Documento
sobre violencia contra las mujeres en
Costa Rica
Análisis y propuestas
Por Heidi
Valencia
Para Socialismo o Barbarie, 25/04/09
“Porque los revolucionarios consideramos que cada
vez que una mujer es abusada, golpeada, humillada,
considerada un objeto, discriminada, sometida, la clase
dominante se ha perpetuado un poco más en el poder. Y la
clase obrera, en cambio, se ha debilitado. Porque esa mujer
perderá la confianza en sí misma y por lo tanto en sus
propias fuerzas. Atemorizada, creerá que la realidad no
puede cambiarse y que es mejor someterse a la opresión que
enfrentarla y poner en riesgo su vida. Y la clase obrera se
debilita, también, porque ese hombre que golpeó a su compañera,
que la humilló, que la consideró su propiedad, está más
lejos que antes de transformarse en un obrero conciente de
sus cadenas, está un poco más lejos de reconocer que, en
la lucha por romper sus cadenas, debe proponerse liberar a
toda la humanidad de las cadenas y contar a todos los
oprimidos como sus aliados.” (Hartmann,
Heidi y Bridges, Amy. “Marxismo y feminismo son una sola cosa:
marxismo”).
Introducción
Este
documento pretende analizar la violencia contra las mujeres
en Costa Rica para hacer propuestas desde el marxismo
revolucionario, basándose en la teoría marxista
de la opresión de la mujer, que se puede sintetizar
en la tesis de que la opresión de la mujer tiene su origen
en el origen de la propiedad privada, o sea, cuando la
sociedad se divide en clases, y dicha opresión es utilizada
por el capitalismo para sobre explotar a gran parte de las
mujeres. En este sentido, la violencia contra las mujeres es
una manifestación de la situación de desigualdad de
derechos y discriminación cultural, por la opresión de las
mujeres.
En
primer lugar, se debe señalar que la violencia contra las
mujeres es una epidemia
nacional y
uno de los principales problemas
de salud y seguridad que afecta la vida de la mitad de la población del
país. Por lo tanto, no es un problema que concierne
exclusivamente a las mujeres, sino que es un problema de
salud pública y sobre todo un problema que reproduce la
opresión de la mujer.
Para
que este documento sea lo más preciso y científico (tal
como procuramos los marxistas), nos basamos en datos
reveladores que se obtienen de la Encuesta Nacional de Violencia contra las
Mujeres realizada a 908 mujeres de todo el país y de todas
las clases sociales. Dicha encuesta fue realizada en el 2003
y aunque son datos de hace ya algunos años, son los únicos
datos completos que existen, pues desde ese año no ha
habido otra encuesta de este tipo.
Sin embargo, antes de entrar a
analizar los datos, es preciso clarificar algunos términos
que pueden ser de ambigua interpretación.
1. Violencia contra las mujeres y
femicidio
La violencia contra las mujeres
enmarcada en el sistema capitalista supone la violencia
estructural del Estado capitalista que es violenta de por sí
contra la clase trabajadora. En este sentido, la explotación
es el hecho histórico determinante, decisivo, al cual se
van subordinando otras formas de violencia como la opresión.
El objeto de la explotación es aumentar las ganancias y los
privilegios de la burguesía, lo cual es ejercido por esta
clase social y por el Estado capitalista.
En el caso de las mujeres esta
violencia estructural capitalista se suma a la desventaja y
el sometimiento social de las mujeres, por el hecho de ser
mujeres, que produce una situación de desigualdad de
derechos, de discriminación social, cultural, y
eventualmente económica.
Esta violencia que perpetúa el
Estado capitalista, el modo de producción y las relaciones
sociales se manifiesta en que las mujeres tienen peores
condiciones de vida y menos oportunidades, las demás
manifestaciones de la violencia contra las mujeres son
reproducciones en menor escala de esta violencia capitalista
y patriarcal. Por ello la violencia contra las mujeres no es
un hecho aislado que se da entre el agresor y la agredida,
sino que es estructural y se reproduce en instituciones y
relaciones sociales como la familia y las relaciones de
pareja.
La
violencia contra las mujeres comprende la violencia física,
sexual y psicológica que se da en la familia, la violencia
en el ámbito de la comunidad que incluye las violaciones,
el abuso sexual y el hostigamiento en el trabajo y en las
instituciones educacionales, además, la trata de mujeres y
la prostitución forzada, así como la violencia física,
sexual y psicológica perpetrada o tolerada por los Estados
dondequiera que ésta ocurra (Plataforma de Acción de
Beijing, 1995).
Esta es la delimitación que el
Estado burgués hace de la violencia contra las mujeres, lo
cual es fácilmente cuestionable puesto que todas las formas
de opresión hacia la mujer allí no mencionadas (por
ejemplo recibir menos salario que un hombre por realizar el
mismo trabajo siendo jefa de hogar y estando desprotegida
por el Estado) también son violentas, se entrecruzan con la
explotación en el caso de las mujeres que son parte de la
clase obrera y pueden generar efectos similares o mayores.
