Después de un
largo verano, ha comenzado el año político
Preparar la lucha para derrotar al gobierno
Editorial de SOB-France, Octobre 2013
Socialismo o Barbarie, semanario, 03/10/2013
Después de un
largo verano, ha comenzado el año político. De lo que se
trata es de captar las tendencias de la situación política y
las posibilidades que se abren.
Hollande: el
presidente de la patronal
Hollande ha
demostrado repetidamente de qué lado de la barricada está: del lado de los empresarios y de los accionistas.
Las
apelaciones al "socialista" Hollande para que
actuara no logró salvar los empleos:
el presidente, su gobierno y su partido juegan en el bando
enemigo.
El papel que
jugó en relación a los planes de reestructuración de las
empresas (es decir, de los despidos masivos) PSA y
ArcelorMittal ha sido, si quisiéramos confiar en el gobierno,
de una pusilanimidad sin precedentes.
Si, por el
contrario, miramos la realidad tal cual es, hay que decir que jugó
el juego de los patrones. Después de lanzar amenazas
pomposas por radio y televisión, el gobierno solicitó a una
Comisión de “expertos” que dijera si el plan de despidos
de PSA era necesario: por supuesto, la Comisión llegó a la
conclusión de que el plan era la única solución para la
empresa.
El gobierno
quiere hacernos creer que no puede hacer nada acerca de estos
planes de reestructuración, que hacer algo "asustaría"
a los accionistas y esto sería perjudicial para la industria
nacional y por lo tanto también para los trabajadores. Sin
embargo, el gobierno ya ha dado miles de millones de euros a
los grandes grupos industriales, con el “Crédito para la
investigación” y el “Crédito para la competitividad”.
Estas medidas
propatronales, que sin duda los accionistas han recibido muy
bien, no han detenido sin embargo los despidos y los planes de
reestructuración. Entonces,
el gobierno otorgó miles de millones de euros para
"estimular" la creación de empleo a empresas que
finalmente... continuaron la destrucción de empleo, pero además,
después hacer estos regalos a las empresas, no tiene ningún
poder para prohibir los planes de reestructuración...
Realmente nos toman por
idiotas.
Pero además
de ser cómplice de los ataques de los empresarios, el
gobierno tomó las principales reivindicaciones de estos y está
firmemente comprometido en hacer realidad los sueños más
antiobreros de la patronal. Este es el caso de la ANI
(Acuerdo Nacional Interprofesional), que pone en cuestión
parte de los logros históricos del movimiento obrero,
facilita los despidos y permite a los patrones imponer nuevas
condiciones de trabajo (horario, sueldo, cadencias) sin el
acuerdo de los trabajadores.
La nueva
reforma de las jubilaciones, a la cual nos referimos en
otro artículo de esta edición, parte del mismo principio:
que los trabajadores paguen el costo de la crisis económica.
El Front de
Gauche y las direcciones sindicales: entre el apoyo y la
pasividad
Ante esta
situación, la política del Front de Gauche retrasa varios
meses: mientras los trabajadores sacan las conclusiones de un
año de Hollande en el poder y entienden que este gobierno no
defiende nuestros intereses, el Front de Gauche continúa con
su política estéril de "enderezar" el curso del
gobierno.
En primer
lugar, de parte de Mélenchon, copresidente y principal
candidato del Front de Gauche, que decidió tirar a la basura
todas sus críticas al gobierno de Hollande al proponer una
"convivencia de izquierda" que lo tendría a él
mismo como primer ministro. Salvo si creemos que Mélenchon
tiene una fuerza sobrenatural, mesiánica, gracias a la cual
tendría más peso que todo el gobierno y podría imponer su
política al ganador de las recientes elecciones
presidenciales y legislativas, esta política solo puede
significar darle una capa de pintura roja a las políticas
neoliberales del gobierno de Hollande.
Mélenchon
dice que el puesto de primer ministro podría ser ocupado por
otro que no fuera él, por ejemplo... el actual ministro
Arnaud Montebourg, que dejó pasar los planes de
reestructuración de PSA y Arcelor. Está claro cuáles son
los aliados de Mélenchon.
De parte del
Partido Comunista Francés, el otro componente del Front de
Gauche, la política es muy similar. El tono general de la
Fiesta de “L’humanité” (periódico del PCF), uno de los
eventos más importantes del PCF, era convencer a Hollande de
"volver a la izquierda".
En
“L’humanité” del 16 de septiembre, dedicada casi
exclusivamente a la Fiesta, se lee en uno de los artículos
centrales: “el pueblo de izquierda ha discutido sus
exigencias”.
