XXIII Encuentro Nacional de
Mujeres
Del consenso a la patota
Agrupación Feminista Las
Rojas
Socialismo o Barbarie, periódico,
28/08/08
En la ciudad de Neuquen,
Argentina, se realizó del 16 al 18 de agosto el XXIII
Encuentro Nacional de
Mujeres. Esta es una crónica de los debates y luchas políticas
del Encuentro.
¿Qué pasó en el acto de
apertura?
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Pan y Rosas no estuvo en
el acto de apertura
Ausente sin aviso
Cuando les preguntamos a las
compañeras de Pan y Rosas el por qué de su ausencia en el
acto de apertura, donde sabíamos que iba a haber pelea para
poder leer el documento alternativo, nos contestaron cada
una algo distinto, a saber: 1) que habían estado
imprimiendo un volante con el contenido del documento y no
llegaron a tiempo; 2) que sí habían ido pero no pudieron
entrar; 3) que la necesidad de defender a Zanón les impedía
“hacer frentes chicos”. La primera excusa es absurda: no
se necesitan más de dos personas para imprimir un volante.
La segunda se contradice con la primera. Sobre la tercera
razón, que parece la más plausible, quisiéramos debatir.
El hecho de que el PCR todavía ponga en los papeles la
defensa de Zanón no significa demasiado, visto el curso que
está tomando su política más general. Ahora que se ha
aliado a un sector patronal en un proyecto político
concreto (con “el campo”, los radichas y la Coalición Cívica),
más que nunca trabajará para clausurar cualquier expresión
independiente de la clase trabajadora del mismo modo que
hizo con el Encuentro, incluida Zanón. De hecho, la pequeña
delegación que mandó al acto del sábado en defensa de la
fábrica, se retiró cuando las trabajadoras hablaron contra
la patronal agraria.
En cambio, si lográbamos
imponer un acto de apertura más democrático, podrían
haber hablado las obreras de Zanón y haber llamado al acto
del sábado a todas las presentes, y tenido una presencia
mucho más visible en el Encuentro. Sabemos que era difícil
lograrlo y que toda la maniobra del acto de apertura estaba
muy armada, pero había que intentarlo aunque fuera en
circunstancias desfavorables.
Y lo asombroso fue que después,
en los talleres, las compañeras de Pan y Rosas hablaban de
“la pelea que dimos en el acto de apertura”… ¡como si
hubieran estado!
Francamente, no entendemos
bien su política. En Jujuy, no fueron al acto por Romina
porque lo organizaba el PCR. En Neuquén, no quisieron
agarrarse a palos con el PCR porque los necesitan para
defender a Zanón. ¿En qué quedamos?
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Este acto es una de las
actividades planificada por la Comisión Organizadora de la
provincia donde se realiza el Encuentro cada año. En ellos,
además de presentar números artísticos y lectura de
adhesiones, suele leerse un documento mediante el cual el
Encuentro se pronuncia acerca de los temas políticos,
sociales y referidos a los derechos de las mujeres que la
Comisión considere necesario tocar. Este documento,
respetando el famoso “espíritu del Encuentro”, debe ser
consensuado por las integrantes de la comisión. ¿Qué
quiere decir esto? Que sólo se incluyen en él aquellos
puntos y opiniones en los que la totalidad de la comisión
esté de acuerdo.
Las organizaciones de
izquierda, entre ellas Las Rojas, somos críticas de
este “espíritu”. Consideramos que el método adecuado
para resolver la política de un organismo es la votación.
Pero a esto nos referiremos más adelante, porque lo que
causó el escándalo en este acto de apertura no fue que la
izquierda intentara imponer la votación por sobre el
consenso, sino que una parte de la Comisión Organizadora
impuso un documento no consensuado por la Comisión,
y lo hizo por medio de una patota al mejor estilo de la
burocracia sindical.
¿Qué corriente aportó la
patota? El PCR. ¿Qué decía el documento en cuestión?
Apoyaba los reclamos de los productores agrarios, bandera
del PCR durante el conflicto del campo.
Cuando llegamos al lugar
donde se realizaba el acto, nos encontramos con los portones
cerrados. Lo único abierto era una puerta tamaño casa,
para que entraran 10.000 personas. Esta vez no hubo grupos
musicales, ni obras de teatro, ni se leyeron adhesiones.
