicacias entre los socios europeos y mostrar que las decisiones se toman entre los Veintisiete, y que Berlín y París ya no hablan por toda Europa.

Pese al choque inicial, nadie garantiza que la pareja Merkollande no acabe encontrando puntos en común. Los dos se necesitan demasiado como para empezar una guerra. Expertos como el politólogo alemán Stefan Seidendorf recuerdan que su relación ha empezado mejor que la de Jacques Chirac y Gerhard Schröder —“que no podían verse”—, o incluso que la de la propia Merkel cuando se las tuvo que ver en 2007 con un recién elegido Sarkozy. “Es normal que al principio no estén de acuerdo. Y que poco a poco vayan limando asperezas”, subraya una fuente diplomática francesa.

Frente a la división en torno a los eurobonos, Merkel y Hollande coincidieron en el diagnóstico sobre la madre de todos los problemas: ambos apuestan por la permanencia de Grecia en el euro y por el cumplimiento de las obligaciones a las que se ha comprometido. Sin embargo, según informó Reuters, responsables gubernamentales de la eurozona ya han dicho a los Estados miembros que preparan planes de contingencia por si finalmente Atenas abandona el club. La agencia de noticias, que cita tres fuentes familiarizadas con las conversaciones, asegura que el pasado lunes tuvo lugar una teleconferencia en la que se pidió a cada país que se preparara para lo peor.

Sin embargo, una alta fuente comunitaria desmintió que Bruselas dé ya por descontada la primera expulsión de la unión monetaria. “Grecia no va a salir del euro. No hay plan de contingencia ni plan B”, señaló el jueves con rotundidad, al tiempo que justificaba la obligación de los griegos de cumplir con sus compromisos. “Hemos de respetar a los votantes de una democracia. Pero también a los contribuyentes de 16 países que han ayudado a Atenas con 150.000 millones de euros, que es más que todo el PIB griego”, añadió.


Los socialdemócratas alemanes y Los Verdes se suman
a Merkel en el rechazo a los eurobonos

Por Juan Gómez
Desde Berlín
El País, 24/05/2012

Los dos principales partidos de la oposición, el socialdemócrata SPD y Los Verdes, rechazan la propuesta francesa de que Europa emita deuda conjunta. El presidente de los socialdemócratas, Sigmar Gabriel, ha dicho hoy que su partido propugna “otro tipo de eurobonos”: la “colectivización de la parte de la deuda supere el 60% del Producto Interior Bruto (PIB)” de cada país socio, “para saldarla en un plazo de 25 años”. Pero el SPD no apoyará la propuesta del presidente francés, el socialista Francois Hollande, para que toda la Eurozona se endeude de forma colectiva. La democristiana Angela Merkel (CDU), canciller federal, también se opuso tajantemente a los eurobonos en la cumbre europea del miércoles por la noche en Bruselas.

La oposición no hará de los eurobonos un caballo de batalla para negociar con Merkel su apoyo parlamentario al Pacto Fiscal europeo. La coalición de centroderecha que ella preside precisa de sendas mayorías de dos tercios en ambas cámaras parlamentarias (Bundestag y Bundesrat) para ratificar el acuerdo, firmado en marzo por 25 de los 27 miembros de la Unión Europea. La canciller se reunió el jueves por la tarde en Berlín con los líderes de los dos principales partidos de la oposición, SPD y Los Verdes, para escuchar sus condiciones.

Tras el distanciamiento de Gabriel, también el jefe parlamentario de Los Verdes Jürgen Trittin, expresó sus reticencias hacia los eurobonos, “que en principio tendrían sentido, pero que ahora mismo son incompatibles con el Derecho” europeo. El rechazo a endeudarse junto a países con serios problemas de solvencia como España o Italia está muy extendido entre los votantes alemanes. Ahora mismo, el Tesoro alemán es capaz de ganar dinero con los intereses nimios a los que coloca sus bonos, mientras que la deuda española se ha encarecido por encima del 6%.

La reunión entre los dos partidos del Gobierno, el SPD y Los Verdes sirvió a todas luces para acercar las posiciones ante un posible acuerdo el próximo 13 de junio. Las diferencias entre Merkel y la oposición son menos enconadas que las que la separaron en Bruselas del socialista francés Hollande. Según explicó Gabriel tras la reunión del jueves, la canciller “ha avanzado” hacia las reclamaciones de la oposición y “ha levantado su bloqueo a un acuerdo por el crecimiento y las inversiones”. No se esperaba un acuerdo definitivo en la reunión del jueves, que según el líder parlamentario del SPD Frank–Walter Steinmeier era solo “un primer tanteo” en la negociación. Por su parte, el verde Trittin conminó a Merkel a “alcanzar el consenso con Francia, España e Italia” cuando se reúna con sus líderes en roma, a principios de junio.

El jefe de los democristianos (CDU/CSU) en la cámara baja (Bundestag), Volker Kauder, se dijo persuadido de que los diputados aprobarán “antes del verano” el Pacto fiscal y el fondo de estabilidad permanente ESM. Dado que el Pacto Fiscal obligará a los Estados federados a reordenar sus presupuestos, quedan por debatir las exigencias de los länder gobernados por el SPD.

