En medio del agravamiento de la crisis
europea y
bajo la amenaza del “dracmaggedón”
Elecciones bis en Grecia
Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico,
24/05/2012
Finalmente
el impasse político de las elecciones del 6 de mayo llevó a
la convocatoria de nuevas elecciones. Fue imposible formar
gobierno y, en medio de una coyuntura de desmovilización
pero de gravísima crisis y honda furia popular,
se impuso la salida institucional: una segunda votación el 17
de junio próximo.
Todo
esto sucede cuando, más que nunca, Europa es el epicentro
del agravamiento de la crisis mundial. Y Grecia, a su vez,
es en buena medida la clave de la situación europea; más
precisamente de la supervivencia del euro y de los destinos de
la misma UE.
La
reunión del G-8[]
realizada días atrás en EEUU fue incapaz –como de
costumbre, desde que comenzó la crisis– de tomar medidas
concretas y de fondo, más allá de escuchar los sermones de
Obama. Éste tampoco ha solucionado gran cosa en EEUU. Pero,
al tener a su disposición la maquinita de emitir dólares, ha
evitado por lo menos la situación depresiva que barre la
eurozona, encadenada a una moneda que funciona como un
depresivo “patrón oro”... sin oro.
Luego,
en esta semana, se está realizando la enésima “Cumbre
europea” en Bruselas, con pronóstico reservado y que no
augura mayores esperanzas en cuanto a medidas de superación
de la crisis. La magnitud de los problemas y las tensiones
entre los gobiernos de las dos principales potencias de la
eurozona (Alemania y Francia) –que a su vez,
distorsionadamente, reflejan divergencias de intereses y de
planes de las burguesías que representan– hacen difícil
que en Bruselas aparezca la salida a la situación más crítica
que atraviesa Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Una
situación que hoy combina, entre otros ingredientes, “una
complicada recesión, con 25 millones de parados concentrados
en la periferia y con los mercados apostando a una
ruptura del euro por
abajo (Grecia) o por el flanco financiero (la quiebra de la
banca española)”[].
En
ese escenario, las elecciones bis del 17 de junio en Grecia
pueden ser un acontecimiento de consecuencias trascendentales.
Elecciones bis
Al
hacer el balance de las elecciones del 6 de mayo, señalábamos
que en Grecia el repudio a los ajustes se había expresado
“mediante la ruptura del bipartidismo, con el
hundimiento de los dos grandes partidos tradicionales –Nueva
Democracia (conservador) y Pasok (social-liberales)– y el
vuelco de gran parte de los votos a los partidos,
principalmente de izquierda, que rechazaron de una u otra
manera el Memorándum y los paquetes de la UE”. Esto situaba
a Grecia en “un escalón superior de radicalización
en relación al resto de Europa”.[]
Sin
embargo, contradictoriamente, esta radicalización, expresada
así en las urnas, no se tradujo en la salida a la calle de
las masas trabajadoras, juveniles y populares desesperadas por
los ajustes, el hambre, la reducción de los salarios y el
desempleo masivo... y también furiosas por el tratamiento de
Grecia como una semicolonia de la Unión Europea.
Entre
los responsables de este notable contraste –la
hirviente rabia de la gente y su tendencia a votar por los
extremos, por un lado, y la presente desmovilización, por el
otro– hay que señalar, por supuesto, a las burocracias que
aún manejan los principales aparatos sindicales, las
centrales GSEE (privados) y ADEDY (estatales). Aunque las
crisis y las luchas motivadas por ella han impulsado procesos
de recomposición del movimiento obrero, con rupturas y
surgimiento de sectores luchadores independientes, las
principales organizaciones sindicales siguen copadas todavía
por esos burócratas afines al Pasok y Nueva Democracia, los
dos partidos tradicionales, responsables del sometimiento a la
UE, la firma del “Memorándum” y la aplicación de los
ajustes.
A
la desmovilización aporta su granito de arena el KKE (Partido
Comunista Heleno), que controla a sectores sindicales
minoritarios y del movimiento estudiantil, y que practica el más
extremo sectarismo. Con discursos ultra-radicales, el KKE rechaza
siempre la unidad de acción... o la rompe cuando se
produce. Así, en medio de una atmósfera política cargada de
electricidad, el KKE llamó a las masas movilizarse el 14 de
mayo... para ir un acto del KKE... donde habló Aleka Parariga,
secretaria general del partido, que lanzó la gran consigna
para unir a los trabajadores y las masas griegas: “¡Por un
KKE fuerte!”[]
Sin
embargo, tras las elecciones del 6 de mayo, los principales
responsables de la desmovilización no fueron ni los vetustos
burócratas de GSEE y ADEDY, ni la camarada Papariga. La palma
se la llevó en este caso, el “vencedor moral” de las
elecciones del 6 de mayo, Syriza (Coalición de la
Izquierda Radical) y su líder Alexis Tsipras.
