El próximo día 12 de enero se
cumplirá un año del terremoto ocurrido en Haití que es uno de los más
fuertes registrados en el mundo. La destrucción fue prácticamente total en
los sectores en que vivían los de menores recursos, que allí son los más.
La cantidad de muertos se estima en 250 mil. Las imágenes de lo sucedido
impactaron al mundo entero y gobernantes y organismos internacionales se
apresuraron a ofrecer tanta ayuda, que esta ascendió a muchos miles de
millones de dólares.
Transcurrido un año nada se ha
cumplido. Esta Navidad y este Año Nuevo un millón y medio de personas seguían
viviendo en carpas de lona en Puerto Príncipe, la capital. Podrían haber
sido muchas más, pero una parte de los que lo perdieron todo se fue a otras
localidades del país, confiando en que sus familiares los ayudarían a
rehacer sus vidas.
Otros quisieron irse a Estados
Unidos, donde también tienen familiares, pero los infantes de marina llegaron
rápido a cumplir su principal misión, que era no permitir la salida de
embarcaciones rumbo a Florida. Ya veremos más adelante cómo es la vida de
estos centenares de miles de haitianos, desentrañemos por ahora que pasó con
la multimillonaria ayuda prometida.
La magnitud de la destrucción
causada por el terremoto determinó que se hicieran generosos ofrecimientos.
Seis días después del desastre, la Unión Europea anunciaba que contribuiría
con un total de 428 millones de euros, además de un contingente de 150
gendarmes para contribuir a la seguridad.
El presidente estadounidense
Barack Obama dijo que desplegarían en Haití "uno de los mayores
esfuerzos de asistencia humanitaria" y de inmediato proporcionó una
ayuda de 100 millones de dólares. Para el 28 de enero las Naciones Unidas
anunciaban que las donaciones prometidas o ya recolectadas ascendían a 2 mil
20 millones de dólares. El Grupo de los 7 informaba que anularía la deuda
que Haití tenía con ellos y que era de 890 millones de dólares.
El 25 de enero se realizaba en
Montreal, Canadá, una reunión de "países amigos de Haití" y de
organismos internacionales como Naciones Unidas y el Fondo Monetario
Internacional, a ella asistió el Primer Ministro haitiano Jean Max Bellerive.
Allí se vieron las necesidades del país, considerando que el 70 por ciento
del Producto Interno Bruto se producía en la destruida capital.
El Primer Ministro canadiense
estimó que la reconstrucción de Haití tardaría diez años y Bellerive pidió
3 mil millones de dólares, dos mil para construir nuevas casas y mil
reemplazar los destruidos edificios gubernamentales. Se sugirió también
anular toda la deuda de Haití, siguiendo el ejemplo del presidente venezolano
Hugo Chávez. El secretario de Estado canadiense señaló que el gobierno
haitiano debía decidir lo que había que hacer y su colega estadounidense
Hillary Clinton estuvo de acuerdo y anunció además que su país organizaría
una reunión de donantes en la sede de la ONU en Nueva York. El 1 de abril se
realizó esa reunión, a la que asistieron 140 países.
Los participantes se
comprometieron a que en los próximos 18 meses donarían 5 mil 300 millones de
dólares y se llegaría a 10 mil 500 en los tres años siguientes. Se le pidió
a Haití, cuyo presidente estaba en la reunión, que hubiera transparencia y
se combatiera la corrupción, La señora Clinton señaló que necesitaban
tener éxito en Haití porque lo que allí ocurriera tendría repercusiones en
el plano internacional. La Cepal había estimado que se requerían 11 mil
millones de dólares. En la reunión participó el ex presidente Bill Clinton,
designado enviado especial de la ONU en Haití y encabeza una comisión para
la recuperación de ese país, junto al primer ministro haitiano y
representantes de 12 naciones.