Además, se debe reconocer
que una de las características principales de la violencia
contra las mujeres es su invisibilidad. El amplio
subregistro de los casos en las fuentes oficiales contribuye
a esta invisibilización. Por ejemplo, según estimaciones
en América Latina, para el caso de la violencia
intrafamiliar contra mujeres adultas, se estima que únicamente
son denunciados entre un 15% y un 25% de estos incidentes (CEFEMINA,
1994).
Entonces,
cuando acá nos refiramos a violencia contra las mujeres,
estamos abarcando violencia física, sexual y psicológica.
Para ello entenderemos por violencia física: el uso de cualquier fuerza física
contra una mujer sin su consentimiento.
Por violencia sexual: tocamientos o asalto a la
sexualidad de una mujer, violación (penetración vaginal,
oral o anal), violación en el matrimonio, explotación
sexual y prostitución forzada. Por violencia psicológica:
aquellas formas de abuso verbal, humillación, insultos,
amenazas, daño a las posesiones, etc.
La manifestación más extrema de la violencia contra
las mujeres es el femicidio. Por femicidio entendemos
aquellos homicidios contra las mujeres en que está presente una o varias de
las siguientes situaciones: violencia de pareja y ex-pareja
de parte de hombres, violencia de familiares hombres,
pretendientes y acosadores hombres, violencia de
explotadores sexuales, violencia de traficantes y tratantes
y violencia sexual.
2.
Índices de violencia contra las mujeres desde hace diez años
La
violencia contra las mujeres viene en aumento en los últimos
diez años, y muestra de ello es que un estudio realizado en
el país en 1999 por el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo evidenció cómo habían aumentado de manera
significativa las denuncias por violencia intrafamiliar en
las distintas oficinas y dependencias especializadas en todo
el país. Asimismo, apuntó que durante 1998 el Poder
Judicial tramitó en todo el país casi 21.000 solicitudes
de medidas de protección de la Ley contra la Violencia Doméstica,
a diferencia de 1997 cuando estas solicitudes ascendieron a
15.336.
También un análisis estadístico sobre denuncias
presentadas por violencia doméstica, preparado por la
Oficina de Planificación del Poder Judicial, indica que
"la
entrada anual de estas demandas ha mostrado un continuo auge
desde que se puso en vigencia la ley. Extrapolando los
resultados del segundo semestre de 1996 y del primer
semestre de 1999, puede concluirse que la cantidad de
denuncias viene creciendo a razón de 5.000 demandas
adicionales por año. Para 1999 se espera un ingreso de
aproximadamente 26.000 casos, lo que viene a dar un promedio
de casi 2.150 denuncias por mes, es decir, 100 por día hábil."
Llama la atención en este punto, que según la
Oficina de Planificación del Poder Judicial, en 1998, solo
una de cada cinco solicitudes de medidas de protección fue
ratificada como medida permanente por las dependencias
judiciales, lo que cuestiona el nivel efectivo de protección
de este instrumento jurídico y el alto grado de impunidad
sobre actos de violencia en contra de las mujeres. Además,
estas medidas son ineficaces y por ello siguen siendo
asesinadas mujeres aunque estas medidas hayan sido
aceptadas, por ejemplo el 2 de marzo fue asesinada (por su
expareja) una mujer en Puntarenas quien hacía 12 años era
agredida y tenía medidas de protección.
Por si fuera poco, durante el año 2002, el Centro
Operativo de Atención a la Violencia Intrafamiliar que
recibe llamadas a través del 9-1-1 y la Línea Rompamos el
Silencio, 800-300-3000, atendió 78.424 llamadas. Entre
enero y octubre de 2003, se atendieron 5.171 mujeres en la
Delegación de la Mujer y entre enero y noviembre, 297
mujeres con 669 niñas y niños han buscado refugio en los
Centros Especializados de Atención y de Albergue Temporal
para Mujeres Afectadas por la Violencia Intrafamiliar, sus
Hijos e Hijas (CEAAM)
En el ámbito laboral, es evidente el aumento de
situaciones de hostigamiento sexual denunciadas ante la
Defensoría de los Habitantes: 17 en 1996, 22 en 1997 y
durante 1998 fueron 100 casos. Aún así, se considera que
las cifras conocidas revelan apenas una parte de la dimensión
real del problema. Se sospecha que en la empresa privada la
situación puede revestir mayores proporciones.
Lamentablemente debido a la invisibilización y al
poco estudio que sigue habiendo sobre la violencia contra
las mujeres, no podemos corroborar si el aumento ha sido
sostenido desde los noventas hasta el momento, lo que sí
podemos decir gracias al estudio Femicidio en Costa Rica de CEFEMINA del 2007 es que el índice de
mujeres que son violentadas y asesinadas es cada vez mayor
en toda Centroamérica y que en Costa Rica se está
incrementando (en el 2005 hubo 35 femicidos en el 2008
sumaron 38).
