“Todo
el país se levantará para reclamar la partida de la Minustah”
Las tropas
de ocupación acusadas de
importar el cólera
Por
Ansel Herz
Corresponsal en Puerto Príncipe
Inter
Press Service (IPS), 16/11/10
“La
gente llevará el cadáver a la Minustah para que vean lo que
hicieron", dijo por teléfono Jean–Luc Surfin, un joven
de 24 años consultado por IPS sobre el motivo de las
manifestaciones y ataques a la Misión de Estabilización de
las Naciones Unidas en Haití.
El enojo popular
con la Minustah derivó el lunes en disturbios en la
septentrional ciudad de Cap–Haïtien, donde a pocas cuadras
de su casa, Surfin vio a un joven muerto tirado en la calle.
La gente
agolpada a su alrededor acusó a los soldados de la Minustah
de haberle disparado.
Efectivos
haitianos confirmaron a la prensa la muerte de por lo menos
dos manifestantes, uno de ellos de un tiro en la espalda.
Por su parte,
las fuerzas de paz alegaron que actuaron en defensa propia.
"La gente
está frustrada y por eso salen a la calle. Dicen que van a
luchar contra la muerte", dijo Surfin a IPS.
Los
manifestantes erigieron barricadas en la calle y lanzaron
piedras y botellas a los efectivos de la Minustah. Dos comisarías
fueron incendiadas, relató.
También hubo
protestas en las ciudades de Hinche y Gonaïves, en el centro
del país, asolado por el cólera.
Los
manifestantes trataron de dejar el ataúd con el cadáver de
un hombre que murió esa enfermedad frente a una base nepalesa
de las fuerzas de paz en Hinche, escribió Stanley Stacos en
la red social Twitter.
La población
haitiana acusa a las fuerzas de paz de traer el cólera a Haití.
El Centro de
Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos señaló
que la cepa de la bacteria responsable del actual brote de cólera
en Haití coincide con la variedad endémica en Asia
meridional.
Se estima que
200.000 personas podrían morir antes de que pueda controlarse
la epidemia, lo que puede demorar hasta unos seis meses.
Las autoridades
se esfuerzan por contener al avance de la enfermedad, que ya
mató a más de 900 personas, dos semanas antes de las
elecciones.
"La
violencia preelectoral es tradicional en Haití", dijo a
IPS el portavoz de la Minustah, Vincenzo Pugliese. "La
gente está confundida, asustada y es fácil de manipular en
un sentido u otro", apuntó.
"Básicamente
la Minustah y el cólera se metieron en la política. Se los
está explotando", se lamentó, pero se negó a mencionar
a una persona o una organización.
"Alguien
está detrás de esto. La población no tiene los medios para
comunicarse entre sí y organizar algo como esto. Hay alguien
que la incentiva. Es claro, forma parte de un plan",
aseguró Pugliese.
El enojo hacia
los efectivos de la Minustah fermentó y se manifestó varias
veces en protestas pacíficas desde que el adolescente Gérard
Jean Gilles fue encontrado colgado de un árbol a fines de
agosto en una base de las fuerzas de paz en Cap–Haïtien.
Pocos días
después, una patrulla de la Minustah repelió con gases
lacrimógenos una agresión con piedras. Un soldado resultó
herido, según un informe interno de la fuerza.
Diecisiete
organizaciones de la sociedad civil escribieron una carta
abierta al jefe de la Minustah solicitándole una investigación
independiente y condenaron lo que llamaron "su decisión
de obstruir la justicia haitiana en este caso".
La investigación
interna concluyó que Gilles se había suicidado, dijo
Pugliese a IPS.
Una calle de
Champs de Mars, una plaza de Puerto Príncipe, quedó el lunes
inundada por el olor a goma quemada que emanaba de los restos
carbonizados de dos neumáticos incendiados por estudiantes de
la Facultad de Etnología, quienes montaron una barricada en
solidaridad con los manifestantes y tiraron piedras contra vehículos
de la Minustah.
En mayo, las
fuerzas de paz respondieron con disparos de disuasión, balas
de goma y gases lacrimógenos, que dejaron varias personas
heridas en el campamento de la plaza.
Pero esta vez se
fueron, según los estudiantes. Pugliese no lo pudo confirmar
ni desmentir.
Hay más
movilizaciones previstas contra la Minustah, indicaron
estudiantes.
"Protestamos
por la misma razón que lo hacen en Cap–Haïtien y en
Hinche. La Minustah trajo el cólera. El gobierno es
irresponsable", dijo a IPS Lucien Joseph.
