Puerto Príncipe.– A sólo unas manzanas del lugar donde soldados
estadounidenses y de la Misión de Estabilización de la ONU
en Haití (MINUSTAH) distribuyen sacos de arroz a mujeres
haitianas en el devastado Puerto Príncipe, vendedores
callejeros venden arroz por tazas de bolsas en las que se
puede ver claramente la bandera de Estados Unidos.
En los primeros días tras el terremoto del 12 de enero en el que murieron
unas 200.000 personas y más de un millón quedaron sin
hogar, los repartos de alimentos eran a menudo caóticos en
la capital. De hecho, en un par de ocasiones soldados de la
ONU se vieron obligados a lanzar gases lacrimógenos contra
los ciudadanos enfurecidos que pugnaban por hacerse con
alimentos.
Para garantizar una distribución más ordenada de la ayuda, en la que los
alimentos lleguen a las familias que lo necesitan, las
agencias internacionales comenzaron a aplicar el pasado fin
de semana un sistema en virtud del cual los soldados
entregan bolsas de arroz de 25 kilos a las mujerse que
presentan sus cartillas de racionamiento.
Gracias a este sistema, los repartos de ayuda son ahora más tranquilos pero
la nueva política no ha impedido que la ansiada ayuda
alimentaria no termine en manos de los vendedores del
mercado negro. En uno de los barrios de la capital en el que
viven 12.000 personas el cobijos improvisados con sábadas,
los vendedores han preparado sus tenderetes y venden tazas
de arroz de sacos procedentes de la ayuda internacional por
22 gourdes (unos 55 céntimos de dólar) cda una.
Según el portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PAM), Marcus Prior, es
inevitable que parte de la ayuda termine vendiéndose.
"Es demasiado pronto para decir cuánta (ayuda) termina
en el mercado negro. Nunca nos gusta ver que eso
ocurre", señaló a Reuters, explicando que
precisamente el nuevo sistema de distribución lo que busca
es "ayudar a estabilizar la situación alimentaria en
la ciudad".
Durante dos semanas, el Programa Mundial de Alimentos sólo repartirá
arroz, mientras que posteriormente se decidirá si se
reparten otros alimentos básicos como judías, aceite para
cocinar o sal.
Problemas
con las cartillas
Sin embargo, algunos de los haitianos que buscan hacerse con ayuda a través
del nuevo sistema de distribución no saben cómo hacerlo.
"Aquí no ha llegado nada de comida. Sabemos que están
usando las cartillas (de racionamiento) pero no sabemos como
encontrarlas", explica Losin Fritz, un líder comunal
de unas 4.500 personas.
"Tendremos que hacernos nosotros mismos las cartillas y llevarlas allí",
añadió Fritz, señalando la calle donde un convoy militar
entregó arroz a cientos de personas con cupones momentos
antes.
Las ONG internacionales aseguran haber aprendido de los errores del pasado,
cuando los hombres más fuertes apartaban a las mujeres y
los ancianos para coger los primeros la ayuda. Ahora, los
cupones se entregan sólo a mujeres, y los líderes
comunitarios deciden quién tendrá prioridad.
Pero algunos se están aprovechando de las brechas en el sistema. El miércoles
se produjo una protesta después de que algunas personas se
quejaran de que algunos grupos están vendiendo los cupones
por 50 50 gourdes cada uno, unos 1,24 dólares.
"Sólo los amigos (de los líderes comunitarios) consiguen las
cartillas y nosotros no tenemos dinero para comprar arroz en
el mercado y tenemos hambre", se lamenta Peter Princius,
un anciano que vive en las afueras del suburbio de Cité
Soleil, controlado por las bandas antes del terremoto.