El “caso” de la revolución
antiesclavista haitiana, es un ejemplo que sirve para
explicar el destino de muchas otras revoluciones, la soviética,
o la argelina de la que nadie ya se acuerda
En
estos días que conmueven el mundo por la “estocada”
final de destrucción de un pueblo, he vuelto a acordarme de
C.L.R. James, (1901–1989) fue un ensayista y escritor
personaje influyente en el Reino Unido y los Estados Unidos
en los partidos socialistas y el pensamiento marxista, así
como las ideas principales sobre el fin del colonialismo.
Entre nosotros es conocido como autor, entre otras obras, de
The Black Jacobins [Los jacobinos negros], subtitulada
Toussaint L Ouverture y la revolución de Haití y de World
Revolution [La revolución mundial]. He buscado por diversos
diccionarios, y no he encontrado pistas suyas. Servidor le
recordaba de un fragmento de esta entrevista que aquí
reproducimos en toda su extensión, aparecido en la edición
que Pierre Broué efectuó en Minuit (París, 1967; Ruedo Ibérico
anunció una traducción que nunca llegó a editar) de los
escritos de Trotsky en Le Mouvement Communiste en France
(1919–1939), del que la entrevista de James es el último
capítulo. La nota de Broué aparece ampliada en la edición
de Les Congrès de la Quatrieme internationale (La Brèche,
París, 1978, I tomo), y en la que se puede leer: “James,
C.R.L, llamado Johnson. Originario de la Trinidad, militó
durante años en el movimiento trotskista británico.
Miembro del SWP en los Estados Unidos en 1939, deja el
partido en abril de 1940 para ingresar en el Worker Party.
Regresa al SWP en 1947, para abandonarlo de nuevo en 1949,
tomando parte en diversos congresos de la Cuarta
Internacional, para distanciarse después”.
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Cyril Lionel Robert James
(1901–1989), nacido en Trinidad Tobago, historiador y
militante trotskista y autor del clásico estudio sobre la
Revolución de Haití.
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En
su imprescindible ensayo Cultura e imperialismo, Edward W.
Said que cita a James con entusiasmo en su obra, lo describe
como un "dialéctico antiestalinista", que es una
manera de evitar de llamarle por el denominador más
correcto de trotskista, quizás porque, a mi juicio, Said
trata de aguar las aportaciones marxistas al pensamiento
anticolonialista, y desdibuja en no poca medida la vinculación
de autores como James con lo que Said llama "el
marxismo más contestatario". He recuperado este texto
para mi trabajo sobre el trotskismo por dos motivos, primero
porque es una de las mejores entrevistas (más a corazón
abierto) que jamás se le hicieran a Trotsky, y además
sobre una cuestión tan difícil y controvertida como ha
sido el combate por la Cuarta Internacional, pero también
tratando de recuperar el papel de James en un legado con el
que hasta ahora muy raramente se le ha relacionado, al menos
por estos lares, aunque supongo que en otros como el
martiniqués o el brasileño, la cuestión es diferente.
Entre
las diversas escuelas de resistencia nacionalista que fueron
siempre críticas respecto a sí mismas, y en la que incluye
nombres como Neruda, el mismo Tagore, Fanon, Amilcar Cabral
y otros, Said afirma: "James es el ejemplo perfecto.
Desde siempre campeón del nacionalismo negro, continuamente
atempera sus proclamas con afirmaciones y exhortaciones a
recordar la insuficiencia de la particularidad étnica, del
mismo modo que es insuficiente la solidaridad sin crítica.
