Grecia
Se desinfla el globo de la “izquierda radical”
Tsipras y Syriza muestran sus cartas
Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, semanario, 12/09/2013
En Europa desde la posguerra, por efecto de las vacaciones, suele haber
en verano un cierto paréntesis de acontecimientos políticos,
grandes o chicos. Pero este año hubo dos hechos de cierta
importancia para la izquierda; en especial para los que nos
reclamamos socialistas revolucionarios. En Grecia, un congreso
de Syriza sinceró un indudable giro
a la derecha. En Italia, otro congreso, el de Sinistra
Critica, una corriente con una larga trayectoria en el
trotskismo, votó que “dejará
de existir”. Este último hecho lo comentaremos la semana próxima. Ahora,
veamos lo de Grecia.
Del 10 al 14 de julio, tuvo lugar en Atenas un congreso de Syriza, el
agrupamiento de “izquierda radical” que logró el 27% de los votos en las elecciones de junio del año pasado,
apenas a dos puntos del vencedor, el partido conservador Nueva
Democracia, que encabeza el gobierno griego.
Este indiscutible éxito electoral llevó al estrellato mundial a Syriza
y su fotogénico líder Alexis Tsipras. Sus bolsillos llenos
de votos impactaron en muchos sectores que se reclaman “de
izquierda” y/o “radicales”, tanto en Europa como en
otros continentes.
En Argentina, por ejemplo, el MST y su ex aliado, Pino Solanas,
recibieron con los brazos abiertos a Tsipras y declararon que seguirían
el modelo de Syriza. En Europa, un sector mayoritario de
la dirección de la IV Internacional de Bruselas también puso
a Syriza como ejemplo. En cambio, desde la misma Grecia, la
sección oficial de ese agrupamiento internacional, la OKDE-Spartakus,
alertó en un sentido totalmente opuesto. Hoy se verifica que
tenía plena razón. Por nuestra parte, nos ubicamos también en ese
campo crítico a Syriza.
En hecho es que Syriza llegó a ser para muchos el modelo europeo y mundial de agrupamiento político que hay que
construir en esta época. Sería –¡al fin!– la
materialización exitosa de la fórmula de “partidos
amplios anticapitalistas”.
Estos “partidos amplios anticapitalistas” no tienen una “definición
estratégica” socialista
o revolucionaria. Se declaran “anticapitalistas” o de
izquierda “radical”, pero no definen qué sistema social
debería reemplazar al capitalismo, ni con qué método
(reforma o revolución) lograr eso. Sin embargo, la respuesta
está implícita: la actividad primordial de estos partidos
para “llegar a ser de masas” no son las luchas obreras y
populares (un camino que podría llevar a revoluciones sí
crecen y se generalizan), sino esencialmente la participación
en las elecciones. Con esa estrategia, se intentó remontar la
situación abierta tras la caída del Muro de Berlín y el
“fracaso del socialismo”.
Por nuestra parte, de ninguna manera rechazamos agrupamientos en una
misma organización de distintas corrientes. Pero estos
reagrupamientos deben
basarse en una clara delimitación programática socialista y
revolucionaria. Si no es así, la realidad política tarde
o temprano los pone en crisis.
Ya van casi dos décadas de experiencias diversas de “partidos
amplios”. Y ha sido una historia de saldos negativos, que
arrasaron con organizaciones importantes y desmoralizaron a
numerosos militantes. Así fue desde la prehistoria de estos
ensayos con el PT de Brasil, en que una fuerte agrupación
(Democracia Socialista) acabó liquidada y con varios de sus
dirigentes cooptados como ministros y diputados de un gobierno
patronal. Luego, entre otras, vino la experiencia con
Rifondazione Comunista de Italia, con un saldo no menos
negativo, que ha finalizado ahora con la desaparición de
Sinistra Critica. Por último, la pasada crisis del NPA (Nuevo
Partido Anticapitalista) casi inmediatamente después de su
fundación, se inscribe en esa problemática.
Sin embargo, los recientes éxitos de Syriza en las urnas revivieron el
proyecto de coaliciones o partidos “anticapitalistas” de
masas, por vía electoral. En esto, se desecharon las
advertencias de organizaciones revolucionarias de la misma
Grecia, como la OKDE-Spartakus. Ahora los alertas sobre el carácter
de Tsipras y Syriza se verifican por completo.
Congreso de Syriza: ni coalición,
ni de “izquierda radical”
La sigla “Syriza” es la contracción de Synaspismós Rhizospastikís
Aristerás, que significa “Coalición
de la Izquierda Radical”.
La importancia del Congreso de julio es que votó que Syriza ya no
será una coalición sino un partido…
en el que Tsipras tendrá el mando… y habrá que acatarlo.
Las corrientes y agrupaciones internas deben
disolverse. Y, además, Syriza tampoco
será de “izquierda radical”… ni nada que se le
parezca… Y al que no le guste, allí está la puerta para
irse… Este es el caso de algunos grupos trotskistas y otras
corrientes, como la encabezada por el legendario héroe de la
resistencia a los nazis, Manolis Glezos.
