Argentina: 26º Encuentro Nacional de Mujeres
La necesidad de luchar por la legalización del aborto
recorrió un Encuentro boicoteado por
su propia dirección
Por Patricia López
Socialismo o Barbarie, periódico, 13/10/11
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Un
debate con el FIT
¿Quién se volvió electoralista?: “Nosotros, la
izquierda...”
Los
tres partidos que integran el FIT tuvieron una sola cosa en
común: su actividad en Bariloche no tuvo nada que ver con la
pelea que allí se estaba dando.
El
PO vino a los talleres a invitar a la marcha de Mariano, y a
decir que para conseguir el derecho al aborto hay que votar
diputados de izquierda. Justo cuando pretendíamos explicar
que la pelea no es del Parlamento sino del movimiento en las
calles. Igualmente acordaron con movilizar el 1°, y suponemos
que contaremos con su presencia, ya que para esa fecha habrán
pasado las elecciones.
El
PTS vino a invitar a una charla de Zanón y a decir que en el
Encuentro hay que votar, aunque no propusieron ninguna cosa
para votar, y la medida de lucha real y concreta, que es
movilizar el 1°, no la tenían en mente.
Izquierda
Socialista invitó a una charla con su diputada cordobesa, y
también insistió en que el taller vote que hay que votar.
En
suma, en la pelea contra la burocracia feminista no tuvimos
muchos cómplices de izquierda. A decir verdad, tampoco a la
vuelta del ENM, en la marcha antipatronal y antiburocrática
de Fate, donde no apareció el PO ni tampoco el PTS, a pesar
de que tiene en esa fábrica un delegado con juicio de
desafuero. En el trance de meter algún diputado, estos
muchachos dejan de lado cualquier lucha que no les traiga
votos.(P.L.)
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El
ENM comenzó hace 26 años como una reunión de feministas
académicas, funcionarias del Estado y oenegés dedicadas a la
cuestión de género, en una época de avance aplastante del
neoliberalismo y derrota del movimiento obrero y popular. Con
la nueva época de rebeliones populares abierta en el nuevo
siglo, miles de activistas del movimiento social y barrial,
estudiantes y trabajadoras de la lucha contra la debacle
neoliberal “invadieron” el ENM, que en la última década
fue escenario de una pelea por definir su sentido: las mujeres
del Argentinazo por un lado, con su necesidad de organizarse
para pelear contra el Estado por sus derechos, intentando
aprovechar esa instancia de reunión de miles de mujeres para
elaborar programas y planes de lucha (en esta pelea
construimos Las Rojas). Por otro lado, las fundadoras y
organizadoras del Encuentro (PCR, CTA y feministas
institucionales), tratando de conservarlo como una instancia
de mero debate, no resolutiva, contraria a la lucha en común
de las mujeres, y con un odio mortal a la unidad del
movimiento de mujeres con cualquier otro, hasta con el de
minorías sexuales, no digamos ya el movimiento obrero. Esta
posición conservadora
la impusieron a
cualquier precio, incluyendo abrir el Encuentro a la
iglesia, a las oligarcas ruralistas de ultraderecha, a las
representantes del Estado patriarcal y a cuanto enemigo mortal
de los derechos de la mujer anduviera por ahí.
A
pesar de esto, en cada Encuentro de los últimos años muchas
activistas se unieron en acciones que cuestionaron de hecho el
carácter conservador y paralizante de este organismo; estas
movidas tuvieron su pico en Tucumán, cuando todas las
participantes de la escuela de aborto se nos unieron en la
prolija tarea de echar a patadas a las católicas, desoyendo
las órdenes de sus dirigentes, que las corrían intentando
encerrarlas de nuevo en los talleres como Cruelas de Vil
persiguiendo a los dálmatas. Luego, el logro del matrimonio
igualitario abrió de lleno las expectativas del activismo y
de buena parte de la población en lograr la legalización del
aborto. Es en este momento cuando el kirchnerismo se mete en
el ENM como un factor conservador más, con un discurso de
apoyo total e incondicional a Cristina (o sea, tácitamente en
contra de la lucha por el aborto legal) y defensa de la AUH
como el gran avance en los derechos de la mujer (esto también
en total coincidencia con la iglesia).
