Puerto Principe.– Azotada por una
epidemia de cólera y mientras persisten los efectos del
devastador terremoto que causó 250.000 muertos en enero
pasado, Haití elegirá hoy a su nuevo presidente, que tendrá
la difícil misión de intentar reconstruir al país más
pobre del continente.
La rápida difusión de la epidemia de
cólera, que, según cifras oficiales, ya dejó 1648
muertos, no detendrá el desarrollo de las elecciones
presidenciales, aseguró Edmund Mullet, jefe de la misión
de la Organización de las Naciones Unidas para la
Estabilización de Haití (Minustah).
En ese marco, y bajo un tenso clima de
violencia y sospechas de fraude, 4,7 millones de haitianos
están llamados a elegir el nuevo gobierno. Miles de
ciudadanos esperaban ayer en largas filas la entrega de sus
tarjetas de identidad, a pocas horas del cierre de las
oficinas de distribución de los documentos, indispensables
para poder votar hoy.
De los 19 candidatos a la presidencia,
los dos favoritos para llegar a un ballottage son el
oficialista Jude Célestin –promovido por el actual
mandatario, René Préval– y la ex primera dama Mirlande
Manigat, de 70 años, esposa del ex presidente Leslie
Manigat, destituido por un golpe de Estado en 1988.
La última encuesta difundida por la
oficina de Investigación Informática para el Desarrollo
Económico y Social señala que Manigat lidera la intención
de voto con el 36% de las preferencias, mientras que Célestin
le sigue con un 20,2%.
El tercer lugar lo ocupa Michel
Martelly, un popular cantante conocido como Sweet Micky,
seguido por el notario Jean–Henri Céant y el empresario
Charles–Henri Baker.
Para ganar en primera vuelta, se
necesita el 50% de los votos y, dada la actual dispersión
de las intenciones, se dificulta prever de qué manera se
dividirán los sufragios de los otros candidatos en una
eventual segunda vuelta. Ayer, Manigat y Martelly volvieron
a expresar sus sospechas de fraude durante el escrutinio
para favorecer a Célestin.
En los comicios, los haitianos también
deberán elegir la renovación de 11 de los 30 senadores y
los 99 miembros de la Cámara de Diputados.
Los recientes choques entre
manifestantes y fuerzas de paz de la ONU en Puerto Príncipe
y la norteña ciudad de Cap Haïtien agravaron la situación
en el país, que tiene muchos hospitales saturados y a 1,5
millones de personas viviendo en campos de refugiados.
Muchos haitianos creen que las fuerzas de la ONU de Nepal
fueron las responsables de importar el virus del cólera a
la isla.
Enfrentamientos
En medio de un creciente clima de
violencia por la grave situación del país, anteanoche, el
candidato Martelly salió ileso de un atentado con armas de
fuego. Según su vocera, un grupo de hombres disparó varias
ráfagas de ametralladora en dirección hacia Martelly, que
se encontraba en medio de una multitud en la localidad de
Les Cayes, donde murió una persona y varias fueron heridas.
Además, en Beaumont (sudoeste), dos
personas murieron ayer en un enfrentamiento entre
simpatizantes de Célestin y de Baker.
Pese a algunos pedidos para posponer
las elecciones por la situación sanitaria del país, la ONU
decidió seguir adelante con el proceso. "La epidemia
empeorará y aún no hemos alcanzado la cresta de la
enfermedad. Si no realizamos las elecciones ahora, ¿entonces
cuándo?", advirtió Mullet.
Por su parte, el vicedirector de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jon Andrus,
estimó que por "la naturaleza explosiva de esta
epidemia", el cólera podría llegar a afectar
"hasta 200.000 personas en los próximos tres
meses".
La comisión para la reconstrucción sólo
ha recibido un 2% de la ayuda prometida
Haití vota devastado y enfermo de cólera
Puerto Príncipe (Agencias).– Por los
suelos, entre escombros y enfermo de cólera, Haití vota
hoy a su futuro presidente. Debe ser el presidente de la
reconstrucción sobre el que recaerá la ingente labor de
poner a funcionar nuevamente un país devastado por el
terremoto del pasado 12 de enero y apuntillado ahora por la
epidemia. Los haitianos renovarán también todo el
Parlamento y dos terceras partes del Senado.