Mientras las mujeres se apretujaban intentando entrar, a
toda velocidad se leyó el documento trucho (es decir, la
escritura de venta del Encuentro a la patronal agraria)
mientras las militantes del Plenario de Trabajadoras (PO) y
de Las Rojas (MAS) intentábamos que por lo menos se
leyera también el documento alternativo que habíamos
elaborado (firmado también por Pan y Rosas–PTS, aunque no
estuvieron en el acto de apertura), opuesto al del PCR, en
defensa de los derechos de las mujeres y los trabajadores,
en contra de todos los sectores patronales y del gobierno.
Pero no pudimos leerlo,
porque la patota del PCR rodeó el escenario y sacaba a
golpes a cualquiera que se acercara. Empujones, tironeos,
apretones a los pechos de las mujeres, incluso golpes a una
compañera embarazada, fueron los métodos con que se impuso
la entrega del Encuentro a la Sociedad Rural. Finalmente,
después del acto, leímos nuestro documento en la calle,
junto a la gran cantidad de mujeres que no habían podido
entrar al lugar.
¿Qué voces tendrían que
haberse escuchado?
No sólo estábamos presentes
muchísimas mujeres que repudiamos a la patronal agraria
tanto como al gobierno, a las que se nos obligó a
“embanderarnos” con “el campo” a fuerza de patadas y
empujones. Estaban presentes trabajadoras de Pirelli, que
enfrentan un durísimo conflicto por despidos, absolutamente
silenciado por los medios. También los familiares de una
mujer que lleva ocho meses en la cárcel por haberse hecho
un aborto, denunciada a la policía por una médica del
Hospital Larcade de San Miguel. Y la madre de Sandra, la
joven peruana que apareció asesinada en un edificio
ministerial de La Plata. Todas ellas, y cuántas más de las
que ni nos enteramos, viajaron 1.800 kilómetros con la
esperanza de difundir su lucha y recibir el apoyo explícito
y activo del Encuentro de Mujeres. Pero en los actos del
Encuentro nadie agarra el micrófono si no está llevado por
la Comisión Organizadora de esa provincia. Si necesitás
hacer conocer tu problema, sólo te escuchan las 40 mujeres
que están en tu taller (menos que en tu barrio), o tenés
que pasar hablando de taller en taller, con lo que no podés
participar de los debates.
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XXIII Encuentro Nacional
de Mujeres
El conflicto del Neumático
estuvo presente
Por Manuela
Agrupación Feminista Las Rojas
Para la delegación de las
compañeras que viajamos al Encuentro Nacional de Mujeres
fue un verdadero orgullo encabezar nuestra columna
con una bandera que dio cuenta del histórico
conflicto que están llevando los compañeros del gremio del
Neumático en su conjunto. La consigna “Viva la Lucha
de los Obreros del Neumático” no se plasmó sólo en
nuestra bandera, sino también en la política que llevamos
adelante en el Encuentro.
Y esto principalmente de la
mano de la participación de compañeras familiares de
despedidos de Pirelli que decidieron viajar con Las
Rojas para difundir la lucha, como así también
recaudar dinero para el Fondo de lucha, actividad central
para resistir la dura pelea que se está dando.
En el acto de apertura, donde
la Comisión Organizadora del Encuentro, no sólo no permitió
leer un documento que manifieste la tercera posición, la de
independencia de las patronales rurales y el gobierno K,
vendiendo el encuentro a la Sociedad Rural, sino que también
silenció, apelando a métodos patoteriles, a
las compañeras de Pirelli, impidiendo que ellas hablen y
difundan la dura pelea que se está dando en el Neumático y
que ellas también están llevando adelante.
Por ello, y por todas las
luchas que la Comisión Organizadora quiso silenciar, se
realizó luego otro acto en la puerta, donde sí se expresó
la posición de las mujeres que estamos dispuestas a luchar
por nuestros derechos ante miles de mujeres que se quedaron
en la puerta. Y es ante ellas, que finalmente las compañeras
de Pirelli se pudieron expresar, comenzando con este hito su
experiencia en el Encuentro.
La actividad se siguió a lo
largo del fin de semana recorriendo los talleres en las
distintas escuelas, comentando el conflicto y pasando la
alcancía, logrando una buena recepción que se plasmó en
los importantes aportes que las mujeres hacían luego de
escucharlas. Esto a pesar de que muchas de las coordinadoras
de los talleres les impedían entrar, con los más nefastos
argumentos, pero dirigiéndose a las mujeres que estaban en
las comisiones se encontró el apoyo y se logró pasar y
conseguir aportes, con aplausos de solidaridad a las compañeras.
También en el acto que se
realizó en Zanón, donde, junto a compañeros y compañeros
de Fate, dirigieron unas emotivas palabras que arrancaron
aplausos de los cientos de personas que estaban presentes.
