El Imperio toma posesión de Haití
EEUU profundiza la ocupación militar
IAR Noticias, 22/01/10
Finalmente,
y con el correr de las horas, sucedió lo que estaba
previsto (y planificado): Las fuerzas militares de EEUU
tomaron el control de las zonas estratégicas, supervisan
todas las operaciones de ayuda y rescate, y el Pentágono,
erigido como única autoridad del "orden", ejerce
una férrea ocupación militar
del país devastado, por encima de los cascos azules
de la ONU.
EEUU enviará 4.000 soldados más a Haití bajo el argumento de
"colaboración" en las tareas de ayuda a los
afectados por el devastador terremoto del pasado 12 de
enero.
Las tropas adicionales –pertenecientes a una unidad de intervención
anfibia estacionada en Nassau (Bahamas) y al vigésimo
cuarto cuerpo expedicionario de infantes de marina– serán
desviadas de despliegues previstos en Europa y Medio
Oriente, según informaron fuentes militares
estadounidenses.
De esta manera, el Imperio USA "sincera"
y blanquea) el despliegue de su fuerzas especiales de
combate en la
nación caribeña se situará alrededor de los 16.000
efectivos.
Este miércoles la Segunda Flota de la Marina estadounidense informó en un
comunicado que el almirante Mike Mullen, jefe del Estado
Mayor Conjunto, tomó la decisión de desviar efectivos
adicionales a Haití debido a "las urgentes necesidades
en las tareas de ayuda".
Lo que deja en claro, y sin ninguna duda, los planes de ocupación militar
que guiaron la "misión humanitaria", lanzada por
el Departamento de Estado y la Secretaria de Defensa en el
país devastado.
La noticia del nuevo despliegue se conoció el mismo día en que una potente
réplica de de 6,1 grados en la escala Richter hizo revivir
a los habitantes de Haití la pesadilla del sismo de la
semana pasada.
Las autoridades haitianas informaron que el temblor del día 12 dejó un
saldo de entre 100.000 y 200.000 fallecidos. Hasta el
momento se han enterrado en fosas comunes cerca de 75.000
cadáveres. Se estima que 1,5 millones de personas se han
quedado sin hogar.
Ocho días después del sismo, los equipos de rescate siguen encontrando
sobrevivientes entre los escombros. Hasta el momento, más
de 120 personas han sido halladas con vida.
El presidente de Haití (que arregló unilateralmente con Obama la ocupación
militar) aseguró que las nuevas tropas de EEUU
"incrementarán significativamente la capacidad de
suministrar ayuda en los lugares donde más se
necesita".
La agencia mexicana de noticias Notimex indicó que el Ejército
estadounidense tomó el control de aeropuerto de Puerto Príncipe
y ha extremado las medidas de seguridad, que incluyen
"el desalojo de los medios de comunicación y de los
grupos de apoyo que se encuentran acampados en esta terminal
aérea".
De la misma manera, añadió la agencia, ordenó a los miembros de la
Organización de las Naciones Unidas que eviten "salir
a las calles de Puerto Príncipe".
Por su parte, el enviado especial de Punto Radio, Miguel Ondarreta, informó
en la página de Internet del diario ABC que acababa de
recibir, "junto a muchos otros informadores de todo el
mundo, la orden de los marines de EEUU de abandonar las
instalaciones del aeropuerto de Puerto Príncipe, que los
periodistas habían tomado como base de operaciones para
realizar su trabajo".
Por su parte, autoridades de Washington siguen advirtiendo que ningún
haitiano que intente entrar a EEUU clandestinamente será
admitido y si es capturado lo enviarán a la base naval de
Guantánamo, en el sudeste de Cuba.
"El gobierno de EEUU tiene la mayor de las intenciones de aplicar una
política de línea dura, sin excepciones, de no admitir a
ningún ciudadano haitiano que intente llegar a las costas
de Estados Unidos ilegalmente", según un comunicado
del Departamento de Estado distribuido en Haití por las
fuerzas militares norteamericanas. Si algún haitiano es
encontrado en alta mar será enviado a la base naval de
Guantánamo", expresó el vocero de la Casa Blanca..