En
este marco, la elección de Bariloche por parte de la Comisión
Organizadora como sede de este último Encuentro no es casual,
y coincide con el acuerdo entre gobierno y oposición de
derecha (incluidas las organizaciones feministas que apoyan a
unos y otros) de postergar para después de las elecciones el
debate parlamentario de los proyectos de legalización: el año
electoral tiene que transcurrir sin que se mencione la palabra
aborto, fuente de conflictos no sólo con la iglesia sino
también al interior de los votantes de cada partido, sobre
todo de los K.
Un Encuentro vaciado
Desde
el Argentinazo, el número habitual de concurrentes a los ENM
ronda las veinte mil. En Bariloche, digan lo que digan Página
12 y el PCR, no había más de seis mil. Pasamos por la mayoría
de los talleres e hicimos la cuenta. Muchos talleres no se
abrieron por falta de gente, y otros se hicieron con quince
mujeres. La escuela de Aborto, siempre superpoblada, estaba
muy cómoda, y no sólo porque el PO y el PTS están de campaña
electoral y trajeron delegaciones chicas. Los días
anteriores, el clima en el activismo que siempre llena esos
talleres era “no va a ir nadie así que no voy”, pero
estos “climas” no salen de un repollo: la ilusión que
padece buena parte de ellas de que Cristina va a dar la ley el
año que viene, obviamente opera desmovilizando.
La
iglesia, que había amenazado con hacer un ENH (sí, un
encuentro de hombres) para enfrentar al ENM, cambió de política
en obvio acuerdo con el PCR y el gobierno, y entró por la
variante normalizadora: sus mujeres en los talleres estaban
bastante pacíficas, se cuidaban de no provocar, y los hombres
ni aparecieron, ni siquiera los patoteros que habitualmente
van a atacar los talleres de aborto.
El
activismo honrado, entre él nosotras, estaba desolado por el
vaciamiento. La honorable hermandad de las fundadoras, en
cambio, no cabía en sí de gozo. Sus comentarios eran de este
tenor: “No importa si somos 20 mil o cinco mil, lo bueno es
que podemos hacer los talleres tranquilas...” ¡Claro, después
de tantos años de aguantar a las indias del Argentinazo,
obsesivas con luchar y echar a la iglesia, por fin un
Encuentro sin enfrentamientos, como en los buenos y viejos
tiempos de la derrota desértica!
La
Comisión Organizadora (PCR) estuvo más policial que nunca:
en el acto de apertura, tan vaciado de contenido político
como el Encuentro lo estaba de concurrentes, nos censuraron la
adhesión que escribimos, justo en la parte en que llamábamos
a movilizar el 1° de noviembre, día en que comienza la
discusión del aborto en el Congreso nacional. Y se la pasaron
recorriendo los talleres dando órdenes sobre de qué se podía
hablar y de qué no y haciendo callar a las rebeldes que se
empeñaban en decir lo que se les daba la gana. Estas
“comunistas revolucionarias” deberían probar hacer
carrera como gerentas de personal.
Nuestra pelea y la reflexión del activismo
Las
Rojas fuimos a Bariloche con estos objetivos:
1)
Que todas se enteren de que el 1° de noviembre se empieza a
discutir la ley de aborto en el Congreso.
2)
Plantear que ese día tenemos que salir a la calle, porque para nada es cierto eso de que “la ley ya está”: eso es sólo
un invento K para desmovilizar.
3)
El domingo al mediodía juntémonos en la plaza para conversar
lo del primero.
4)
En la movilización, la palabra debe ser del movimiento, no de
las diputadas; recordemos que en el último acto de la Campaña
Verde se les negó la palabra a las que no son diputadas.