Es importante destacar que la
participación de las compañeras tuvo implicancias no sólo
para la pelea del Neumático sino también porque ellas
comenzaron sus primeras experiencias de lucha, demostrando
una admirable fortaleza para dar peleas y luchar, realizando
un impresionante esfuerzo a lo largo del fin de semana.
En este sentido, participaron
en los talleres, más precisamente en el de mujeres y trata
de personas, donde además de discutir las problemáticas
específicas de las mujeres, lograron que esa comisión se
pronuncie en apoyo a la lucha de los trabajadores del Neumático
y que también colaboraran con el Fondo de lucha.
Para Las Rojas,
fue muy enriquecedor que las compañeras hayan formado parte
de nuestra delegación y queremos decirles que estamos a su
disposición para seguir impulsando el compromiso con la
lucha de las mujeres de Pirelli, no sólo para que el
conflicto se gane, sino también por la importancia clave de
que las mujeres avancemos y entremos en escena en los
conflictos.
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¿Por qué no podían leerse
los dos documentos? ¿Por qué los familiares de la compañera
presa no podían llamar a todas las mujeres de San Miguel
presentes a juntarse en su ciudad para exigir su libertad y
escrachar a la médica que la denunció, previniendo así,
de paso, a otras mujeres que pueden caer en el mismo
hospital? ¿Por qué las obreras de Zanón, aunque el
documento leído se pronunció a favor de que les entreguen
la fábrica, tenían que sufrir la vergüenza de verse
embanderadas de prepo con la patronal a la que han repudiado
públicamente junto a sus compañeros de fábrica? ¿El
Encuentro sólo reivindica su derecho a trabajar, pero no su
derecho a pensar? ¿Por qué las mujeres de Pirelli fueron
tan silenciadas en este Encuentro como lo son en los medios
de comunicación? ¿Dónde estaban las dirigentes feministas
“antipolítica”, las que no comparten manifestaciones
con la izquierda porque dicen que los partidos quieren
imponerles su programa, mientras el PCR imponía a golpes el
programa del “partido del campo”?
Muy distinta fue la reacción
de las mujeres participantes de los talleres. Donde tuvimos
la oportunidad de explicar lo que había pasado,
mayoritariamente se pronunciaban en repudio a la patoteada
de las organizadoras. Hubo que explicar mucho, porque la
mayoría de las mujeres no había podido entrar al acto de
apertura, pero donde pudimos hacerlo, esta situación se
convirtió en el tema casi excluyente del taller. Además, Las
Rojas propusimos unificar un plan de lucha por el aborto
y contra la trata, y que el próximo Encuentro sea en Buenos
Aires, para movilizarnos en masa ante el gobierno nacional
con estos reclamos. Era notoria la impotencia de las
coordinadoras para imponer esta vez el “espíritu del
Encuentro”, es decir, garantizar que nada se vote y, si es
posible, que ni siquiera se deje constancia de cuáles son
las posiciones de mayoría y de minoría: hacían silencio,
porque, ¿con qué cara iban a defender el “método
horizontal” después de semejante patoteada?
Claro que, tal como está
diseñado el Encuentro, las posiciones disidentes no tienen
ninguna incidencia en el resultado final, sean mayoría o
minoría. El acto de cierre, donde se supone que deben
leerse las conclusiones de los talleres, la mayoría de
las participantes en esos talleres no está. Recordemos
que el último día feriado la mayoría de la gente, que
viene de muy lejos, lo utiliza en volver a su lugar de
origen, porque al otro día hay que trabajar. ¿Quiénes son
la mayoría en el acto? Pues columnas traídas para ese día
por organizaciones de la provincia, en este caso, el PCR
y el MPN (el partido gobernante en Neuquén), que
constituyeron la mayoría de la Comisión Organizadora.
¿Cuál de los derechos de la
mujer fue entonces levantado en el acto final? Ninguno. El
“grito de guerra” fue “no queremos votar”. Si esa es
la gran conclusión del Encuentro Nacional de Mujeres, no
nos extrañemos de que la esclavitud sexual sea un argumento
de novela televisiva, mientras pasa como por un tubo la ley
K que legaliza la trata y avala la prostitución.
Despolitizar es dominar, y
no al revés
Repetimos: la burocracia del
Encuentro tiró por la borda, no el método asambleario que
la izquierda propone, método propio de las organizaciones
de lucha que (como todas las burocracias) ha rechazado
siempre. Tiró por la borda su propio disfraz de “espíritu
horizontal” e invocó abiertamente al espíritu de
Moyano y el “Pata” Medina para bendecir el XXIII
Encuentro.
