Palestina 1948: de
los archivos a los mapas
Por Dominique
Vidal
Tlaxcala, 18/02/08
Traducido por Caty
R. (*)
Autor, con Sébastien
Boussois, de “Comment Israël expulsa les Palestiniens
(1947–1949)”, Dominique Vidal propone una síntesis de
veinte años de trabajos de los «nuevos historiadores
israelíes» y establece aquí la relación entre las
revelaciones de dichos investigadores y su traducción
cartográfica.
De Gaza a Dimona,
pasando por Bagdad y Beirut, Oriente Próximo sigue
sufriendo hoy las consecuencias de los sucesos que se
desarrollaron hace sesenta años. Dar la vuelta al
reglamento de la cuestión israelopalestina nacida con la
Naqba (catástrofe en árabe), sigue siendo una condición
esencial –aunque no la única– para un apaciguamiento
regional.
29 de noviembre de
1947: la Asamblea general de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) divide Palestina en un Estado judío,
un Estado árabe y una zona internacional para Jerusalén y
los Lugares Santos.
14 de mayo de
1948: Israel declara su independencia y desde el día
siguiente se enfrenta a los ejércitos de los Estados árabes
que rechazan la división.
20 de julio de
1949: la firma del último armisticio entre Tel Aviv y sus
vecinos (en este caso Siria) pone fin a veinte meses de
guerra, judeopalestina primero y después israeloárabe.
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1948–1949: los diferentes movimientos militares de
la
primera guerra israeloárabe |
Entre esas tres
fechas, ¿qué pasó realmente? Eso lo que los «nuevos
historiadores» israelíes, en treinta años de
investigaciones en los archivos abiertos a partir de 1978,
han contribuido a explicar ampliamente confirmando, por otra
parte, lo esencial de las tesis de sus colegas palestinos.
Cada uno a su manera, con convicciones y metodologías
diferentes, Benny Morris, Ilan Pappe y Avi Shlaim –entre
otros– han sacudido los principales mitos de la
historiografía israelí tradicional:
– Contrariamente
a la leyenda que presenta a un frágil Estado judío recién
nacido y ya enfrentado a los temibles ejércitos de un
potente mundo árabe, los nuevos historiadores establecen la
superioridad creciente de las fuerzas judías (en personal,
armamento, entrenamiento, coordinación, motivación…).
Israel también domina estratégicamente al beneficiarse del
apoyo político, diplomático y militar tanto de Estados
Unidos como de la Unión Soviética. A lo que se añade el
último acuerdo del 17 de noviembre de 1947 entre Golda Meir
y el rey Abdalá de Transjordania: la legión de este último,
único ejército árabe digno de este nombre, se comprometía
a no cruzar las fronteras del territorio asignado al Estado
judío a cambio de la posibilidad de anexionarse la parte
prevista para el Estado árabe;
– Contrariamente
a la visión de un Estado judío que después de la guerra
buscaba la paz con sus vecinos, los nuevos historiadores
ponen de manifiesto que Israel aceptó, al principio, un
protocolo por el que se sometía al derecho de la ONU
–plan de división y derecho de retorno de los
refugiados– con el fin de convertirse en miembro de las
Naciones Unidas. Pero a continuación sus dirigentes
sabotearon sistemáticamente la conferencia de Lausana, como
reconoció Walter Eytan, codirector general del ministerio
israelí de Asuntos Exteriores: «Mi objetivo principal era
empezar a minar el protocolo del 12 de mayo que nos habíamos
visto obligados a firmar en el marco de nuestra lucha para
conseguir que nos admitieran en las Naciones Unidas» (1).
– Contrariamente
a la tesis que explica la salida de los palestinos por una
llamada de sus dirigentes, los nuevos historiadores
demuestran que, en la inmensa mayoría de los casos, se trató
de una expulsión. Ni los archivos ni los programas de las
radios árabes –registrados por la BBC– contienen la
llamada nacional a la huida. En cambio los servicios de
información del Hagana, el ejército clandestino judío,
evalúan en unas 400.000 las salidas en la primera fase del
éxodo (noviembre 1947–junio de 1948) y las atribuyen, en
un 90%, a la actuación de los ejércitos y milicias judíos.