Las
elecciones del 6 de mayo, significaron políticamente el
derrumbe del gobierno del banquero-estafador Papademos, un
“interventor” de Grecia impuesto desde Berlín y Bruselas
por la “troika” UE-FMI-BCE y apoyado en el parlamento
griego por el bloque Pasok-Nueva Democracia-Laos.
Claramente,
los votos positivos sumados a la insólita abstención en un
país donde el voto es obligatorio, indicaban un vuelco
masivo de repudio al ajuste, al Memorandum y al sometimiento a
la UE. Con el añadido de que en los votos positivos,
aunque hubo ganancias para la extrema derecha, el repudio se
había volcado principalmente hacia la “izquierda
radical”. Pero todo esto, pasado por el colador de los
fraudulentos mecanismos de electorales de la “democracia”
burguesa en Grecia, parieron un parlamento sin mayoría clara.
La
política de Tsipras y Syriza no fue de ninguna manera
romper este fraudulento impasse apelando a la movilización de
las masas que, con el voto o la abstención, habían
rechazado el hambre y la esclavitud de Berlín y Bruselas.
Como
advertimos en nuestra citada Declaración, “Tsipras...
se ha puesto en campaña, por arriba, para formar un gobierno
en base a un programa de 5 puntos, el primero de ellos,
declarar nulo el Memorándum impuesto por la UE. Pero la
‘lucha’ de Tsipras para formar gobierno, se limita a
reuniones por arriba con los otros líderes parlamentarios. Es
muy difícil que, ‘en frío’, los números den para formar
un gobierno ‘de izquierda’, más aun con el rechazo del
KKE... que practica una política ultrasectaria... En esta
situación, si no se logra formar gobierno, se llamaría a
nuevas elecciones. Opinamos que esto sería muy negativo: la
convocatoria a nuevas elecciones da una oportunidad a la
derecha, a la Unión Europea y a la burguesía griega en
sintonía con ella, de preparar un contraataque...”
Y añadíamos: “El gran problema es que
Syriza, como también la Izquierda Democrática, se mueven
exclusivamente dentro del inmundo pantano parlamentario...
Syriza e Izquierda Democrática no quieren llegar hasta la
ruptura con la eurozona ni menos aun con la Unión Europea.
Son formaciones políticas similares al Front de Gauche de Mélenchon
en Francia o Die Linke de Lafontaine-Gysi en Alemania: no sólo
están encuadradas en “reformar” la UE, sino que son orgánicamente
alérgicas a la movilización de masas, y a cualquier cosa
que no sean las elecciones y la charca parlamentaria.”
El “dracmaggedón”, la
campaña de terror que complica el panorama de las segundas
elecciones...
Tsiras
y Syriza se mueven pura y exclusivamente en el terreno
electoral-parlamentario, y evitan como la peste la movilización.
Pero esto puede terminar finalmente perturbando sus alegres cálculos
electorales.
La
línea de Tsiras fue desde el primer momento ir a nuevas
elecciones. Luego, en varias declaraciones, Tsiras dio por
sentado un triunfo arrollador el 17 de junio, porque el vuelco
popular expresado en las elecciones del 6 de mayo “aún
estaba a mitad de camino”. Concluye entonces que en junio
este giro se habrá consumado y el triunfo de Syriza será
aplastante.
Es
probable que sea así... en favor de eso actúan las cada vez
más atroces consecuencias del ajuste. Pero, en el vacío
político que implica la ausencia de movilización de
las masas, actúan también otras fuerzas y factores en
sentido contrario.
El
primero y principal de ellos es la campaña de terror
impulsada desde el gobierno, la gran burguesía, los medios y
la legión de agentes a sueldo de la Unión Europea sobre las
supuestas consecuencias apocalípticas que tendría un
gobierno de izquierda que fuese al choque con la UE, y así
provocase el fin del euro y la vuelta a la moneda nacional, el
dracma.
