Según
una importante organización humanitaria, miles de haitianos
mueren diariamente por falta de asistencia médica. Mientras
tanto, el Pentágono ha anunciado que aumenta su presencia
militar en el país, y sigue dando prioridad al envío de
soldados por encima de la ayuda humanitaria.
La
organización estadounidense de asistencia médica Partners
in Health ha advertido que hasta 20.000 haitianos pueden
morir diariamente por infecciones como la gangrena y la
sepsis, que ya están apareciendo debido a que los heridos
no reciben asistencia médica o se tratan en instalaciones
que carecen de los medicamentos más básicos.
“Decenas
de miles de víctimas del terremoto necesitan intervenciones
quirúrgicas inmediatas”- afirma la organización en una
declaración publicada en su página web. “El número de
muertos y la incidencia de la gangrena y de otras
infecciones mortales seguirá aumentando si no se lleva a
cabo una masiva operación para abrir y dotar más equipos
quirúrgicos con personal e instalaciones básicas”.
Partners
in Health han trabajado en Haití durante más de 20 años.
Su co-fundador, el Dr. Paul Farmer, es el sub-delegado de la
ONU en Haití y profesor de Salud Pública en la Universidad
de Harvard.
Aunque
funcionarios haitianos y de otras organizaciones afirman que
la cifra de Partners in Health es demasiado alta, es
indiscutible que Haití se enfrenta a un desastre, que puede
igualar e incluso superar al producido por el propio
terremoto, causado por los retrasos en proporcionar
asistencia médica a centenares de miles de gentes enfermas
o heridas.
El
jueves, el New York Times citaba al Dr. Eduardo de Marchena,
cardiólogo de la Universidad de Miami, supervisor de un
hospital de campaña en Haití, quien coincidía en la
penosa predicción: “Todavía hay miles de enfermos con
graves fracturas e importantes heridas sin tratar. Hay
personas, muchas personas que van a morir si no se les
atiende”.
Según
el Times, “Ocho días después del terremoto, en los
campamentos dispersos por la capital, todavía hay personas
que se retuercen de dolor mientras sus familiares les cuidan
las heridas pero que todavía no han sido examinados por un
médico. Por si fuera poco, los muchos cadáveres que se
encuentran aún entre los escombros aumentan el peligro de
la propagación de enfermedades, especialmente, según dicen
los expertos, si lloviera”.
El
Wall Street Journal informaba de que el Hospital General de
Puerto Príncipe está continuamente asediado por más de
1.000 enfermos que esperan una intervención quirúrgica.
“Vigilantes armados impiden pasar con sus tanques”, y añade,
“ En todo momento, miles de heridos, algunos de gravedad,
esperan delante de cualquier hospital o clínica suplicando
que se les atienda”.
Karl
Penhaut de CNN informaba desde el Hospital General de Puerto
Príncipe, donde los paracaidistas estadounidenses han
tomado posiciones. Los haitianos- decía- se preguntan por
qué están llegando tantos soldados estadounidenses al país,
“Dicen que lo que necesitan es más comida y agua y menos
tipos armados”.
Además,
indicaba que los médicos estadounidenses del hospital
parecen molestos por la presencia militar. “ Dicen que
nunca han tenido problemas de seguridad en el hospital
mientras que sí los tienen con la llegada de suministros médicos”
Y añade: “Pueden traer nueve helicópteros con soldados,
pero algunos de los médicos que están aquí se preguntan
que si pueden hacer eso, por qué no pueden también traer
con ellos equipos de goteros intravenosos y muchos otros
instrumentales médicos”.
El
periódico español El País citaba a uno de esos médicos
estadounidenses, Jim Warringer”: “Nos falta de todo;
demasiado tras el tiempo transcurrido desde el terremoto:
betadine, vendas, guantes. Y, sobre todo, morfina. Tenemos
que amputar sin anestesia, Los ves sufrir y es terrible. Los
haitianos son muy valientes pero están sufriendo mucho”.
Las
desesperadas condiciones, y la falta de condiciones higiénicas
para los dos millones de haitianos que se han quedado sin
hogar tras el terremoto, amenazan con provocar un desastre médico
general. “Los peligros sanitarios inminentes incluyen los
brotes de diarrea, infecciones respiratorias y otras
enfermedades en centenares de miles de haitianos que viven
hacinados en campamentos con escasas o ningunas condiciones
higiénicas” declaraba el vice-gerente de Médicos Sin
Fronteras, Greg Elder.
Mientras
los medios de información afirman que cada vez llega más
ayuda humanitaria al país, los periodistas que están allí
dicen que todavía no llega a las manos de la abrumadora
mayoría de personas que la necesitan.