¿Cuáles son
estas exigencias? Primero, "un mensaje de unidad hacia la
izquierda, por un nuevo rumbo”. Además, su política de
alianzas posibles con el PS desde la primera ronda de las
municipales es una prueba inequívoca de esta concepción: la
única discusión para llegar a una alianza con el PS es... el
número de concejales que el PS está dispuesto a conceder al
PCF. Como vemos, es una discusión programática del más alto
nivel.
No es de extrañar
entonces que los dirigentes de la CGT, fuertemente
influenciados por estas organizaciones, no hayan planteado una
lucha seria contra la reforma de las jubilaciones (la CFDT,
por su parte, ha vuelto a cruzar todo límite de clase,
defendiendo una posición servil al gobierno y a la patronal).
Después de los discursos pomposos a los que nos tienen
acostumbrados, la gran convocatoria de la CGT fue... un día
de movilización, el 10 de septiembre, en el cual la huelga ha
sido muy baja. Además es una movilización sin continuidad
directa, y que da la impresión de apuntar más bien a
descomprimir la bronca que a derrotar los planes del gobierno.
Construir una
alternativa política para derrotar al gobierno
El problema
que se plantea es por lo tanto antes que nada un problema político:
qué posición adoptar
respecto del gobierno, lo que a su vez determina las
perspectivas y la táctica a seguir.
Es evidente
que si tenemos la concepción de que el gobierno puede
"volver a la izquierda" (¿estuvo realmente a la
izquierda en algún momento?), las medidas para llegar a este
objetivo se limitarán a alianzas por arriba y como mucho a
algunas movilizaciones desparramadas y sin continuidad. Esta
es la táctica del Front de Gauche y de la dirección de la
CGT.
Por el
contrario, nosotros creemos que el gobierno es el enemigo de los trabajadores, y que su política no es un simple "error" del cual podría volver, sino una
estrategia consciente en defensa de los intereses de los
patrones y en contra de los trabajadores. Por lo tanto,
nuestra estrategia debe ser derrotar
este gobierno a través de la movilización, para
desbordar las trampas que nos pone, como el “diálogo
social”, para construir una relación de fuerzas propia.
Se trata
entonces de defender
una política independiente en dos planos. Más en
general, la idea de que este gobierno no nos defiende y
denunciar sistemáticamente todos sus ataques contra los
trabajadores y la población. Tiene un proyecto de conjunto
que no podemos dividir artificialmente. Detrás de algunas
medidas progresistas (como el matrimonio igualitario, aunque
en ese caso reculó en algunos derechos como la Procreación Médicamente
Asistida) lo que hay es un proyecto esencialmente antiobrero,
que pretende hacerles pagar la crisis a los trabajadores.
Además, hay
que dar una respuesta
concreta al problema de las jubilaciones (retiro),
rechazando la idea de que la reforma podría “mejorarse”.
Hay que decir claramente que el “diálogo social” sirve solamente para frenar la movilización
y dar lugar a acuerdos útiles a las patronales. Por el
contrario, la única manera de lograr que el gobierno retire
el proyecto de ley es con la huelga y la movilización de conjunto, lo que solo podremos
lograr desbordando a
las direcciones sindicales.
Para lograr
esto, hay que apoyarse en la autoorganización y las
diferentes luchas que hubo en los últimos meses.
Recientemente, cientos de trabajadores hicieron huelga en las
fábricas de Peugeot (Mulhouse, Vesoul, Sochaux), consiguiendo
victorias contra la intención de la patronal de avanzar aún
más sobre las condiciones de trabajo. La movilización del 10
de septiembre, aunque limitada, ha movilizado más allá de
los militantes sindicales. Además de la reforma general, una
reforma específica podría ser aplicada contra el régimen de
los ferroviarios, que históricamente fueron parte de los
sectores más combativos del proletariado francés.
Existen puntos
de apoyo para desarrollar la movilización. La reforma de las
jubilaciones es rechazada por sectores muy importantes de la
clase obrera: tras el revés que significó la reforma de
Sarkozy, los trabajadores no quieren ver empeorar aún más
sus conquistas históricas.
Por lo tanto,
hay que coordinar los sectores que salen a la lucha más allá
de la etiqueta sindical o del lugar de trabajo. Es necesario retomar la tradición de las asambleas interprofesionales, que en
muchas ciudades se habían convertido en una verdadera dirección
del movimiento en 2010. Solo así será posible construir
una alternativa a la burocracia sindical que se somete al
“diálogo social” del gobierno y desmoviliza a los
trabajadores, al mismo tiempo que una oposición política de
clase al gobierno de Hollande.
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