Una
radio de Atenas –uno de los tantos mercenarios mediáticos
de la derecha y la troika– ha acuñado el término “dracmaggedón”
para bautizar el Apocalipsis que supuestamente significaría
volver a tener moneda propia, rompiendo con la eurozona. El
argumento es simple: estamos muy mal, pero si nos atrevemos a
desobedecer y desafiar a los amos de Berlín y Bruselas, se
viene el “dracmaggedón”, y vamos a estar muchísimo peor.
La
movilización de las masas trabajadoras, populares y
juveniles, al generar confianza en sus propias fuerzas,
sería el mejor y más seguro antídoto. Pero esta movilización
hoy está “suspendida por campaña electoral”. Y los
primeros que deberían impulsarla –Tsipras y Syriza– están
dedicados al más absoluto y desmovilizador electoralismo.[]
Así,
los trabajadores y todos los castigados por el ajuste están
enfrentando individualmente las consecuencias, y no
como un colectivo en lucha.
Estos
factores están provocando algunas señales inquietantes en
relación a las elecciones del 17 de junio. Las primeras
encuestas indican una polarización entre derecha e
izquierda, algo distinta a la dispersión del voto
que fue la nota predominante de los comicios del 6 de mayo.
Según
distintos sondeos, el 17 de junio sería “una carrera entre
dos caballos, Syriza y Nueva Democracia”.[] Por escaso margen, unas
encuestas dan ganadora a Syriza; otras a Nueva Democracia.
Más
allá de la verosimilitud de estos sondeos, el hecho político
es que Nueva Democracia resucita políticamente como polo
de reagrupamiento de la derecha y de las fuerzas
pro-Memorandum. Se ha fusionado con otro partido
derecha, Alianza Democrática, y está en discusión una
alianza con LAOS, que lo acompañó en el gabinete con
Papademos.
Por
supuesto, al señalar esto no estamos pronosticando el
triunfo de la derecha el 17 de junio. Lo más probable es
que, a pesar de todo, el desarrollo de la crisis profundice el
“voto castigo” que se expresó el 5 de mayo. Y que el
teatro del “dracmaggedón” tenga finalmente menos público.
Pero
lo queremos resaltar, es que la política absolutamente
desmovilizadora y electoralista de esta “izquierda ¿radical?”
ha dejado un flanco por el cual la derecha contraataca y se
reagrupa. Otro flanco que dejan estos (dudosos)
“radicales” es su programa en relación al euro y la Unión
Europea, que comentamos siguidamente.
En
conclusión: el “izquierdismo radical” griego, hermano del
Front de Gauche de Mélenchon en Francia y de Die Linke de
Lafontaine y Gysi en Alemania, no es una herramienta de
combate para la durísima lucha que tienen frente a sí los
trabajadores europeos. ¡Más que nunca, en Grecia y el resto
de Europa, necesitamos partidos revolucionarios!
.– El G-8 agrupa a
Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón,
Reino Unido y Rusia.
.– Claudi Pérez y Miguel
Mora, “Alemania maniobra en Bruselas para neutralizar a
Hollande”, El País, 22/05/2012.
.– Declaración de la
corriente internacional Socialismo o Barbarie, 09/05/2012:
“Los trabajadores y el pueblo votaron contra el hambre y
la miseria del ‘Memorándum’ y los paquetes impuestos
por la Unión Europea”, SoB periódico Nº 224.
.– “Omilía
tes Alékas Paparégas, 14 Maïou 2012, Pedion tou ‘Areos",
www.kke.gr, 15/05/2012.
.– En contraste, son los
nazis de “Amanecer Dorado” quienes aparecen
relativamente más movilizados. Lograron provocar un
pogrom racista en un barrio de Atenas, con el pretexto de
un delito cometido por dos inmigrantes.
.–
Damian Mac Con Uladh, “News bites – Opinion Polls”, Athen
News, 21/05/2012.
Tsipras: “Somos posiblemente
la fuerza más
pro-(Unión) Europea”
El diablo se llama Merkel
Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico,
24/05/2012
“No somos de ninguna manera una fuerza anti-(Unión) Europea. Somos
posiblemente la fuerza más pro-(Unión) Europea, porque los
poderes dominantes están llevando a la Unión a la
inestabilidad y al colapso de la Eurozona al insistir en la
austeridad.”
(“Tsipras brings
message to Europe: 'Let's talk'”, Athen News, 21/05/2012)
Decididas las
elecciones bis del 17 de junio, la campaña electoral de
Alexis Tsipras –la flamante superstar de la política
europea– no se inició en las calles de Atenas, sino en París
y Berlín.