Esto nos obliga a pensar
no sólo en lo que pasó en Neuquén, sino en el carácter
de estos encuentros en general
Desde el Argentinazo, las
mujeres de los movimientos sociales “invadieron” los
encuentros de mujeres, e hicieron que éstos pasaran de unos
cientos de activistas a convocar miles, decenas de miles de
trabajadoras y luchadoras populares. Muchas de ellas
organizadas con la izquierda, otras no, pero todas imbuidas
de un espíritu muy distinto del de los conservadores grupos
feministas institucionales o académicos: el espíritu de la
rebelión que recorrió el continente, tirando gobiernos
abajo y desbaratando los planes de neoliberalismo salvaje.
Este “encuentro” entre el feminismo y las mujeres del
Argentinazo podría haber significado el lanzamiento de un
enorme y dinámico movimiento de lucha por los derechos de
la mujer. Las feministas tenían (o deberían tener) lo que
a las mujeres trabajadoras y pobres les faltaba en cuanto a
la lucha de género: formación, organización, estrategia,
y sobre todo la posibilidad de unificarse en todo el país,
mediante la extraordinaria herramienta que podría ser ese
Encuentro Nacional multitudinario, elaborando un programa
común de reivindicaciones.
Pero las feministas, que para
ese entonces ya habían dejado de ser independientes y
trabajaban para el gobierno o para ONGS europeas, lejos de
jugar ese papel movilizador, se dedicaron todos estos años
a utilizar los encuentros para bloquear la posibilidad de
unidad de acción de las mujeres. Su método fue sencillo:
trasladaron los modos de funcionamiento del viejo Encuentro
al nuevo. No parece nada malo, ¿verdad? Pero sucede que el
Encuentro “pre Argentinazo” estaba formulado para el
debate teórico y el intercambio de experiencias
vivenciales, no para la lucha contra el Estado. Recordemos
que comenzó a funcionar en los ‘80, apenas después de la
dictadura, a la que le siguieron años de derrota y
desmovilización mundiales del movimiento obrero y popular,
incluyendo la Argentina de Menem. Este “nuevo” Encuentro
pos Argentinazo, al contrario, multiplicado no sólo en número
sino en posibilidades de, por fin, conseguir los derechos
para las mujeres al calor de la movilización popular, se
perfilaba a todas luces como otro tipo de organismo,
lleno de mujeres que venían de enfrentarse todos los días
a pedradas y bombas con la policía y que habían logrado
sobrevivir gracias a autoorganizarse en los movimientos
sociales. Un organismo de unidad para la lucha. Y pretender
que un organismo de lucha se maneje con las reglas de una
academia o una reunión social, es esterilizarlo y
paralizarlo.
Basta de inclinarnos ante
sacerdotisas que escupen a sus propios dioses
En una charla debate
organizada por las fundadoras del Encuentro para decirnos a
las militantes de izquierda lo malas que somos, una de ellas
declaró: “Siempre tuvimos el temor de que el Encuentro
que fundamos fuera copado por los partidos políticos”.
Pero cuando esto finalmente sucede, cuando su Encuentro es
copado, no por los partidos de izquierda sino por los amigos
de la Sociedad Rural, las dirigentes feministas ni se
mosquean. No nos pone contentas esta situación. Esta burda
vendida del Encuentro de Mujeres a la patronal agraria es un
salto cualitativo en el vaciamiento de estos encuentros de
todo contenido útil para las mujeres. Y esto en el momento
en que vivimos un femicidio de la mano de la trata, la
prostitución promocionada por TV y el horror del aborto
ilegal. Y también, en el momento en que la población en
general empieza a tomar conciencia, a la luz de las
denuncias de esclavitud sexual, violaciones, violencia
familiar, muertes por aborto, desaparición misteriosa de
los anticonceptivos en los hospitales, de que algo grave
nos está pasando a las mujeres, sobre todo a las de la
clase trabajadora, y que el responsable es el Estado,
casualmente gobernado por una mujer. Ante la necesidad
de vida o muerte de organizar una gran lucha nacional, ante
la posibilidad cierta de que esa lucha obtenga resultados,
las organizadoras del Encuentro se han aliado a este sector
político llamado “el campo”, que está reuniendo a
cuanto enemigo declarado de los derechos de la mujer ande
por ahí, desde Duhalde hasta la Coalición Cívica.