Aunque el incremento en Costa Rica de los femicidios
es leve, se puede esperar que ante la agresividad de las políticas
neoliberales como la entrada en vigencia del TLC y la misma
crisis capitalista dichas cifras vayan en aumento paralelo
al detrimento de las condiciones de vida, tal como sucede en
Guatemala, el Salvador, Honduras y Nicaragua.
Esto sucede de esta forma porque entre más violento
sea el Estado capitalista mayor violencia se produce hacia
la clase trabajadora y mayor violencia se reproduce en las
relaciones sociales de dominación, como es el caso de la
violencia patriarcal.
3. Encuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres
En Costa Rica la Encuesta de Violencia contra las
Mujeres del 2003 demostró que la violencia contra las mujeres es un
serio problema social de grandes dimensiones. De hecho, el 57,7%
de las 908 mujeres entrevistadas declaró haber
sufrido, al menos, un incidente de violencia física o
sexual en algún momento de su vida desde los 16 años. Para
una proporción significativa de las mujeres este no es solo
un problema severo, sino también frecuente. Una cuarta
parte de las entrevistadas (24,2%)
reportó haber sufrido 4 o más incidentes de
violencia física o sexual desde los 16 años.
La encuesta también demostró que las mujeres han
sufrido una gran variedad de formas de violencia y amenazas
desde los 16 años. De hecho, un
45,4% han sido víctimas de la violencia física. Un 29%
de las mujeres han sufrido amenazas, casi una cuarta parte (23%)
han sido abofeteadas o golpeadas con el puño y un 12,6% han sido
atacadas o amenazadas con armas blancas o de fuego. El
siguiente cuadro muestra las principales formas de violencia
física experimentadas por las mujeres.
Cuadro 1
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra
las Mujeres
Formas de violencia física después de los 16 años.
2003
(Valores absolutos y relativos)
|
Formas
de violencia física
|
Absoluto
|
Relativo
|
Fue amenazada con
maltratos físicos
|
259
|
28,7
|
Le
tiraron algo o fue golpeada con algo
|
199
|
22,0
|
Fue
empujada, agarrada, le torcieron el brazo o le
jalaron el pelo
|
271
|
30,0
|
Fue
abofeteada, pateada, mordida o golpeada con el puño
|
211
|
23,3
|
Trataron
de ahorcarla, de ahogarla, fue quemada o le echaron
agua caliente encima
|
70
|
7,8
|
Usaron
un cuchillo o un arma de fuego para atacarla o
amenazarla
|
114
|
12,6
|
Otro
tipo de violencia física
|
51
|
5,7
|
Total con violencia física
|
412
|
45,4
|
Nota: total no coincide con la suma de categorías porque era posible
la escogencia múltiple.
|
La violencia sexual es una experiencia que no es
ajena a la vida de las mujeres costarricenses. Un 38,2% han
experimentado alguna forma de agresión sexual después de
los 16 años. Un 27,9%
han sido tocadas sexualmente contra su voluntad y a un 26%
las han tratado de forzar a tener relaciones sexuales o las
han violado. El siguiente cuadro muestra la frecuencia y las
principales formas de violencia sexual experimentadas desde
los 16 años.
Cuadro 2
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra
las Mujeres
Formas
de violencia sexual después de los 16 años. 2003
(Valores absolutos y relativos)
|
Formas de violencia sexual
|
Absoluto
|
Relativo
|
Fue
forzada a tener relaciones sexuales
|
105
|
11,6
|
Trataron
de forzarla a tener relaciones sexuales
|
134
|
14,8
|
Fue
tocada sexualmente contra su voluntad
|
251
|
27,9
|
Fue
forzada o trataron de forzarla a tener actividad
sexual con una tercera persona
|
13
|
1,4
|
Otro
tipo de violencia sexual
|
68
|
7,6
|
Total con agresión sexual
|
347
|
38,2
|
Nota: total no coincide con la suma de categorías porque era posible
la escogencia múltiple.
|
El abuso
emocional también es frecuente para las mujeres que
mantienen una relación de pareja. Un 49,6%,
es decir, la mitad
de las costarricenses sufren o han sufrido diversas
formas de violencia psicológica por parte de sus parejas.
Estas formas de violencia denotan el ejercicio de un gran
control y sentido de posesión por parte de los hombres
hacia las mujeres con quienes mantienen una relación íntima.
Por ejemplo, un 34,8%
de las mujeres que tienen o han tenido una relación
de pareja manifiestan que su esposo o compañero “se
enojaba si hablaba con otros hombres.” Un 30,8%
manifiesta su esposo, novio o compañero “insistía
en saber con quién y dónde estaba todo el tiempo.” Un 24,6%
manifestó que sus parejas “trataban de limitar su
contacto con su familia y amigos.”