Y en la segunda fase, a partir de julio de 1948, el proceso
de expulsión no deja lugar a dudas. Un símbolo: la
transferencia forzosa, a mediados de julio de 1948, de
70.000 palestinos de Lydda y Ramala –casi una décima
parte del éxodo total– a instancias de David Ben Gourion,
efectuada por Igal Alon e… Isaac Rabin.
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Un éxodo masivo forzoso
Fuente : Palestine Land Society (PLS),
sobre un mapa de Salman Abou–Sitta elaborado
principalmente a partir de los trabajos de Benny Morris,
Walid Khalidi, Basheer Nijim, B. Muammar y Mustafá Al
Dabbagh |
Aunque algunos
historiadores israelíes todavía defienden la versión
oficial de esta tragedia, para la mayoría de los
investigadores el debate ya no está en la cuestión «¿fuga
o expulsión?», sino en el carácter planificado, o no, de
esta última. Recientemente Benny Morris ha añadido la
necesidad de la «limpieza étnica» (2), contradiciendo de
golpe su propia tesis de siempre, según la cual «el
problema palestino nació de la guerra y no de las
intenciones judías o árabes» (3). No obstante, esto no le
ha impedido insistir siempre en la importancia de lo que
llama el «factor atrocidad», precisando incluso, en la
segunda versión de su libro maestro (4) que: «Lo que
demuestran los nuevos materiales es que los israelíes
cometieron muchas más masacres en las que no había pensado
antes».
Por su parte, Ilan
Pappe consagra totalmente su último libro, el más
convincente de todos, a defender «el paradigma de la
limpieza étnica, que sustituye al de la guerra»,
recurriendo tanto a los archivos como a los testimonios
orales (5). Después de un estudio sobre el momento de la «transferencia»
(6) del pensamiento sionista, trabaja para demostrar
detalladamente cómo, desde principios de los años
cuarenta, la dirección del Yichouv –la comunidad judía
de Palestina–, preparó y después puso en marcha, etapa a
etapa, la expulsión de los palestinos.
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Masacres y anexiones
(1948–1949) |
En cualquier caso,
el nuevo mapa del Oriente Próximo resultante de la guerra,
primero judeopalestina y después israeloárabe, apenas se
asemeja al que había trazado la joven ONU. El Estado judío
nació, pero aumentó su territorio en un tercio expulsando
a cerca del 90% de los árabes palestinos que había allí.
El Estado árabe fue un aborto: se repartieron el despojo
entre Israel, que conquistó una parte; Transjordania, que
se anexionó lo que quedaba de Cisjordania; y Egipto, que
ocupó la Franja de Gaza. En cuanto a Jerusalén, estuvo
cortada en dos durante casi veinte años: Israel estableció
rápidamente su capital en el oeste y el este –la ciudad
vieja y el barrio judío, incluido el Muro de las
Lamentaciones,– quedó en manos de los jordanos.
Por lo tanto no se
podría entender el primer gran conflicto de Oriente Próximo
de la segunda mitad del siglo XX sin recurrir a los mapas:
el del plan de división, el de los armisticios de 1949 y
también, entre los dos, los de los combates y masacres de
la guerra. Este repaso de la cartografía es imprescindible,
sobre todo teniendo en cuenta que los autores de los hechos
y sus descendientes borraron una parte de las fronteras
establecidas en la época. ¿Es necesario precisar que son
rarísimos los mapas israelíes contemporáneos que
recuerdan, por ejemplo, que Galilea, el llano costero entre
Ashdod y la Franja de Gaza, así como una parte del Negev
formaban parte del Estado árabe? En el momento en que
incluso la Línea Verde –frontera del Estado de Israel
reconocida internacionalmente antes del 5 de junio de
1967– desaparece de los atlas, se convierte casi en una
subversión resucitar los trazados marcados por el Derecho
Internacional y las distintas fases de su afirmación –y
de su violación…– Paradójicamente, la única frontera
realmente visible, tanto sobre el terreno como en los mapas,
es actualmente el muro, que el Tribunal Internacional de
Justicia de La Haya ha declarado ilegal y, de acuerdo con la
Asamblea General de la ONU, ha exigido que se derribe.
