La
grandeza del pueblo haitiano se ha hecho latente en estos días
de terror y muerte causado por el terremoto que sacudió la
capital del país. Superando la desgracia, la población
supo organizarse barrio por barrio, campamento por
campamento creando ollas comunes para poder sobrevivir, y
comités cívicos para protegerse tanto de los delincuentes
que escaparon de las cárceles como de su propia policía,
entrenada para reprimir a los más pobres.
Mientras
el presidente René Preval entrega sumisamente el poder a
los militares norteamericanos, y el alcalde de Puerto Príncipe,
cuya zona metropolitana está destruida en 70 por ciento,
expide decretos prohibiendo reconstruir ‘chabolas’ en
vez de solucionar la distribución de la ayuda, el entierro
de más de 200 mil muertos, el auxilio de 300,000 heridos y
la creación de refugios para más de un millón y medio de
damnificados, los haitianos con su espíritu de lucha
indomable y de solidaridad se ingenian para salir adelante
de esta tragedia cuyo origen provoca cada día más polémica.
Muchos
se preguntan por qué Estados Unidos manda 20,000 soldados y
un sinnúmero de contratistas, en vez de médicos,
rescatistas, especialistas en reconstrucción y en especial
epidemiólogos, como lo hizo Cuba, para prevenir epidemias.
Dicen en Haití que estos militares armados hasta los
dientes parecen “centuriones en país de esclavos”.
De
acuerdo a la estudiosa haitiana norteamericana Marguerite
Laurent, “las tropas norteamericanas estaban preparadas
para intervenir Haití con anticipación.
Un día
antes del terremoto, el Comando Sur ensayaba medidas para
ayudar a Haití en caso de desastre. La misma noche del
terremoto el segundo en el mando en el Comando Sur, el
general P.K. (Ken) Keen ya estaba en la embajada de los
EE.UU. en Haití, que no sufrió ningún daño por el
terremoto”. Actualmente el general Keen está a cargo de
la fuerza de expedición norteamericana en Haití a quien
Preval dio autoridad ilimitada.
Lo
extraño es que Estados Unidos tiene en el país más pobre
del Hemisferio Occidental, la más grande y mejor
fortificada embajada en el mundo, después de China, Irak,
Irán y Alemania. Y no es tanto por la cercanía a Cuba,
sino por los increíbles recursos naturales de este pequeño
país. Desde 1905, cuando se encontró petróleo en Haití
en Central Plateau y La Gonave, se ha sabido ocultar hábilmente
la existencia de grandes reservorios de oro negro en este país
como también se sospecha los de gas. A la vez Haití tiene
condiciones ideales para la construcción de terminales
petroleras debido a la existencia de puertos de agua
profunda. El Gran patrón se supo guardar todo esto ayudando
permanentemente a mantener el caos y espantar a otros
rivales.
Pero
hay todavía más. Haití posee uno de los yacimientos más
grandes de oro en el mundo. Es abundante en uranio, 235 y
238 y tiene también yacimientos de minerales estratégicos
raros como circonio, usado en reactores nucleares , también
iridio imprescindible para la construcción de naves
espaciales. Ni qué decir del cobre y diamantes. Los 20,000
centuriones están allá para asegurarse la riqueza del país
mendigo. Así de simple. Pero no cuentan con el espíritu de
los haitianos, ni con su fuerza para sobrevivir y su ansia
de libertad.