El salario mínimo de 150 gourdes
es inaceptable
y, además, ilegal
Batay Ouvriye, Haití, 23/03/08
El Ministerio de Asuntos Sociales
acaba de dar a conocer su posición respecto al salario mínimo.
El monto sería de 150.00 gourdes / día (3.95 $US / día).
Dicen que, dado el hecho de que no se llegó a un acuerdo en
el seno de la comisión tripartita, se trata de una
“mediación” entre las propuestas de las distintas
entidades. Ésta “mediación” del Estado, supuestamente
sintética, debería ahora llevarse al parlamento para ser
debatida y luego votada, con o sin modificación.
Ciertamente, estamos lejos de los 5
a 10 por ciento [de 70.00 gourdes (1.85 $US) ahora, a 73.5
(1.95 $US) a 77 gourdes (2.00 $US)] que, en contra de toda lógica
y sin la más mínima decencia, había propuesto el
representante de la burguesía. Pero también muy lejos de
un cálculo justo y preciso: la decisión sobre el ajuste
del salario mínimo no puede ser un asunto de “mediación”.
Bastaría que el representante obrero presentase una
propuesta de 2,000.00 (dos mil) gourdes, por ejemplo, para
que la supuesta “mediación” se aproximase, según esta
lógica, a los 1,000.00 (mil) gourdes! Sería inútil
insistir para comprender instantáneamente lo ridículo de
tal concepción, si no es que, detrás de esta “concepción”,
no se escondiese una posición de clase. De hecho:
reducir el ajuste salarial y, cada vez, volver dentro de
cinco a diez años (¡!) con el mismo mecanismo, significa,
en claro, legalizar la sobre explotación.
El artículo 137 del Código del
Trabajo (que citamos sin cesar, precisamente porque está
siempre pisoteado) estipula claramente que un ajuste
del salario mínimo debe ser efectuado cada vez que
la inflación sobrepasa los diez por ciento, dentro de un año
fiscal. En un supuesto “Estado de derecho” ¡no hay que
hablar más! Entonces, solamente, se discutiría de un
“aumento”, si necesario.
Y, a propósito, en Batay Ouvriye,
hemos calculado que la extensión de la ciudad (lo cual pide
más transporte), las nuevas necesidades de los trabajadores
(debido precisamente a la miseria y al abandono de los
gobiernos) y el hecho mismo de no haberse nunca ajustado
adecuadamente el salario mínimo… hace que, hoy en día,
además del ajuste legal obligatorio, se tendría
verdaderamente que hablar ¡de un aumento! Nuestros cálculos,
entonces en el 2003, se acercaban ¡a los 350.00 a 450.00
gourdes!
La fuerza de trabajo, en éste
sistema, es una mercancía como cualquier otra. El
‘salario’ es el precio a pagar para su utilización. Él
de cualquier mercancía se basa principalmente en los costos
de producción y, en el caso de la fuerza de trabajo, de su
reproducción. Es decir: vivir.
Lo verdaderamente sorprendente es
que el ministerio mismo ha efectuado estos cálculos.
En un documento bien presentado, han sido entregado a la
comisión tripartita: “para discusión”. Y allí, el
propio ministerio reconoce, según sus propios cálculos,
que lo mínimo que hoy en día necesita un trabajador para
vivir es … ¡300.00 gourdes! ¿A qué se debe
entonces éste cambio súbito? ¿Será que, al contacto de
esta burguesía – que definitivamente contamina todo lo
que toca – habrá el ministro “cedido”? O, más
simplemente, quería él …complacer a una de las partes ?
Naturalmente, en detrimento de los trabajadores…
La Organización Internacional del
Trabajo (OIT) recomienda para los trabajadores un salario decente.
Término que esta institución (de la cual Haití es
firmante de los acuerdos) precisa más adelante, con la
misma simple lógica: es lo que necesita el trabajador
para vivir, él y su familia.
La postura del ministro de Asuntos
Sociales, además de ser una de alta cobardía (o, mejor
dicho, de una desviación interesada), pone simplemente en
claro que éste gobierno, en lo que se refiere al proyecto
de explotación burgués, está decidido ¡pasar por encima
de cualquier acuerdo firmado! Se sitúa, pues, nacional
como internacionalmente, en el terreno de la más completa
ilegalidad. Para un gobierno que pretende querer
construir el tan declamado “Estado de derecho”, ésta última
posición lo hunde aún más en la incapacidad crónica que
hasta ahora ha demostrado. Ayuda también además a
desenmascarar, si todavía fuese necesario, su carácter
totalmente anti popular y corrupto.
Declarada “la más repugnante”
por sus asociados empresarios internacionales (en éste
‘ambiente’, ¡no es poco!), la burguesía haitiana, más
específicamente aquella de las maquiladoras (pues de esto
se trata), no quiere hasta ahora ir más allá de los 77.00
gourdes ya avanzados. Notemos que su propuesta se para por
encima de la miseria más…repugnante (¡se está comiendo
tierra!) de los trabajadores. Se tratará de dos lógicas
diferentes, opuestas e históricamente antagónicas.
Varias tomas de posición (de
individuos como de organizaciones) han demostrado a que calle
sin salida nos lleva la orientación maquiladoras /
zonas francas / salario bajo, que los más recientes
dirigentes nos han forzado tomar. Hoy, enfrente, se para el
muro final.
¡No hay solución en calles sin
salida!
Este gobierno ¿decidirá (a pesar
de su clara consciencia – calculada – de las necesidades
mínimas de los trabajadores) confirmar su actitud
francamente ilegal o, aún más, irá hasta optar por ser un
criminal en masa? Pues sabemos todos que entre el
derecho de los dominantes y él de los desposeídos, la
fuerza es la que decide. Y la MINUSTAH está aquí para
asegurar este preciso balance.
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