Las constantes
derrotas de la resistencia de española frente
a la invasión francesa, y sobre todo la caída de Sevilla, marcaron el
comienzo de una serie de levantamientos y revoluciones de diferentes características
que debilitaron el imperio español americano y fueron el comienzo de las
luchas por la independencia.
El
cura Hidalgo, en un mural de José Clemente Orozco
Mucho se ha
escrito sobre estas diversas rebeliones, sobre su carácter, sobre sus
consecuencias, sobre el rol de las burguesías. Dentro de estos hechos hay una
que se caracteriza por haber intentado cambiar la sociedad, quizás el único
intento de una revolución social en toda su amplitud. Fue la revolución
mexicana de 1810, la encabezada por el cura Hidalgo, un hecho que nos muestra
el rol que jugaron las supuestas burguesías nacionales.
El
virreinato
En esa época
se llamaba el virreinato de Nueva España era la colonia más rica de España
gracias a su producción minera y agrícola-ganadera. Pero su sociedad era
marcadamente desigual: el 60% eran indígenas; el 22% eran mestizos y negros;
el 18% blancos. Ese 72% era extremadamente pobre, mientras un sector de los
blancos monopolizaba los cargos en el estado y la riqueza. Las hambrunas eran
frecuentes entre los indígenas, entre 1808 y 1811 escaseaba el alimento, y
fue entre estos años que comienza la revolución.
En 1808 los
blancos españoles destituyeron al virrey para conservar el poder frente al
resto de la población, lo que llevo a un grupo de blancos con ideas más
radicales a buscar una alianza con los indígenas para derrocar el intento de
una junta conservadora de representantes de los peninsulares.
Los
indígenas se levantan
Dentro de México
hay una región que se caracteriza por su población campesina e indígena
(cosa que en México es casi un sinónimo), el Bajío, donde comenzó la
revolución. Hidalgo era un cura de la ciudad de Dolores, muy respetado en la
zona entre mestizos e indígenas.
Este cura se sumo a la conspiración contra los españoles. Pero esta fue
descubierta el 16 de Septiembre de 1810, ante las dudas de los demás, Hidalgo
lanzó el llamado Grito de Dolores, que llamaba a resistir la dominación española
y defender la religión. Si bien no tenía un programa claro, y decía
defender a Fernando VII (rey de España encarcelado por los franceses) y la
Virgen de Guadalupe, esta rebelión
planteaba tareas que en otro lugares de América tardaron en concretarse:
independencia, fin de la esclavitud y restitución de las tierras a los indígenas.
Para realizar estas demandas había que transformar la estructura política y
económica de México.
La rebelión rápidamente
se convirtió en una venganza contra los blancos (sin importar donde nacieron)
por todo México, las masas aborígenes desbordaron a sus líderes que poco
podían hacer. Esto llevó a que los sectores blancos se unieran contra los
indígenas y mestizos, los antiguos enemigos se unían para enfrentar a los
humildes campesinos que querían cambiar la sociedad. El terror frente a las
incursiones del ejército de Hidalgo alejaba a los blancos de la
independencia, preferían mantener el status quo que ser independiente.
Hidalgo fue derrotado por falta de apoyo, detenido en 1811 y fusilado. Pero
otro cura, Morelos, mantuvo las demandas indígenas aunque corrió la misma
suerte.
La revolución
fue vencida, pero la resistencia continúo por varios años más en forma de
guerrilla. El ejército que antes tenía un mando centralizado (de hecho tanto
Hidalgo como Morelos intentaron crear gobiernos e instituciones
revolucionarias), se desmembró en varias guerrillas. El recuerdo persistió
en México al punto que en 1820 se declara la independencia pero de una forma
muy controlada. Iturbe en 1821 reunió varias de las demandas que surgieron a
partir del Grito de Dolores, y proclama el Plan de Iguala, donde se declaraba
la independencia, el fin de la esclavitud y la igualdad entre los hombres,
pero sin los ejércitos indígenas que tanto molestaban a la elite.
Algunas
consideraciones
Si bien fue un
intento que no llego, ni estuvo cerca, a triunfar nos dice mucho sobre lo que
fueron otras rebeliones o revoluciones de América en esa misma época. Pero
en comparación con “nuestra revolución social o burguesa” (como la
llaman algunos), lo ocurrido en México fue mucho más profundo.