Cuadro 3
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra
las Mujeres
Mujeres que
reportaron abuso emocional por parte de compañeros
íntimos (actuales o anteriores) por tipo de abuso.
2003
(Valores absolutos y relativos)
|
Formas de Violencia emocional
|
Absoluto
|
Relativo
|
Se
enoja si habla con otros hombres
|
316
|
34,8
|
No
apoya su trabajo o estudio u otras actividades fuera
de la casa
|
154
|
17,0
|
Trata
de limitar su contacto con familia y amistades
|
223
|
24,6
|
La
sigue o sigue sus movimientos de una manera que la
hace sentir controlada o atemorizada
|
183
|
20,2
|
Le
pone apodos, la insulta o la denigra
|
196
|
21,6
|
Daña o destruye sus cosas o propiedades
|
116
|
12,8
|
Sospecha constantemente que ella es infiel
|
211
|
23,2
|
Insiste en saber con quién y dónde está ella en
todo momento
|
280
|
30,8
|
Maltrata o
amenaza con maltratar a hijos e hijas
|
104
|
11,5
|
Maltrata o amenaza con maltratar a personas
cercanas
|
73
|
8,0
|
Amenaza con matarla
|
102
|
11,2
|
Amenaza con matarse
|
84
|
9,3
|
Amenaza con maltratarla a ella o a hijos/hijas si
lo deja
|
85
|
9,4
|
Total
|
450
|
49,6
|
Nota: total no coincide con la suma de categorías porque era posible
la escogencia múltiple
|
En
relación con la incidencia de la violencia de acuerdo a las
características socio-económicas de las mujeres, la
encuesta mostró una relativa mayor incidencia en las
mujeres en edad reproductiva. Es decir, los mayores porcentajes se concentran en las mujeres con edades entre
los 25 y los 49 años. En
esos grupos de edad todos los porcentajes de incidencia son
mayores al 62%,
lo que implica que la incidencia de violencia es, al
menos, 4 puntos superior al promedio nacional que es de 58%.
Son
las mujeres con niveles educativos más altos las que
reportaron una mayor incidencia de la violencia. Lo anterior
puede deberse a varios factores, pero en particular, a la
capacidad de estas mujeres con mayores niveles educativos de
identificar y reconocer más fácilmente la violencia que
han vivido.
Resulta
en ese sentido llamativo que sean las mujeres con estudios
secundarios completos y universitarios las que reportaron
los porcentajes más altos de incidencia de la violencia (64%
y 63,1%
respectivamente). Asimismo, resulta llamativo que las
mujeres que reportaron el porcentaje más bajo de incidencia
de la violencia después de los 16 años sean las mujeres
con primaria incompleta, quienes reportan un 48,2%, porcentaje sustancialmente más bajo que el promedio
nacional (58%).
Estos datos se pueden apreciar en el cuadro 4.
Cuadro 4
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra
las Mujeres
Mujeres que
reportan violencia física y sexual después de los
16 años por nivel educativo. 2003
(Valores absolutos y relativos)
|
Nivel educativo
|
Absoluto
|
Relativo
|
No
|
Sí
|
No
|
Sí
|
Ninguna o primaria incompleta
|
74
|
69
|
51,8
|
48.2
|
Primaria completa
|
117
|
107
|
52,3
|
47,7
|
Secundaria
incompleta
|
91
|
154
|
37,2
|
62,8
|
Secundaria
completa
|
37
|
67
|
35,6
|
64,4
|
Universitaria
completa o incompleta
|
63
|
108
|
36,9
|
63,1
|
Otro
|
5
|
11
|
31,3
|
68,7
|
Ignorado
|
2
|
3
|
40,0
|
60,0
|
Aquellas mujeres que sí perciben ingresos propios
son las que reportan los mayores niveles de incidencia de
violencia (61,1%), porcentaje
relativamente superior al promedio nacional. Las
mujeres que no perciben ingresos propios reportaron un nivel
de incidencia inferior al del promedio nacional (52,6%).
Lo
anterior podría ser explicado como resultado de una mayor
posibilidad de las mujeres que perciben ingresos propios
para reportar la violencia que sufren ya que poseen más
recursos para enfrentar la independencia económica del
agresor.
La
encuesta revela que las mujeres no solo están en riesgo de
sufrir violencia en la vida adulta, sino que los ciclos de
agresión generalmente se inician desde la niñez. De hecho un
48% de las
mujeres costarricense ha sufrido algún tipo de abuso antes
de los 15 años. En particular, cabe resaltar el hecho
de que el 21% de
las entrevistadas declara haber sido víctima de algún tipo
de actividad sexual forzada en la niñez. Los datos
anteriores confirman las estimaciones mundiales que reportan
que entre un 20% y un 30% de las mujeres ha sufrido alguna
forma de abuso sexual durante la niñez.