En julio de este año sólo
Australia, Brasil, Estonia y Noruega habían realizado algunos aportes, Bill
Clinton dijo que le llamaría la atención a los demás y atribuyó lo
ocurrido a la recesión. A mediados de diciembre la comisión se reunió en
República Dominicana y se aprobó un plan de alojamiento para los
damnificados, demolición y remoción de escombros, un seguro agrícola, un
parque industrial y la construcción de escuelas ,entre otros, para lo cual
esperan reunir 480 millones de dólares ¿lo lograrán? .Sobre la epidemia de
cólera no se dijo nada.
La vida en
Puerto Príncipe
En la capital haitiana no todo
es destrucción, los barrios de la gente rica o acomodada no sufrieron los daños
que experimentaron las precarias viviendas de la mayoría de los habitantes de
la ciudad. Los hoteles de gran turismo tampoco se vieron afectados y siguieron
recibiendo lujosos cruceros cuando la mayoría no tenía donde cobijarse. En
ese mundo nada ha cambiado.
Los afectados por el terremoto
vivían en precarias construcciones que, al menos, les garantizaban la
privacidad. Hoy viven en carpas de lona que no ajustan bien, en medio de
escombros, a la vista y oídos de todos. Hay droga, violaciones y prostitución,
se dan casos en que madre e hija adolescente se prostituyen juntas.
Las violaciones son numerosas y
uno de los casos más impactantes es el ocurrido hace algunas semanas, cuando
una niña de 2 años fue violada por varios hombres, los que además le
contagiaron gonorrea en la boca. Las viviendas de emergencia existen, se
llaman "un techo para mi país" y se arman en un par de días, lo
han hecho los universitarios mexicanos y lo hacen los jóvenes en otros países,
en Haití hay mano de obra disponible,falta el dinero para prefabricarlas.
Mientras tanto,la mayoría se
las ingenia para vivir del pequeño comercio, que consiste en la compraventa
de los productos más necesarios entre los mismos damnificados. Los sectores
medios viven de los pequeños y medianos negocios que pueden hacer y de las
remesas que reciben de sus familiares que han podido ingresar a Estados
Unidos, una de sus aspiraciones es que les manden pasaje y visa para irse, lo
que no ocurre con gran frecuencia porque lss visas escasean.
Los haitianos ricos que siguen
en el país no tienen problemas, la mayoría pertenece a un grupo privilegiado
porque son mulatos, lo que también los convierte en una clase distinta que
ellos estiman superior. Hay muchos que ya se han instalado en Estados Unidos y
no se preocupan mayormente de lo que sucede en su país, al que están en
condiciones económicas de ayudar.
En estas circunstancias,
analistas haitianos señalan que en su país se ha desarrollado un gran
individualismo, cada uno debe solucionar sus problemas y no hay un liderazgo,
a ningún nivel,que busque la acción colectiva, lo que nos remite a la elección
de presidente ,de la cual ya se efectuó la primera ronda electoral y la
segunda estaba en suspenso al cerrar estas líneas.
Quién es quién
La presidencia de Haití la
disputan tres candidatos. La que obtuvo mayor porcentaje de votos en la
primera vuelta electoral es Mirlande Manigat, cuyo esposo, Leslie Manigat, fue
elegido presidente en 1988 y duró en el cargo 130 días. Ambos vivieron en el
exilio en Estados Unidos.Mirlande fue elegida senadora el año 2006 ,su
partido pertenece a la Organización Demócrata Cristiana de América, ODCA, y
aunque ella tiene méritos, los Manigat forman parte de los mulatos y les
objetan su vinculación con la "aristocracia" haitiana.
El segundo lugar lo obtuvo Jude
Celestin, que sigue la línea del actual presidente, René Preval. Se estima
que si no gana la presidencia, su partido podría controlar el parlamento. El
tercer lugar fue para el cantante Michel Martelly, quien reclama tener la
segunda mayoría y planteó que la segunda ronda electoral se realizara entre
las tres primeras mayorías, lo que está permitido por la constitución. El
cuestionamiento a los resultados electorales determinó que el Consejo
Electoral dejara en suspenso la segunda vuelta, que debería realizarse el 16
de enero. El mismo suspenso existe en torno a la ayuda internacional que Haití
necesita, no para recuperarse solamente, sino para dar el gran salto hacia
adelante.
(*)
Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador
Allende.