En primer
lugar las demandas, si bien eran muy generales, no estuvieron presentes tan
claramente en muchas de las llamadas revoluciones. Sin ir más lejos en
Argentina, no muchos se atrevieron a pedir la independencia o el fin de la
esclavitud, para la primera se tardo 6 años y para la segunda 3 años (medida
que en realidad fue la libertad de vientres, la esclavitud siguió), en México
estas causas estaban planteadas desde el principio. Más allá de que Hidalgo
utilizó las figuras conservadoras del rey y la virgen, para cumplir estos
puntos era necesario desarmar el Estado colonial totalmente, transformar los
derechos políticos para liberar a los esclavos y lograr la igualdad entre
todas las castas, y destruir los latifundios cambiando la economía. Estas
cosas se encuentran a cuenta gotas en otras partes de América. La profundidad
de lo que se buscaba, es difícil de ver en Buenos Aires.
Otra característica
que podemos ver en esta revolución, y que es difícil encontrar en otras, es
la gran movilización campesina-indígena que realizó Hidalgo y sus tropas.
Por las descripciones que se hicieron del ejército que se formó en el
Bajío, muestran claramente la composición de clase del ejército:
100% campesino. Ante el llamado de Hidalgo y Morelos rápidamente se formó un
ejército de unos 20mil campesinos, su discurso de igualdad y acceso a la
tierra movilizó a miles de indígenas
y mestizos pobres que formaron las tropas mal armadas que enfrentarían a
quienes querían o preferían mantener el virreinato para mantener los
privilegios.
Dentro del
resto de las revoluciones no todas presentan este grado de movilización o su
componente por diversas causas. En el Alto Perú sucedió algo parecido, las
elites blancas prefirieron apoyar a los realistas y la movilización tomó la
forma de guerrillas (en esta zona hay que mencionar que hacía algunas décadas
fueron derrotados Tupac Amaru y Tupac Atari). En cambio en Chile debido a que
existía una red de alianzas y tratos, muchos jefes indígenas apoyaron a los
realistas para mantener su poder frente a otros. Viniendo más acá, en Buenos
Aires la movilización se dio más controlada en forma de milicias.
Pero en
general el miedo a movilizar las masas campesinas fue una constante, la
desconfianza y/o la traición fueron la norma. El caso más conocido es el
pronunciamiento de Castelli en Tiahuanaco a favor de abolir los privilegios
entre blancos e indígenas, en una zona donde eran por lejos la mayoría; los
sectores blancos prefirieron apoyar al Perú realista que aceptar un gobierno
que, por la razón que sea, hablaba de igualdad.
Esto tenía un
contexto, en 1789 en Francia la movilización de sectores urbanos pobres llevó
a la etapa más radical de la revolución francesa. Esta misma revolución
desató la revolución de Haití en la cual los esclavos negros realizaron una
matanza de sus antiguos amos, confiscaron sus tierras y se independizaron.
Esto nos lleva
a replantearnos el rol de la burguesía en estas tierras. Sabemos que Marx y
Engels consideraban a la burguesía en esta etapa como revolucionaria, pero
ellos observaban Europa, donde una incipiente clase obrera comenzaba a surgir,
donde el feudalismo había moldeado otra sociedad.
En América
Latina, el caso mexicano muestra a las claras que la burguesía no tenía
intereses nacionales y tampoco ideas radicales. En las dos zonas donde la
población campesina e indígena era más fuerte (México y Alto Perú) las
clases dominantes se negaban a dar los mismo derechos políticos (algunas
excepciones había), no querían abolir la esclavitud y se negaban a la
independencia.
En una
sociedad donde no existía ni en forma incipiente una clase obrera, donde los
intereses burgueses eran netamente comerciales y ligados al mercado mundial,
las clases dominantes se la jugaron a mantener las relaciones de explotación
existentes (aunque estas no eran netamente feudales).
Sacando
algunos pensadores más radicales, la mayoría de la elite tartamudeo frente a
los hechos y maniobró entre la independencia y mantener las relaciones con
España u otra potencia, mantener el status quo o generar alguna reforma, pero
siempre controlar. En nuestros pagos la dirección de los hechos de Mayo
estuvo en manos del sector más conservador, y fueron muchos los planes de ser
colonia inglesa o portuguesa.
La radicalidad
de las medidas ponía a la defensiva a las elites comerciales, su único interés
era el libre cambio para mantener el comercio con Europa en mejores
condiciones. Eso valía apoyar a los españoles contra Hidalgo y Morelos, eso
valía retrasar la independencia 10 años.