Los resultados de esta encuesta confirman lo
planteado por muchos otros estudios a nivel nacional e
internacional cuando plantean que el mayor riesgo de vivir
violencia lo sufren las mujeres con hombres cercanos y en
particular con sus parejas. En relación con las diferentes
formas de la violencia física, en
más del 60% de
los casos esa violencia fue perpetrada por una pareja o
expareja de las mujeres. En el caso de las
manifestaciones más severas de la violencia, como los
golpes, patadas, intentos de ahorcamiento y uso de armas, la
participación de los hombres con quien se mantiene una
relación de pareja es mucho más significativa ya que en
algunos de estos casos el porcentaje de participación de
los hombres cercanos puede aumentar hasta al 90%, según se
puede apreciar en el siguiente cuadro.
Cuadro 5
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra
las Mujeres
Formas de
violencia física después de los 16 años por
perpetradores. 2003
(Valores relativos)
|
Formas
de violencia física
|
Perpetradores
|
Parejas
(esposos,
compañeros,
novios)
|
No
parejas
|
Fue
amenazada con maltratos físicos
|
69,4
|
30,6
|
Le
tiraron algo o fue golpeada con algo
|
71,1
|
28,9
|
Fue
empujada, agarrada, le torcieron el brazo o le
jalaron el pelo
|
69,9
|
30,1
|
Fue
abofeteada, pateada, mordida o golpeada con el puño
|
82,9
|
17,1
|
Trataron
de ahorcarla, de ahogarla, fue quemada o le echaron
agua caliente encima
|
90,0
|
10,0
|
Usaron
un cuchillo o un arma de fuego para atacarla o
amenazarla
|
65,5
|
34,5
|
Otro
tipo de violencia física
|
60,4
|
39,6
|
En relación con la violencia sexual, la encuesta
también reveló que los hombres cercanos son los
principales perpetradores de esta manifestación de la
violencia, sobre todo de las más severas, como la violación
o el intento de violación.
En el caso de las violaciones, en un 78%
estas son cometidas por un hombre con el que la mujer tiene
o tuvo una relación de pareja. Cuando a esta forma
extrema de violencia sexual se le agregan otros hombres de
la familia, el porcentaje aumenta a un 81,9%. Es decir, más del 80% de las violaciones contra mujeres
mayores de 16 años en el país son cometidas por hombres
con quienes las mujeres tienen o tenían una relación
familiar o de pareja.
Los intentos de violación también son
principalmente cometidos por parejas u otros hombres de la
familia (61,9%).
Solamente hay mayor participación de hombres desconocidos o
no tan cercanos cuando se trata de las otras formas de
violencia sexual, tales como los tocamientos, el acoso
sexual o el exhibicionismo, según se muestra en el
siguiente cuadro:
Cuadro 6
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra
las Mujeres
Formas de
violencia sexual después de los 16 años por
perpetradores. 2003
(Valores
relativos)
|
Formas
de violencia sexual
|
Perpetradores
|
Parejas
(esposos,
compañeros,
novios)
|
No
parejas
|
Fue
forzada a tener relaciones sexuales
|
78,1
|
21,9
|
Trataron
de forzarla a tener relaciones sexuales
|
50,7
|
49,3
|
Fue
tocada sexualmente contra su voluntad
|
23,2
|
76,8
|
Fue
forzada o trataron de forzarla a tener actividad
sexual con una tercera persona
|
53,8
|
46,2
|
Otras
formas de violencia sexual (acoso, exhibicionismo,
etc.)
|
26,5
|
73,5
|
Los principales perpetradores del abuso sexual son
hombres cercanos y conocidos. De hecho un 19,5% de los abusos sexuales contra las niñas son cometidos por el
padre o padrastro y un 37%
por otro hombre de la familia.
En el
caso de las mujeres mayores de 16 años que han sufrido
violencia física o sexual esta situación se presenta de
forma extraordinariamente clara: en
un 79,6% de los casos el último incidente de violencia ocurrió en su
propia casa y en un 4,7%
en la casa del agresor. Es decir, en un 84,3%
de los casos, la violencia ocurre dentro de las
cuatro paredes del hogar. Incluso en el caso de la
violencia cometida por hombres con los que las mujeres no
tenían una relación de pareja, el 27%
de estos incidentes ocurrió en la casa de la propia
víctima o en la del agresor.
En
un 50,2% de
los casos de violencia física o sexual perpetrados por una
pareja, el agresor había consumido drogas, alcohol o ambos.
En el caso de la violencia causada por hombres no pareja,
las drogas y el alcohol están presentes en un 34,6%
de los incidentes.
Un 58,4%
de las mujeres que han sufrido violencia por parte de
un hombre con el que tienen o tenían una relación de
pareja reportaron que sintieron su vida en peligro durante
el último incidente de violencia física o sexual. En el caso de las mujeres que reportaron violencia
por parte de un hombre no pareja, ese porcentaje desciende a
52,2%. En
otras palabras, estos incidentes son tan serios y
atemorizantes que más del 50% de las mujeres que reportaron violencia después de los 16 años
declara haber sentido su vida en peligro.