Los 16 Estados determinan la composición de la cámara alta (Bundesrat), donde el equilibrio de fuerzas es desfavorable a la coalición entre CDU y liberales (FDP) que gobierna Alemania. El ministro de Hacienda de Renania del Norte–Westfalia, el socialdemócrata Norbert Walter–Borjans (SPD), ha expresado las dudas de su partido ante las estrictas reglas de ahorro que impondrá a los Estados la entrada en vigor del Pacto. Alemania, dijo el jueves, “ya tiene reglas muy ambiciosas de contención presupuestaria”, así que será “necesario” buscar “nuevos ingresos” que compensen las estrecheces económicas del nuevo pacto.

En este sentido, el SPD insiste en el impuesto a las transacciones financieras como condición irrenunciable para apoyar el Pacto Fiscal de Merkel. La canciller ya se ha mostrado dispuesta a adoptar dicha medida, que en su gobierno podría encontrar la resistencia del sector empresarial de la CDU y de buena parte del partido liberal FDP. Entre los socios europeos, Francia apoya el impuesto, mientras que Reino Unido lo rechaza. El SPD asegura que no habrá acuerdo sin dicho impuesto.

Porque, según repitió Gabriel el jueves, “no se trata de cambiar el pacto fiscal, sino de completarlo con iniciativas para el crecimiento y el empleo” que podrían financiarse con la tasa a las transacciones. Otra propuesta socialdemócrata contempla el refuerzo del Banco europeo de Inversiones. También quieren que los fondos de cohesión se dediquen a proyectos que promuevan el crecimiento económico. En palabras de Gabriel, “no podemos seguir dedicando el 40% del presupuesto europeo a las subvenciones agrarias”.


Resistida en la UE, Merkel es respaldada en Alemania

La canciller apenas cuenta con oposición

Por Laura Lucchini
Desde Berlín
La Nación, 24/05/2012

Berlín.– La oposición alemana tiene en mano la carta para provocar la caída del gobierno de Angela Merkel, pero no tiene intenciones de jugarla. Sucede que la canciller alemana necesita el apoyo de los socialdemócratas (SPD, por sus siglas en alemán) en el Parlamento para impulsar el pacto fiscal, un plan que fomenta la austeridad y la disciplina presupuestaria como arma para superar la crisis en Europa.

Sería suficiente que la oposición se negara a votar el pacto fiscal para derrumbar el gobierno e ir a elecciones anticipadas. Pero el SPD tiene miedo de las consecuencias y prometió no hacerlo, una decisión que fortalece a la canciller. Aunque Merkel se vio debilitada por la victoria de Hollande en Francia y por la derrota de su partido en las elecciones de Renania del Norte–Westfalia, la canciller tiene poco y nada de oposición en Alemania.

De regreso en Berlín tras la cumbre informal de ayer en Bruselas, Merkel se verá hoy con los líderes de los tres partidos de la oposición. En este contexto, discutirá la aprobación del pacto fiscal en el Parlamento, que ella quiere que se haga durante la primera mitad de julio.

Para esto, necesita los votos de una parte de los diputados del SPD, de los Verdes y de la Izquierda, partido que se expresó en contra del pacto fiscal. Sin embargo, Frank Walter Steinmeier, líder del SPD, dijo la semana pasada que su partido votará a favor de la medida porque quiere hacer "una oposición constructiva" para prepararse para gobernar.

La frase de Steinmeier se presta a varias interpretaciones. Un sondeo publicado ayer por la revista Stern muestra que el partido de Merkel (la conservadora CDU) perdió en una semana el 4% de intención de votos y estaría ahora en el 31%, un resultado pésimo, aunque destinado a cambiar una vez superado el efecto del golpe de las elecciones regionales.

El SPD, con el 21%, incrementó su intención de voto en apenas un punto tras la victoria en Renania del Norte–Westfalia. Los Verdes y los Piratas estarían en 13%, y los liberales del FDP, socios minoritarios de Merkel en la coalición de gobierno, en 6%.

Así las cosas, si las elecciones fueran mañana, el único resultado posible sería una gran coalición entre conservadores y socialdemócratas liderada por Merkel. ¿Acaso se refería a esto Steinmeier cuando hablaba de prepararse para gobernar? Está claro que nadie en la oposición tiene el poder para plantear un escenario con Merkel fuera del gobierno.

Además, entre Merkel y los socialdemócratas apenas se notan las diferencias de contenido.

La canciller se expresó en muchas ocasiones a favor de medidas para el crecimiento que no impliquen invertir dinero fresco y contraer nuevas deudas. Esa posición difiere, en este último punto, de la de Hollande, pero no sustancialmente de la postura de los socialdemócratas, quienes presentaron la semana pasada su plan de crecimiento.

Entre las medidas anunciadas por el triunvirato que dirige el SPD, formado por Peer Steinbrück, Sigmar Gabriel y Steinmeier, aparecen la activación de los fondos estructurales europeos, el fortalecimiento del Banco Europeo de Inversiones, la introducción de un impuesto a las transacciones económicas y la emisión de deuda vinculada a proyectos concretos de infraestructura.

No hay nada aquí que cuestione el contenido del pacto fiscal de Merkel ni nada que implique pedir más dinero al contribuyente. Por eso es de esperar que con estas simples exigencias lleguen fácilmente a un acuerdo con la canciller.