Estados
Unidos: La militarización del espacio
Por
Yuri Záitsev
RIA Novosti, 20/02/08
Tras
varios días de intensa expectativa, fuentes del Pentágono
informaron la exitosa destrucción de un satélite espía
peligroso con ayuda de un misil disparado por un buque de la
armada de Estados Unidos (EEUU) en alta mar.
Con
las dimensiones de un autobús, y sus tanques repletos de
componentes tóxicos (hidracina), el satélite fue abatido a
240 kilómetros de altura con un misil SM-3, lanzado desde
el destructor Lake Erie de la Marina estadounidense, en el
norte del Pacífico.
El
satélite, denominado USA-193, fue lanzado el 14 de
diciembre de 2006, y poco después de entrar en órbita,
perdió el contacto con las estaciones de Tierra por lo que
comenzó a orbitar a la deriva, con el riesgo añadido de
que podría caer en cualquier lugar de la Tierra a comienzos
de marzo.
Ante
el peligro de la hidracina en los tanques, el presidente
estadounidense, George W. Bush, ordenó derribar el USA-193
para evitar que ese componente tóxico pudiera causar
estragos al caer en nuestro planeta.
Al
respecto, es necesario recordar que la caída incontrolada
de satélites de gran peso desde la órbita terrestre no son
acontecimientos de gran trascendencia.
Así,
en enero de 2002 cayó en la Tierra el satélite de
investigaciones estadounidense Extreme Ultraviolet Explorer
(EUVE) con una masa de 3,5 toneladas.
Como
ocurre en la mayoría de los casos, la mayor parte de la
estructura de ese ingenio se calcinó en las capas altas de
la atmósfera (capas densas), y una cantidad menor de
fragmentos en forma de lluvia candente cayó al océano.
De
forma similar cayeron a la Tierra la estación orbital
estadounidense Skylab y su análoga soviética
Saliut-7/Kosmos -1686, cada una de ellas con una masa diez
veces superior a recién derribado USA-193.
En
general, en los casi cincuenta años transcurridos en la Era
Espacial, a la Tierra han caído al menos un centenar de satélites
sin control, y en ningún caso, ocasionaron la muerte de
personas o produjeron daños materiales considerables.
¿Cuáles
pudieron ser las causas reales para que el presidente
estadounidense ordenara derribar el USA-193 averiado con un
misil?
Es
poco convincente el argumento de que había que abatir el
satélite para destruir cerca de media tonelada de hidracina
congelada en sus depósitos.
Porque
combustible del mismo tipo (altamente tóxico) se emplea
actualmente en muchos cohetes portadores, entre ellos, los
Protón que fabrica Rusia.
Cuando
ocurren lanzamientos fallidos de esos cohetes, la mayor
parte del combustible se quema en las capas bajas de la atmósfera
e incluso, cierta cantidad de ese carburante cae en la
superficie de la Tierra junto con los fragmentos metálicos
calcinados.
Según
expertos, se trata de situaciones altamente desagradables
pero que no suponen un peligro letal.
En
el caso concreto del USA-193 las posibilidades de que el
tanque de combustible, con un diámetro de apenas un metro
llegará hasta la Tierra fueron prácticamente nulas.
En
ese sentido vale la pena recordar el trágico descenso de la
nave Soyuz-1 en el que murió trágicamente el cosmonauta
soviético Vladimir Komarov, en abril de 1967.
Con
una masa superior a las tres toneladas y un diámetro de dos
metros, la Soyuz-1 al caer en Tierra ocasionó un gran
incendio. Tras la extinción de las llamas, en el lugar de
la caída sólo quedaron charcos de aluminio derretido, y
algunas estructuras calcinadas de titanio.
Prácticamente
tampoco quedó nada después del trágico descenso del
transbordador estadounidense Columbia, en febrero de 2003.
Probablemente,
la administración y los militares estadounidenses tuvieron
otras razones para abatir el USA-193, y según algunos
expertos, esos motivos pudieron ser dos.
El
primer motivo apunta a que EEUU decidió abatir el satélite
para impedir que se descubrieran elementos secretos
instalados en el USA-193.
Del
artilugio sólo se sabía que pertenecía a la Dirección
Nacional de Espionaje de Estados Unidos y que supuestamente
estaba destinado a probar nuevos instrumentos y tecnologías
para los satélites estadounidenses espías de nueva
generación.
Las
mediciones fotométricas realizadas por los centros de
control espacial de varios países establecieron que el
USA-193 no tenía baterías solares características para la
mayoría de los satélites y que constituyen el elemento
energético principal de cualquier artilugio en órbita.
Algunos
expertos suponen que a consecuencia de fallos, el satélite
sencillamente no pudo desplegar sus baterías solares. Pero
otros especialistas barajan la posibilidad de que en lugar
de los paneles solares, el USA-193 estaba equipado con un
reactor nuclear, lo que suponía una situación de riesgo
muy diferente.
En
su tiempo, la Unión Soviética (URSS) puso en órbita satélites
para actividades de espionaje marítimo y para la ubicación
y señalamiento de objetivos con fuentes de energía nuclear
a bordo.
Una
vez concluido su período de vida útil, esos satélites se
impulsaban a órbitas a gran altura, hacia las denominadas
órbitas de sepultura donde permanecen girando centenares de
años.