De la mano de sus
camaradas del Partido de la Izquierda Europea –Jean-Luc
Mélenchon (PG) y Pierre Laurent (PCF), del Front de Gauche
francés, y Lafontaine y Gysi de Die Linke de Alemania–
Tsipras peregrinó por las capitales de los dos imperialismos
que mandan en la Eurozona, con un discurso tratando de
convencer que es el mejor paladín de la Unión Europea y el
euro. Y que es la mefistofélica Ángela Merkel y su política
neoliberal de austeridad lo que están llevando a la ruina a
ambas maravillas, la UE y el euro.
Tsiras
y Syriza pretenden además demostrar a las burguesías y los
políticos de la UE –en primer lugar, a François Hollande y
el PS francés– que no son jóvenes revoltosos ni
“loquitos”, sino serios aspirantes a “estadistas”. En
Francia, Tsipras intentó infructuosamente ser recibido por
Hollande, quién se lo habría sacado de encima con una
justificación protocolar algo dudosa: como presidente, sólo
puede recibir a gobernantes extranjeros o sus enviados. Además,
una broma de Tsiras en los medios, produjo un chisporroteo:
dijo que si Hollande no cumple las expectativas, lo van a
llamar “Papahollande”, aludiendo a Papandreu del PS
griego.
El
hecho es que Tsipras y Syriza, en la confrontación que
comienza a delinearse en la UE, intentan sintonizar con
Hollande y los partidarios del “crecimiento”, contra la
Merkel y su Sancho Panza, el burro Rajoy, neoliberales
deflacionistas sanguinarios. Sin embargo, en su intento de
hacerse aceptar por un sector del establishment de las
potencias que mandan en la eurozona, posiblemente Syriza exagera
las dimensiones de esta disputa que apenas empieza. Es que
una cosa es la emisión de Eurobonos (una especie de
Quantitative easing a la europea) y otra tolerar que Grecia
derogue unilateralmente el Memorándum y suspenda el pago de
la deuda.
Una
larga entrevista a Panayiotis Lafazanis, []
principal diputado e ideólogo de Syriza, aclara bien esos
aspectos... y sus insalvables contradicciones que, como buen
reformista, cree posible conciliar. En primer lugar, Lafazanis
declara que:
“La
primera prioridad del gobierno de Syriza será anular el
Memorandum y las leyes aprobadas para implementarlo. Esta es
un acción ‘no negociable’. Pero insiste en que Syriza no
desea salir de la eurozona o de la UE, y subraya que Grecia no
podrá ser expulsada bajo los actuales tratados y reglas de la
UE.
“La
segunda prioridad será negociar una masiva amortización de
la deuda nacional, que está puesta como condición necesaria
para que el país sobreviva... (mientras tanto, se suspendería
el pago). Y, tercero, la nacionalización de todas las compañías
estratégicas –energía, comunicaciones, etc.–.”
Cuando
el periodista le observa que eso puede ser un casus belli con
la UE y las potencias que la dirigen, la respuesta es la típica
del reformismo: no va a haber mayores problemas, porque los
tratados de la UE no prohíben nada eso, no habrá forma
legal de actuar contra Grecia. La UE y el euro básicamente
son excelentes, pero todo ha sido pervertido por la política
neoliberal-monetarista y neocolonial de Merkel.
El
problema de fondo, más allá de las presiones que ahora
empujan a Syriza al más profundo oportunismo, es su raigal
concepción de la UE y el euro como básicamente progresivos.
Si andan mal y revientan al pueblo griego (y a los españoles,
los irlandeses, los portugueses, etc., etc., además de
amplios sectores sociales de sus países dominantes, como
Francia y la misma Alemania) es por la política que
se aplica hoy, no por la naturaleza social, de
clase, de los estados que componen la UE... y que mandan en
ella. En conclusión, cambia esa política y las cosas se
solucionan.
No
sabemos si Tsipras, Lafazanis y demás dirigentes de Syriza
creen realmente esa ingenuidad reformista. Pero lo prudente
sería que, si llegan al gobierno y pretenden derogar el Memo,
suspender el pago de la deuda y nacionalizar, se prevengan
haciendo lo que hoy no hacen: movilizar a las masas
trabajadoras y populares.
.-
George
Wilson, “Panayiotis Lafazanis: Farewell to the
Memorandum”, Athen News, 17/05/2012.
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