Haciendo memoria

En 1816 era votada formalmente la independencia de Argentina

¿Qué fue el 9 de julio?

Por Martiniano Rodríguez
Para Socialismo o Barbarie, 05/07/2013

El Congreso de Tucumán es uno de los grandes eventos que resalta la historia oficial, como hito fundador de la República Argentina. En este Congreso se dio uno de los pasos más importantes, la independencia formalmente votada el 9 de julio de 1816, en nombre de las "Provincias-Unidas en Sud-América".

Sede del Congreso de las Provincias Unidas en Tucumán, donde fue votada la independencia en 1816.

Pero, además de eso, hubo muchas otras cosas que se discutieron y que son ocultadas por la historia liberal-mitrista que se da en las escuelas. E incluso también por varios revisionistas de esa historia.

Este fue el Congreso que luego se traslado a Buenos Aires, que decretó una constitución a espaldas del resto de las provincias, que dejo representantes de otras provincias fuera del congreso, que sesionaba en secreto con sólo algunos representantes para tratar y decidir sobre los temas importantes.

Aunque es considerado como el más “democrático” dentro de la historia argentina, no fue precisamente el reino de la discusión fraternal ni de las resoluciones democráticas.

Sus no tan honorables comienzos

El Congreso de 1819 fue llamado por el llamado “Directorio”. Es decir, el gobierno “nacional” unipersonal, que controlaba a las provincias desde Buenos Aires. Sin embargo, este gobierno tenía poco de “nacional”; era un gobierno de Buenos Aires que mandaba sobre las provincias. En esos años, gobernaban Alvear y sus aliados, que particularmente representaban los interés de los comerciantes bonaerenses, o sea los intereses monopolistas del puerto.

El lugar elegido para hacer el Congreso, Tucumán, fue por la negativa de los caudillos del interior a convocarse en la ciudad-puerto, en especial Artigas de Uruguay que llevaba años luchando contra Buenos Aires. Hacer en Congreso en Buenos Aires, implicaba de entrada, quedar a su merced. Tucumán aparecía como más neutral. Así, el 24 de marzo de 1816 comenzaron a sesionar allí.

Para que el Congreso fuera “tranquilo” y sesionara en “paz” había que asegurarse la no participación de algunos representantes, los aliados de Artigas, la llamada Liga Federal o Liga de los Pueblo Libres (ver mapa). Querían que la capital no fuese Buenos Aires, y además proponían la libre navegación de los ríos y otras medidas para romper el monopolio del puerto del Plata. Asimismo se oponían a ciertos planes de monarquía que había en danza. En fin: eran una molestia y se trabó su participación.

1816: territorios del Congreso de Tucumán manejado por Buenos Aires y de la Liga de los Pueblos Libres o Liga Federal

Este bloque lo componían las provincias del Litoral (Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y las “misiones”) y la Banda Oriental (actual Uruguay). Estaban en guerra contra el Directorio y además esperaban una invasión portuguesa desde Brasil (arreglada con el Directorio). Se dio así una situación de “no te invito, pero si lo haces no voy”.

Las provincias de la Liga Federal no estuvieron, entonces, presentes el 9 julio. Pero se invito a provincias del Alto Perú (actual Bolivia) que estaban en manos de los españoles en ese momento, como Chichas, Charcas, Mizque y otras (algunas no pudieron llegar). Para asegurar una mayoría dócil a Buenos Aires, muchos de los presentantes altoperuanos eran exiliados que vivían allí. No habían sido electos… pero apoyaban a Buenos Aires. Otro caso de porteños que asumían la representación de una provincia, fue el de Juan Martín de Pueyrredón, como diputado por San Luis.

Con estas maniobras y ausencias, los únicos opositores eran los diputados de Córdoba, Salta y Tucumán. Pero ninguno de ellos –a excepción quizás de los cordobeses– representaban una amenaza ni estaban decididos llevar hasta el final la lucha contra la hegemonía de la ciudad-puerto y sus comerciantes.

¡Gran comienzo democrático de este Congreso fundador de la República Argentina!

Las discusiones

Entre las primeras medidas, estuvo la creación de una Comisión de Relaciones Exteriores, reducida en número y que sesionaba en secreto. En ella se discutía qué hacer con la invasión de los portugueses, que estaba negociando Manuel José García, embajador del Directorio en Río de Janeiro donde en esos momentos se había instalado la monarquía de Portugal. Nada hizo esta Comisión para frenar estas negociaciones ni impedir la invasión.