El deterioro de las condiciones de vida en Haití está llevando a muchos
haitianos a emigrar hacia los campos, pero hay otros más
desesperados aún que intentan abordar las embarcaciones
militares norteamericanas, que se encuentran en la bahía de
Puerto Príncipe.
En el terreno de la catástrofe, según el corresponsal de la BBC, Nick
Davies, la misión de de las tropas norteamericanas consiste
garantizar la seguridad en las operaciones de ayuda.
No obstante, la presencia del aparato militar USA, algunas ONG y los propios
damnificados se han quejado de la lentitud en la obtención
de suministros vitales de comida, agua y medicinas.
La organización Médicos Sin Fronteras, (MSF), dijo que a uno de sus
aviones de carga que trasportaba 12 toneladas de suministros
médicos no se
le permitió aterrizar en el congestionado aeropuerto de
Puerto Príncipe (controlado por los marines) en tres
ocasiones desde el domingo.
MSF aseguró que cinco pacientes murieron por la falta de suministros.
El mando militar USA en Haití anunció
que el puerto de Puerto Príncipe podría reanudar
sus actividades a partir del viernes, según informó este
jueves la emisora haitiana Radio Metropole.
"Vamos a abrir el puerto al tráfico comercial a partir del
viernes", declaró el general norteamericano Ken Keen.
"Hemos efectuado estudios a lo largo de la semana para
asegurarnos de que era posible la descarga de mercancías en
el puerto", agregó.
En un primer momento, el puerto está operativo en un 30 por ciento, pero el
Ejército norteamericano espera que esté plenamente
operativo dentro de dos o tres semanas.
El acceso al puerto, que se encuentra bajo control del Gobierno haitiano,
permitirá desahogar el tráfico en el aeropuerto Toussaint
Louverture, que sólo dispone de una pista. Otro general
estadounidense, Mike Dana, ha asegurado que la reapertura
del puerto permitirá "recibir carburante este fin de
semana".
EEUU tomó el control militar de Haití
Hay disputa con las potencias
Por Manuel Freytas (*)
IAR Noticias, 20/01/10
En una
operación global, cuyo desarrollo se completó el lunes, el
Imperio USA centraliza todos los controles de decisión en
Haití, y se erige (de hecho) en autoridad política y
militar de toda la zona de catástrofe, incluída la sumisión
del gobierno haitiano y de las organizaciones
internacionales (que actúan en el área) a su mandato.
En su faz planificadora, organizativa y estratégica, la
operación "humanitaria" cuenta con tres
actores centrales: El Departamento de Estado, el
Departamento de Defensa y la Agencia de EEUU para el
Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).
En sus áreas de competencia, el Departamento de Estado diseña y coordina
la operación a nivel internacional, el Pentágono diseña y
coordina el
dispositivo de "seguridad" (léase ocupación y
control militar de Haití) y las operaciones de rescate y
distribución de ayuda, mientras que la USAID
canaliza la ayuda internacional, incluido el Programa Alimentario Mundial.
Pero el verdadero objetivo de la "misión humanitaria" en Haití
se define por el ejecutor táctico en el teatro de
operaciones: El Comando Sur de EEUU (SOUTHCOM), que tiene su
base en Miami.
Para no tener ninguna duda sobre el verdadero propósito de la "misión
humanitaria" conviene repasar el objetivo funcional de
de la misión asignada al SOUTHCOM: "Dirigir (en América
Latina y el Caribe) operaciones militares y promover la
cooperación en el terreno de la seguridad para conseguir
los objetivos estratégicos de EEUU”.
Sus cuadros de oficialidad y soldados están capacitados (y entrenados) para
supervisar y operar en los escenarios de conflicto militar o
de "contrainsurgencia" (léase
"narcoterrorismo") y desempeñar la función de
policía militar en América Latina y el Caribe.
A buen entendedor pocas palabras: El SOUTHCOM no es una organización de
"ayuda humanitaria" sino una fuerza imperial de
ocupación militar.
El portaaviones nuclear USS Carl Vinson, sus barcos, submarinos aviones, ya
rodean a Haití dentro de un "anillo nuclear",
mientras tropas
especiales de asalto y de seguridad ya están desplegados en
Puerto Príncipe.