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La región vista por Israel. La flecha precisa:
«Israel
forma parte de Oriente Próximo»
Fuente: libro
escolar, Center for Educational Training (CET), 2000. |
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En los libros escolares israelíes,
ni la sombra de una Línea Verde…
Fuente: libro escolar, Center for Educational
Training
(CET), 2000 |
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Cisjordania, un territorio dividido,
situación en enero de
2008 |
Una
última observación más allá de la época del nacimiento
de Israel y del problema de los refugiados palestinos. El
conjunto de los mapas que publicaremos el próximo 14 de
marzo en el número 89 de Manière de voir, titulado «Historias
de Israel», y que reproducimos aquí parcialmente, ilustran
un período que se extiende desde la implantación judía en
1920 a la Palestina dividida de 2008.
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1920, la vieja Palestina del Mandato británico:
en verde las aldeas árabes y en rojo las colonias judías |
Estos
mapas señalan la continuidad del proyecto concebido por
Theodor Herzl y realizado a lo largo de decenios por sus
herederos. No muestran sin embargo –ya que no es fácilmente
cartografiable– la ruptura producida a causa de la Segunda
Guerra Mundial.
El
paso del Yichouv al Estado de Israel debe mucho,
efectivamente, a la situación que prevaleció después de
1945: el genocidio dio una legitimación trágica a la
reivindicación sionista de un Estado, incitada por los
aliados que lo apoyaban, y trabajó sobre la mala conciencia
de la opinión pública en los países cómplices de la
empresa nazi. Sin olvidar a los cientos de miles de personas
desplazadas que, no pudiendo regresar a su país ni emigrar
a Gran Bretaña o Estados Unidos, no tuvieron otra elección
que emigrar a Palestina. Hay muchos factores que participan
en «el vínculo entre el holocausto e Israel» señalado
por el gran intelectual palestino Edward Saïd...
(*)
Caty R. es miembro de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala, la
red de traductores por la diversidad lingüística. Esta
traducción se puede reproducir libremente a condición de
respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora
y la fuente.
Bibliografía:
Mohammed
Al–Asaad, Mémoires d’un village palestinien disparu ,
Albin Michel, París, 2002.
Joseph
Algazy, Dominique Vidal, Le péché originel d’Israël ,
Editions de l’Atelier, París, 2002 (1998).
Alain
Gresh, Israël, Palestine. Vérités sur un conflit , Fayard,
París, 2001.
Ilan
Halevi, Question juive , Les Editions de Minuit, París,
1981.
Shlomo
Sand, Les mots et la terre , Fayard, Paris, 2006.
Michel
Warchawski, Sur la frontière , Hachette, Paris, 2004.
Salvo
error u omisión, las fuentes de los mapas son:
Howard
M. Sachar, History of Israel , Knopf, New York, 1979;
Palestinian Academic Society for the Study of International
Affairs (Passia); Before Their Diaspora , Institute for
Palestine Studies, 1984; Nations unies, New York; Alain
Gresh et Dominique Vidal, Les 100 clés du Proche–Orient ,
Hachette, Paris, 2006; La Maison de l’Orient, Jérusalem.
Notas:
(1)
Ilan Pappé, The Making of the Arab–Israeli Conflict ,
1947–1951, I. B. Tauris, New York, 1992, p. 212.
(2)
Entrevista en el diario Haaretz, Tel Aviv, 8 de enero de
2004.
(3)
Benny Morris, The Birth of the Palestinian Refugee Problem ,
1947–1949 , Cambridge University Press, Cambridge, 1987,
p. 286.
(4)
The Birth of the Palestinian Refugee Problem Revisited ,
Cambridge University Press, Cambridge, 2004.
(5)
Ilan Pappe, The Ethnic cleansing of Palestine , One World,
Oxford, 2006. Acaba de aparecer
en francés, ed. Fayard con el título Le Nettoyage ethnique
de la Palestine.
(6)
Sobre la cuestión de la «transferencia» ver Amira Hass,
«Ces Israelïens qui rêvent de ‘transfert’, le Monde
Diplomatique, 2003.
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