En
este caso, un 43% de las mujeres que sufrieron violencia por parte
de un compañero o pareja y un 46%
de las que sufrieron violencia por parte de un hombre
no compañero consideran que el último incidente puede ser
catalogado como un delito.
Con
esta encuesta también se comprobó que los
ataques de los hombres con quien se tiene una relación de
pareja son más severos por lo que producen más lesiones físicas
en las mujeres. En este sentido, el último incidente de
violencia perpetrado por un compañero le produjo lesiones
al 38,2% de
las mujeres afectadas. En el caso de los incidentes
perpetrados por hombres con los que las mujeres no tenían
una relación de pareja, ese porcentaje se reduce al 16,8%.
En el caso de las mujeres que
han sufrido violencia por parte de un hombre no pareja, solo
un 10,4%
declara haber reportado el incidente a las
autoridades. En el caso de las mujeres que sufren violencia
por parte de un compañero, solo un 16,6%
lo reportó a las autoridades, como se observa en el siguiente cuadro.
Cuadro 7
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra
las Mujeres
Mujeres que
reportaron el incidente por tipo de perpetrador.
2003
(Valores relativos)
|
Reporte a la policía o
autoridades judiciales
|
Víctimas de:
|
Compañeros
|
No compañeros
|
Sí
|
16,6
|
10,4
|
No
|
83,4
|
89,6
|
Total
|
100
|
100
|
La respuesta del sistema judicial ante las pocas
denuncias de las mujeres se puede ver claramente en el
siguiente cuadro:
Cuadro 8
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra las
Mujeres
Mujeres que
reportaron el incidente por tipo de perpetrador según
avance del proceso. 2003
(Valores absolutos)
|
Relación con el agresor
|
Total
|
Denunció
|
Logró cargos penales
|
Logró condena
|
Víctimas de compañeros
|
300
|
49
|
5
|
2
|
Víctimas de no compañeros
|
348
|
36
|
12
|
6
|
De
hecho un 40,7% de las mujeres que sufren violencia por parte de un compañero
y un 26% de
las que han sufrido violencia por parte de no compañeros,
afirman que no reportaron el incidente a las autoridades
porque “lo manejó ella misma” o lo consideró “un
asunto familiar”.
Cuadro 9
Costa Rica: Encuesta Nacional de Violencia contra las
Mujeres
Mujeres que no
reportaron el incidente por razón para no denunciar
según relación con el agresor. 2003
(Valores relativos)
|
Razón de no denuncia
|
Víctimas de:
|
Compañeros
|
No compañeros
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Lo manejó ella misma/lo consideró un asunto
familiar
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40,7
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26,0
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No lo consideró lo suficientemente serio
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18,6
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28,7
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Pensó que las autoridades no harían nada
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6,8
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12,0
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Pensó que las autoridades no podían hacer nada
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1,3
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4,7
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Miedo al agresor/miedo a las represalias
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11,4
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6,0
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Vergüenza, pena
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5,1
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2,0
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No quería que nadie lo supiera
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4,7
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2,3
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No quería que lo detuvieran
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1,7
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0,3
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Pensó que no le creerían
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0,4
|
1,3
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Lo reportó a otra persona
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2,1
|
2,7
|
Otra
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7,2
|
14,0
|
En
esta encuesta se demostró que solo el 17,3%
de las que sufren violencia por parte de un compañero
y el 5,7% de
las que sufrieron violencia por parte de un no compañero
acudieron a alguna agencia especializada para reportar el
hecho.
La
mayoría de las mujeres prefieren lidiar con estas
situaciones simplemente hablando con alguien (76,3%
de las que sufren violencia por parte de un compañero
y 79,3% de las que sufrieron violencia por parte de un no compañero).
A
partir de los resultados de la encuesta, se puede analizar
lo siguiente:
1.
Un 45,4% de las mujeres mayores
de 16 años han sido víctimas de violencia física.
2.
Un 38,2% de las mujeres
mayores de 16 años han sufrido algún tipo de agresión
sexual.
3.
Un 49,6% de las mujeres
costarricenses sufren o han sufrido violencia emocional.
4.
En más del 60% de los
casos de violencia física fue perpetrada por la pareja o
una ex pareja de las mujeres.
5.
En un 78% de las
violaciones, fue cometida por la pareja o una ex pareja de
las mujeres.
6. En un 84,3% de los casos
de violencia física o sexual ocurre en el hogar.
7. En un 50,2% de los casos de violencia física o sexual perpetrados por
una pareja, el agresor había consumido drogas, alcohol o
ambos.