(Comentario
aparte: esto es doblemente ridículo tratándose de este
Parlamento, que no alberga precisamente a heroicos
combatientes, ni siquiera a demócratas convencidos. Los
diputados no aparecen al lado de la gente cuando la reprimen;
no protagonizan ninguna pelea salvo las de la soja; ganan
fortunas, roban, no van a laburar y cuando van se la pasan
durmiendo o leyendo los avisos de prostitución, actividad en
la que ya pescaron a uno de esos Honorables Parásitos. No
entendemos esas ansias de glorificar una institución que es
repudiada por todo el pueblo en cuanto se largan las luchas y
que en el mejor de los casos es una vergüenza.)
Para
llevar adelante estas discusiones, algunas nos quedamos en un
taller y otras fuimos a recorrer la mayor cantidad que pudiéramos.
Las respuestas a nuestros planteos fueron centralmente dos, y
opuestas:
Talleres con mayoría del PCR:
“Está bien que les hayan censurado el llamado al 1°,
porque las cuestiones políticas no se hablan en el acto”.
“Si ponemos en las conclusiones del taller el llamado de
ustedes, también tenemos que poner la convocatoria de la
iglesia que llama ese mismo día a una marcha en contra”.
“¡No, acá no van a hablar del aborto porque este taller es
de otro tema; hace 26 años que esto es así y no lo van a
cambiar ustedes!”.
Talleres libres de burócratas: “¡Qué
bueno que avisaron, no sabía! Lo escribo en el pizarrón para
que todas anoten”. “No acuerdo en nada con Las Rojas, pero
tienen razón, tenemos que estar todas en el Congreso”.
“Anotemos en las conclusiones un repudio a las organizadoras
por censurar el llamamiento de Las Rojas en el acto de
apertura”.
Parecía
que había dos encuentros en vez de uno...
Al
mediodía, con las compañeras que se acercaron, aprovechando
los barbijos que llevamos como protección contra la ceniza,
les escribimos nuestras consignas y los repartimos. Muchas más
de las que estaban en la plaza vinieron a llevarse un barbijo
de lucha por el aborto legal. Con todas quedamos en
encontrarnos el primero de noviembre en el Congreso, y algunas
compañeras del interior dijeron que tratarían de movilizar
en sus ciudades ese día.
Una marcha final dividida, un botón de muestra K y una
perspectiva para el 1°/11
Como
es de suponer en este panorama, la marcha oficial del
Encuentro no pasaba por ningún edificio de gobierno ni por la
catedral. Así que una buena columna, de veras nutrida, se
abrió y nos fuimos a escrachar a los curas. Pero antes de
eso, las kirchneristas dieron otra muestra de cuán
consustanciadas están con el movimiento de mujeres pluralista
y autoconvocado. Arremetieron contra nuestra columna tratando
de meterse a los empujones y a los golpes, así porque sí.
Esta gente sacará votos, pero no soporta interactuar con
personas que tienen sus ideas y se dan su lugar; sólo saben
expresar “somos el gobierno y si queremos te
atropellamos”. Y se supone que este es el partido que nos va
a dar el derecho a decidir. El hecho de que en vez de
aplaudirlas las sacáramos a patadas les causó tal sorpresa,
que no sólo terminaron yéndose para atrás sino que se
bancaron durante media marcha nuestros cantitos contra el
gobierno, sin chistar. Sugerimos aplicar el mismo método con
sus funcionarios: en vez de aplaudirlos, luchemos; en vez de
hacerles homenajes, que el movimiento de mujeres se dé su
lugar y les llene el Congreso de gritos por el derecho al
aborto.
Por
nuestra parte, pondremos todo nuestro esfuerzo para que la
marcha sea contundente y unificada. Y pelearemos para que las
voces múltiples de las organizaciones de mujeres sean las que
se oigan allí, sin dejarnos atropellar por la patota de la
iglesia ni la del gobierno, y tampoco por la patota finoli de
unas diputadas que dicen estar con nosotras pero pretenden
robarnos la palabra.
• ¡Todas al Congreso el 1°/11!
• ¡Fuera la iglesia de los Encuentros!
• ¡Sigamos llenando el ENM de luchadoras y arruinémosle
el té canasta a la burocracia del PCR!
• ¡Arranquémosle el derecho al aborto al gobierno
K!
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