No
obstante, durante la fase de trabajo activo, uno de esos satélites
atómicos
sufrió
una avería y cayó en el norte de Canadá. Entonces, la
contaminación radiactiva ocasionada en el medio ambiente
fue insignificante y la parte soviética tuvo que pagar
importantes compensaciones por los perjuicios causados.
Es
probable que para evitar que se repitiera un incidente
similar, el gobierno estadounidense opto por destruir el
USA-193 antes de que cayera a Tierra.
Pero
la mayoría de los expertos en Rusia apuestan que EEUU tuvo
otros motivos de más peso para desembarazarse de su satélite
espía. Los análisis indican que los militares
estadounidenses intentaron realizar bajo cuerda la
experimentación de nuevas armas contra satélites, sobre
todo cuando esa prueba cumplía prácticamente todos los
requisitos de una situación real
Según
el escenario de esa prueba, para destruir el satélite se
desplegaron tres destructores con misiles Standart Missile-3
(SM-3) y un radar flotante similar a los radares
estadounidenses utilizados en el programa nacional de
defensa antimisiles (DAM).
En
el caso de un fallo en un primer intento, (que no ocurrió)
los dos destructores debieron de intentar abatir el satélite.
Expertos rusos indican que en la prueba tuvo un carácter
exclusivamente ofensivo, porque los estadounidenses
ignoraron las consecuencias del experimento en la actividad
del segmento orbital y la navegación de naves tripuladas en
el espacio.
A
pesar de que el Pentágono aplazó la destrucción del satélite
hasta el feliz aterrizaje del transbordador Atlantis, en
lugar de un satélite a la atmósfera cayeron miles de
fragmentos metálicos algunos de tamaño considerable en una
zona de caída muy amplia.
Además,
a consecuencia de la explosión, parte de los fragmentos
quedarán en órbitas altas y permanecerán allí durante
largo tiempo ocasionado un riesgo adicional para otros satélites
e incluso para las naves con cosmonautas.
En
relación a la seguridad de los vuelos espaciales
tripulados, merece la pena recordar el revuelo que
recientemente protagonizó la NASA cuando advirtió sobre la
urgencia de alterar la altura de la órbita de la Estación
Espacial Internacional (ISS) para evitar una colisión con
los fragmentos de un satélite chino.
Entre
otras cosas, ese satélite chino también fue abatido con un
misil disparado por militares desde China en 2007.
En
el caso de los fragmentos chinos, afortunadamente la
advertencia de la NASA resultó desproporcionada.
¿Cuál
será ahora la situación de seguridad de la ISS y de
futuros vuelos espaciales de las Soyuz TMA y los
transbordadores estadounidenses tras la destrucción del
USA-193 de mayor tamaño?
Observadores
destacan el hecho de que la decisión de destruir el USA-193
se produjo días después de que EEUU rechazara tajante un
proyecto de acuerdo internacional sobre la prohibición del
uso de armas en el espacio propuesto por Rusia y China.
Por
lo visto, los estadounidenses están concentrando su atención
en la defensa de su actual y futura flotilla de satélites
de aplicación civil y militar y también las posibilidades
de aniquilar las flotillas análogas de otros países.
En
octubre del año pasado, el secretario de Defensa de EEUU,
Robert Gates en una de sus intervenciones afirmó, la prueba
exitosa de interceptar satélites con misiles hecha por
China demuestra que nuestra flotilla de satélites es
vulnerable y considero necesario preparar una respuesta.
Esa
respuesta pudo ser la orden de Bush de abatir el USA-193 con
el MS-3 disparado por el Lake Erie desde el Pacífico.
Según
la prensa, la operación para abatir el USA-193 tuvo un
costo de entre 40 y 60 millones de dólares y el software
del MS-3 fue adoptado para identificar al satélite.
Expertos
militares en Moscú opinan que las pruebas también suponen
una fase para la experimentación de modelos de armamentos
estratégicos nuevos y para comprobar la eficacia de los
elementos del DAM para la destrucción de aparatos en órbita.
La
opinión de los expertos rusos es compartida por el Centro
de Seguridad Espacial Henry Stimson estadounidense que
considera que la destrucción de satélites con misiles
tiene relación con los planes de EEUU para la militarización
del cosmos.
El
Pentágono desarrolla programas de armas contra satélites,
afirmó recientemente Michael Krepon, director de centro
Stimson, una entidad independiente que también estudia
proyectos sobre armamento espacial.
China
exige a Estados Unidos proporcionar datos
sobre el derribo del satélite espía
Agencia
Xinhua, 21/02/08
China
pidió hoy jueves a Estados Unidos que proporcione datos
relacionados con el derribo de un satélite espía
estadounidense que se encuentra fuera de control.
China
continúa siguiendo muy de cerca los posibles daños
causados por la acción de EEUU a la seguridad del espacio
exterior y a los países pertinentes, manifestó el portavoz
del Ministerio de Relaciones Exteriores, Liu Jianchao, en
una conferencia de prensa regular al responder a una
pregunta sobre la destrucción de dicho satélite por parte
de EEUU.
“China
pide que EEUU cumpla con sus obligaciones internacionales y
ofrezca oportunamente a la comunidad internacional la
información necesaria para que los países pertinentes
puedan tomar precauciones”, indicó Liu.
Un
misil lanzado desde un crucero de la Armada estadounidense
derribó un satélite espía inoperativo y potencialmente
peligroso del propio país norteamericano desplegado en el
norte del Océano Pacífico en la noche del miércoles.
|