8. Un 58,4% de las mujeres que han sufrido violencia por parte de un
hombre con el que tienen o tenían una relación de pareja
reportaron que sintieron su vida en peligro durante el último
incidente de violencia física o sexual.
9. En el caso de las mujeres que
han sufrido violencia por parte de un hombre no pareja, solo
un 10,4%
declara haber reportado el incidente a las
autoridades. En el caso de las mujeres que sufren violencia
por parte de un compañero, solo un 16,6%
lo reportó a las autoridades.
10. Un 40,7% de
las mujeres que sufren violencia por parte de un compañero
y un 26% de
las que han sufrido violencia por parte de no compañeros,
afirman que no reportaron el incidente a las autoridades
porque “lo manejó ella misma” o lo consideró “un
asunto familiar”.
Se
puede concluir que el mayor índice de violencia registrado
ha sido de violencia emocional, por lo que no se puede
descuidar la protección que ante esta violencia se les
puede dar a las mujeres.
En
vista que el lugar donde ocurren la gran cantidad de casos
de violencia física o sexual es el hogar, que en la
sociedad capitalista es el lugar privado, donde el Estado no
debe intervenir a menos que sea estrictamente necesario,
esta intervención en muchos casos se evita hasta que no se
comprueba que efectivamente la vida de la mujer corre
peligro. Sin embargo, como bien revelan los datos el consumo
de alcohol y drogas contribuyen a la violencia física y
sexual contra las mujeres por parte de su pareja. Por ello,
en diciembre (mes festivo) es cuando más casos de violencia
y femicidios se suele registrar.
La
mayor parte de las mujeres agredidas por su pareja o ex
pareja efectivamente corren peligro de ser asesinadas, según
el último ataque sexual o físico. De ellas solo un pequeño
grupo de mujeres reporta el ataque a las autoridades porque
consideran que el incidente lo pueden manejar ellas mismas o
que es un asunto familiar.
Esto
nuevamente significa que no solo el Estado y las autoridades
consideran que la intervención del hogar en caso de
violencia contra las mujeres debe ser en última instancia,
sino que las mismas mujeres consideran que en este espacio
privado lo que suceda, incluyendo la agresión de la que son
víctimas, es un asunto familiar, que ellas deben manejar y
no un problema del que se deben responsabilizar el Estado y
el conjunto de la sociedad y en el cual deben intervenir,
rompiendo ese espacio privado que oculta y permite la
reproducción de la violencia contra las mujeres.
4. La
Ley de Penalización de Violencia contra las mujeres
El 30 de mayo del 2007, entró en
vigencia la Ley de Penalización de Violencia contra las
mujeres, luego de una larga lucha de feministas ligadas a
ONG’s en el país. De hecho en la elaboración de la
propuesta del proyecto de ley participó Ana Carcedo de
CEFEMINA junto a otras feministas y funcionarias del INAMU,
quienes estuvieron por 9 años manifestándose el 25 de
noviembre, Día de la No Violencia contra las Mujeres para
que dicho proyecto fuera aprobado en la Asamblea
Legislativa. Sin embargo, no fue sino luego de varias
modificaciones y de ser enviado a la Sala IV a consulta, que
fue aprobado el proyecto de Ley de Penalización de la
Violencia contra las Mujeres.
En octubre anterior, el voto
dividido 4-3, No. 15447-07 de la Sala Constitucional, en
respuesta a la acción interpuesta por el Lic. Feoli, declaró
inconstitucionales los artículos 22 y 25 de esa ley, que
tipifican como delito el maltrato y la violencia emocional
hacia las mujeres. La ley de Penalización de la Violencia
contra las mujeres castiga con cárcel de seis meses a dos años
al hombre que insulte, ridiculice o atemorice a su pareja.
También contempla 11 nuevos delitos, entre ellos el
femicidio, el maltrato, la restricción a la libertad de tránsito
y la violencia emocional.
Los magistrados alegan que no es
claro lo que significan palabras como agredir, insultar,
humillar o amenazar. Sin embargo, algunos de estos términos
se encuentran en el Código Penal.
Estos
dos artículos eliminados son los que penalizan la violencia
emocional y la violencia física cuando no produce
lesiones, lo cual reúne más del 70% de todas las denuncias
presentadas. Por este ataque de la Sala IV al derecho de las
mujeres a vivir sin violencia el área de Violencia de Género
del INAMU, el Poder Judicial y los juzgados reciben menos
denuncias de casos de violencia.
Estos
artículos de la Ley de Penalización de la Violencia contra
las Mujeres protegían a la mujer en caso de violencia
emocional, que como vimos anteriormente es el mayor índice
de violencia, por eso al ser aprobada la ley y durante el
tiempo que duraron vigentes los artículos fueron atendidas
6.250 denuncias en la Delegación de la Mujer del INAMU
contra las 6.069 realizadas en el 2007.