Pero esta desgracia puede
traer, como sucede a veces, un beneficio secundario que
tenemos que aprovechar: después de Neuquén, a nadie puede
quedarle ninguna duda de que el supuesto “apoliticismo”
de las feministas institucionales es mero terror a la lucha
popular, a la izquierda revolucionaria y a la mujer
trabajadora (tres elementos que solemos venir en el mismo
paquete). Y que mantuvieron el Encuentro “virgen” de
toda política independiente para entregarlo al primer patrón
que le cayera simpático al PCR. Ya en el Encuentro de Córdoba,
muchas compañeras manifestaron su acuerdo con el plan de
lucha propuesto por la izquierda: retomémoslo con nuevas
fuerzas, llevando el balance de Neuquén a todo el mundo y
tratando fraternalmente de sacar conclusiones, y sobre todo
de sumar más compañeras y grupos de mujeres a las
movilizaciones. Redoblemos el esfuerzo por formar comisiones
de mujeres en barrios y lugares de trabajo, con el objetivo
de convocar a un plan de lucha de unidad. El 28 de
septiembre es el Día Latinoamericano por el Derecho al
Aborto, y el 25 de noviembre el Día de la No Violencia
hacia las Mujeres: organicemos una gran movilización en
estas fechas.
Y empecemos a unificar, también,
una acción decidida para que el próximo Encuentro se
convierta en una herramienta al servicio de la lucha por el
aborto legal, contra la trata y la violencia de género, y
solidario con la lucha de todos los explotados y oprimidos.
• Ni con Cristina, ni
con la Rural: contra la trata y por el aborto legal
• Por un movimiento
feminista de lucha, independiente de los patrones y el
Estado, y solidario con las luchas obreras y populares
Mujeres en lucha
“Una vez que se abren los ojos...,
ya no se pueden cerrar”
A continuación transcribimos una entrevista a Elsa, hermana de dos
despedidos de la fábrica Pirelli, que viajó al ENM con Las
Rojas y nos cuenta su experiencia.
SoB: Contáme un poco cómo les fue con el Fondo de lucha en el Encuentro
Nacional de Mujeres que se hizo en Neuquén.
Elsa:
Fue genial la experiencia porque tuvimos muy buena respuesta
de la gente y logramos difundir mucho el conflicto también.
Fuimos a hacer extensivo el problema que se está teniendo
acá en Pirelli, en Fate y Firestone, es decir, el problema
del todo el gremio y yo creo que se logró muy bien. Además,
se juntó bastante dinero.
SoB: Además lograste hablar y dirigir unas palabras en el acto que se hizo
en la puerta después del de Apertura, y también en el que
se hizo en Zanón.
E.: Sí
y fue emocionante. Para mí que unos días atrás estaba en
otras cosas, de repente estar ahí, haciendo todas esas
experiencias, no me imaginaba! Pero fue genial, hablar ante
tanta gente y poder contar lo que está pasando acá, ya que
los medios no dicen nada. Fueron impresionantes los
aplausos, los cantitos.
Y en Zanón después subimos al escenario también con Fate, y con
ustedes, por supuesto, que siempre estuvieron y me hicieron
sentir muy acompañada.
SoB: ¿Cómo se recibió en la fábrica el hecho de que hayan viajado al
ENM a llevar el conflicto del gremio del Neumático y el
Fondo de lucha?
E.:
La verdad es que estaban todos muy contentos y me
manifestaron cosas muy lindas. Cuando volví del viaje y
fuimos a la fábrica ya muchos sabían que habíamos viajado
y hubo un compañero que se emocionó mucho y estaba
reorgulloso de que las mujeres hayamos tomado esta tarea y
viajado tanto, con todo el esfuerzo que eso implica, para
juntar dinero y llevar el conflicto de ellos, que en
realidad es el conflicto de todos, es la lucha de todos y
todas y por eso fuimos nosotras.
SoB: ¿Qué crees que te aportó la experiencia de Neuquén?
E.:
Mirá en el grupo que yo fui, con ustedes Las Rojas,
fue excelente. El compañerismo, la solidaridad que había.
Yo creo que esto me sirve para la vida. Además la
experiencia en los talleres, donde tuve gente al lado que
contaba sobre secuestros a mujeres, sobre la trata, tomar
conciencia de las cosas que pasan, de la cantidad de casos
que hay. Yo volví muy fortalecida y con muchos aprendizajes
ganados. Creo que una vez que se abren los ojos, ya no se
pueden cerrar, ya no se puede dar vuelta la cara.
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