Podemos abrigar esperanzas serias en torno a esto, aunque sólo
sea porque, en lugar de estar al final de la historia,
estamos en disposición de hacer algo acerca de nuestra
historia presente y futura, vivamos dentro o fuera del mundo
metropolitano", Said escribe que The Black Jacobins,
"presenta el alzamiento de los esclavos en Santo
Domingo como proceso que se desarrolla dentro del mismo
esquema histórico que la Revolución Francesa; y Napoleón
y Toussaint son las dos grandes figuras que dominan esos años
turbulentos. Los sucesos en Francia y en Haití se
entrelazan y hacen referencia unos a otros como voces en una
fuga musical. La narración de James se fragmenta en una
historia dispersa en la geografía, en las fuentes de
archivo, y con el acento puesto tanto en los negros como en
los franceses. Por otra parte, James retrata a Toussaint
como alguien dedicado a la lucha por la libertad humana
–una lucha que también se extiende a esa metrópolis, a
la cual, en lo cultural, debe su lengua y muchos de sus
compromisos morales– con una decisión rara de observar
entre los sometidos; y más difícil aún entre los
esclavos. Adopta los principios de la Revolución no como
hombre negro sino como ser humano, y lo hace con la
concienzuda certeza histórica de que, al descubrir el
lenguaje de Diderot, Rousseau, y Robespierre, sigue a sus
precursores de un modo creador, utilizando las mismas
palabras y empleando las mismas inflexiones que
transformaron la retórica en realidad.
La
vida de Toussaint acabó de modo horrible, prisionero de
Napoleón y confinado en Francia. Sin embargo, en propiedad,
el tema del libro de James no se circunscribe a la biografía
de Toussaint, en la misma medida en que una historia de la
Revolución Francesa podría considerarse insuficiente si se
omitiera el episodio de la insurrección haitiana. El
proceso continúa hasta el presente –de ahí el apéndice
de 1962, De Toussaint a Castro– y la situación de
conflicto sigue existiendo. ¿Cómo puede escribirse una
historia postimperialita, o exenta de tintes imperialistas,
que no sea ingenuamente utópica o, al revés, cargada de
total pesimismo, frente a la persistencia de la realidad,
confusa y embrollada, de la dominación sobre el Tercer
Mundo? Estamos frente a una aporía metodológica y metahistórica,
y la certera resolución que James ofrece es imaginativa y
brillante" (Cf. Cultura e imperialismo, p.432). El
lector encontrará una evocación del libro de Said
publicada hace unas semanas en mi “buzón” de Kaos.
Para
Said: "la descolonización es una compleja batalla
sobre el derrotero de diferentes objetivos políticos,
historias y geografías, y está llena de obras de imaginación,
de investigación y de contrainvestigación. La lucha adopta
diversas formas: huelgas, marchas, ataques violentos,
retribuciones y contrarretribuciones. Su caudal está también
alimentado por novelistas y funcionarios colonialistas que
escriben acerca, por ejemplo, de la mentalidad india, o de
los modelos de renta rural en Bengala, o de la estructura de
la sociedad india. En respuesta, surgen las novelas escritas
por indios en las que se reclama más participación en el
gobierno, e intelectuales y oradores que llaman a las masas
a un compromiso más profundo ya la movilización por la
independencia" (p.341).
En
su obra ya citada, Los jacobinos negros, subtitulada
Toussaint L´Ouverture y la Revolución en Haití (editada
por Turner, Madrid, 2003, en traducción de Ramón García,
con prólogo de James Walvin, IBSN 84–7506–593–7 ),
James exalta los amplios movimientos de masas insurrectas
encabezadas por hombres excepcionales, James no olvida que
Toussaint L'Ouverture "no podría haber razonado de la
manera que lo hizo si no hubiese sido por la influencia del
abate Raynal, de otros enciclopedistas, y de la Revolución
Francesa", y así lo precisa cuando escribe:
"…en situaciones comprometidas, Toussaint, a pesar de
no disponer de una buena instrucción, supo encontrar el
lenguaje y el acento de Diderot, Rousseau y Raynal, de
Mirabeau, Robespierre y Danton, y en un aspecto superó a
todos, ya que incluso estos maestros de la oratoria y la
literatura, debido a las complicaciones que se daban entre
las clases de su sociedad, a menudo tenían que detenerse,
reconsiderar sus exposiciones, o hacer modificaciones en
ellas Toussaint pudo defender la libertad de los negros sin
ningún tipo de reservas, y este factor imprimió a sus
declaraciones una fuerza y una firmeza difíciles de
encontrar en los mejores tratados de la época. Los
burgueses franceses fueron incapaces de comprenderlo, y tuvo
que correr la sangre antes de que entendiesen que, aun a
pesar de su tono un tanto altivo, Toussaint no había caído
en rimbombante retórica sino que había escrito la pura y
simple verdad".