La
BBC informaba el jueves: “Los corresponsales afirman que
la ayuda llegada hasta ahora al puerto se traslada en un
viaje de 45 minutos de duración a través de la ciudad
hasta el aeropuerto, donde se apila y no se distribuye a
quienes la necesitan”. Y continúa: Estados Unidos y el
Programa Mundial de Alimentos de la ONU insisten en que la
distribución de comida y agua están en marcha pero Adam
Mynott, enviado de la BBC en Puerto Príncipe, declaraba que
muchas personas todavía no han recibido ninguna ayuda
internacional”.
Las
organizaciones humanitarias han denunciado que desde que el
ejército estadounidense estableció su unilateral control
sobre el aeropuerto de Puerto Príncipe y las instalaciones
portuarias, y asumió las funciones gubernamentales básicas,
ha reforzado su presencia en el país dándole prioridad
sobre la llegada de ayuda. Médicos Sin Fronteras, por
ejemplo, han denunciado que los controladores militares del
tráfico aéreo, desde el 14 de enero han negado el permiso
para aterrizar a cinco de sus aviones que trasladaban 85
toneladas de materiales médicos.
En
el décimo día tras la catástrofe haitiana, cada vez
parece más claro que la respuesta del gobierno Obama y del
Pentágono, que han hecho de la ocupación militar del país
caribeño su objetivo principal, han agudizado el
sufrimiento inmenso de millones de heridos, y de gentes
hambrientas y sin hogar.
El
Pentágono ha anunciado que va a enviar a Haití 4.000
soldados más, que aumentarán las fuerzas de ocupación
estadounidenses hasta los 16.000 individuos. Por primera
vez, una unidad prevista para el despliegue por el Mando
Central que supervisa las guerras de Iraq y Afganistán, se
va a desviar al país del Caribe.
Al
mismo tiempo, el cerco naval de las costas de Haití
aumenta. El Miami Herald informaba el jueves de que el ejército
estadounidense tenía listo ya una campo de detenciones en
la base naval de la bahía de Guantánamo en Cuba- lugar de
la infame prisión donde se torturaba a los internos- para
acoger hasta 1.000 haitianos en el caso de que pudieran
esquivar a los barcos de guerra de EE.UU.
Al
servirse de Guantánamo como campo para los refugiados que
escapan de las terribles condiciones de Haití, el gobierno
estadounidense insiste en que no tienen derechos legales y
no pueden recurrir contra su deportación a su tierra de
origen. Es el mismo procedimiento utilizado en 1991, cuando
miles de haitianos abandonaron el país tras un violento
golpe militar.
La
afirmación de que esta “oleada” militar en Haití es un
requisito previo a la distribución de la ayuda humanitaria
al pueblo haitiano, es mentira. Las agencias humanitarias
que operan en el país insisten en no sentirse amenazadas
por las gentes de Haití sino que sus dificultades vienen de
las tentativas de imponerles una zona de seguridad militar.
Los
medios de información estadounidenses apenas insinúan que
podría haber algo más que sinceras razones humanitarias
detrás de la confirmación de la toma del control en Haití.
No hacen referencia alguna a la historia del país, con las
dos décadas de ocupación por parte de Washington a
principios del siglo XX, el despliegue de soldados dos veces
en los últimos años, y la orquestación del golpe del año
2004 que expulsó del poder y mandó al exilio al presidente
electo Jean Bertrand Aristide.
En
documentos que reflejan los puntos de vista del aparato del
espionaje militar, no obstante, se encuentran declaraciones
más pródigas sobre los verdaderos objetivos y misión de
Washington. El American Entrerprise Institute’s Center for
Defense Studies [Centro de Estudios de la Defensa del
Instituto estadounidense de la Empresa] publicó una
“puesta del día de la crisis” en Haití, en la que
advertía: “ La realización de una misión de ayuda en un
país pobre, arrasado por un desastre natural, puede rápidamente
comprometer a Estados Unidos en la política local, y la
gente desesperada puede volverse violenta”.
La
declaración continúa: “Más allá de distribuir ayuda,
los soldados y marines estadounidenses inevitablemente se
verán envueltos en asegurar la paz”. Parte de esta misión,
añadía, consistirá en “garantizar que las pandillas de
Haití- en particular las leales al depuesto presidente Jean
Bertrand Aristide- sean suprimidas”.
De
manera semejante, William Kristol y Thomas Donnelly,
argumentan en Weekly Standard que detrás de la excusa
humanitaria para la intervención en Haití “la ocasión
estratégica es irresistible”.
“Con
una incipiente transición en Cuba y los desafíos en
Centroamérica, entre otros, existe una razón política
para mostrarse- y ser considerado- un vecino recomendable y
poderoso”.
En
otras palabras, Washington está explotando la tragedia que
sufre el pueblo de Haití para afirmar el control de carácter
colonial del país. Su objetivo es reforzar su imperialismo
hegemónico en toda la región y reprimir cualquier revuelta
social de las masas haitianas.
Es sólo
cuestión de tiempo el que el horrendo coste en vidas
humanas del terremoto del 12 de enero se vea aumentado con víctimas
de las fuerzas de ocupación estadounidenses.