Entre los diez mil efectivos asignados hasta ahora: Tanto la Unidad Anfibia
de la Marina (marines), así como los soldados de la 82
División Aerotransportada del Ejército de EEUU "están
entrenados en una amplia variedad de misiones, entre las que
se incluyen las de seguridad y control de disturbios, además
de tareas humanitarias”, según el Pentágono..
De esta manera, en una acción global, el Imperio USA centraliza
todos los controles de decisión y se erige (de
hecho) en autoridad política y militar de toda el área que
incluye la sumisión del gobierno haitiano y de las
organizaciones internacionales (que actúan en el área) a
su mandato.
Siguiendo una estrategia, Washington conspiró y actuó expeditivamente para
constituirse como "poder alternativo" al "vacío
de poder" imperante tras la catástrofe sísmica que
devastó Haití.
La ONU y su Consejo de Seguridad (integrado por las cinco principales
potencias mundiales), en diversas reuniones la semana
pasada, no consiguió acordar un plan global de coordinación
y distribución del rescate y de la ayuda humanitaria en
Haití.
Los gobiernos y las organizaciones internacionales, ante la ausencia de una
planificación organizada, enviaban ayuda alimentaria y
medicamentos en forma individual que, por ausencia de una
autoridad distributiva, permanecían en su mayor parte
concentrados en el aeropuerto y sin llegar a las millones de
víctimas que se encuentraban sin agua, sin comida y sin
electricidad, en zonas desvastadas y con principios de
epidemia por los cadáveres en descomposición y sin
enterrar.
Los Cascos Azules de la ONU, se veían rebalsados y no podían controlar el
caos y las peleas (a veces fatales y sangrientas) que se
producían entre las víctimas para apropiarse de la comida
y el agua, razón por la cual la mayoría de las veces la
distribución no puedán llevarse a cabo.
El intercambio de información y de datos sobre el escenario de la tragedia
(números de muertos, heridos, daños, víctimas a socorrer,
etc) se veía a su vez
impedido por la ausencia de un comando central que
recibiera y procesara la información y la distribuyera
entre las organizaciones oficiales y privadas actuantes.
De hecho, y en una acción en tres dimensiones (política, militar y
"humanitaria") EEUU consolidó su mejor operación de ocupación militar sin disparar un solo tiro.
La propia incompetencia de sus aliados capitalistas centrales, le posibilitó
consolidar de hecho un sistema de dominio y control sobre la
devastada isla haitiana.
Señala el corresponsal de El País de España: "Como estaba previsto
por el Pentágono y el Departamento de Estado: Ante la
inoperancia de Naciones Unidas, el Ejército norteamericano
ha comenzado a repartir la ayuda internacional entre
problemas de inseguridad e infraestructuras. Más de 14.000
bolsas de comida y 15.000 litros de agua han sido
distribuidos entre los escombros de Puerto Príncipe".
Y agrega: "El teniente general Ken Keen, responsable de la Fuerza
Conjunta que opera en Haití, ha hecho hincapié en los
problemas de inseguridad que se viven en algunas zonas, que
si bien no son extremadamente superiores a antes del
terremoto, sí crean problemas puntuales para la distribución
de la ayuda. "Hay incidentes de violencia que nos
impiden entregar la asistencia humanitaria y debemos de
hacer frente a estos problemas", ha dicho el militar,
quien ha destacado que la Misión de Pacificación de la ONU
en Haití (MINUSTAH) está haciendo "todo lo que
puede" para resolver este problema".
De acuerdo con lo informado en la prensa internacional, la operación de
desembarco militar–humanitario fue arreglada por los
presidentes Obama y Préval por teléfono, pero –señalan
varios medios norteamericanos–
se omitió decir que ambos gobiernos (el títere y el
patrón) habían convenido el despliegue de tropas
estadounidenses sobre suelo haitiano.
Según el diario español, "Washington adoptó e impuso unilateralmente
las decisiones. La ausencia total de un gobierno en
funciones en Haití se utilizó para legitimar, a partir de
motivos humanitarios, el envío de una poderosa fuerza
militar, que ha asumido de facto diversas funciones
gubernamentales".
Fuerzas especiales de EEUU ya tomaron las funciones de control del tráfico
aéreo así como la dirección operativa del aeropuerto de
Puerto Príncipe.