Actualmente,
se presenta la denuncia pero al ser eliminados estos artículos
las mujeres quedan desprotegidas porque no se penaliza el
delito por violencia contra las mujeres. Ante esta situación,
es alarmante la desprotección de las mujeres ante la
violencia porque la misma se incrementa y cada año cobra más
víctimas.
Desde
el Partido Socialista de las y los Trabajadores creemos una
tarea necesaria y urgente discutir con todas las feministas,
organizaciones de mujeres, sindicales y de izquierda,
propuestas que defiendan el derecho de las mujeres a vivir
sin violencia, que defiendan su derecho a un trabajo digno y
por el mismo salario que reciben los hombres.
En
estos momentos de crisis mundial del capitalismo las mujeres
son quienes más se ven afectadas por las propuestas de
flexibilización laboral, pues las mujeres además de
trabajar por un salario, trabajan en sus casas cuidando a
sus hijas e hijos. La UCCAEP propone ante la crisis la
flexibilización laboral, quieren que una obrera trabaje
doce horas y luego además deba invertir alrededor de 6
horas para el cuido y las labores domésticas,
definitivamente las trabajadoras no tendrán tiempo para el
descanso y mucho menos para organizarse para defender sus
derechos.
Ante
esta situación, consideramos estratégico que haya un
espacio que permita a las trabajadoras, mujeres agredidas y
demás oprimidas plantear propuestas para detener el
proyecto de flexibilización laboral, para defender su
derecho a la No Violencia y a un trabajo digno, para que la
crisis no recaiga sobre nosotras.
Llamamos
a organizaciones de mujeres, sindicales y partidos políticos
de izquierda a discutir la realización de un Encuentro
Nacional de Mujeres para discutir estos y muchos otros temas
que nos conciernen y democráticamente plantear propuestas y
votar un Plan de Lucha de las Mujeres, que incluya impulsar
la movilización para revertir de manera inmediata el voto
de la Sala Constitucional que eliminó los artículos que
penalizan la violencia emocional y física cuando no produce
lesiones.
Además,
desde el PST consideramos necesario organizarnos, crear un
movimiento clasista de mujeres para exigir que
verdaderamente se defienda el derecho de las mujeres a vivir
sin violencia y se garantice el acceso a una vivienda lejos
del agresor. Por eso, ponemos a discusión las siguientes
propuestas:
5. Ante la agresión
patriarcal
1. Se deben crear redes de
solidaridad entre vecinas y vecinos para detener la agresión,
que intervengan rápidamente y exijan junto a organizaciones
de mujeres, sindicales y de izquierda la aplicación de la
ley que el gobierno no cumple y que se restablezca los artículos
22 y 25 de la Ley por la Penalización de la Violencia
contra las mujeres.
Ni una sola mujer debe quedar
sola con su agresor, debemos denunciar y luchar contra el
patriarcado y la inoperancia de la vía judicial que es cómplice
de los femicidios.
2. Exigir recursos y medios
suficientes para las mujeres agredidas: casas de acogida de
gestión pública sin requisitos de entrada, que funcionen
las 24 horas, sin discriminación por ser inmigrante ilegal,
por opción sexual o por enfermedad.
El Estado tiene algunos refugios
pero son sitios para aislar a las mujeres agredidas porque
no se les garantiza capacitación ni empleo y además
ineficientes porque tienen poca capacidad.
3. Exigir la garantía por parte
del Estado de capacitación y un empleo para las mujeres
agredidas y un subsidio de desempleo mientras se les
proporciona un empleo para el que hayan sido capacitadas.
4. Que el Estado brinde espacios
gratuitos para la difusión de la lucha contra la violencia
hacia las mujeres, dichos espacios serán instituidos por
las mismas mujeres agredidas organizadas.
5. Empleo para todas y con igual
salario al cobrado por los hombres, NO a la reforma que
pretende flexibilizar la jornada laboral afectando
principalmente a las mujeres trabajadoras que además de
trabajar 12 horas seguidas atienden a sus hijas e hijos
trabajando en el hogar alrededor de 6 horas más.
¡Fuera la religión de las aulas
y de nuestros úteros!
6. Exigimos que haya una reforma
constitucional para que el Estado costarricense sea laico,
así mismo que la Iglesia Católica ni ninguna otra incida
en la educación sexual que se les brinda a niñas, niños y
adolescentes en el país.
7. Exigimos derechos sexuales y
reproductivos para las mujeres, que la Ley General de Salud
contemple la educación sexual desde perspectiva de género,
que se garantice la pastilla del día después para las
mujeres que la necesiten y aborto libre y gratuito para las
mujeres que así lo deseen, garantizado por la CCSS.
Toda opresión es violencia. Para erradicar todo tipo de opresión y
violencia contra las mujeres debemos luchar con todas
nuestras fuerzas contra el capitalismo y el patriarcado pues
nos aplasta y degrada a través de la maximización de las
ganancias de los explotadores y a costa de nuestro trabajo.
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