"Ha muerto
mucha gente y no hay una respuesta seria. Todo el país se
levantará para reclamar la partida de la Minustah", añadió
el joven.
La
epidemia de cólera se extiende sin
remedio
"¡Aba
Kolerá, fuera Minustah!"
Por
Jacobo G. García
Enviado especial a Puerto Príncipe
El Mundo, 19/11/10
"Aba Kolerá"
y "fuera Minustah", ese el pareado que por segundo día
consecutivo entonaron multitudes de jóvenes en las calles de
Puerto Príncipe. Fueron gritos y disturbios aislados que
interrumpieron los atascos, el comercio ambulante y el
precario ritmo de la ciudad.
Este viernes, a
diferencia del jueves, fue menos gente la que se enfrentó a
la policía y la manifestación acabó reducida a un montón
de actos vandálicos contra los rostros electorales que forran
las paredes de la capital haitiana más que a una protesta
organizada.
En las calles de
la capital se notaba que ya no era día festivo pero el
mensaje seguía siendo el mismo: fuera los cascos azules de la
ONU, señalados de traer el cólera.
Sin embargo, y
al margen de la bacteria que se expande por el país, detrás
de los ataques contra los cascos azules de la ONU se esconde
una tensa campaña electoral que elegirá presidente el próximo
28 de noviembre y que es la que proporciona la gasolina
necesaria para alimentar la pira de odio y rechazo a la misión
de la ONU, en general, y a los soldados nepalíes, en
particular.
Varios
candidatos han apelado a la soberanía nacional para pedir la
inmediata salida "de las fuerzas de ocupación" y
desde Sudáfrica, Aristide, aún con mucho tirón en Haití,
insiste en que se trata de fuerzas coloniales."Ellos están
ganando mucho dinero aquí y no sirven para nada",
explica Marie Goloisse junto a la tienda de campaña en la que
duerme frente al derruido palacio presidencial desde hace más
de trescientos días.
Crece
la hostilidad hacia los cascos azules
Y mientras crece
la hostilidad hacia los cascos azules, el cólera avanza por
el país, donde ha dejado 1.186 muertos y más de 18.000
afectados, sin que las armas de unos y las piedras de otros
puedan hacer nada para impedirlo. A ello contribuyen las
condiciones higiénicas de un país que parece diseñado para
diseminar el cólera, que se expande sin freno gracias a cañerías
de agua marrón como las que hora utilizan para beber y
lavarse cientos de personas como Marie.
Y es que si la
bacteria del cólera tuviera forma, olor y lugar de
residencia, adoptaría la morfología de cualquiera de las
calles de Puerto Príncipe, convertidas en un gran basurero en
el que se mezclan heces, plásticos y animales muertos. Olería
como cualquiera de los asquerosos ríos de color negro que
atraviesan la ciudad y, sin duda, habitaría Haití.
Hasta los
hospitales de la capital siguen llegando enfermos. Lo hacen
deshidratados, con la piel cuarteada, doblados sobre sí
mismos o directamente sostenidos de los brazos de sus
familiares. Así van entrando en los hospitales de la capital
haitiana los miles de afectados por el virus del cólera. Y es
que la advertencia es clara: una persona puede morir
deshidratada en cuestión de pocas horas, de ahí la
importancia de normalizar la situación cuanto antes.
Médicos Sin
Fronteras, que ha asumido el gran peso de la lucha contra la
epidemia (ha atendido a 15.000 de los 18.000 afectados) realizó
un llamamiento desesperado: "No hay más tiempo para
perder en reuniones. Hay que proveer agua potable, construir
letrinas, remover deshechos y tranquilizar a una población
aterrorizada", señaló en un comunicado en el que llamó
"a todos los actores a reforzar su acción".
"Mientras
la epidemia gana importancia, el lento despliegue de la ayuda
es ahora preocupante", destacó la ONG. "Las
carencias graves en el despliegue de medidas adaptadas socavan
los esfuerzos para limitar la epidemia. No es la hora de
reunirse ni de hablar, sino de la acción", señaló
Stefano Zannini, jefe de la misión en Haití. Antes del
terremoto del 12 de enero, sólo el 12% de la población tenía
agua corriente y tratada, y sólo el 17% condiciones higiénicas
adecuadas. Ahora, la situación ha empeorado.
Mientras tanto,
y en medio de la tensión, ya no hay misión de la ONU que no
salga a la calle fuertemente custodiada.
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