Desde ese comando, y habiendo removido a los funcionarios haitianos, ordena
y controla todo el flujo de la ayuda humanitaria y
suministros de emergencia que llegan al país devastado
enviados por gobiernos y organizaciones internacionales de
todo el mundo.
Pero, la intervención de EEUU (léase ocupación militar de Haití) no es
ningún "estreno", y entre las varias existentes
puede citarse el derrocamiento del presidente Arístide en
el 2004.
Señala el profesor y experto Michel Chossudovsky: "Los meses
anteriores al golpe de Estado de 2004, las fuerzas
especiales estadounidenses y la CIA estuvieron entrenando a
escuadrones de la muerte compuestos por los antiguos tonton–macoute
de la era Duvalier. El ejército paramilitar rebelde cruzó
la frontera desde la República Dominicana a primeros de
febrero de 2004. “Era una unidad paramilitar bien armada,
entrenada y equipada integrada por antiguos miembros de Le
Front pour l’avancement et le progrès d’Haiti (FRAP,
por sus siglas en francés), los escuadrones de la muerte de
“paisano”, implicados en matanzas masivas de civiles y
asesinatos políticos durante el golpe militar patrocinado
por la CIA en 1991, que provocaron (en febrero de 2004) el
derrocamiento del gobierno democráticamente elegido del
Presidente Jean Bertrand Aristide”.
La operación se repite, pero no para derrocar al gobierno, sino para
controlarlo como un títere dentro de una estrategia de
apoderamiento de Haití que convierte a una flota de
destrucción nuclear en herramienta de una "misión
humanitaria" destinada a salvar vidas.
La mejor puesta en escena del Imperio yanqui, conseguida por la mediocridad
(y la inoperancia estratégica) de sus aliados en la
depredación imperial del planeta.
(*)
Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de
estructuras del poder, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica.
El juego oculto de Washington
Los objetivos: EEUU comienza
un desembarco militar en Haití
Por Manuel Freytas (*)
IAR Noticias, 17/01/10
Para EEUU la catástrofe de Haití es un polvorín, no por la amenaza que
representaría un posible estallido social para su sistema
de seguridad, sino por la ubicación estratégica que
reviste el país devastado dentro de su dispositivo imperial
de control y dominio en América Central y el Caribe. La
decisión de Washington de desplegar unidades y tropas
especiales y una flota nuclear (invocando "ayuda
humanitaria") implica una virtual ocupación militar de
Haití, entre cuyos objetivos hay uno que sobresale nítidamente:
Reemplazar a los Cascos Azules de la ONU y constituirse en
única autoridad militar con un control directo sobre el
gobierno de Haití. En otro juego de piezas EEUU (utilizando
Haití) busca afianzar su hegemonía de potencia nuclear en
el Caribe y en Centroamérica con la vista fija en un
objetivo de máxima: Chávez y su alianza estratégica
militar con el eje Rusia–China–Irán.
Además del crecimiento meteórico de los saqueos y de la violencia social
en las últimas horas, las advertencias del gobierno
haitiano son contundentes: Si no se atiende en forma
inmediata a las necesidades de supervivencia de las víctimas,
el país se encamina hacia un estallido social de
consecuencias imprevisibles.
En la misma apreciación coinciden la ONU, la Cruz Roja, y, en general,
todos los corresponsales y las organizaciones
internacionales que actúan en el área del desastre.
No obstante, nada indica que esa operación de
rescate y ayuda coordinada internacional pueda producirse en
lo inmediato, lo que torna a Haití en una verdadera
"olla de presión" social con bandas armadas
incentivando y multiplicando la rebelión por todo Puerto Príncipe.
En este escenario, y de aquí al lunes, el Pentágono inició una operación
militar en alta escala para rodear y ocupar Haití dentro de
un anillo de "seguridad nuclear" bajo el (absurdo)
argumento justificatorio de brindar "ayuda
humanitaria" a las víctimas de la catástrofe.
Antes del lunes EEUU despachará una flota a Haití, compuesta por buques,
submarinos, aviones y helicópteros (la mayoría dotados con
poder nuclear), e incrementará la
presencia militar norteamericana de 1.000 a 10.000
soldados, según informó el jefe del Estado Mayor Conjunto,
almirante Mike Mullen.