Recordemos que en esos tiempos, Manuel Belgrano, creador de la bandera de Argentina en 1812, sostenía la creación de una monarquía. Para eso se habló de un descendiente del Inca. Pero, en firme, se postuló como “reina” a Carlota Joaquina de Braganza, conocida luego como "Princesa do Brasil", que era esposa del rey de Portugal y hermana del rey de España, Fernando VII… con el cual las Provincias Unidas estaban en guerra en esos momentos.

El proyecto de monarquía “carlotista” terminaría fracasando, pero lo que sí se concretó, con la complicidad del gobierno de Buenos Aires, fue la invasión portuguesa desde Brasil a la Banda Oriental, actual Uruguay, que combatió Artigas.

Otra cuestión espinosa fue el nombramiento de Pueyrredón como Director Supremo. A este candidato patrocinado por Buenos Aires se le opuso la candidatura de Moldes, diputado de Salta. El inconveniente se resolvió arrestando a Moldes, por generar disturbios. Así quedó un solo candidato que luego, como Director Supremo hasta 1919, iniciaría una gran persecución de opositores.

La independencia llegó después de varios días de discusión. Primero, el 9 de julio, se declaró solamente la independencia… de España. Esto dejaba la posibilidad de someterse a otra soberanía, como el Imperio Británico o el reino luso-brasileño de los Braganza. De esta forma se confirmaban las denuncias de Artigas. Ante los rumores y reclamos de varios diputados, esto fue corregido sólo diez días después, el 19 de julio. Se le agregó: “independiente de toda dominación extranjera”.

Hasta aquí, aparte de la independencia, lo que nos deja este Congreso es un claro miedo a ella por quienes se reconocen como los continuadores del 25 de Mayo de 1810. Una burguesía comercial, atada al comercio internacional, que se negaba constantemente a declarar una verdadera independencia, que tardó seis años en proclamarla y que no cerraba la posibilidad de ponerse bajo la férula de otros estados.

Podríamos decir que muy “nacional” no era, a pesar de lo que opinen muchos. No sólo tardó seis años en declarar la independencia –lo cual podría ser justificado, si no estuviera acompañada de otros “errores”–, sino que también apoyó la invasión a la Banda Oriental para derrotar a Artigas y terminar con el único bloque opositor serio que tenía Buenos Aires. Una burguesía sin mayores intereses nacionales no puede dar más que eso: proteger sus intereses comerciales.

Los últimos tiempos del Congreso de 1816

El Congreso se traslado a Buenos Aires en 1817 por razones de seguridad. Los españoles avanzaban hacia el sur. Esto sirvió para depurar aun más al Congreso, ya que algunos diputados decidieron quedarse o volver a sus provincias. Y, como en 1816, los faltantes fueron reemplazados por gente de Buenos Aires, elegida por nadie.

Después de declarar la independencia se debía discutir una Constitución que organizara al país, pero ésta tardó en llegar. Recién se presentó un Reglamento Provisorio en 1819, que el 22 de abril de ese año se aprobó. Esto texto “constitucional” no aclaraba si iba a ser república o monarquía. Una vez más la burguesía comercial porteña había metido la cola. Simultáneamente, se envió un representante del Congreso a Europa para conseguir un príncipe que reinase en las Provincias-Unidas.

Esta constitución era claramente unitaria. Por eso, más allá de la cuestión de monarquía o república, detonó la bomba. Muchas provincias no la aceptaron y ni siquiera fue respetada por el propio director Pueyrredón. Así las cosas, Artigas encomendó a dos caudillos del Litoral –“Pancho” Ramírez de Entre Ríos y Estanislao López de Santa Fe– que invadieran la ciudad-puerto y terminaran con el Congreso. A esa altura era claro que sólo representaba a Buenos Aires.

El Congreso de Tucumán es presentado como un hito de democracia y libertad. Pero fue más bien una caricatura de eso: representantes excluidos, otros detenidos, diputados de las provincias que en verdad eran porteños… Nunca saldaron la cuestión de qué tipo de independencia (sólo quedó claro respecto a España). Tardaron años en presentar una constitución inaplicable y no representaban a nadie más que a Buenos Aires.

Para muchos revisionistas o marxistas stalinistas, ésta es la burguesía que realizó una “revolución social” y un país democrático. En verdad, lo único que nos dio este “hito” es una independencia que no estuvo muy claro que era de cualquier potencia extranjera. Y a pesar de esa acta, los representantes de la burguesía comercial y de la naciente burguesía ganadera bonaerense no dudaron en apoyar a los portugueses para que desmembraran al naciente país, apoderándose de la Banda Oriental.