Said
ve en "esta maravillosa descripción", la visión
de un hombre "que había incorporado por completo la
auténtica realidad de los sentimientos universalistas
propagados por la Ilustración europea". Entiende que
James, al que describe como un "marxista historiador
negro originario de las Antillas, indigente e
itinerante", consigue mostrar aquí "la sinceridad
de Toussaint así como sus latentes carencias e
imperfecciones y su tendencia a confiar en las declaraciones
europeas, a verlas como auténticas intenciones más que
como percepciones clasistas determinadas por la Historia y
cargadas de los intereses de diversos sectores y
grupos".
Una
vez pasada la época de la negritud, del nacionalismo negro,
y del indigenismo de los años 60 y 70, James apoyó
tenazmente la herencia occidental al mismo tiempo que
suscribía el movimiento insurrecto y antiimperialista que
compartió con Fanon, Cabral y Rodney.
En
una entrevista hizo la siguiente declaración: "¿Cómo
me planteo mi regreso a unas raíces no europeas? Estoy de
acuerdo en ello, si eso significa que los escritores caribeños
de hoy en día deberían ser conscientes, de que en sus
obras existen elementos procedentes de raíces no europeas,
no shakesperianas, y de que en la música hay un pasado que
no es precisamente Beethoven: entonces estoy de acuerdo.
Pero no me gusta el enfrentamiento al que se han visto
sometidas las dos posturas, como si se tuviera que escoger
entre una u otra. No creo en este antagonismo sino en la
dualidad de ambas. De hecho, tanto nuestra alfabetización
como nuestra tradición estética están fundamentalmente
arraigadas en la civilización europea occidental".
Se
trata por lo tanto de establecer una interrelación entre
las culturas y sus diferentes momentos, así, por ejemplo,
en el caso árabe que tanta importancia tiene entre
nosotros, es importante subrayar la capital trascendencia
del redescubrimiento de la lengua árabe y de la herencia clásica
islámica, casi siempre a través de la aportación de
pensadores lugar, a través de una nueva orientación en la
Historia, de carácter integrador o contrapuntístico, que
considera que las experiencias occidentales y las no
occidentales se suponen mutuamente porque están a su vez
relacionadas por el imperialismo. Revaloriza la presencia de
"de una visión imaginativa, incluso utópica, que
vuelve a tener en cuenta la teoría y práctica de la
emancipación (como elemento opuesto a la reclusión), y por
último, apostando por un tipo particular de energía nómada,
migratoria, y antinarrativa en lugar de aceptar nuevas
autoridades, doctrinas u ortodoxias reconocidas, o
instituciones y causas establecidas".
Después
de estas pistas dejadas por Said, estará muy bien tratar de
indagar más sobre James, y tratar de editar algunas otras
de sus obras y escritos. Como contribución a dicha
recuperación se añade las notas tomadas por James en su
entrevista con Trotsky en la que destaca sobre su todo las
reflexiones de éste sobre las enormes dificultades para
reconstruir la izquierda revolucionaria en vísperas de la
IIª Guerra Mundial…
Estamos
hablando de una historia a la que hasta ahora no se le ha
dado la importancia que merecía, pero sobre la que tenemos
que volver porque la lucha por Haití tendrá que ser parte
de nuestra lucha en la asignatura internacionalista,
seguramente una en la que estamos (aún) más atrasados.