Mientras tanto, el Pentágono
informó el viernes de la llegada de su portaaviones nuclear
USS Carl Vinson, con 19 helicópteros y fuerzas especiales
que desembarcarán en las áreas de catástrofe.
De acuerdo con lo informado por Mullen, la misión del
Carl Vinson es estrictamente "humanitaria"
ya que cuenta con una capacidad de 51 camas de hospital,
tres salas de operaciones quirúrgicas, y la capacidad de
producir cientos de miles de litros de agua potable al día.
El absurdo de esta afirmación consiste en que este "equipamiento médico"
metido dentro de un portaaviones nuclear es inconsistente
con las necesidades masivas de atención de las víctimas
haitianas (heridos sin atención) que suman decenas de miles
por toda la zona devastada.
Según al CNN, una compañía
de la 82 División Aerotransportada de EEUU, formada por
unos 100 soldados, se encuentra ya en Haití preparando el
campamento para la llegada durante el fin de semana, del
resto de la brigada (unos 3.500 soldados de fuerzas
especiales).
Ante la suspicacia internacional que despertó este virtual dispositivo de
ocupación militar de Haití (escudado en la "ayuda
humanitaria") Obama y los jefes del Pentágono salieron
a aflojar tensiones.
Curiosamente, Obama realizó el anuncio el despliegue militar como una
"misión humanitaria" coordinada con el gobierno
de Haití, rodeado de sus principales asesores
militares.
"Esta mañana he conversado con el presidente Préval de Haití",
señaló el viernes Obama a la prensa. "Como otros
muchos haitianos, el presidente ha perdido su hogar, y su
Gobierno está trabajando en unas condiciones extremadamente
difíciles", añadió. En consecuencia, "como
vecinos y amigos de Haití", Obama dijo haber prometido
a su homólogo "el pleno apoyo del pueblo
norteamericano" en la recuperación del devastado país.
En medio de temores de que el malestar local y la frustración por el
retraso de la asistencia pueda transformarse en violencia,
el secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, dijo el
viernes que salvo algunos robos de comida y agua y algunos
saqueos menores la situación de seguridad en Haití sigue
siendo "bastante buena".
P.J. Crowley, portavoz del Departamento de Estado estadounidense, comentó
que la distribución de asistencia debería mejorar. Sin
embargo, el aeropuerto de Puerto Príncipe tiene una
capacidad limitada y el puerto aún está inutilizable, según
consigna un corresponsal de Asociatted Press
El jefe del Pentágono, Robert Gates, dijo por su parte a la prensa que el
pueblo haitiano sentía el despliegue como "un
alivio". Bajo esa justificación, los marines
estadounidenses tomaron el viernes el control del aeropuerto
de Puerto Príncipe para "acelerar la ayuda
humanitaria".
"No creo que nos vean así", como una fuerza ocupante, dijo el
jefe del Pentágono. "Dado que estamos dedicándonos a
repartir agua y comida y atención médica, yo creo que la
reacción (del pueblo haitiano) es de alivio, al ver que
Estados Unidos les da este tipo de ayuda".
Mientras tanto una fuerza
especial de la infantería de marina ya tomó el control del
aeropuerto, donde se amontona un hervidero de refugiados en
espera de ser evacuados, y de periodistas y de miembros de
organizaciones internacionales de todo el mundo.
Los
objetivos de Washington
Según desliza The Washington Post, el verdadero objetivo de la flota
norteamericana es rodear a Haití con un anillo de seguridad
militar en prevención de los posibles (y previstos) brotes
de violencia que amenazan con extenderse a todo el
territorio haitiano.
Pero hay otra razón de fondo que parece justificar el desembarco militar:
EEUU (en su condición de dueño del Patio Trasero) busca
imponer su hegemonía de potencia nuclear y consolidar su
control en la zona de catástrofe como ya lo hizo durante el
tsunami asiático.
Los objetivos pueden ser varios, pero hay uno que sobresale nítidamente:
Reemplazar a los Cascos Azules de la ONU y constituirse en
única autoridad militar con un control directo sobre el
gobierno de Haití.
Después del golpe en Honduras, los halcones y ultraconservadores de
Washington impusieron a Obama un replanteo
de las relaciones estratégicas con los gobiernos de
la región.