Esto ha sido un inesperado balde de agua fría para muchos militantes
que, honestamente, habían renovado esperanzas en la fórmula
de los “partidos amplios”, que finalmente parecía
concretarse en Syriza.
Sin embargo, este curso a la derecha (que ya le valió a Tsipras
silbatinas en recientes movilizaciones) era “número
puesto”. Fue acelerado por la situación de Grecia, donde
revivieron las protestas en junio y julio, y hay un desgaste
del gobierno, con la ruptura de la coalición ministerial y la
posibilidad de que finalmente se convoque a elecciones.
En ese cuadro, Tsipras trata de demostrar a sus patrones de Berlín,
Bruselas y Washington que no es un “loquito” ni mucho
menos un “izquierdista radical”, sino un “serio
estadista” que no va sacar los pies del plato de la UE y del
euro, que va seguir pagando la deuda y que además gobernará en frente único con la miserable burguesía griega.
Esto se concreta en el proyecto
de nuevo gobierno que bosquejó Tsipras en el Congreso de
Syriza: una amplia
coalición con el resto de los partidos patronales. Sólo
quedarían excluidos los fascistas de Aurora Dorada y el
sector del actual primer ministro Samaras dentro de Nueva
Democracia. Pero el resto de este partido archiconservador
también podría ser parte del futuro gobierno de la
“izquierda radical”. Asimismo, serían bienvenidos el
PASOK (los socialdemócratas hoy en ruinas que iniciaron la
aplicación de los planes de hambre de la Troika) y los tránsfugas
de DIMAR (Izquierda Democrática) que estuvieron en el
gabinete de Samaras hasta hace poco.
Esta resultó ser, finalmente, la verdadera
“coalición” (synaspismós) a la que apunta Tsipras.
La experiencia de Syriza debe ser motivo de un amplio debate
entre los socialistas revolucionarios… y sacar conclusiones.
[1].-
Una amplia información sobre la situación de Grecia y el
Congreso de Syriza, puede verse en: Charles-André Udry,
"Le Congrès de SYRIZA déphasé par rapport aux tâches
politiques nécessaires", A
l’encontre, le 30 juillet 2013.
Tsipras resucita un viejo fraude stalinista para justificar
su curso a la
derecha
El “frente antifascista”
Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, semanario, 12/09/2013
Nada nuevo bajo el sol. Al “izquierdista radical” Tsipras le es hoy
muy útil su formación en el stalinismo.
¿Cómo hace para justificar ante su público y sobre todo ante los
activistas de Syriza su proyecto de coalición con la mayoría
de los más infames políticos patronales? Resucitando el
viejo artilugio del “frente popular antifascista”, con el
cual el stalinismo legitimó sus mayores traiciones y también
las peores derrotas de la clase trabajadora, desde Guerra
Civil Española hasta la colaboración con los gobiernos
burgueses “democráticos” que garantizaron en Europa
occidental la supervivencia del capitalismo después de la
Segunda Guerra Mundial.
Al calor de la crisis (y de la pasividad de las burocracias sindicales y
de direcciones de “izquierda” como Syriza), el grupo
fascista Aurora Dorada se ha fortalecido en los medios lúmpenes
y de la pequeña burguesía desesperada, aunque aún está muy
lejos de ser una alternativa de poder.
De todos modos, la experiencia histórica demuestra que, para combatir realmente
al fascismo, lo fundamental es la unidad
y movilización de los trabajadores y las masas populares
contra los “fachos” y por una salida
de clase frente a la crisis. Es la única manera de
disputar los sectores desesperados a los fascistas que
presentan sus propias “soluciones” como el racismo, ahora
contra los inmigrantes.
En vez de eso, Syriza, que es un partido electoralista sin mayor
presencia en el movimiento obrero, revive el viejo truco
stalinista: la unidad
con la burguesía “democrática” antifascista. Claro
que, para hacer unidad con los burgueses (por más “democráticos”
que sean), hay que renunciar a cualquier demanda que lesione
sus intereses, así como a todo “radicalismo”. Por su
parte, el grueso de la burguesía helena sigue fiel a la Unión
Europea, no quiere salir del euro ni menos dejar de pagar la
deuda… ¡Es que ella misma está en el gran negocio
financiero de la “austeridad” y los planes de “ayuda”!
¡No es una víctima de Berlín-Bruselas sino su principal
colaboradora en Grecia!
Entonces, si queremos enfrentar a los fascistas del brazo de los
burgueses helenos, no debemos “asustarlos” ni poner sobre
el tapete puntos que nos dividan de los patrones
(supuestamente) “democráticos”. En concreto: no hay que
pelear contra las patronales ni mucho menos enfrentar a su
Gran Hermano de Berlín y Bruselas.
El giro de Syriza en este Congreso, marca el rumbo de su adaptación a
los dictados del FMI, la Comisión Europea y el BCE. Es decir,
a la maldita Troika que ha impuesto, con la total aprobación
de la gran burguesía griega, el hambre y la desesperación en
los trabajadores y el pueblo heleno. (C.T.)
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