El rompecabezas haitiano hoy, de una
complejidad que lo hace único, está integrado por
multiples piezas que no pueden deslindarse entre sí. Cuando
la tierra tembló provocó 230.000 muertos y dejó a un millón
y medio de personas viviendo hacinadas en campos de
desplazados donde garantizar el agua potable y ordenar las
deposiciones de tantas personas hacinadas es un reto diario.
Pero a juzgar por cómo la comunidad internacional se llenó
la boca con cifras llenas de ceros destinadas a reconstruir
la isla, los campos de desplazados eran solo una solución
temporal.
Sin embargo, a los 10 meses, de los
5.300 millones de dólares comprometidos por los donantes
para los dos primeros años –hasta 9.900 millones en tres
años–, la comisión interina para la reconstrucción de
Haití solo ha recibido cerca de un 2%. Una comisión
interina, integrada por donantes y el Gobierno de Haití,
que, por otra parte, se ha reunido solo tres veces en ocho
meses (la última, por videoconferencia).
Así, el millón y medio de personas
desplazadas en campos no solo no han sido reubicadas sino
que, de seguir así, vivirán en condiciones de máxima
insalubridad durante mucho tiempo. Es un terreno abonado
para el cólera que ya ha matado a más de 1.600 personas y
amenaza potencialmente a 200.000.
Los haitianos pierden la paciencia y la
confianza en la comunidad internacional representada por la
Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de
Haití (Minustah). No solo no perciben mejora ninguna en su
día a día sino que además sostienen que los cascos azules
nepalís les han llevado el cólera. Una acusación
desmentida por las Naciones Unidas que, sin embargo, ha
provocado los brotes violentos repetidos durante la última
semana.
La sospecha de fraude
masivo planea sobre las elecciones
Entre sospechas de fraude y pocas
esperanzas de poder cambiar una historia aciaga, más de
cuatro millones y medio de haitianos están convocados hoy a
las urnas para elegir un nuevo presidente, los 99
legisladores de la Cámara de Diputados y 11 de los 30
miembros del Senado. Son los nuevos políticos que tendrán
que administrar el caos y la reconstrucción con las ayudas
pendientes. En estas condiciones, hasta el jefe de la Misión
de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah),
Edmond Mulet, al frente de 12.000 cascos azules, se conforma
con lograr «un proceso electoral creíble».
Lemas simplistas
La campaña electoral, con lemas
simplistas, mensajes a los teléfonos móviles y un par de
atentados, el último ayer, reflejó la historia convulsa de
corrupción y golpes de Estado que pesa sobre el país. La
duda, hoy, vuelve a estar entre la «continuidad» y la «ruptura».
Apadrinado por el presidente saliente, que además es su
suegro, Jude Celestin tiene todas las cartas en la mano para
que el partido Inité siga en el poder. Preval lo puso al
frente del organismo de reconstrucción tras el terremoto y
ha podido hacer su campaña en helicóptero. Su eslogan es
«100% Haití». Pero en las calles se dice de él: «Celestin
es el cólera».
Por eso las encuestas dan un porcentaje
ligeramente mayor a la exprimera dama Mirlande Manigat, que
propone romper con la «incompetencia» y la «corrupción»
de los últimos 20 años y esgrime el lema “Todos estamos
de acuerdo”. El duelo está entre ellos dos, aunque el
candidato más popular y tercero en discordia es el cantante
Michel Martelly; a falta del rapero Wycleff Jean, cuya
candidatura fue rechazada porque vive en Nueva York.
«Votos fraudulentos»
Sin un censo fiable y con el recuerdo
de anteriores elecciones amañadas, hasta los directivos del
registro electoral temían que haya «fraude por todas
partes». La opositora Manigat dijo incluso estar al
corriente de que «medio millón de votos fraudulentos están
almacenados para ser utilizados en 500 oficinas electorales»
a favor del oficialista Celestin. Y también el outsider
Martelly –asesorado por el especialista español Antonio
Sola– afirmó: «Es una certeza, esta elección no será
creible. Habrá fraude masivo».