Para los halcones ultra conservadores USA (el Pentágono y el
"capitalismo de guerra" del Complejo Militar
Industrial) Chávez y sus aliados son la "dictadura
comunista" que querían apoderarse de Honduras de la
mano de Zelaya.
El golpe hondureño, en realidad, fue sólo la punta del iceberg de un
proceso geopolítico militar más profundo impulsado por el
poder conservador de EEUU, que intenta sustituir a una
estrategia de dominio que considera "demasiado
blanda" (el "sistema democrático" de poderes
civiles) por una alternativa de mayor control militar de la
región adaptado a las crisis y a los conflictos
intercapitalistas que se avecinan en el planeta.
Los conservadores (demócratas y republicanos) y los halcones militaristas
que controlan los resortes de decisión del Pentágono
y del Complejo Militar Industrial (capitalismo de guerra),
están convencidos de que las políticas de "diálogo y
tolerancia" que propicia Obama conducen a una pérdida
del poder militar de EEUU y a una fortificación de sus
enemigos situados en el "eje del mal".
La reactivación de la IV Flota USA patrullando aguas latinoamericanas fue
una señal clara –dicen expertos regionales– de que EEUU
está lanzando una señal preventiva a quienes se atrevan a
poner los pies sobre los recursos estratégicos de la región
(petróleo, agua potable y biodiversidad) que considera como
suyos.
Enmarcado en estos hechos, el Pentágono y el Departamento de Estado ven
como "potencial peligro" (con posibles
ramificaciones en otros países) el desembarco
comercial–militar del eje Rusia–China–Irán en América
Latina utilizando a Venezuela
como plataforma.
Expertos que manejan información confidencial en Washington vienen
advirtiendo que las claves del golpe de Estado en Honduras y
el incremento de la presencia militar USA en Colombia (bases
militares) se encuentran en la creciente influencia (militar
y comercial) rusa–iraní en América Latina y en su
alianza estratégica con Venezuela.
La "cumbre" Medvedev–Chávez, a fines del año pasado, formó
parte del decorado de una estrategia para integrar a
Chávez como nuevo jugador en el tablero de la "guerra
fría" Washington–Moscú, donde América Latina y la
región petrolera del Caribe se convierten en un nuevo
posible escenario de la guerra por el control de la energía
entre Rusia y EEUU.
En ese escenario, los halcones del
Pentágono y del Departamento de Estado (que manejan las políticas
militares y las hipótesis de conflicto externo de
Washington) no miran ni analizan a Chávez desde una
perspectiva exclusivamente latinoamericana.
El presidente venezolano mantiene una alianza estratégica (de orden
comercial y militar) tanto con Irán como con Rusia y China,
potencias capitalistas emergentes que compiten con el eje
USA–UE por el control de las redes energéticas y las
reservas petroleras del triángulo Eurasia–Cáucaso–Medio
Oriente, en una versión aggiornada de la "guerra fría"
por áreas de influencia, esta vez protagonizada a niveles
intercapitalistas.
Esto convierte al Caribe (con Haití adentro) en una región de alto voltaje
en la resolución de la guerra fría por recursos estratégicos
y energía que mantienen las potencias por su supervivencia
futura.
En este escenario, la preocupación central del Pentágono es el despliegue
de aviones, barcos y submarinos nucleares rusos en el
Caribe, muy cerca de
las principales reservas de petróleo y de recursos de
biodiversidad en América Latina.
Aquí es donde Chávez (a pesar de su sociedad comercial estratégica con
USA) se vuelve "rojo, rojito", al convertirse en
el trampolín de Moscú en el patio trasero.
¿Y como cierra la catástrofe haitiana y el desembarco militar
norteamericano en este escenario?
Muy sencillo: La ocasión hace
al ladrón, y la catástrofe haitiana brinda a EEUU la
posibilidad de reconvertir a Haití en un nuevo portaaviones
terrestre para sus fuerzas de despegue rápido en la
convulsa región
centroamericana y caribeña.
A esto (y siguiendo una vieja técnica imperial de disfrazar la ocupación
con una causa moral) la Casa Blanca y el Pentágono llaman
graciosamente "misión humanitaria en Haití".
(*)
Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de
estructuras del poder, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica.
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